lunes, 4 de abril de 2011

La lista

Mi corazón de viaje.

Peces de ciudad - Joaquín Sabina



Date cuenta que no hubiera cambiado muchas cosas sobre mí. Desde luego no habría querido tener más tocha, que la que llevo en la cara es herencia directa de mi padre, y se me hizo difícil dar las justas proporciones a la cara a su alrededor para que quedara más o menos disimulada. Para que, sin ser bello, hubiera una cierta armonía en el rostro. Para ese propósito me vino muy bien mi abandono de todo ejercicio físico, a más cara, impresión de nariz más pequeña. Con lo bien que lo estaba haciendo y vuelvo a la piscina ¿A quién se le ocurre?

Sin embargo paso la tarde viendo al bueno de Colombo, que es más feo que yo pero mucho más listo, y ahí es donde duele. Porque yo tengo pocas cosas que reprocharle a la naturaleza, a Dios o al destino que junto espermatozoide y óvulo para que yo estuviera aquí. Pero una sí, que no sea más listo de lo que soy. ¡Yo quería tener un cociente intelectual de 170 como Albert Einstein! La prueba fundamental nos la dio, cómo no, la tecnología. La Nintendo DS de un amigo, con uno de esos juegos que ponen a prueba el cerebro con gran variedad de preguntas, que hasta miden la velocidad de respuesta. El resultado no se hizo esperar y fue muy gráfico.

Intelectualmente me muevo a pie. Lastimosamente, añado yo. A Sestea que sacó dos oposiciones del Estado, una de ellas de grupo A, y siempre fue más lista (pero más bajita) que yo le salió que va en bicicleta. A parecidas pruebas un resultado mejor. Yo a pie, ella en bici.

Y conste que las repetimos por no estar yo del todo conforme. Pero la verdad es que estas cosas son incontestables me ponga yo como me ponga. Mis propios resultados justifican que no se me ocurra nada que objetar.


Aunque que ella era más brillante que yo ya lo había sabido de antes. Desde los tiempos en que la enseñé a jugar al ajedrez y a la tercera partida ya me ganaba. Yo no daba crédito a que se diera tal cosa, pude entonces improvisar un movimiento nuevo para mi caballo, único en su género, pero claro, nunca fui de hacer ni media trampa. Obviamente en cambio, después de aquello, se acabaron las partidas. Que a mí siempre se me dio peor perder que ganar...

Ninguno las echamos de menos especialmente.


Yo creo que ella solamente cometió un error en su vida, entendiendo error por un hecho mal pensado. Ponerse a querer a alguien más tonto que ella.

Fue una lotería. Cosas del corazón.


Pero a mí no me habría pasado. No seré tan tonto...

domingo, 3 de abril de 2011

De nuevo Anado

Sigue vivo.

Plaza Garibaldi - Ismael Serrano



Justo cuando estaba a punto de perder el nombre lo he recuperado. Porque un cualquiera pensará que esto de Anado le cae a uno del cielo, que es una lotería, que me cayó Anado como pudo caerme Properio (que también fue mío hace algún tiempo). Pues ese cualquiera se equivoca, para ser Anado hay que merecerlo, y dicho eso admitiré, de igual modo, que yo había empezado a perder méritos para retenerlo. Como un campeón de los pesos pluma que hubiera estado noqueado 8 segundos y luego se hubiera levantado como impulsado por un resorte que obrara el milagro. Así hoy me puedo decir Anado sin que nadie pueda objetar gran cosa.

Tan Anado soy hoy que no me nace hablar de los políticos, con lo que hemos de concluir que soy menos Anado que nunca o al menos un Anado distinto, nuevo, renovado. Hoy no quiero ensuciar este espacio, pues al tiempo se me ensucia el alma. Prefiero regodearme en mi nueva condición de Anado, ahora resplandeciente, ese ser que de ser distinto podría grandes cosas.

Hoy vuelvo siendo Anado. Recién regresado de la piscina. Metí las piernillas primeramente, como un anciano, para luego dejar caer pesadamente todo el cuerpo. Pero es que ese cuerpo era del que estaba a punto de perder el nombre, yo, el de ayer mismo, para una vez en el agua, con la naturalidad de una sirena ir quitando pesadumbre y torpeza como pescadero que limpia las escamas de un pez color plata. A la vez entonces iba volviendo a ser yo, iba recuperando mi condición A NADO. Al lanzar el primer largo, brazos insólitamente poderosos, no había más que velocidad, como si mi entorno natural fuera el agua y hubiera estado aguantando la respiración hasta verme otra vez dentro. Ese largo primero ha sido la felicidad plena. Un reencuentro largamente esperado. Y se consumió en un instante, fruto de la potencia y de la escasez de metros.

Luego ya puestos en esa renovada condición de versátil nadador han caído otros tantos. Como si me viera desde fuera, como si fuera otro el que va de lado a lado. Que lo mismo se marca un crol como vuelve dando brazadas acompasadamente. Y así se consumieron otros cuántos, pocos la verdad, pues he de admitirlo, en algo se perdía mi apostura de nadador olímpico, fruto un poco por el cansancio y otro por la descoordinación inherente a haber abandonado la costumbre del esfuerzo sostenido, no por culpa mía, sino de esta vida aburguesada de treintañero a mitad de recorrido.

Y es que el tiempo es quizá mi mayor enemigo. Mucho más grave que la chusma de la que suelo predicar. Pues es quizá lo único que no tengo controlado del todo. Me gustaría agarrarlo pero se me escapa sin remedio.

Lamentablemente he de reconocerme poco dado al sacrificio o al dolor. No he sido bueno en nada que requiriese de gran constancia. Alguna vez me he imaginado en mitad del océano como un naufrago y me he preguntado acerca de qué sería de mí. Para resolver, sin lugar a dudas, que moriría ahogado.

¿Pero cómo? ¿No eres Anado?

Lo soy, hoy más que nunca. Pero así, en mitad de la nada, un Anado abandonado.

Yo no puedo estar solo.

sábado, 2 de abril de 2011

El candidato

Así que el alba te besó las manos.

Plaza Garibaldi - Ismael Serrano



Vaya noticia, Zapatero no va a ser candidato.

Señor, ¿y a mí que coño me importa?

Mi hartazgo de los políticos y de esta clase de política ha sido largamente acreditado. Abre los ojos, hay letras por todos lados. Además acumula razones a todas horas, todos los días. Solamente hay que hacer el esfuerzo de plantarse ante el Telediario. Entonces no hay escapatoria posible. Son tantos los casos que si yo quisiera reflejarlos todos estaría escribiendo constantemente, como taquígrafo poniendo chorradas en el Parlamento. ¿O no saben aquel que dice de un pijo que escribió una enmienda al dictado de un lobby británico? Luego resultó que no era un lobby y que no le iban a dar los 100.000 euros de los que le habían hablado. Pues eran del Sunday Times, revelando la verdadera naturaleza de este político, que es más o menos la misma de todos los demás.

Este repeinado resultó ser del Partido Popular, aunque esto no es grave, hubiera podido ser de cualquier ideología, salvo quizá de Izquierda Unida, pero es que éstos, ya se sabe, están un poco locos.

Tampoco pasa nada. Es una gota en el océano en el que naufragamos. La eurocámara aclaró que no iba a abrirle expediente ni hacerle censura alguna, después de todo LA ANÉCDOTA puede considerarse un asunto doméstico en el que debería meter mano el Partido Popular, la ley española o, lo que es más probable, nadie en absoluto. Se escriben dos líneas sobre el asunto y el tiempo, la rabiosa actualidad, se encargará de devorarlo todo, llevando al olvido cualquier represalia.

El pijo habrá aprendido una lección. NO TE VENDAS TAN FÁCILMENTE SIN HABERTE CERCIORADO DEL TODO DE SABER CON QUIEN HABLAS. A la próxima no le pillarán tan fácilmente, con la cámara oculta y tan dispuesto a enmendar lo que haga falta, según la voz de su amo y con el cazo en la mano. Pondrá algunas trabas, se dejará querer sí, pero con cierta vacilación y como si hubiera de consultar con alguien que está por encima de él, para que llegado el caso LA CORRUPCIÓN no descanse exclusivamente sobre sus enjutas espaldas.

¿Dije enjutas? NUESTROS POLÍTICOS TIENEN LAS ESPALDAS DE UN NADADOR OLÍMPICO DE 100 METROS. Lo aguantan todo porque no responden por nada.

Son como los directores deportivos de los clubes de fútbol. Los fichajes erróneos, que costaron millones, se asimilan con naturalidad. Como pan nuestro de cada día. Engullidos por nuevos proyectos, tan locos como los que diseñaría de cualquier otro en la misma posición.

Lo más curioso es que vengo sondeando que la gente de la calle está bastante cansada de toda esta chusma. Me lo cuentan a veces. Y están harticos de veras. Yo no quiero darles ideas de las que por aquí llevo expuestas, del plan de ir en buses a incendiar el parlamento, pues quizá a estas horas estarían comprando gasolina. Y esto no deja de ser curioso, pues la plebe de la que soy parte integrante siempre se distinguió por tener la piel impermeable frente a la corruptela política, piel de cocodrilo frente al mangoneo diario de esta gentuza en todas partes.

Yo estoy profundamente defraudado con la especie humana. Esa es la verdad. Lo mejor de todo es que igual que nos acostumbramos a que nos cuenten de enriquecimientos ilícitos, malversaciones, apropiaciones indebidas también nos acostumbramos a que todo AQUELLO quede más o menos en nada. Claro que Sergio Sánchez del que no sé nada más que lo que nos cuenta el periódico hoy, dice que le da vergüenza España. Que es el paraíso del dopaje, al hilo de la exculpación de Bezabeh. Y ya le andan anunciando un expediente.

Lamentablemente a éste se lo pondrán. Y puede que lo merezca. Tampoco es inteligente morder la mano que te da de comer. Claro que él retrata mi opinión sin matices.

A MI TAMBIÉN ME AVERGÜENZA ESPAÑA.

Me avergüenza su política y también sus jueces. Nada es limpio en este país desestructurado y a punto de derribo. Solamente me quedaría con sus gentes, que no tienen la culpa de nada y al tiempo la tienen de todo.

Vuelvo por mi único consuelo. Creo en Rafa Nadal, con lo que alguna esperanza queda. Mi vida, mi verdad, lo único que ya quiero conocer es el tenis de Rafa. Y conste que hasta en eso hay cierto sufrimiento. Pero si él le gana a Federer por 6-3, 6-2 entonces yo me siento el rey del mundo. Y puede que el dinero engrose nada más que su cuenta bancaria, puede que los laureles sean solamente para él, pero de algún modo rocambolesco, como lo es todo en este mundo, yo también respiro ese aire de éxito. Y lo siento un poco mío. Como si fuera mi hijo o mi sobrino. Tal vez porque lo he visto jugar desde hace muchos años.

Lo malo es que ya se me ocurre poco más bueno. Ya no tenemos a Delibes, nos quedan sus libros, aunque lo podríamos clonar aunque fuera de una única célula y ponerlo en todas las carteras ministeriales. Nos iría mejor sin duda. Claro que él no habría querido mezclarse en asuntos que de por si son turbios, y que estos medianos enturbian más aún. ¿Duermes tranquilo sabiendo que en el timón está Zapatero? ¿Te gusta Pepiño Blanco ahora que se hizo presidenciable al quitarse las gafas? ¿Elogiarías la demostrada capacidad de Leyre Pajín?

¿Crees que Rajoy será la solución de todo? ¿Comulgas con todas sus ideas? ¿Te gustaría ver a Camps en la Moncloa? Quizá si lo clonamos también y somos uno todos y cada uno haya trajes para todos. Hace poco me contaban que el asunto de los trajes no tiene ninguna importancia. En verdad en medio de la calamidad podría parecer un asunto menor. Claro que pensando así se pierde de vista la clave, UNO SE VENDE JUSTO POR LO QUE VALE.

Hay quien se da por 100.000 euros y un puesto de trabajo sin trabajo. Otros por unos trajes. Casi cualquier favor tiene un precio a cambio. Estos cotizan en la bolsa de la honestidad. Depende de cada uno.

La cosa es sencilla. Ahí va mi consejo:

SI TE HAS DE VENDER, VÉNDETE POR ALGO QUE MEREZCA LA PENA.