jueves, 31 de julio de 2008

Vivo pero no digo... todavía

Avui són molt lluny de casa.

Maremar - Lluis Llach



¿Quién sabe el truco para estirar las vacaciones como chicle sin perder el trabajo?

Le doy 3 días para contestar. Si regreso ya no me vale.

Vivo pero no digo todavía. Apenas estoy teniendo tiempo para venir por aquí. ¡Y casi para nada! Y mira que para que los días parezcan más tiempo soy de los que los está estirando a base de restar horas de sueño, templadamente, acorde a mi edad, empezando los días muy temprano.

Tiempo habrá para que detalle los mil detalles de mi viaje por las tierras de la turquesa. Nos han ocurrido muchas anécdotas, algunas de partirse la caja, a posteriori. Y hasta podría convertir este espacio en un álbum de fotos, que hemos hecho cerca de 500.

Pero todo ello a partir del domingo. Hasta entonces estoy de vacaciones de blogs o bitácoras, fregar platos, de lavadoras.

Toy en medio de mi tiempo más preciado.

viernes, 18 de julio de 2008

Siestas de verano

Volviste al rato para quitarte años.

Plaza Garibaldi - Ismael Serrano



Sigo con el horario laboral, eso sí sin tener que ir al trabajo, que es una ventaja sustancial. No deja de ser una ventaja, el día da para hacer más cosas, o para hacer menos en la confortable sensación de estar perdiendo el tiempo, viendo las horas marchar como la despedida de un barco que zarpa remolón.

Y claro, en contrapartida por despertar antes paso el día soñoliento, con ganas de dejarme caer por todas las esquinas.

Alguno dirá que no me de alpiste que no es tan temprano, pero es que no es esto lo primero que he emprendido en este día. Que no contaré que estuve descargando ya un camión de mudanzas porque no es cierto, ni corrí la maratón y llegué fuera de control en todas las acepciones del término, pero llevo ya un tiempo con los ojos abiertos como platos, como uno de esos muñecos siniestros de mirada fija que algunas guardan y que te miran desde los estantes durante toda la noche, para saltarte al cuello en el momento justo en que se te ocurra cerrar los ojos.

Al final no me he cortado el pelo. Todavía. Y eso que lo tengo bastante revuelto, de encontrarse un peine tan pocas veces. Que ya no habrá quien lo meta en cintura, salvo la tijera quizá.

Y tendría que hacerlo, porque me estoy llenando de canas, como si alguien las plantara por chincharme. Y no se me ocurre otra solución que cortarlo mucho para que sean menos evidentes, o empezar a usar uno de esos potingues del pelo que lo enmascaran todo y te dejan manchando aquí y allá como tuvieras un mocho por cabeza.

Y esos trapicheos frente al paso del tiempo no me van.

Aún.

martes, 15 de julio de 2008

Suenan palmas por alegrías

Ahora que el mundo está recién pintado.

Ahora - Joaquín Sabina



Llego en la víspera del viaje. Mañana me tendrá surcando los aires para tomar tierra cercano a las 12, el momento en que se le rompe el sueño a la Cenicienta, aunque yo tenga tan poco de Cenicienta, y tanto de calabaza. Aunque a mí el sueño no se me rompe, si acaso empieza.

Ya dije una vez, y vuelvo a sentir hoy en el pecho, la euforia de sentirme rico en tiempo, que de pronto es una sábana larga, digna del libro de los récords, en la que seré manteado hasta que caiga fuera de nuevo, que está por llegar. Pero antes empiezan las vacaciones, ese plazo de descanso y encuentro con la familia y con los amigos, que están tan lejos que a veces parecen prescindibles, y no lo son. Entre aquella sensación de entonces y la que hoy me embarga han transcurrido un puñado de meses. Más de un año, supongo, pero a mi edad los días son solamente un lapso confuso, como escuchar el caer de las bombas desde la profundidad de una trinchera excavada en la tierra. Sin saber bien donde está el momento exacto de lo que fue pasado y el inicio de lo que hoy perdura. Pero la siento igual, porque yo sigo siendo el mismo.

Probablemente el mejor motor de una vida sea tener ilusión por las cosas, y no me refiero a los bienes materiales obviamente, sino hacia el futuro y sus circunstancias esperanzadoras.

Yo hoy vuelvo a sentir que quizá sea la hora de dejar esta soledad de tantos ratos a solas, ella en mi ausencia.

Porque yo regreso a los abrazos.

A los besos.

domingo, 13 de julio de 2008

Faltando tres días

La cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes.

Óleo de una mujer con sombrero - Silvio Rodríguez



Pues sí, ¿qué pasa? A ver si el tiempo solamente va a pasar a traición, a veces también lo hace a favor de obra. Y no diré que sin esperarlo, esperándolo mucho, llegan las fechas felices en que las vacaciones llegan, con muy poco ruido, disimuladas en medio de tantos días cotidianos, sin nada excelente ni nada lo suficientemente grave como para amargar el ánimo, que no juega a la bolsa, es una barca en mitad de un estanque, unos días orilla, otros en el centro del universo.

Entro con paso firme en la semana que me llevará a Valencia como primer destino, y luego a Turquía que está siendo españolizada en estos momentos por Luis Aragonés, y que lo estará más cuando sea yo quien la pise, pues si bien ambos merecemos a partes iguales el mérito por ganar la Eurocopa, también es cierto de que yo he de levantar por fuerza mayores pasiones, por mi lozanía y por no haber sido pillado todavía en ninguna ocasión tan grave como para que deseara ser tragado por la tierra. Además los españoles debemos estar de moda, con tanto deportista de presumir, con nuestra cocina que es lo mejor del mundo y con nuestras gentes, nuestras fiestas de desparrame total como los San Fermines, que visitaría si no me empezara a encontrar mayor y cada vez menos lozano.

Lo cierto es que no hemos tenido noticias de Turquía en muchos meses. Que lo último que yo sabía es que allí gustó nuestro "perrea, perrea" porque ellos también se sienten algunos días tan frikis como nosotros. Y sin embargo, recientemente llegan noticias de atentados y demás incidentes en Estambul y alrededores. De manera que no hay forma de ponerse en viaje sin pensar que quizá estemos tentando a la suerte y pongamos la vida en grave riesgo ¿lo hay de otra clase?

Y es que la verdad es que estoy cada vez para menos trotes. ¡He sido un viejo toda la vida!

Ayer estuve haciendo compra y adquirí un tambor enorme de Colon para lavar en la lavadora. Sospecho que me voy a encontrar un vaso de plástico en su interior, y por eso no hago más que mirar por fuera como si fuera un huevo Kinder, lo importante es la sorpresa.

Los periódicos traen noticias de violencia machista. ¿No preferirías conocer que el amor se acabó aunque sea solo para una de las partes? ¿No preferirás hacer una vida nueva con otras personas que te sepan empezar a querer? ¿No es la felicidad el camino que se ha de buscar toda la vida?

Quizá puedas presumir de pocas cosas, pero nunca le pusiste la mano encima. Los valientes se adaptan al destino.

Cuando se cierra una puerta se abre una ventana para el viento fresco.

sábado, 12 de julio de 2008

Relativismo

Para no hundirme en la inmensa prolongación del engaño.

Vulnerable - Juanes



Leo acerca del chaval que mató a un bebé de 11 meses a puñetazos porque le jodió una partida de Mortal Kombat. Su defensa, que la tiene, dice que el muchacho estaba trastornado por pasar días enteros jugando al juego. Y los policías y miembros del servicio médico que atendieron al bebé dicen que en la sala de espera del hospital el chaval estaba como ausente, como si todo aquello no fuera con él. Probablemente este hecho ya ha sido utilizado por su abogado como coartada de no estar en sus cabales ¿puede estarlo alguien que mató a un bebé porque le estropeó la partida a un juego?

Sin embargo, si se hubiera dado de otro modo, y el muchacho hubiera pasado las horas que sucedieron a la agresión hecho un mar de lágrimas, llorando por las esquinas, entonces los abogados y los especialistas habrían dicho que era entonces cuando reparaba en la barbaridad cometida, clara muestra de que al llevarla a término no era él, era otro transtornado por el juego.

Es decir, todas las conductas salvan. Todas pueden observarse desde distintos puntos de vista para exonerar de culpa. Es una muestra más del relativismo imperante.

Leo que un médico residente en psiquiatría de Navarra mató a una compañera de prácticas y luego llamó a un amigo diciendo que había hecho algo muy malo. Pues sí, el médico psiquiatra que estudia conductas también mata. Como todos los que matan.

Navego por Internet buscando ofertas de telefonía móvil. Vuelvo a ser libre de comprometer mi futuro con el operador que me plazca. Y lo he sabido porque en los últimos días me ha llamado Movistar un par de veces. Con más entusiasmo cuando mi gasto mensual era una incógnita, intuyo. Pero al fin, se trata de ganar un cliente más y restarle uno a la competencia, así que me ofrecen un móvil gratis y les doy largas.

En Orange tienen sensores que filtran las llamadas de sus clientes de un modo similar a las escuchas telefónicas que ponen los jueces a los sospechosos. Por eso, el mismo día que recibí la primera de las llamadas me enviaron un "SMS" invitándome a llamar a un número, que podría ser el 8620 porque dicen tener algo bueno para mí. Espero que sea guapa y lista.

Pero no llamo, sobretodo porque borré el mensaje al instante y luego no super recordar bien el número, no porque no esté necesitado de regalos cariñosos y promociones sugerentes por parte de mi compañía telefónica.

Unos días más tarde vuelve a llamarme Telefónica y al rato recibo una llamada de Orange por medio de alguien de carne y hueso, que es novedad en estos tiempos en que casi todas las conversaciones con organismos cualesquiera se desarrollan frente a una grabación que te tiene pulsando botones y diciendo palabras sueltas como Radomir Antic pese a tantos años en España.

Me ofrecen un 30% de descuento durante un año en mi factura mensual a la par que me dan 5 móviles a elegir, algunos mediante pago, obviamente. Ya dije que mi gasto mensual no es ningún drama para mi economía doméstica ni paga sueldos en la gran compañía. Les digo que investigo los modelos y les doy respuesta en unos días.

La sensación de libertad no tiene igual. Es valiosa hasta en estas cosas pequeñas. Hace ahora año y medio era yo el que buscaba a Orange para renovar el móvil, amenazaba con irme sin intención de irme, jugaba al juego de las verdades y de las mentiras, dándome valor:

- Soy cliente de Orange móvil y del fijo. Ambas cosas. Y desde hace muchos años. Que aún se llamaba Amena y hacía unos anuncios horrorosos.

En realidad llegué a hacer la portabilidad que era una forma de enseñar que voy en serio, pero en verdad estaba loco porque mi amor por Orange fuera correspondido. Con un terminal que tuviera 3G, por favor. Que en las videollamadas siempre resulto perfectamente encuadrado. Y cuando le vieron las orejas al lobo me llenaron de atenciones, y me dieron justo lo que pedía. Pues yo como cliente con todo el futuro por delante podía devenir en una joya de las que buscan las compañías entre un mundo de clientes.

Y sospecho que aún ahora creen en mí. En que mi futuro pueda estar plagado de llamadas largas en las que poder clavar sus arbitrarias tarifas de tanto el minuto sin que uno sepa en realidad que es lo que está pagando. Es pura convención, porque imagino que el oro o las joyas son caras porque no abundan en la naturaleza, pero y los minutos de teléfono en redes ya establecidas ¿a cuánto se pagan? Preguntales a ellos. Tiene listados complejos para todas las necesidades.

Ahora no tengo prisa. Probablemente abandone el barco de Orange por irme a Vodafone. Que dan un teléfono que me gusta. De los de tapita, como el que tengo, para cerrar las llamadas con un movimiento de mano profesional. Cerrada la tapa se acabó la conversación. Y tienen alguna tarifa realmente interesante.

Será mi venganza fría por haber vuelto a los anuncios espantosos de entonces. Orange es Amena en cuerpo y alma. La careta ha caído. Les ha durado año y medio de anuncios en fondo negro, que siempre fue más serio y elegante que el verde histérico.

Pero vuelven a ser ellos, asomando por todos los poros. Con la misma empresa de publicidad que hacía caer a enanos en furgonetas o trasladar a payasos de chaquetas cantosas a la casa de paisanos para hacerlos pasar por tontos.

Porque esa playa inmensa de gente adulta cantando lo de los elefantes que se balanceaban es una afrenta a la inteligencia de la gente corriente.

Y esto es objetivo.

Tal cual.

miércoles, 9 de julio de 2008

El post (la entrada)

Tic, tac, tic, tac, tic.

Panik Panik - Manu Chao



Qué funesto es el destino si para conocer la vida de alguien ese alguien tiene que morirse. No era nadie hasta que se murió. Fue entonces al abandonar la carne que se hizo carne. Desapareció de la tierra para aparecérseme. Ahora que no está ya sé quien es.

Así me ha ocurrido con Sergio Algora, un fulano que me era del todo desconocido, como tantos millones hasta que se me ha hecho presente, y lo he conocido cuando se marchado al sitio al que vamos todos, sin prisa, pero aproximando pasitos con cada hoja arrancada al calendario. Músico de un grupo que se llamaba "El niño gusano" y escritor de relatos, poesías, poemas y hasta de entradas de blog, que es otra forma de ser escritor, extendida entre tantísimos y nunca suficientemente valorada.

Murió durmiendo en la madrugada del día 9 de Julio, y su último post es un poema, bastante prescindible escrito el día 2 de Julio. A cada una de las entradas de su blog acudían en respuesta no más de 6 seguidores pada dar opinión, salvo para esta última intervención, que a estas horas se cuentan 94 despedidas emocionadas.

Y hay quien resalta el comienzo del poema "Dejé mi país" en una suerte de paralelismo al abandono de la vida que es nuestra patria última y la más irrenunciable. Asimismo he navegado algo por el blog para dar con un relato de este mes en el que un mujer de belleza sin igual permanece ociosa en la orilla de la playa mientras el cáncer la corroe por dentro y a sus espaldas, que cuando se pueda dar cuenta será demasiado tarde.

Sergio deja como último mensaje un poema en que se lee clítoris, heces y dar por culo. No parecen el mensaje con el que uno se despediría. Quizá ésta la clave de por qué la muerte es generalmente tan hija de puta. Porque no se la espera.

¿Cómo se escribe el último post? ¿Qué palabras escoger para que el post quede apropiado por si es el último? ¿Se trata de enumerar a todos los que quieres? ¿Se trata de vaciarse entero? ¿Cómo escribir? ¿con qué palabras para que la muerte te encuentre tranquilo y confiado por haberlo dicho todo?

Sergio muere a los 39 años... ¿Y si a mí no me quedaran más de 6? ¿Qué haría con mi vida si Alguien me dijera que en 6 años me moriré durmiendo?

¿Cómo saber si este post no es el último que pueda escribir?

Yo tengo que vivir más tiempo. Por una razón fundamental:

apenas he vivido.

martes, 8 de julio de 2008

La playa

Las venas del amanecer, almacenan sangre fría.

Lágrimas de plástico azul - Joaquín Sabina



Pues si tú estás harto de llegar aquí para encontrar que no sé qué escribir, imagínate yo de venir sin tener nada que decir. Que estoy cargando la página "blogger" y no se me ocurre que voy a poner. Así que sirva esto como comienzo hacia ningún sitio.

Contaré que estuve esta tarde en la playa, donde soy una especie de boya para los grupos de colegiales. Allá donde me ponga van ellos, lo mismo que si fuera por prudencia el socorrista o por diversión, un tiovivo.

¿Quién dijo que este país no tiene niños y niñas? Eso es mentira, yo diría que están en todas partes, o al menos en las playas que habito.

Y además se ponen demasiado cerca de mí, de forma que termino rodeado de todos ellos y no diré que parezco uno más porque es obvio que no, pero si parezco uno en el grupo, un monitor tal vez, imposible de abstraer del conjunto, como un "ninot" desgarbado, por tamaño, de la falla infantil que plantaron en mitad de la playa.

Esto es bastante irritante, como es lógico, porque los nanos son universalmente latosos, y se pasan la vida corriendo arriba y abajo hacia la orilla, tan cerca de mi toalla que paso el rato quitándome la arena de encima. Por no hablar de lo fácilmente que consiguen disimularme en la arena, como en medio de uno de esas multitudes donde había que encontrar a Wally. ¡Así como va a acercarse ninguna a preguntarme si necesito crema en la espalda? ¡Si me vuelven invisible!
Es bien sabido que la vista acude principalmente hacia los lados, porque en los lados es más fácil encontrar un hueco para la toalla. Salvo si de lo que se trata es de colocar una infinidad de escolares, entonces el sitio más fácil es a mi vera, esté donde esté.

Me ocurrió el otro día, que me vi rodeado por dos docenas de niños escapados de algún colegio de chillidos, supongo. Y me ocurrió esta tarde con lo que parecía un equipo alevín de baloncesto, pues pude percatarme desde bien pronto, y porque tumbado mi vista no alcanzaba para más, que todos llevaban fenomenal calzado deportivo de primeras marcas. Nada que ver con mis zapatillas blancas de deporte que están por ahí, bajo el tendedero, en algún lado.

Allá donde vaya aparecen. Gracias que yo me pongo la música y es como si desapareciera. O tal vez desaparecen ellos.

Sea como sea, se agradece.

lunes, 7 de julio de 2008

Vueling y el gatete

Un torbellino en el suelo y una gran ira que sube.

Rabo de nube - Silvio Rodríguez



En mi oficina saben de sobra que llevo amenazando con comprar acciones de Vueling desde hace tiempo. ¡Menudo chicharro, compras dos mil eurillos y a las dos semanas sacas 4000 machacantes! El negocio del siglo.

Pero como en tantas cosas me ha faltado el empujón, lanzarme al ruedo como Jose Tomás, a ver cuantas cornadas llevo. Y eso que para estos ingenios virtuales no tuve más que el sentido común que me faltó para tantas cosas otras veces. Si este valor está en el suelo de su cotización histórica, entonces habrá de subir por fuerza... Claro que a eso alguien oponía:

- O puede quebrar.

Que siempre los hubo agoreros y cenizos. A lo que yo contestaba raudo y, cómo no, cargado de razón:

- No, si yo compro.

Pero no compré. Y eso que por supuesto terminó subiendo al doble y se puso en 15 euros la acción después de la espantada de su mayor accionista, que actuó como un bumerán, se fue para volver comprando más acciones aún. Y ahora recién aterrizado de la piscina leo en la prensa que Vueling se fusiona con ClickAir para formar la mayor compañía de bajo coste de España.

Es seguro que esto habrá hecho subir las acciones como la espuma, de manera que virtualmente podría haber ganado una fortunaza, que no he ganado. Hoy me siento un poco más primo y más pobre. Aunque de lo de sentirme más pobre no tiene la culpa Vueling, al fin y al cabo yo soy de los de comprar tras probar y nunca se dio; la tiene mi casera con su renta mensual y sus muy frecuentes facturas de luz y agua.

Además la mujer ha debido creer que me chupo el dedo, y ya se han dado un par de veces que me ha intentado colar una factura dos veces. Unas envía el original, y otras una fotocopia, que además tiene unas rayas bastante extrañas como de montaje folio sobre folio. Yo creo que intenta pasarme también las de su propia vivienda.

He tomado la determinación de exigirle sólo originales el día que me apetezca oír su voz al otro lado del teléfono. Y ya puestos pedirle que me cambie el frigorífico que da pena verlo cerrado y terror abierto.

Menos mal que al menos Gattini está en su sitio. Bajo mi portal hay un montón de gatos que son alimentados por mis vecinos supongo que para hacerles la vida más fácil, a lo que ellos responderán a no mucho tardar cruzándose unos con otros en una orgía gatuna que dará con un millar de gatitos lindos como peluches escuálidos. Lo cierto es que a fuerza de verlos he desarrollado una gran simpatía por casi todos. Que ninguno me provoca el temor del de Jordi allá en Madrid, aquel bicho es negro y grande como una pantera, a mí primero me intenta camelar frotándose contra mis zapatos y luego me ataca cuando estoy más confiado, que ya es nunca.

Estos otros tienen un tamaño más convencional, y son más huidizos, cualidad muy de agradecer en los gatos.

Sin embargo hay uno en particular, que es blanco a manchas marron claro, o marrón a manchas blancas, no sé bien, que ha pasado de huirme como alma que lleva el diablo a mostrar por mí una indiferencia que podríamos catalogar de amable, pues ni se aparta ni me ataca. Simplemente me ve pasar como si fuera el conserje. Creo que nos hemos acostumbrado el uno al otro. Yo siempre le digo:

- Gattini.

Y él se queda sentado en el asiento de la moto, o en la acera con las patitas recogiditas por el cuerpecillo, como de muestrario. Y a veces en las mañanas frescas encima del capó de un coche que regresó recientemente. Cogiendo los calores del motor mientras duren, supongo.

Ahora me lo volvi a encontrar. Él me mira sin moverse un ápice. Yo voy con el MP3 y quizá lo dije demasiado alto: "Gattini"

feliz, de volvermelo a encontrar.

Echa un vistazo a tu alrededor

No hay un alma que llevarse a la boca.

Déjate convencer - Ismael Serrano



Estos son los raros días en que Sestea marchó y Anado quedó compuesto y a solas. Y miro alrededor y siento que soy un poco huérfano estos días. Cierto que la niña lo merece, cierto que estudió tanto que merecía unas vacaciones, puede incluso que de mí. Pero yo me he quedado con el teléfono tan dormido como lo estuvo siempre que no está ella.

Y me digo que la República Dominicana está muy lejos, y que para llegar al sol no hay que alejarse tanto, y que tenemos todas las playas que queramos tener. Están ahí mismo. A golpe de brisa en la arena. El jueves arrancó el reloj de las esperas de quien ya de por si vive esperando.

Todas las vidas dependen del tiempo.

sábado, 5 de julio de 2008

Los bellacos

Compañera de viaje.

Caprichos de colores - Chambao



Explica el otro día Sonia lo de Andalucía te quiere en un comentario a uno de mis post. Para los de fuera dice. ¡Si yo apenas tengo asiduos! ¿No te das cuenta?

Pero por si los hubiera diré que yo me vengo regularmente con el ánimo bastante poco en serio, aunque haya días que arrastro los pies y me dejo aquí una parte de ese poso de tristeza que da sentir la felicidad tan lejos. Pero esos días son los menos.

Normalmente me vengo como el pitufo gruñón de los dibujos animados, que de niño mi madre me regaló un llavero con aquel muñeco en el extremo, ¡cómo fruncía la frente azul!, ¡cuánto me conoce mi madre!

Y llego siendo yo un batallón de uno solo solamente porque desde aquí puedo cargar contra todo lo que quiera, que no soluciona nada en absoluto, pero que al menos me sitúa en el mapa con mi propia opinión. Variable, variante, cambiando.

Sin embargo hoy no quiero que la entrada me quede como una de aquellas que son todo seriedad y melancolía. Y eso que quería citar la liberación de Ingrid Betancourt, aunque antes no hubiéramos dado un real por volverla a ver. Quizá sea la conclusión más valiosa, que siempre ha de haber una oportunidad para la esperanza.

Para mí a supuesto una alegría extraordinaria, porque aunque me pareciera un mujer en extremo ingenua e imprudente por su forma de exponerse, también es cierto que su situación desesperada me ganó sin remisión como ha de ganar a todo aquel con un mínimo de decencia ante cualquier secuestro.

Además encontré en sus palabras siempre un alto componente literario, un don para la palabra que no tenemos todos, lamentablemente. Y es casi seguro que su historia política apenas se ha apuntado e irá a más en el futuro.

Pero hoy quiero mencionar nada más a esas dos comadrejas que la retenían 6 años en la selva. Esos dos cobardes que tenían a los secuestrados permanentemente encadenados.

El ejército colombiano ha actuado con astucia para la liberación, esto es evidente. Pero también a la hora de mostrar a los secuestradores. Dos alfeñiques rodeados de uniformados de la policía militar de metro ochenta y cinco cuanto menos.

Porque la guerra contra el terrorismo se gana de muchas maneras. Pero también mostrando a un enemigo pequeño y rendido ante el más fuerte que por suerte, en esta ocasión, es el bueno.

No todas las semanas recibimos noticias extraordinarias.

Mi esperanza hoy está por los cielos. Está arriba y subiendo.

viernes, 4 de julio de 2008

El pasaporte del tenista

Mi espera no es eterna si tú eres el final.

Desde que despierto - Juanes



Ya tengo el pasaporte que me permita entrar en Turquía. Y dale con que lo necesito. ¡Si tengo contactado al Ministerio de Exteriores y casi al mismísimo presidente del gobierno! ¡Basta con el NIF si el acceso se hace utilizando los aeropuertos y no alguna de las fronteras que delimitan su territorio!

Pero tanto insisten que yo doy mi brazo a torcer. Me rindo y me saco el pasaporte donde he salido razonablemente bien pese a tener el careto que tengo. Claro que por sacarlo el Ministerio del Interior te cobra 17,20 euros que no es ninguna tontería ¡cómo para salir feo, encima!

Y lo peor de todo es que uno no puede gritar ahí en medio que aquello es un abuso, como abuso es que te cobren 6 euros y pico por el DNI ¡si yo no lo quiero para nada! Pero no puedes protestar braceando y acordándote de la madre de todos los funcionarios, porque tienen razón, si hoy tienes para salir del país, tienes forzosamente también para costear el libreto de las fotos guapas y los visados. Es verdad que los funcionarios que te lo proporcionan son lentos como una cita por llegar, y conste que tendría que ser cosa de un instante pues tienen lo último en costosa tecnología. Pero claro, los aparatos no actúan por si solos, requieren de la colaboración de un humano, aunque sea funcionario.

Y ahí se complica. No importa que la actuación sea escanear una foto y levantarse a recoger el asunto a la impresora de otro cuarto, si todo eso se hace como si quien se atarea fuera uno de esos perezosos blancos que salen en los documentales. Animales por cierto que si no recuerdo mal bajan a defecar al suelo, con lo lentos que son y lo fácilmente que pueden ser atacados por otros animales más rápidos. Pero es que cada uno tiene sus caprichos. También se dejan las uñas muy largas para engancharse mejor, y se mueven a cámara lenta.


Así que uno sabe a que hora entra pero no a que hora va a salir. Eso sí, yo miraba y me decía para mis adentros que vaya conversadores fenomenales que son todos ellos, porque allí sentados nadie de los que antes se acordaban de la familia entera de todos y cada uno de los funcionarios parece tener prisa. Yo creo que es una especie de venganza, como ellos tuvieron que echar casi toda la tarde esperando retendrán en la medida de lo que puedan la atención de uno de esos funcionarios resabiados. Así tengan que alabar su eficacia y buena disposición hacia el trabajo.

Yo mismo me comporté así, no me duele reconocerlo. Claro que antes tuve que pasar por el trago de ver como una madre de familia llevaba a sus dos "fillas" a adjudicarles un DNI de los nuevos, con el chip y todo. ¡Y yo con uno antiguo para los próximos 10 años porque en mi pueblo no saben hacer los nuevos! Y cuando terminó con alguien uno de los funcionarios, tras olvidar el reloj, cuando el resto de los pacientes hacíamos la ola, la señora cogió de la mano a la cría sin funcionario y la llevó hasta él que sonreía amistoso y tranquilo, desde su puesto que es como un trono sin tensiones, ni prisas ni vendavales.

Así que la señora se quedó a caballo entre los dos puestos, con esa especie de gemelas (no diría que eran iguales pero vestían igual) ocupando un afanoso funcionario cada una. Como a los reyes mayos, yo también pediré para mí un funcionario, y lo tendré, supongo.

Y la cosa era de lanzarse por los suelos, lo habría hecho de tener 6 meses menos, pero con mi edad hay cosas que uno ya no puede hacer aunque quiera. Y menos allí, que Jefatura está bien poblado de gente con la pistola al cinto, y por su forma de mirar no parecen muy cuerdos, sea dicho todo de paso.

De hecho el primero que me encontré me dijo que por la tarde a esa hora ya no daban número porque solamente daban a los primeros 60, pero yo le contesté que llego de Llanes y que había llamado por teléfono (ambas cosas son rigurosamente ciertas) y me miró con cara de poker momentos antes de ausentarse no sé bien a donde.

Entonces una señora me dijo que ese mismo paisano le había dicho algo parecido unas semanas atrás, que pasara para adentro, a lo que yo opuse que no tenía demasiadas ganas de enemistarme con alguien mejor armado que yo, pero que iba a defender mi derecho a abonar nuevas tasas al Estado con toda la furia que caracterizó hasta hace bien poco a la selección española.

La verdad es que no hizo falta. Volvió el policía y me entregó un número que estaba con veinte personas de por medio (incluyendo a las dos niñas, que fíjate que sagaces habían sacado un número para cada una).

Así que me fui a sentar a una butaca con la impaciencia de quien está viendo a la fuerza una película de Paco Martinez Soria con el botón "Slowly" del video apretado.

Luego compré tres prendas de ropa muy vistosas. Aprovechando un poco las rebajas, aunque lo mejor esté por llegar. También compré un juego para la PS3, que haga compañía al GTA4 mientras duermo. El Top Spin 3. Un juego de tenis en el que emular a Federer, que dicen que me parezco, aunque no jugando al tenis, lamentablemente.

Yo creo que es porque los dos estamos echando tripilla. Aunque a él lo he visto estos días más fino, como yo.

El caso es que el juego es una castaña total. Claro, dejar a Niko Bellic arrasando en Liberty City para recibir una somanta de palos jugando al tenis virtual no gusta, y menos a mí que soy un ganador en un paréntesis vital (que me lleva durando toda la vida). Menuda forma de lanzar los golpes tan extraña. Con lo purista y exigente que puedo llegar a ser.

Si uno quisiera que lo apalizaran al tenis lo jugaría en pista.

Esos 60 euros parecen más tirados que los del pasaporte dichoso.

Quedé centradico, centradico y entrañable,

hecho un primor.