sábado, 28 de febrero de 2009

Políticos y fútbol

Promete dejarnos a oscuras.

Óleo de una mujer con sombrero - Silvio Rodríguez



Puedo gastar unos minutos en hablar de la actualidad política, acerca de esos cochinos, habitantes del Partido Popular que para defender a sus ovejas negras del escrutinio público, prefieren hacer sangre de Garzón, y de todo el poder judicial, si es necesario. Más que nada porque la separación de poderes y toda esa mandanga que nos contaron es pura ilusión, nada que tenga que ver con la realidad.

Cierto que al ciudadano común le dan ganas de echar la pota en todos los rincones por vivir en el mismo país que estos políticos. Quizá aún estemos a tiempo de emigrar del país, a un país sin políticos, que fueron siempre embaucadores, trepas y vividores del cuento.

Yo reconozco sentir auténtica nausea. Probablemente más que la media, porque en el fondo sigo siendo un idealista, al que las dosis de realidad en forma de apaños, choriceo y desvergüenza colma a diario todos los vasos. Y todos los días nazco y muero de sobredosis.

Ya reivindiqué para mí también un día de furia como el de Mel Gibson al descubrir que la hamburguesa de la bandeja en poco se parece a la que anuncian en los carteles.

En esos instantes furiosos vale más pensar en las personas que son importantes, en imaginarlas con uno...

Lo más curioso es que puede ser que yo sea rara avis, pues esta gentuza, de todo color y condición, sigue llenando los estadios donde reciben aplausos a cambio de nada. Y hablo de políticos obviamente, no de futbolistas.

Política, política, política ¿cómo se puede ser tan mediano? ¿tan falto de talento?

Pero la política lo abarca todo, todo lo contamina, es el prestige que pringa por debajo de las uñas.

Leemos esta semana a Guardiola decir que el gol que se comió Victor Valdés no lo pararían ni tres porteros. La misma cosa apunta Henry, que dice saber que Cataluña no es España, porque se fija en todo aunque llevara dos años sin saber en qué portería había que meterla.

La verdad es otra. Victor Valdés hizo una cantada más, y no es la primera. Hizo como que salía a por el balón cuando es el balón el que va para dentro. Y se quedó mirando hacia el cielo, esa hermosa parábola del futbolista que solamente sabe chutar.

Se abre el debate catalán. ¿Es suficientemente bueno ese Valdés para el Barça?

Es un macarra, bravucón y chulo playa. ¿O no contaron lo de que le metió a uno en un cine porque alguien le censuró a su novia que se pusiera a fumar dentro de la sala? Y luego el macarra quería largarse como si nada, y fueron el resto de espectadores los que lo tuvieron que retener hasta que llegó la policía.

En fin, nada de nada.


Está bien que entre compañeros se echen capotes, que maquillen esta realidad que varía según los ojos del que mira, sobre todo porque somos tantos, y tan distintos, que a alguno encontrarán a quien convenzan, alguien que diga que tienen razón, que era imparable.

Sin embargo Guardiola o Henry se convierten al politiqueo, que significa dar versión de todo bajo la luz de sus propios intereses. Y eso es grave cuando para hacer un juicio de valor no se necesita saber de logaritmos neperianos, sino simplemente abrir los ojos. Pues es tarea de los políticos disfrazar la realidad de desaceleraciones en vez de crudas crisis, o decir que hay un frente abierto contra un partido político cuando el frente es solo contra unos pocos mangantes, que tenían que ser expulsados al primer indicio, pues en política se debía habitar solamente siendo transparente, cristalino como una vajilla nueva.

Así que estos expertos del fútbol, que piensan que porque ellos cobran de esta realidad tan importante que es el fútbol saben más se ven con derecho a cuestionar lo que cualquier profano ve nitidamente con solo abrir los ojos.

Pero habrá quien les crea a ellos por encima de todas las cosas. Quien crea a los políticos solamente porque ellos son su juicio.

No queda espíritu crítico más que para los medianos, que nos sabemos medianos y no vamos por la vida en plan estrella. El problema es nuestro. Estamos dispuestos a cuestionarlo todo.

Todo menos el amor.

miércoles, 18 de febrero de 2009

En precario

Eres todo mi ilusión.

Soy - Gipsy Kings



Vengo poco, para qué vamos a engañarnos.

La culpa no es tanto mía como de que no he encontrado sitio apropiado para discurrir unos párrafos en la nueva casa. Muy grande, muy cómoda, mucho termostato, mucha vitrocerámica y mucho congelador, pero ni un rincón donde me apetezca ponerme a escribir.

Y es que yo cuando quiero soy como uno de esos políticos, bueno, quizá no tan malo, pero si estoy dispuesto a veces a echarle la culpa al empedrado. Y la culpa ya no es mía, sino de esta casa que ahoga en confort las ganas de escribir dos párrafos del Vivo y digo. Que sí, que soy de tirar balones fuera, como hacen tantos sin que importe a nadie.

Vivimos tiempos convulsos en la economía, en la política y hasta en el fenómeno metereológico. Quizá no queda ya ninguna cosa que sea del todo fiable. ¿El amor de una madre?

Probablemente tampoco.


Conste que sé que la política de este país daría para escribir un vodevil de tan alta calidad como tienen sus actores, es decir, una comedia para llorar de pena. Y conste que yo sería el primero en ver que por arrimar el ascua a su sardina los políticos ya no son capaces ni siquiera de parecer mínimamente honestos.

¿Pero señor Rajoy, quién tiene una causa abierta contra el Partido Popular?

¿No será acaso contra algunos dirigentes o simpatizantes del PP?

Así que, para frenar la animadversión del depredador sin causa justa, que si no hay pruebas se las inventa, deciden recusar a Baltasar Garzón porque se va de caza con el peor ministro de Justicia que nunca se viera, al que le crecen los enanos en los tribunales, ¡pero esta vez son los jueces! Nada más porque el hombre no sabe ni por donde le pega el aire. ¡Pero no recuséis al juez por ir de caza! Que pieza abatida es pieza cobrada.

Pero si tanto se desconfía entonces...

¿Dónde está la separación de poderes que nos contaron?

¿O es que sólo existe cuando conviene?

La vida es una tómbola, tom, tom, tómbola. De luz y de color.

¡Qué pena de presente! ¡Qué futuro tan poco halagüeño!


Cambiando de tema. El zumo de melocotón de Don Simon es una pasada.

sábado, 7 de febrero de 2009

El complot

Al final de la oscuridad.

No creo en el jamás - Juanes



No quiero hablar de complot porque me parece una palabra muy gruesa. Ni de conspiración internauta porque lo de conspiración me sigue sonando a asesinato de JFK, con lo que ha llovido.

Usaré mejor la palabra fraude. Aunque es solo una sospecha que el Quijote que soy pondrá en oídos de alguna asociación de consumidores que muera por coger a Iberia en un renuncio, con la manía que le tenemos todos, ahora que deja tirada a la gente en las terminales cada dos por tres.

¡Denme una explicación razonable o mateme!


La razón que doy es una bastante constatada. Vaya por delante que tenía planificado un viaje a Madrid en las próximas fechas. A ser posible con salida el viernes noche y vuelta hacia Santander el domingo por la tarde. Esa es la teoría, el querer de uno que quiere cosas más bien poco ambiciosas. O eso creía yo...

Y es que he ido a reservar varios vuelos que a la hora de hacer efectiva la reserva cambiaban de precio. Es decir, voy pulsando el botón de continuar repetidas veces y de repente un mensaje: Se ha producido un error.

¿Han suprimido el vuelo de las 16:20 por el frío perpetuo de todos los domingos?

No es eso. ¿Cuál entonces?

Que 98 euros y pico por vuelo Santander-Madrid es poca cosa para lo que se puede sacar si exprimen un poco más. Así que al hacer de nuevo la búsqueda aquel precio, los 49 euros de la vuelta, ha desaparecido, y ahora no hay precio "web" y el más barato a esa hora son 243 euros.

¡El presente dura tan poco! Lo que era ya no es. Vivimos fugazmente y no hay nada más fugaz que los precios vía Internet de Iberia.


Entonces uno se dice que cambiará de horario si es que la combinación con los autobuses lo permite. Siendo así, vuelve a hacer la búsqueda y encuentra vuelo con despegue a las 18:00. Procede a la compra por 49 euros, ¡es lo que marca sin que haya tenido que regatear en nada! le voy dando a SIGUIENTE repetidas veces hasta que se produce un error.

¿Te suena?


El viaje a cambiado de precio, ahora la vuelta ya no vale 49 euros, sino que ha subido, por el euro supongo, a 125. ¿Pero si hace un momento el buscador de Iberia daba ese precio?

Ya, pero eso era antes. Ahora ha cambiado porque en alguna parte alguien se dedica a comprar los últimos billetes a buen precio solamente por pisarmelos. Probablemente ni siquiera vaya a viajar...

Así que como a uno le da igual un fin de semana que otro hace una comprobación para el finde siguiente. Vuelta de nuevo el domingo a las 18 horas. Precio: 49 euros.

Procedo a la compra, voy dando a CONTINUAR hasta que ¡no me lo puedo creer!

SE HA PRODUCIDO UN ERROR

el vuelo se ha volatilizado a ese precio. Me han comprado también el vuelo de la semana que viene a la misma hora del que me acaban de quitar, todos los que me interesan desaparecen por arte de magia.

¿Es coincidencia? O es algo más.

¿Se trata de una conspiración interplanetaria o es que Iberia cambia los precios?

Alguien dirá que no se trata más que de mala suerte. Que es que se compran muchos billetes para Iberia, por eso sus acciones no llegan a los dos euros.

Se compran muchos, pero ¿es normal que varíen los precios que yo quiero en un plazo de 5 minutos?

Di que sí, que cinco minutos pueden ser una eternidad.

A mi esto me da que pensar. Creo que el presente dura menos que un suspiro. Y que mejor para ellos cuanto más caro. No sé si encontraré a alguien con ganas de investigarlo.


Solución: voy hasta allí en tren.

Tengo el billete comprado ya para el finde del 20 al 22.

Me han enviado un sms con el localizador al móvil.

En principio no debiera cambiar.