sábado, 31 de diciembre de 2005

Un 31 para acabar

Creí que despediría el año en este espacio un 25 de diciembre, el que menos sabor a Navidad tuvo, pero vuelvo un punto desválido en esta mañana de lluvia fina mientras hago tiempo para recoger a Angel (amigo desde la infancia de la infancia, hace tantos años). Es curioso, no recuerdo apenas nada de entonces, vivimos sin duda muchas vidas, todo aquello que vivió el niño que fui quedó suspendido donde flota lo olvidado.

Gracias por visitarme Amparete.


Feliz 2006.

domingo, 25 de diciembre de 2005

Se va el año

"Dame veneno para morir o sueños para vivir".

Gunnar Ekelof



Es curioso lo rápido que pasa el tiempo contemplado a años vista y lo lento que se hicieron y se harán algunos días. Este año que termina fue el escogido para volver a contar lo que vivo y digo, este siglo XXI que tanto miedo daba a los ordenadores de todo el mundo, temerosos de que el año 2000 los hiciera volver a 1900 en una involución sin más revoluciones que la de ver correr la sangre.

El 2005 ha sido un año de guerra y de muerte entre otras muchas cosas. Y nos afecta tan poco como a las manadas o rebaños la muerte de los semejantes que sobreviven en la periferia, aquellos que por no estar rodeados y protegidos como un núcleo, ofrecen sus cuerpos para el arañazo asesino de los depredadores.

Se nos va el año y apenas sí viví el espíritu navideño. Me lo arrebataron para reflejarlo en los cuentos y colgarlo de los escaparates. Como si el fin de año no fuera sino una noche más entre tantos días. Tan inconsciente soy pues en realidad mis 31 de diciembre están como todos los días, contados. Puedo saber con certeza cuántos viví hasta hoy pero no cuantos quedan en el horizonte del porvenir.

Brindaré por que sean muchos y felices. Y en mi felicidad tienen tanto que ver mis amigos y familiares que les ruego que se queden contentos y risueños bien cerca. Me va la alegría en ello. Dispuestos a escuchar mis desatinos, alguno colgaré de esta página y otros los contaré a los oídos para que pueda olvidarlos antes, que las palabras arrojadas al aire se las lleva el viento.

Feliz año 2006, que sea mejor que el sueño que esperamos.

sábado, 24 de diciembre de 2005

Valentías

Me decía el otro día un amigo que había sido muy valiente. Que lo había sido por apostar fuerte por la opción de dejar tanto atrás para embarcarme en una aventura nueva, no exenta de riesgos, lejos de lo que ha sido y es hoy mi casa.

En realidad no hay un ápice de valentía en la decisión de lanzarme a la conquista de mis objetivos personales en Asturias, que es además una tierra de gente noble y paisajes de belleza incomparable.

No puede existir valentía en aquel que sigue un camino cuando este es solamente un pasillo. ¿Qué es un pasillo sino una trámite temporal entre dos espacios? Los pasillos no son sino meros conductos entre destinos. Detenerse en él no llevará a ninguna parte, las metas del que cruza un corredor son el resto de las estancias, aquello que persigue cuando se pone en camino.

La verdad de las cosas es que yo no he tenido más opciones, me muevo porque es manía de los vivos y avanzo porque conozco bien que detenerse es solamente una forma de perder el tiempo. No he sido valiente pues he seguido hacia adelante el único camino ante mis ojos. Confiado a que no habré de equivocarme, resuelto a solucionar los problemas que se me irán planteando.

Y en ese quehacer exento de heroicidades me he sentido tremendamente afortunado y en algunos minutos solo. Pero he descubierto que soy capaz de ilusionarme aunque algunas de mis ilusiones marchitaran con el tiempo y las personas. Y digo que sin embargo en estos días me sentí arropado. Y sentí la cercanía de algunos esforzados en facilitar las cosas. Ya nada parece tan difícil.


Aposté por ese futuro y los indicios no han podido ser mejores. Ya tengo un destino para mis pasos. Llanes que debe ser el paraíso que perdió Adán y Eva (ni ellos ni yo lo merecemos). Las playas más bonitas del Cantábrico de frente y los bosques de los Picos de Europa a la espalda. Un paraje sin igual para demostrar lo poco o mucho que valgo y para ser feliz. Consumiré todas mis energías en ambas tareas.

¡Qué bueno haber apostado por este camino y poseer tan buenas sensaciones! Tras tanto rodeo del camino parece que se vislumbra luz...

martes, 20 de diciembre de 2005

Mundos nuevos

"Los mundos nuevos deben ser vividos antes de ser explicados".

Alejo Carpentier



Las cosas me van bastante bien, sonrían por favor amigos míos. Me tienen ahora un poquito más lejos, pero estoy a una llamada telefónica de distancia, con la mayor predisposición a contestar todos los correos que me quieran enviar nada más tenga conocimiento de su existencia. Estoy dispuesto incluso a recluirme en un chat con alguno de ustedes para explicar tantas novedades como estoy viviendo y poder oir además las suyas.

No diré que todo es perfecto porque la perfección es solamente una idea, irrealizable por más detalle. De vez en cuando siento el aguijón de la tristeza que es un dolor de corazón. Pero ocurre pocas veces, las más me muevo ilusionado, consciente de mi suerte. Tantos proyectos en la cartera que solamente pido más salud para ustedes y para mí. Sentirles cerca y esa pequeña dosis de suerte para facilitar las cosas. Que trabajo pondré hasta llegar al justo límite de caer rendido.

Y puestos a pedir, si es que pedir puedo, menos muerte, menos dolor, menos guerra.

Seguiremos en contacto.

miércoles, 7 de diciembre de 2005

La vida que queda

Hace poco me dispuse a la confección de un relato temático. Tenía la idea y un comienzo, pero se quedó ahí. Y yo en el mismo estado que el marido que llevó a la mujer al hospital por tan seguidas contracciones para descubrir desde la sala de espera que fue una falsa alarma. Cuando uno escribe se está retratando, incluso en los relatos que inventaron otros protagonistas, incluso desde otros nombres algo queda de cada uno en su propio texto. Yo sé que siempre he tenido diversas y recurrentes obsesiones a las que he vuelto como se vuelve a todo en esta vida, que no es más que repetición incesante. Pero si uno se deja trocitos de si mismo en cada texto surgido desde la imaginación mucho más en estos textos que son como un diario de lo que acontece en la cabeza. Por supuesto uno no puede abrirla para mostrar su interior impúdicamente, necesita guardarse cosas. Cosas que quedan bajo la llave del secreto, ocultas o invisibles.

Hace algunos meses me contaba mi padre una conversación que tuvo con un ex-compañero de trabajo más mayor que él. Ambos están jubilados y hablaban de volver al País Vasco. Aquel amigo de mi padre por ser nacido allí y por tanto tiempo vivido en esas tierras no podía desear nada con más intensidad. Sin embargo, en el discurrir de la conversación llegó a la conclusión que con su edad, sus achaques y con los de su esposa no podrían volver. Que ya nunca más regresaría donde fue feliz (aunque aquí también lo hubiera sido). A mí aquello me pareció alguna de las cosas más tristes que oí nunca. Porque he creído siempre que a aquellas conclusiones sin remedio se llega en el silencio de unos pasos cautelosos. Que alcanzar esa resolución queda para el abrazo de la almohada. Que nadie reconocerá renuncias a viva voz. Que a todos nos ha de quedar la posibilidad remota de lograr lo que se quiere. Que exponer públicamente la imposibilidad es aniquilar la esperanza, y la esperanza es la liana que nos mantiene. Si alguien abre la boca para exponer que ya no será posible, y si a ese alguien lo conozco, moveré cielo y tierra por cambiar su opinión. Le mostraré un camino nuevo que estaba aunque oculto. Porque cuando uno empieza a andar está más cerca la meta. Cada paso un poco más cerca. Tras la cuesta vendrá el dulce descenso, el aire fresco de frente.

En apenas dos días inauguro la vida que me queda. Y lo hago con una mezcla de sentimientos. Expectante ante lo que me voy a encontrar y con la mochila de mi vida llena. El pasado no existe, vivimos en el presente y cada recuerdo está vivo al ser recordado y forma parte de ese presente. Por eso el hombre es un ser tan complejo, porque guarda dentro un archivador de compartimentos infinitos. Y en los momentos de soledad echa mano de lo necesario, en el trance de una evocación tan real como la vida.

Salgo el día 9 hacia Asturias con la esperanza intacta para un renacimiento. Para inaugurar la vida que me queda, dispuesto a tocar la felicidad con mis propias manos como hice tantas veces. Durante algún tiempo permaneceré mudo de letras para este espacio, un tiempo indispensable para fijar mi sitio, para hallar los medios de volver a contar.

A todos, amigos, visitantes, un millón de abrazos.

jueves, 1 de diciembre de 2005

Sillones

Ayer estuve con un amigo en una feria. Echando un vistacillo y probando todo aquello a nuestro alcance. Así llegamos hasta unos butacones en piel a la par que preciosos beneficiosos para el cuerpo. Capaces de darte un masaje de nombre oriental en cuestión de segundos. En oferta promocional costaban 3400 euros, que no es nada para el que atesora mucho.

Me senté en uno de ellos y quizá perdí la conciencia durante 15 minutos (puede que más). En verdad decir que perdí la conciencia es exagerar, pues fui muy consciente de que cada botón de aquel mando mágico me llevaba a cotas aún más altas de relajación y placer. Por no hablar de aquellos momentos en que se le daba al sillón la instrucción de trabajar a la máxima potencia. Entonces yo mismo me convertía en un espantajo arrebatado a temblores bien evidentes incluso desde lejos.

Aquel sillón de bendito respaldo tenía tras sus costuras manos para amasar la espalda como hace el alfarero con vasijas de barro. Desde la nuca hasta los riñones. Le podías ordenar que subiera por la espalda o que se entretuviera más abajo. Es obvio que al respaldo se le podía dar además la inclinación que se deseara de manera que los tobillos quedaran a la altura del cuello. Además existían diversos programas y uno en particular que los mezclaba todos... hasta las pantorrillas podían estremecerse del temblor.

Cuando me levanté era un hombre nuevo. Perfectamente engrasado, capaz con toda seguridad de batir alguna plusmarca deportiva. Se podría decir que hasta dopado. Yo diría que al levantarme parecía más alto.

Lástima que no tenga ese sillón, ni un jacuzzi que completaría el tratamiento. Pero tengo otras cosas.

lunes, 28 de noviembre de 2005

F(r)icción II

- A mí nadie me dijo que el camino estuviera jalonado de tantas dificultades.
- Pues que querías, estás vivo. Lo que ves es lo que hay. Espabila que todo cambia demasiado rápido.
- Nadie me dijo que no hay más que un único resultado.
- No, no lo hicieron, pero el trayecto hasta hoy es terreno conocido. Lo aprendiste con cada paso.
- Pero fueron nada más huellas en la arena, las borrará el viento; la onda circular de un canto arrojado a un estanque. Condenada a desaparecer.
- Como todo, abre los ojos. Te has ido construyendo hasta hoy mismo. La cuestión es que en el acierto o en el error no podrás parar quieto. Las dificultades son el escalón que te sostendrá entretanto las vences. Y vendrán otras...

lunes, 21 de noviembre de 2005

Partir es salir

Parto mañana hacia Almería en el Eurobus de Alsa, que es viajar en primera clase. Como los ricos ;) La verdad es que mis últimos viajes fueron todos un desastre, reventones, retrasos, crucemos dedos, toquemos madera (ahora es cuando me toco el tarro... suena hueco). Imagino que estaré alrededor de una semana. Luego regreso para contar y despotricar tanto como pueda. Hasta entonces (la cuenta atrás empezó ya) ...

abrazos.

miércoles, 16 de noviembre de 2005

Detectores

Leo las nuevas normas de tráfico y quisiera comentar una. Aquella que tiene que ver con el uso de dispositivos que pudieran servir para detectar los radares con los que se sancionan los excesos de velocidad (que es distinta a la velocidad excesiva).

Lo primero que recoge el folleto al respecto es que antes no estaba regulado. Y que ahora queda regulado con una prohibición. Transcribo textualmente:

"Prohibida la instalación en los vehículos de mecanismos, sistemas o cualquier instrumento encaminado a eludir la vigilancia de los agentes de tráfico (detección de radares). También hacer señales con dicha finalidad".

Sobre esto podría escribir largo y tendido. Yo empiezo por preguntarme, ¿quién tiene instalado un artilugio de estos elude la vigilancia de los agentes de tráfico? A mí me parece que no, precisamente al contrario lo que hace es detectar la vigilancia de los agentes. La detecta pero no la elude, la vigilancia se hace efectiva unos metros después, solamente ocurre que en este caso el conductor cumplirá a rajatabla con las señales de la vía. ¿Qué se persigue con esta norma? Que el conductor modere su velocidad, hecho que ocurrirá, como digo, con toda seguridad si este va tan equipado, o simplemente multar. En mi opinión debían llenar las carreteras de detectores y permitir que los conductores pudieran llevar los más sofisticados detectores. El aparatejo estaría constantemente dando pitidos o como quiera que alarme. Luces rojas parpadeantes, una campana naranja e intermitente de luz de ambulancia en el salpicadero... el conductor al final lo apagaría molesto al igual que resolvería con una ventana mal cerrada.

En cualquier caso, quiero aclarar al respecto que yo no tengo un dispositivo de esos, desgraciadamente ni siquiera tengo coche. Y soy un firme partidario de cumplir las normas de tráfico, que son y están por algo. Sin necesidad de una espada de Damócles sobre el bolsillo. Si respetar esas normas nos hará conducir más seguros, si salvará vidas. Tendrá que ser razón suficiente.


Aún querría apuntar un último detalle. En relación a la última parte de la norma. También está prohibido señalizar a otros conductores la presencia de la policía o de los radares...
Quieren acabar con esa fraternidad que no se paga con dinero, esa solidaridad entre los extraños que se sienten de pronto hermanados, tan lejos el ánimo de las discusiones de tráfico, cuando algún otro te envía una ráfaga de luz que advierte:

-Anda con ojo amigo, más adelante te esperan por si pueden hincarte el diente. Pero hoy no lo harán. Yo te he salvado, y otro día lo harás tú, y si no es conmigo lo harás con otro, y quizá en este mundo sin casualidades ese otro un día me salve a mí.

Y tú un poco más tarde, tras rebasar el coche, generalmente de la guardia civil, tras comprobar que los guardias están a la derecha, cruzados de brazos por ahora, darías la vuelta para volver a buscar al amigo que circuló en sentido opuesto para abrazarlo. Para decirle que cuente contigo para lo que sea. Que llegado el caso, podrías vivir con un solo riñón.

martes, 15 de noviembre de 2005

Sin acuerdo

Caminaba el otro día por la calle y sin quererlo escucho a una anciana diciéndole a otra:

- El PP cuando se equivoca, lo admite.

Ellas venían de frente de forma que no pude, ni quise en realidad oír más. Sonreí y seguí avanzando. Me di cuenta instantáneamente que será imposible que estemos de acuerdo en todo. Yo en ese instante y en todos, habría sostenido justo lo contrario. De hecho aquellas dos mujeres me sorprendieron porque no era fácil, a priori, que encontraran una sola cuestión en que yo pudiera quedar tan disconforme. Nada en su apariencia antes de oírlas hacia presagiar que yo pudiera, hallar un solo motivo de amistosa discusión con ellas. La una explicando a la otra, haciendo campaña, la otra quien sabe si asintiendo o a punto de protestar con exhibición de una rosa con espinas y sonrisa ZP.

La verdad es que ninguno de ellos, esa clase política tan falta de clase, no importa el árbol al que arrimen, reconocerá sus fallos. Ni los propios ni los de sus mandos. Ni los de un tono ni los de otro. Tras el rojo de unas siglas o tras la estrenada corbata naranja se esconde lo mismo. Para qué hacerlo si entre sus acólitos no existe un mínimo espíritu crítico, si la política logró lealtades incondicionales que para si quisiera el amante abandonado en las noches de más inquieta desconfianza.

domingo, 13 de noviembre de 2005

20 años sin Omaira

En este weblog no tienen espacio las fotografías. Quizá porque es cierto que una imagen vale más que mil palabras y siendo así, entonces por qué escribir. Para qué llenar este espacio de pensamientos improvisos, bastaría con retratar este siglo XXI desde una cámara fotográfica. Se dirían más verdades.

Por eso, porque en este espacio mi opinión es la que cuenta se ha hecho hasta hoy una sola excepción. Fue en el aniversario del atentado de un funesto 11 de marzo en Madrid. Haré hoy una nueva. Cuando se cumplen 20 años de la desaparición de una chiquita de 13 años que tenía planes. La incompetencia de este mundo nunca quedó tan patente como en las horas de esperanza de Omaira. A los que vivimos aquello desde el televisor se nos partió el alma. Nada fue igual a partir de entonces. Yo escribí un relato en homenaje, hoy le cambiaría tantas cosas, pero el nuevo nacería del mismo sitio, del dolor, de la impotencia y de la rabia.

No hubo una mano salvadora.


Foto: El Mundo

miércoles, 9 de noviembre de 2005

Hablar para hablar

Cuando uno quiere hablar lo tiene sencillo, no necesita un flexo sobre la cara. Le basta con coger el teléfono, bajar la escalera o tocar a una puerta. Alguien atenderá, alguien dirá para que digas, la conversación entonces se precipita, es un toma y daca, un hoy por ti, mañana por mí. El problema aparece cuando se quiere hablar con alguien en particular, esa persona entre un millón y no se encuentra el modo.

Entonces el tiempo se detiene, los segundos se enzarzan unos con otros, se hacen la zancadilla y los minutos parecen un lapso demasiado largo. La vida entonces deja su frenesí de autopista sin límites de velocidad para dejarte a un lado, como al autoestopista que no rescató nadie. Como al mojón de carretera que nadie ve, que pudiera no estar. Fíjate; parece que todo se mueve excesivamente rápido, pero en realidad todo está detenido, tú eres quien se mueve.

Sin número que marcar hacia la voz, sin pasillos que recorrer, sin puntos de partida en el tiempo de descuento, ¿y ese hilo al que aferrarse?

En esos casos, cuando la comunicación se volvió imposible, cuando la tecnología no vendrá en tu ayuda, esta noche no, queda poco más que tener paciencia. Saber que habrá nuevas oportunidades, y que aunque uno quería hablar para hablar, podrá en cambio hablar por hablar porque es muy sencillo. Ni siquiera se necesitan dos personas, basta una sola y un espacio en blanco.

F(r)icción I

- ¿Cómo quieres gustarme si no te gustas tú?
- De mi físico cambiaría esto, esto y esto. Y esto otro también. De mi carácter cambiaría eso que me ocurre cuando estoy rodeado de gente, eso que soy capaz de decir cuando pierdo los nervios, eso otro que tanto te molestó. Cambiaría muchas cosas, muchas, pero me gusto, puedo jurártelo. Soy todo eso y mucho más. Lo importante para mí es saber que piensas tú.

lunes, 7 de noviembre de 2005

Estación: Esperanza

La vida es una montaña rusa. Solamente alguien que viva en una burbuja o en un búnker osará contradecirme. Y tan pronto uno se siento con el ánimo de un afluente sin agua como con la ilusión arrebatada de un río frente al mar, a algunos metros de la desembocadura misma, cuando se va a dar de bruces, de besos como el encuentro de los amantes que se perdieron de vista.

Hoy sé y me invade un alborozo que quisiera contagioso, que mi vida continuará, esencialmente igual, seguiré siendo protagonista insustituible ;), en Asturias desde el próximo día 12 de diciembre. Algo antes en verdad, pues tendré que indagar pensiones y hostales que me tengan la maleta mientras acudo a la formación básica imprescindible. Y fuera de ese horario, me van a sobrar las horas...


Que mis amigos conozcan que la noticia recibida hoy me hace muy feliz, que sientan esta alegría desbordante del que da los pasos en la dirección correcta.

Decía el otro día el sacerdote en la boda de mi amigo que ambos acababan una vida para comenzar otra juntos. Yo no estoy de acuerdo, simplemente le dan continuidad, sus vidas siguen siendo las mismas aunque determinados detalles hayan cambiado. Cada paso de los dados te lleva justamente a donde estás. Somos nada más que unos chicos remontando un río de piedra en piedra. De vez en cuando nos detenemos para mirar lo recorrido, el sendero que dejamos atrás, el último escalón que no quedó oculto por el follaje. Pero la remontada no es un ascenso, ni se sube ni se baja en realidad, solamente se avanza. La siguiente estación espera ahí, a un saltito de distancia.

Me escribía hace unos días un amigo mío, muy sabio por lector contumaz, "que sea para bien". Esa es la clave de cada decisión que se toma. La llave que abre una boca para nuevas sonrisas.

viernes, 4 de noviembre de 2005

Se nos casa

Se nos casa Javi Martínez y yo no puedo dejar de pensar ¡qué mayores nos estamos haciendo!

Lo cierto es que supongo que Dios los crea y ellos se juntan, no son mis amigos lo más casamenteros que podrían ser. Aquí no se casaba nadie. Hasta que Javi le dijo a Ana que era lo más importante de su vida, que sin ella la vida no merece ser vivida. Con estas palabras u otras similares.



Escriben en la invitación:

"Nuestro destino estaba escrito,
no podíamos acabar
de otra forma...
"

Es bello, aunque le niegue al hombre la libertad de escoger su propio destino. Aunque sustente que todo lo acontecido y aquello por acontecer responde a un guión previamente escrito, a una estrategia pre-diseñada que no hacemos sino representar en una fecha y hora preconcebidas. El hombre se encuentra predestinado, sin elección personal. Como un bote en medio del oleaje, como un actor sin respiro en su discurso.

Yo hubiera preferido un breve: "La ilusión nos mueve..." o aún más vivo, parece que palpita, di lo que sientes, dilo, dilo, dilo: "La ilusión nos conmueve..."


A Javi lo conozco desde hace, más o menos, 25 años. Es decir, desde que yo llevaba sandalias de goma con agujeritos, de esas que cubren todo el pie. Así que el traje de amigo mío le viene a medida. Porque yo soy de considerar amigo hasta al dependiente del supermercado que me dijo donde encontrar los lácteos. Lo otorgo indiscriminadamente, más aún que jueces y magistrados la presunción de inocencia. Hasta que me dan con la amistad en las narices. Por suerte no pasa a menudo. Y no me pasó nunca con Javi.

Es amigo excepcional, da su amistad sin fecha de caducidad, y Ana parece una chica estupenda. Este sábado les daré la enhorabuena y les intentaré convencer de que me lleven con ellos a Argentina en su viaje de novios. Por supuesto en habitaciones separadas, ella y yo en una, Javi portando las maletas en otra ;D ...


No aspiro a que Javi lea estas palabras que descuelgo por la ladera de este espacio. Sé que tiene tarifa plana, pero también que se acerca muy poquito a Internet. Quedarán aquí nada más como buenos deseos, cuando faltan apenas unas horas para el gran día. La verdad es que he ido a bodas que me importaban muy poco, que apenas me decían nada, bodas de compromiso en que apenas si traté a alguno de los contrayentes. Y esta en cambio me ilusiona, darle un buen abrazo a mi amigo por saber hacer tan bien las cosas.


Quizá en este caso ha existido algún tipo de confluencia de los astros, quizá fue el destino o darse cuenta de que jamás podrán estar mejor que mutuamente acompañados. Hechos el uno para el otro van a ser muy felices. Construyendo felicidad, día a día para llenar sus vidas.

jueves, 3 de noviembre de 2005

En respuesta

Lo bueno de un weblog es que uno puede hablar de lo que quiere, y de todo aquello contar solamente lo justo. Me vuelve a visitar mi amigo Salvador, conocido por el curso en este verano de SERVEF. Me firma el libro de visitas como debe hacer el mejor de los visitantes, un buen amigo. Me interroga allí por lo que callo, por lo que omito de la cena de las pulseras. Me pregunta si tendré redaños para contar algo más de lo ocurrido y sabe que no serán agallas lo que me haya de faltar. Que aunque procuro medir lo que digo, también me pasa que por abrir la bocaza luego voy de remordimiento en remordimiento. Y respecto a otras cosas, se dice más por lo que se calla. Yo tengo comprobado además que a veces las palabras no son suficiente. Que nacen con un destino, para cumplir su tarea pero se pierden, se vuelven extrañas al oído ajeno. Y si el mensaje no llega, ¿de qué sirven?

Comenta que todo eso de las pulseras le suena a despedida de soltero. Tiene razón. Pero estas cosas uno debe vivirlas por si mismo, no vale que le vengan con el cuento, no servirá de nada. A Salva se le echó de menos, necesitados como estábamos de un cara a cara, de sus chinas sin esconder la mano, como cuando compartíamos aula.

Habrá otras cenas, otras comidas y otras pulseras supongo. Espero verle entonces.

miércoles, 2 de noviembre de 2005

Días grises

Algunos días se tuercen tanto que resultan difíciles de entender. Hoy que inauguré melodía que acompañe mis propias lecturas de lo escrito, hoy que me puse en riesgo de caer preso por regalar música al visitante inesperado, me acostaré con todas las persianas echadas. Suspendido en el tono más bajo, arremetido, con el ánimo helado.

Decididamente cerrado por derribo.

lunes, 31 de octubre de 2005

Leonor y los okupas

Leo que ya nació la hija del príncipe Felipe y de doña Letizia Ortíz, antes Letizia solamente. Nació por cesárea en la clínica Ruber de Madrid. Leo también que un número indeterminado de gitanos (podrían ser medio centenar) de uno de los barrios más deprimidos de Granada ha tomado al asalto varios edificios de un pueblecito que se llama Jun.

Entraron formando tropel en las casas deshabitadas invocando el borrador de la ley que permitiría expropiar los pisos deshabitados. Por descontado este proyecto no verá jamás la luz, quedará como tantas cosas en la nebulosa de los errores, de los "espera que lo pienso mejor". El caso es que al entrar en aquellos edificios y por lo manido pero cierto de que la unión hace la fuerza prefirieron estar unos junto a otros, de forma que han terminado por echar a los legítimos propietarios a la calle, no contentos con ocupar solamente lo aparentemente vacío. A algunos los despertaron con golpes en la puerta, y cuando fueron a abrir se vieron de repente en la calle sin poder coger siquiera abrigo. En mitad de la noche y arrancados de sus casas. Algún vecino, invencible como Astérix, cuenta que en las escaleras se acumulan heces. Que los cables pelados se acumulan en una sola resistencia con gran riesgo de incendio, que les pusieron candados a las puertas. Porque aquí no se trata de algún raro ideal de vivir con las puertas abiertas, todo para todos, sino de un simple cambio de propiedad, nuevos días para nuevos dueños.


Yo no quiero pensar que esto hubiera podido ocurrir en la clínica Ruber, que hubieran entrado blandiendo hojas de periódico que recogen en primera plana aquel borrador, hasta la mismísima habitación de la princesa parturienta. Imaginen por un momento que bochorno para las casas reales extranjeras esta noticia inconcebible. Madre e hija sacadas a rastras de la habitación de la clínica por esa masa okupa, enfervorizada y lectora.

Es muy probable que hasta en Estados Unidos dieran semejante notición en sus tendenciosas cadenas. El mundo entero se haría eco de estas cosas que, uno no sabe muy bien cómo, ocurren.

En Jun están esperando que alguien otorgue el mandamiento judicial que devuelva las viviendas a los que las habitaban, mientras tanto se refugian en las de sus familiares. Nadie pisa ya la calle por temor a perder la casa.


Sin embargo tengo el pálpito de que lo de la clínica Ruber no hubiera podido ocurrir. Supongo que algún GEO de los de los tejados habría hecho algo, alguien entre tantos que hubiera parado los pies con un "no puede pasar", con un "vuelva usted mañana".

domingo, 30 de octubre de 2005

Pulseras

Salí a cenar con mis amigos del curso de formador ocupacional en la noche del viernes. Supuso una gran alegría volverlos a ver.

Tras la cena acudimos a un pub, uno de tantos que tan poco frecuento, y allí me sorprendí al descubrir los nuevos ingenios para ligar. Cerca de la entrada había un puestecito con pulseras de colores luminosas y cantarinas. Tres colores, verde, azulona clara y naranja.

El juego era sencillo, todo aquel que quisiera podía ir hasta el puesto y pedir una pulsera del color que le fuera más a su situación particular. Cada color respondía a circunstancias distintas. Aquellos que escogieran la verde aclaraban, sin lugar a dudas, que estaban libres para iniciar cuánto menos una conversación con algún desconocido, y algunos llegado el caso, dispuestos a sujetar, pecho contra pecho alguno de los pilares que sostienen la paredes. Los que la escogían azul no debían tener clara esa misma disposición, era algo así como "sí pero no". Supongo que es la pulsera más apropiada para aquellos que tienen pareja pero no quieren cerrar todas las puertas por si entrara por la puerta Brad Pitt o Angelina Jolie, y les señalara con el dedo. Vamos, que no estoy libre pero llegado el caso, raro, raro, raro, se podría hacer una excepción. Un convénceme de que valdrá la pena. La última de las pulseras, la naranja, de luz más apagada era para aquellos que entran a jugar al juego de las pulseras para contar que están pedidos ya, que no quieren un hallazgo nuevo ni anhelan excitantes amistades de medianoche. Que sobrios y borrachos deben ver dos cuando les miren. Porque ellos son solo la parte visible, hoy en este pub, como la cara de la luna, que tiene un reverso sin luz, que no se ve pero está.

Vivimos tiempos de alta tecnología, la gente acude a los chats pues algunos se convirtieron en verdaderas centros de citas. Allí se apalabran quedadas preguntando simplemente por gente de la misma ciudad, y se queda en sitios conocidos, y si la noche lo demanda ambos internautas acabarán acostados e improvisando desde esa posición.

La gente ya no tiene tiempo para entrar como se entraba, aquellos que sin pistas se arriesgaban a un ¿estudias o trabajas?, un ¡a ti yo te conozco de algo!
Otros vivimos todas estas cosas de otra manera, con una elaboración compleja, el ánimo distraido y el anhelo de una nueva coincidencia. Ningún día era el apropiado, ninguno descaradamente definitivo, pero los pequeños avances se festejaban con alborozo, se subían dos peldaños en escaleras hasta el cielo y se meditaba largamente desde los zancos de una ilusión cotidiana.


Mi grupo de amigos terminó como un corro de pulseras centelleantes. Alguno llevaba dos verdes, estando casado, otra se ponía una naranja y una verde haciendo de esa mezcla algo verdaderamente estimulante. Llevar ambas era algo así como llevar una azul pero ingeniosamente. Alguna otra amiga se ponía las tres, un par de ellas engarzadas de collar, respondiendo cada una a un color. Otra una en cada mano...

Por eso es tan buena gente, porque con tanto, también tiene esas cosas. Salimos a tomar cafés y ahí seguían danzando las pulseritas, saltando felizmente los charcos por el casco antiguo de Valencia.

viernes, 28 de octubre de 2005

¡Nooorl!

Caminaba ayer por la calle e iba pensando que tendríamos que desterrar los "no" del idioma. Al menos aquellos que utilizamos para rechazar propuestas, invitaciones o los que damos en simple respuesta a quién pregunta. Y no porque yo proponga decir a todo que sí, a todos que sí, sino porque el "no" tiene un mucho desagradable, con lo cortito que es. El rictus del que dice "no", es serio cuando no taciturno, y a veces suena a revancha, a clara venganza, a no me molestes, a ¿estás loco?

Por eso no es raro que el que oye un no se vuelva también taciturno o quede alicaído, de repente la posibilidad que fuera se esfumó, se la llevó cogida de las mangas ese "no", como para cruzar hasta la acera de los imposibles. Por lo inhóspito del "no" los solemos adornar con palabrería, no queremos decir "no" porque sabemos que a veces duelen, sobretodo cuando nos los dan a nosotros. Los disfrazamos con trajes nuevos y demostramos nuestra mano izquierda, que es dar "no" y hacer que parezca tal vez, quizá o más tarde. Esa destreza, que no tiene todo el mundo pero a la que aspiramos todos, es demostración inequívoca de lo buenas personas que somos. Cuántos menos "no" digamos, cuánto mejor los adornemos, en mejor consideración nos tendrán.



Hallada la raíz de uno de los problemas de la comunicación humana, yo propongo una solución. Quizá no es la mejor, puede que no sea más que un remiendo temporal, pero peor sería encontrar el problema y no esforzar una solución. Allí donde debas o quieras decir "no" di simplemente "nooorl". Verás como el resultado cambia.

La persona que recibe un "nooorl" no se ha llevado una negativa solamente, se ha llevado una bromita, es la negativa más dulce que uno puede desear. En realidad casi merece la pena recibirla solamente porque ambos protagonistas sonreirán y pasarán a otra cosa sin dramas ni reproches.

Dos amigos están por su condición de amigos, dispuestos a perdonarse casi todo, pero imaginen dos amigos que se dan "noorl" en vez de "no", sin quererlo, sin saberlo, inopinadamente se habrán vuelto más amigos.

Imaginen un debate entre gobierno y oposición en el Congreso de los diputados. Uno de aquellos a cara de perro, con algarada en los bancos. Si de repente el orador alza el dedo índice hacia el techo y grita estentóreo: ¡Nooorl! Se hará el silencio, se habrá llegado a un cierto consenso, al menos en lo que respecta a la alta consideración que le tendrán todos al interviniente. Unos y otros lo descubrirán líder, por supuesto con todos sus defectos, con el derecho a equivocarse, pero espontáneo y hasta magnífico. Si este fuera de serie presidiera el gobierno no tardaría en cundir el desánimo en las filas de los opositores, se quedarían de pronto sin fecha de regreso. Convencidos de la necesidad de revisar su propio organigrama y hasta sus fines. Si el interfecto es el del primer partido de la oposición se le acabarán las palabras a los gobernantes, se sabrán perdidos, porque nada llega más a la ciudadanía que un "nooorl" en horario de máxima audiencia, con tantos noticiarios haciéndose eco cada 6 horas.

Si el criminal confiesa tres delitos distintos, y es acusado de un cuarto del que es inocente y dice a viva voz "¡nooorl! o se lo hace decir a su abogado, nadie dudará de que es cierto que no tuvo nada que ver en ese cuarto desaguisado, y recaerá sobre él todo el peso de la ley por lo cometido, como debe ser, pero el juez se retirará a su despacho pensando que en el fondo era un buen tipo.

Los "noorl" son la esperanza que nos queda, la razón que motivará sonrisas donde antes solamente quedaba resquemor y tristeza. Desearemos preguntar, pedir y rogar porque en el peor de los casos nos dirán que sí, y en el mejor un "¡noooorl!" super fragilístico y espialidoso, que es un pase de pecho y unas banderillas de mentira, de las que se pegan con velcro, de las que no duelen y hasta hacen mucha gracia.

miércoles, 26 de octubre de 2005

Por boca de otro

Que yo no tengo autoridad para hablar de casi ninguna cosa es algo que no necesito que me aclare nadie. No la tengo porque me falta lo más importante, el conocimiento. Por norma general a los que son como yo (esa gran mayoría) se nos suele calar enseguida, simplemente metemos la pata, cometemos errores de bulto y quedamos en evidencia. Por eso si yo cuento que aquella guerra de ocupación fue ilegal (como así mantuve en alguno de mis arranques irreflexivos en este espacio) puedo pasar nada más por cautivo de ciertas convicciones.

Por esa razón me alegró hace unos días, leer a alguien que yo y cualquiera podría considerar un experto, y comprobar que coincidía en síntesis conmigo. La diferencia muy gráfica entre ambos, es que donde él puede agitar los brazos con cien documentos en cada mano yo agito las manos solas, o a lo más con unos abanicos para que me baje la calentura de exhaltarme tanto. El pone saber donde yo solamente vehemencia (y apenas algo leído aquí o allá).

Por eso, cuando apurada la noticia en El Mundo, con gran deleite por otro lado, descubrí su dirección de correo electrónico, no pude menos que felicitarle (detalle de cierta valentía, sin duda, cómo agradecería yo que muchos otros dieran tantas facilidades de acceso). Y ya entonces pensé cuánto me gustaría traer ese artículo a este, mi espacio. Para que quede para mis futuros regresos. Para que sepa encontrarlo si alguien duda, con toda razón, de las razones que me amparan.

En aquella primera comunicación no me atreví a pedírselo, pero la amabilidad de su respuesta me lanzó. Su respuesta concediéndome permiso y el artículo en cuestión los recibí a lo largo del día, en un único mensaje.

El autor del artículo es Augusto Zamora, profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid. Guardaremos una copia aquí mismo...


SADAM HUSSEIN: JUICIO POLÍTICO, NO JURÍDICO

El inicio del juicio contra el ex dictador y ex presidente de Iraq, Sadam Husein, está siendo calificado de histórico por quienes creen que debe ponerse fin a la impunidad y que los dictadores tienen que comparecer ante los tribunales. Nada que objetar al planteamiento, pues no hay excusas para la violación de derechos humanos; pero no es menos cierto que la aplicación de la justicia exige el respeto pleno de las leyes y procedimientos nacionales e internacionales, sin lo cual la justicia puede verse reducida a pantomima y burla.

El juicio contra el ex dictador está afectado, desde una perspectiva jurídica internacional, de graves vicios que privan de legitimidad al tribunal designado para enjuiciarlo. El mayor, aunque no único, es la forma en que Sadam fue derrocado y capturado. Tal se logró perpetrando el mayor de los crímenes contra la paz y la seguridad de la humanidad como es una guerra de agresión, que viola las normas más sagradas del orden jurídico mundial. Para entender mejor la trascendencia de este crimen cabe recordar que el Estatuto del Tribunal Penal Internacional (TPI) reafirma, en su Preámbulo, la obligación de los Estados de abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier otro. El artículo 5 del Estatuto incluye, además, el crimen de agresión dentro de la competencia del TPI. No se admite, pues, que la captura de acusados de crímenes perseguibles internacionalmente se haga perpetrando crímenes mayores. Admitir tal posibilidad sería aceptar que, para capturar a un criminal, puedan ser masacrados pueblos enteros. Tal aberración abriría la puerta a la comisión de crímenes más horrendos, como ocurre en Iraq desde el inicio de la agresión.

Otra cuestión es la referida a la legitimidad e idoneidad del tribunal. El artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos dispone que “toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial”. Iraq es un país ocupado por 200.000 soldados y mercenarios extranjeros y el tribunal ha sido nombrado por las fuerzas de ocupación. Iraq, hoy, carece de instituciones independientes, de Constitución y de un ordenamiento legal que sea reconocido como tal. No hay, por tanto, un sistema jurídico fiable que pueda dar garantías de juicio imparcial. El tribunal es casi secreto y, salvo para EEUU y sus aliados, nadie puede creer que sea independiente. Es un remedo de tribunal o un tribunal político, creado para legalizar la venganza de los enemigos internos y externos del régimen baasista.

La acusación presentada versa sobre la represión a la oposición política. Las represiones internas, sobre todo en caso de sublevaciones o de movimientos separatistas, tienen una interminable lista, contándose por decenas los países, regímenes y tiranos que han ensangrentado sus países. En Guatemala, por cuarenta años, los indígenas sufrieron una represión brutal que dejó 200.000 muertos. Leyes de amnistía cerraron el capítulo sin juicio contra nadie. Otro tanto ocurrió en Argentina, Uruguay o Chile. En la última década, África ha sido escenario de las guerras más sanguinarias de las últimas décadas, con millones de víctimas. Nadie ha sido perseguido ni enjuiciado. Con excepción del genocidio en Ruanda y de la ex Yugoslavia, para lo que se crearon tribunales internacionales ad hoc, el resto de los crímenes no cuenta, preocupa ni perturba a nadie. De ahí que el juicio contra Sadam sepa a revancha. Se trata de una aplicación selectiva de la justicia, donde lo que se juzga no son los crímenes en sí –que los hubo y deben juzgarse- sino el desafío de Sadam a EEUU.

Interesante será ver la lista de cargos contra Sadam. Si se le acusa del empleo de gases tóxicos o similares, prohibidos desde 1925, habrá que recordar que EEUU lanzó sobre Vietnam 80.000 toneladas de químicos, entre ellos el agente naranja, que provocó entonces centenares de miles de víctimas y las sigue causando hoy en la población vietnamita. Nadie pide perseguir y enjuiciar a los gobernantes estadounidenses culpables de la barbarie. Los adversarios de Sadam le acusan también de la muerte de 15.000 personas. Desde el inicio de la guerra han muerto en Iraq más de 100.000 seres humanos y decenas de poblados han sido bombardeados o destruidos. ¿Quién juzgará esos crímenes?

Sadam ha sido llevado ante un tribunal espurio para satisfacer una política imperial, no para mejorar el Derecho y la Justicia. Si de perseguir criminales se tratara, no es Sadam el peor de todos. Hay otros, poderosos y blancos, que matan en nombre de Dios y los gobiernos occidentales callan o dicen amén. EEUU, impulsor del juicio, daría mejor ejemplo ratificando el Estatuto del TPI y aceptando un tribunal internacional para Sadam. Otro tribunal habrá que pedir para los responsables de la guerra de agresión contra Iraq.

martes, 25 de octubre de 2005

"Nos" que importan

Si alguien me preguntará una razón, a bote pronto, que sostenga que algo se rompió y que no hay pegamento que lo arregle, yo no tardaría en responder. O tal vez la sensatez dependa de la puerta a la que llames. Mi pensamiento está tan condicionado por mis propios arquetipos...

Lo cierto es que la idea me la dio la tapa de mi "unidad central de procesamiento" (CPU). La tengo ahí detrás, al encima de un armario, hacía mucho que no la veía. ¿Qué por qué tengo abierta la caja del PC? Porque a veces la RAM falla y cambia el encendido correcto por un sinfín de pitidos. En ella pegué y ahí sigue, una pegatina con aquello de "No a la guerra". Al verla he recordado las pasadas elecciones generales y como se trataba de impedir que la gente acudiera con camisetas con ese lema. A algunos esa frase, que suscribiría inocentemente un niño educado en muy básicos valores les sentaba extraordinariamente mal. Al verla se sentían insultados, supongo que porque toda generalización es mala, y los "No" rotundos frente a lo que sea son esencialmente injustos. Todo debe ser medido de acuerdo a las circunstancias. Ya no se puede ser taxativo o rotundo en nada. Estar en contra de la guerra por principio es erróneo. Nada queda que sea indiscutible.

El día en que en una reunión de adultos alguien fue expulsado porque llevaba una camiseta de "No a la guerra", el día en que esa persona fue zarandeada y empujada hacia la salida, hasta echarlo, empezamos a perder el norte. Era un fundamentalista entre radicales de lo opuesto. Probablemente la brújula falló antes, cuando se decidió que otros intereses importaran más que las vidas humanas. Cuando los políticos entendieron el fascinante color de la política que no necesita de moralidad alguna. Solamente importa alinearse con los ganadores, saber escoger, ellos o nosotros.

lunes, 24 de octubre de 2005

Filosofías

Ayer preparamos en casa de Sestea una empanada de hojaldre. A cuenta de colocar los papeles sobre la bandeja iniciamos una agradable discusión. Ella había puesto los papeles que vienen en la caja con la pasta de hojaldre, uno encima del otro, y yo los separé para que cubrieran mejor toda la bandeja. "Verás como los extremos del papel se queman" me dijo. Y se quemaron.

El caso es que yo le dije que había que ser muy zoquetita para poner los papeles uno encima del otro, como para hacer calco. Le reconocí su memoria mayor, sin comparación con la mía, tan chiquita, y abrí la veda con media sonrisa. "Tienes mucha más memoria que yo, para qué lo vamos a negar, oyes una canción y te la sabes, pero parece claro que yo soy más listo", "sólo alguien bastante torpón pondría los papeles de esa manera". Ella reía diciendo que qué digo, porque está dispuesta a defender su inteligencia por encima de cualquier cosa, y yo reía removiendo en la sartén el atún, la cebolla y el pimiento rojo picado con el tomate frito, porque en memoria e inteligencia andaré frente a ella siempre dos sets abajo.


Hace algunos días pensaba sobre la vida. Las decisiones que se toman. El carácter perdedor del hombre desde que nace, simplemente porque no lo podrá abarcar todo. Sus pasos en pos de un objetivo lo alejarán de otros. Cada acercamiento hacia una meta alejará otras que se volverán imposibles (condenados a descartar mucho más que a escoger). El triunfo en una disciplina conllevará también el reconocimiento de muchos más fracasos, pues no solo fracasa el que se quedó en el intento, también aquel otro que lo abandonó todo por perseguir algo, independientemente de que ese algo se consiga.

¿En cuántas materias más hubiera podido destacar Einstein?
Simplemente le faltó tiempo para demostrar su inmensa valía.

¿Cuántas veces hubiera cambiado aquel deportista todas sus medallas por ser recordado por méritos distintos que los deportivos?
Sobretodo cuando de anciano aquellas proezas le quedaban tan lejos. Como hubiera deseado análogos éxitos a los conseguidos pero en el terreno del intelecto.

La vida de este modo es un pasillo repleto de puertas, el individuo llega hasta ellas y toca el pomo. No puede estar convencido, enteramente convencido de acertar traspase la que traspase. Toca con la palma de la mano cada puerta, midiendo la temperatura, meditando no se sabe qué, porque no sabrá a que atenerse. El profundo desconocimiento de casi todo, lo escogido y lo descartado infecta la misma toma en consideración. Sin embargo entra en una y descubre un nuevo pasillo, nuevas decisiones que irán construyendo su vida. Y en cada pasillo encontrará nueva gente que irán componiendo las piezas del puzzle de sus recuerdos, gente nueva que ante las mismas puertas tomará sus propias decisiones. El hombre entonces, eterno insatisfecho por lo conocido sentirá la pena y la amargura del paso del tiempo. Y querrá volver a los antiguos pasillos, a la gente que dejó atrás. De vuelta a anteriores pasillos probará en otras puertas que llevarán a otras y a otras. Pero siempre quedarán puertas por abrir, tantas que ni siquiera se consideraron, quizá por nimiedades como ahorrar dos pasos. La voluntad clara de un trayecto más corto. Y en su regreso volverá a encontrar a las personas, pero ya nada será lo mismo. Ellos y él mismo estarán cambiados, porque la vida nos cambia. Aprendemos a vivir viviendo. Con el poso que dan los años, todas las conquistas no son nada frente a tanto irrealizable.

sábado, 22 de octubre de 2005

Una hormiga

Vuelvo del purito centro de Valencia. Allí las personas son hormigas con ansiedad por comprar. Las tarjetas bancarias entran y salen de las carteras, el dinero viaja en transferencias de unas cuentas a otras. Las dependientas sonríen y dan la compra por encima del mostrador. Se hacen colas, para probar, para pagar. La ropa se mira, se toca, se extiende y a veces se dobla y coloca. La gente sale desbocada con sus nuevos adornos, con nuevos uniformes de la moda para el fondo del ropero.

Yo que soy hoy acompañante y de hacer pocas compras me quedé en la puerta junto al guarda en "Mango". A los pocos minutos una señora con sus dos niñas pequeñas hace saltar todas las alarmas. El hombre les pide que pasen de una en una bajo el arco y resulta que una de las niñas lleva unas zapatillas no sé si de Zara o de donde que hacen aullar la sirena. Todas las veces, sin fallo o error. Tras una conversación breve salen la madre y sus hijas a escape por la puerta. Demasiadas miradas para una única sospecha.

Le pregunto al guarda, que es un hombre mayor como disfrazado, si aquello saltó por algún tipo de código de barras, y me dice que no. Que esta tienda como todas las pequeñas y medianas del centro tienen el mismo tipo de detector. Y que éste no hace distinciones entre los artículos, cualquiera de ellos sonará en cualquier otra tienda. Solamente El Corte Inglés por lo que me dice, discrimina los artículos foráneos y permite su paso sin escandalizar a nadie.

Lo más curioso del caso es que por lo que se ve, aquellas zapatillas podían tener al menos 1 o 2 meses. Que en su día fueron "desactivadas" para no hacer saltar la alarma, pero que luego con el propio uso, algún tipo de electricidad electrostática, me cuenta, logra que vuelvan a activarse. Que les pasa mucho con bolsos y zapatillas.

Me dice que si eso le ocurriera a él no volvería por Zara a comprar. Yo le digo que por norma el cliente no sabe que es lo que pasa. Se desconcierta, desea que le trague la tierra, pero no volverá por Zara, aunque haya dos en Colón, para ser de nuevo desactivado. No llegará a entender que si después del mal trago sigue de tiendas saldrá entre campanadas de todas ellas.

Meten el chip o dispositivo en la propia goma de la suela. Lo hacen desde el mismo momento de la fabricación, de forma que el cliente, que es un fenomenal pagador, paseará con su artículo y con el riesgo de que pensemos que es un mangante, a poco que tenga mala suerte. Si su continuo ir y venir resucitó aquel mortecino emisor.

Hoy nos ponen esos artilugios en lo mullido de goma para que no sepamos que existen. Son pequeños infiltrados con los que no contamos. Auténticos desconocidos. Más adelante quizá nos camuflen algún otro dispositivo de control. Quien sabe.

Cuando uno sale al centro, rodeado de tanta gente subiendo y bajando la calle, siente ganas de detenerse en el centro de la corriente, extender los brazos y mirar al cielo. Se siente uno como una hormiguita, todos miran hacia delante, pero en realidad nadie ve a nadie.

viernes, 21 de octubre de 2005

Nueva apariencia

Hoy 21 de octubre le hago un lavado de cara a mi rústico weblog. Pero no te fíes de las apariencias porque por debajo sigue siendo el mismo. Esconde lo mismo que escondía y seguirá siendo folio en blanco para cuando tenga algo que contar. Soy de aquellos que ante la posibilidad de caer envenenado prefiere no morderse la lengua. Parece que vayamos a empezar de cero, borrón y nuevas cuentas, pero atento llevamos mucho recorrido. Queda mucho más.

Es mejor Jordi

Ayer visitaba este weblog mi amigo Jordi. Me dijo que tenía que hablar de él aquí, y ya lo he hecho alguna vez, aunque encontrar aquel o aquellos artículos entre tantos de casi 5 años sea tarea desalentadora, por eso no le pediré ese naufragio a él ni lo haré yo. Si me pierdo entre aquellos escritos soy capaz de no regresar mentalmente en condiciones, (en mis actuales condiciones que tampoco digo que sean óptimas, pero no me ayudará en nada la lectura de mis neuras anteriores, los cimientos sobre los que se asentarán mis nuevas neuras, ... regresar sobre el GAL a estas alturas no favorecerá en nada a nadie).

Así que mejor si escribo algo nuevo. De Jordi puedo decir que es un buen amigo, que tengo la suerte de habérmelo vuelto a encontrar tras un lapso sin vernos, y que probablemente es el mejor actor de todos los que he conocido personalmente (y de los no conocidos andará justo por detrás de De Niro :)) Aún recuerdo nuestros ensayos en el cuchitril de "El Baúl" hace tantos años. Aquellos ensayos eran para mondarse de risa, yo acababa por norma general revolcándome en la silla, y terminaba llorando de risa. Recuerdo ahora, según escribo, que durante un tiempo casi se nos hizo imposible ensayar juntos, nos daba la risa nada más empezar y aquello era ya imparable, como los penaltis que lanza Camacho.

Ahora Jordi se come el mundo en Madrid, apostando como un valiente por dar rienda suelta al arte dramático que en su caso es el arte del cómico, pues pocos podrán igualar su capacidad para el humor. Ya lo van descubriendo poco a poco, no le llegó todavía su gran oportunidad, pero sabrá ser el centro de todos los focos.



En los medios de una plaza de toros y en los medios televisivos se necesita además de talento una pizca de suerte. Es curioso el caso del "Neng". Un actor tan listo como para representar un personaje poco menos que retrasado mental y que esto le de mucho dinero. Supongo que es la evolución lógica de aquel mundo de los payasos, dicho esto sin ánimo de ofender. En sus mejores tiempos se juntaban uno listo y otro tonto que caía al suelo al irse a sentar sobre una silla que ya no estaba. El listo se la había quitado. El tonto llevaba indefectiblemente una pelota roja en la nariz. Hoy el listo es Buenafuente y el tonto el Neng, un tonto que pese a retratar a una serie de individuos muy específicos, ha logrado que estos se afiancen en su estereotipo y luzcan su pinta y sus maneras con nuevos bríos. Lejos de sentirse insultados por quien coge su rol unas horas al día para luego volver a la normalidad, lo celebran sintiéndose importantes, con la importancia que da a todo la televisión. Homer Simpson se abrazaba a ella y le susurraba "nunca más me enfadaré contigo". Son "nengs" veinticuatro horas al día y para siempre.

Reconocidos los méritos del actor, no apuntaremos entre ellos la célebre frase "¿qué pasa neng? Simplemente porque es una frase de uso muy común en catalán, aquel ¿qué pasa nén? Estamos siempre dispuestos a comprar lo mismo que tenemos en casa solamente porque nos cambiarán el envoltorio.

El Neng tiene mérito, yo que llevo hablando un rato de él apenas lo conozco. No veo apenas la tele (no me abrazaré por tanto a ella). Quizá por eso me equivoco tanto, porque siempre estoy dispuesto a abrir la bocaza para hablar de cosas de las que apenas tengo unas trazas. Por eso es mejor que vuelva a Jordi, ese amigo mío de talento mayor, que se hará con la televisión en cuanto surja la oportunidad adecuada. Entonces la televisión iniciará una remontada que algunos ansiamos, y lloraremos de risa y de alegría diciendo con estupefacción "cómo puede ser tan bueno".

jueves, 20 de octubre de 2005

Planeta

Si yo fuera un escritor mejor de lo que soy, que aunque con toda la humildad del mundo mi condición de escritor se hace patente desde estas mismas letras, sencillamente porque escribo, si a alguien le parece que ese calificativo me viene grande, lo que es seguro, partamos con la concesión menor de escribiente. Pero no al dictado de alguien, sino de lo que discurro en este instante, en este vivo y digo, aquí y ahora.

Si yo que soy escribiente fuera escritor no aspiraría en verdad al Planeta. No digo que no me seduzca el prestigio, la fama intelectual en este país donde se regala fama casi por cualquier cosa, se admira hasta al asesino y algunos lo emulan con nuevos crímenes por dar igual en el telediario. Claro que quisiera que me hicieran entrevistas, ir a la librería de mi calle a ver como se acumulan en la estantería ejemplares de mi primera novela. De mi primer Planeta (a posteriori el último, que si no funcionan las ventas...).

Mirar al curioso que la coge de la estantería y al mirar el reverso descubre mi rostro en pose seductora, y luego al mirar al frente mi rostro de nuevo sonriente y orgulloso. Su dedo se levantaría hacia mí, señalando la ruta invisible desde la foto hasta mi cara, su boca se abriría como para decir algo, ... pero no diría nada. Cerraría el libro, lo devolvería a la estantería y saldría sonriendo para contar a algún amigo lo ocurrido, tomando un café con novedades que confirman lo pequeño que es el mundo.

Pero yo entre todo eso, esos 300.000 euros que son exceso para el que no le falta para comer, y la posibilidad de gustar a Juan Marsé me quedaría con lo segundo. Prefiero renunciar al dichoso premio si no logro unanimidad en el jurado, sino están todos ellos dispuestos a jurar sobre mi novela que su lectura fue lo mejor que leyeron en el último año (desde la anterior concesión del Planeta).

Que bueno sería tener la agenda tan libre de compromisos como está hoy, sin ocupar las portadas de las revistas del corazón que son capaces de encontrar carnaza hasta en lo que les es tan radicalmente opuesto, los autores intelectuales y novelistas primerizos. Tener la conciencia tranquila y a la vez poder pensar que tu novela entusiasmó a Juan Marsé y al resto de los miembros del jurado. Para ello renunciar al montante en efectivo sería poca cosa, yo lo haría de buen grado. Lástima que gustar a todo el mundo sea tarea imposible. Me tendré que contentar con ese 90% que nadie creerá...

miércoles, 19 de octubre de 2005

SERVEF

Al servicio valenciano de empleo le han entrado de repente prisas. Tras tenerme olvidado como un númerito más en la relación de los que son un número sin quererlo, se ha acordado de mí, especialmente en la última semana. Todos los días me envían algún mensajito para que llame a un teléfono y me descuelgue con una referencia. O me llaman directa y amablemente al móvil para decirme si me interesa un trabajo de tal o cuál cosa. Y a mí por descontado que me hubiera interesado cuando miraba desde el balcón sin encontrarle a la calle ninguna perspectiva. Hoy, ahora, a pesar de sus ofrecimientos no hay nada que me puedan dar, nada que pueda cambiar el rumbo escogido. Parece que a la alcaldesa le hubiera entrado un miedo súbito a no poder encontrarse conmigo por la calle, y eso que, con toda seguridad no soy su tipo. Han puesto a todos los organismos a trabajar para darme trabajo. Justo ahora que ya no necesito de sus pesquisas. Algún organismo equivocó mi estado y deben pensar que estoy cobrando del paro...

Mi futuro se escribirá en otro sitio, y se hará así gracias al favor inmenso de un amigo, porque confió lo suficiente para otorgar una oportunidad que no desaprovecharé. Él se ganó un trocito de cielo por su buena acción, y yo la ocasión de orientar mi vida, hacerme un hombre de provecho como fue y es mi padre. Lo haré lo mejor que pueda.

lunes, 10 de octubre de 2005

Vehículos sin conductor

Leo que en Estados Unidos se ha realizado una carrera entre vehículos sin conductor para una distancia sinuosa de 212 kilómetros. El premio además del prestigio que acompaña al ganador, que se da hasta en las confrontaciones más amistosas o humildes, petanca o unos bolos por ejemplo, ha constado de 2 millones de dólares, pasmar a la competencia y muchas fotos.

La cuestión de fondo es que Estados Unidos quiere mejorar su industria bélica, esto es esencialmente matar cuantos más enemigos mejor y sufrir las menos bajas posibles. De ahí esos vehículos tan tecnológicos, los ordenadores y sensores se pueden reponer, solamente hacen falta millonarias inversiones y eso nunca fue problema. Un Congreso unido jamás será vencido, un puño en firme frente al enemigo. Las bajas humanas son sencillamente irreemplazables, cada muerto alguien que no volverá. Lástima que no se den cuenta de que los muertos son todos iguales, que al morir la nacionalidad, el idioma y hasta los valores se acaban. Un montón de muertos apilados en una cuneta o en ataúdes con banderas perfectamente alineadas se confunden. En ambos casos , estos y aquellos, ellos, todos, aunque por distintos motivos son irreconocibles. Que a los muertos les sobran hasta los nombres de pila, los apellidos, los pierden al morir, ya no responderán a ellos ni nadie espera que lo hagan, son simplemente bajas del argot militar y una ausencia duradera para los allegados en la cruzada de seguir vivos. Nombres convertidos en evocación, tan reales como escrutar la sombra propia en el suelo.

Nuevas mejoras para otros conflictos. Aunque en Lousiana hubieran descuidado los diques de la ciudad ante una amenaza cierta y anunciada por fomentar nuevas soluciones en terreno hostil.

Lo importante es estar preparado ante la amenaza exterior que quiere hundir el sueño americano y resolver lo doméstico como buenamente se pueda.

Probablemente el problema resida en el propio sueño. No se quiere lo que se debe.

domingo, 2 de octubre de 2005

Casi todo es casi nada

No es mío es de Sabina, pero lo traigo a colación porque forma parte de la canción que escucho y porque sería sintesis apropiada a mi idea de relativizar cada cosa que ocurra. Dar la importancia justa a cada suceso, no dramatizar nunca, porque ya lo dijo alguien más sabio que yo, tan sabio como Sabina supongo, porque tiene mérito encontrar las palabras justas que expresen justamente lo que se quiere decir, decía aquel que lo que no tiene solución ya está solucionado. Que verdad es.

jueves, 29 de septiembre de 2005

Envenenadores

Ismael Serrano tiene una canción en su último álbum en que retrata la actualidad. No es nuevo en este cantante comprometido con lo que ocurre. Habla de Irak, de guerras preventivas y cita a un loco, borracho que no escucha a nadie, sospecho que se refiera George W. Bush, pero no es seguro, pues es cierto que Bush tuvo problemas con la bebida en el pasado pero no los debe tener hoy. Respecto a lo de loco, yo lo dejaría en tonto nada más. Y en lo de que no escucha a nadie no podría estar más en desacuerdo, probablemente es manejado desde la sombra por individuos menos expuestos a los vaivenes de la consideración votante. En este caso el envenador sería el que susurra los siguientes pasos, los radicales de la derecha que encuentran a faltar estrellas y rayas a la bandera. Los medios, televisiones y prensa que dan la versión oficial de una historia que tiene otras lecturas.




A la envenenadora de Melilla la condenaron por fin a 84 años de presidio. Mató hace 14 años a su hija Florinda, de 5 meses suministrándole un veneno que no le trajo más consecuencias que las deseadas. Quitar de en medio a quien no se quiere. Tan felizmente resuelto para ella, era cuestión de tiempo que volviera sobre esos antiguos usos. Decidió envenenar mes a mes a su marido mientras se nominaba Fogosa en el chat. Viuda desconsolada con tanto que ofrecer a poco que enviude.

El marido murió entre padecimientos y drogado para que no pudiera pedir socorro. Tumbado a todas horas hasta el fin.

Algún tiempo después inició idéntico tratamiento con su hija de 15 años y con el niño de 12. Escollos hacia la libertad. "Querían ir con su padre", dice. A ella la mató del mismo modo, los analistas encontraron en la botella de agua de su mesita de noche el mismo veneno que le venía suministrando. En la botella de agua que la despidió al hospital para no regresar, que sus últimos tragos fueran igualmente amargos y efectivos.

El crío se salvó por los pelos. No hubiera durado mucho más. Lo salvó que muriera antes su hermana.

Francamente, ojalá este veneno de mujer se pudra en la cárcel. Guantánamo sería un buen alojamiento. No habita conciencia. Día tras día envenenando a sus vástagos, suministrando drogas y tranquilizantes, hora tras hora viendo ese deterioro progresivo. Preparando un preparado más.

Cobardes desde donde nadie los observa, destruyen.

lunes, 26 de septiembre de 2005

Nube negra

Vi el otro día a Joaquín Sabina en el programa de Buenafuente. Era la primera vez que veía ese programa y me decepcionó. Me decepcionó el famoso Neng, que es una moda condenada a la extinción. Pronto se cansarán los mismos que lo imitan hoy sin cansancio.

Decía Sabina y Buenafuente quedó atónito y farfullando, que "la poesía es el dinero", y a muchos de nosotros se nos cayó el palo del sombrajo. No se puede negar que Joaquín es sincero, eso piensa él y lo cuenta. Nunca fue de los de morderse la lengua. Por eso mete la pata tanto y recibió tantas bofetadas.

Lo malo es que algunos esperábamos otra cosa, alguien que siempre parece de vuelta de todo, pero con la experiencia de los años, con mucho por mostrar. Esa conclusión tan poco esperanzadora, todo está en venta, y por lo tanto accesible al mejor postor...

Ahora, oído su nuevo disco "Alivio de luto" uno vuelve a pensar que cuando se pone a escribir concita a las hadas. Que es capaz de encontrar las palabras justas para expresar mejor que nadie algunas cosas. Algunas tan difíciles como la depresión, que ha vivido y de la que va saliendo letra a letra.

"cuando soy lo que soy en un espejo roto, ... cuando es tiempo perdido, preguntarme qué pasa"

Haciendo canciones así se le puede perdonar todo.

domingo, 18 de septiembre de 2005

A palos

Leo que una gallega ha sido multada con 6000 euros por apalear hasta la muerte a un burro de su propiedad. Siento la muerte del animal y me alegro de que a la fulana le toquen el bolsillo de verdad, no como una broma, sino para hacer agujero. El agujero que le falta en la conciencia.

Suerte tendrá si no hay un futuro gobernado por burros, otro planeta donde vaya a caer para que le den idéntico trato que al pobre animal. Dos guardias civiles lo encontraron agonizante atado en su propiedad. Al día siguiente la policía local ya lo hallo enterrado. Zutana dice que le quería pegar con una maza. Sus últimas horas, inconsolable...

Así pierda la propiedad. Hay que tener muy mal carácter, ser muy malo para apalizar a un animal así.

Al menos esta vez no quedó impune. Además la señalarán los vecinos del pueblo, dirán "ahí va la asesina de burros", los niños correrán con miedo al verla llegar.

Dio muchos palos, ahora se lo dan a ella. Veremos si así aprende.

domingo, 11 de septiembre de 2005

Efecto "boomerang"

Que las relaciones en la política recuerdan a la infancia es algo observado. Solamente hay que ver a los diputados en el congreso hablando al tiempo y pateando. Lo mismo que un patio de colegio. El profesor, en este caso presidente, intentando poner orden. Llamando la atención a unos y otros. Los políticos son como niños y por eso sus caricaturas resultan entrañables, por eso sus guiñoles caen tan bien.

Hace tiempo, tras la gestión del gobierno de Aznar del atentado que mató a 192 personas en Madrid, reparé en un comportamiento llamativo. Cuando desde la oposición entera se les tachó de mentir a la ciudadanía, de ocultar la verdad. Nunca un gobierno democrático estuvo en una legislatura tan enfrentado al resto, tan solo en sus posiciones, aunque con la fuerza de un rodillo en cada votación. Decía que se tachaba a Aznar y su gobierno de mentir, yo mismo lo he creído así, desde luego por la proximidad en aquellas fechas de elecciones generales. Pero lo notorio del caso fue la respuesta desde el Partido Popular. A aquel que lo acusaba de mentir éstos lo acusaban de mentirosos. Devolver el mismo agravio con el que te califican. El tú más de los niños y que funciona igual que a ellos. La madre se desconcierta viendo a sus hijos llamarse lo mismo y no sabe a qué atenerse. No sabe cuál de ellos tiene razón.

La opinión pública asiste harta a estos juegos de niños, convertida en partidaria con paciencia para justificar cada error de los que mejor le representan. Diputados mangantes que llamarán mangante a quién descubrió sus mangoneos porque en el fondo pensamos que todos mangan. Ensuciarán el prestigio del otro con los mismos agravios que se reciben y estarán haciendo política de altura, simplemente porque en la batalla, confundir es una forma de empezar a ganar.

viernes, 9 de septiembre de 2005

Cae su popularidad

Leo que la popularidad de George W. Bush ha caído al 41%. Un mínimo histórico, un verdadero desplome. Yo que leo hoja a hoja a Lázaro Carreter y su arsenal de dardos, hubiera cogido su testigo para defender el idioma sino fuera por mis limitaciones. Soy como uno de aquellos caballeros medievales ante la posibilidad de llevar a cabo algo heroico. Doy un paso adelante y grito: "Me presto". Una misión difícil, para valientes, en pos de recuperar o restituir alguna cosa más allá de la confluencia de caminos. Se me mira de arriba a abajo unos segundos y se me descarta, con razón. Otros con más preparación llevarán a cabo la misión. Otros defenderán con más criterio el idioma, aunque yo seguiré atento por si hallara algún gazapo.

Hoy creí hallarlo aunque me di de bruces. Me parecía rara aquella caída en picado de la popularidad de Bush. No porque se diera, lógicamente tarde o temprano al tonto o al malo se le descubre, y más rápidamente si se dan ambos defectos a la vez. Sino porque yo tomaba la popularidad como sinónimo de fama, y no podía entender que una mala gestión, o muy mala, hiciera caer el conocimiento del incauto por la gente. Se hundirá su prestigio, pero lo conocerán lo mismo, quizá mejor pues lo bueno se acabará olvidando, pero los fallos y errores cuando son graves agarran como la mejor planta trepadora y no se olvidan fácilmente. El caso es que tras mirar el diccionario compruebo que el error fue mío. La popularidad en su definición tiene mucho de aceptación, así que cuando leemos que su popularidad ha rebajado hasta el 41% debemos entender que solamente le aprueba ese porcentaje.

Los sabios medievales tenían razón. Mejor que vaya otro, en cualquier caso como bien sabía Lázaro Carreter es masaje cardíaco a un muerto. Yo quedo para menesteres menos ambiciosos, aunque igualmente dispuesto a deshacer entuertos por si un día acierto.

jueves, 8 de septiembre de 2005

No le llames diario

Yo escribía de chavalillo un diario. En realidad fueron varias libretas de esas buenas, de tapa dura. Al colegio llevaba las más baratas, total para lo que habrían de albergar. A las cosas de los sentimientos siempre les di importancia. No hubiera quedado satisfecho volcando pensamientos sobre cuadernos de saldo.

Luego más crecidito y ya embrujado por este sub-mundo de Internet. Paralelo al real y tan real como aquel, inicié el primer Vivo y Digo, sigue colgado en su sitio, infectado de publicidad pero sin perder una coma ni ganar en sensatez.

Siempre creí que en los cuadernos y en el diario-web uno debía hablar de si mismo además de despotricar libremente, con el arma de las palabras, contra todo lo que no gusta o nos gusta poco. Sin embargo tanta batalla inútil contra molinos de viento ha terminado por arrinconar el pensamiento sobre mí y lo que siento, como si unos invitados tomaran la casa del anfitrión y lo obligaran a dormir y vivir en el frigorífico.

Tampoco hoy hablaré de como me siento, aunque sienta tanto que la palabra mucho no alcanza.

martes, 6 de septiembre de 2005

Demasiada pena

Homer Simpson reprime su rabia en uno de los capítulos y como consecuencia le salen unos bultitos en el cogote. Yo, me doy perfecta cuenta, no reprimo mi rabia, la expongo por norma general en este weblog para que anónimos viandantes de la Red sepan que rabio y despotrico (como consecuencia).

Leía el otro día que la pena impuesta al bailaor Farruquito, 6 meses por atropellar y otros 6 meses por huir sin socorrer, para qué, si el atropellado murió... Pena que ya quedó claro que a mí me parece una broma macabra, como acudir a un velatorio a cagarse en la madre del muerto, o peor aún, juez y acusado bailando la lambada, un "agarraditos" sobre la tumba caliente al sol del mediodía, o un zapateado con mucho arte, el mismo que se gasta el sujeto al acelerar a fondo en la escapada.

Pues esta condena que es como un mal chiste, como escupir en la cara de un manco, que es un desatino inconcebible le ha parecido al muchacho o a su abogado, dispuesto como está a demostrar que todo el monte es orégano, demasiado severa. Quieren boleto en la feria de los atenuantes, vez en la tienda de rebajas. Han decidido al unísono supongo, en vez de taparse y dar gracias por lo tocada que el estudio dejó alguna cabeza, interponer un recurso. Creen que lo ocurrido es apenas una falta, quizá terminen pidiendo en último término, algún tipo de indemnización por la abolladura del BMW. No olvidemos que se llevó a otra ciudad a reparar, lo que sin duda debió encarecer el trámite.

Farruquito seguirá bailando, sudando y ganando, alguien le lanzará flores y él pisará encima enajenado de baile. El juez que se tomó a risa la vida del que yace enterrado seguirá con sus desvaríos desde el mullido sillón, anhelando el tiempo en que le alumbraron los focos de la fugaz fama y vio su nombre en el periódico. Quizá mueva los pies bajo la mesa al son de fandango o bulería.

Benjamín Olalla seguirá en su sitio, arrebatado a la vida, como un recuerdo. Quizá ya sin flores, como si no hubiera vivido. O tal vez su viuda si lo recuerde, con el poso triste pero ya relativo que le da a todo el tiempo, del tenor mismo de los sueños irrealizables.

domingo, 4 de septiembre de 2005

Una ciudad arrasada

Aún no habían comenzado los aviones americanos a arrojar bombas sobre Irak. Aún se tenía la impresión de poder evitar la carnicería de una guerra. La Santa Sede con el Papa a la cabeza, ya en sus últimos meses, llevó a cabo cuantas medidas diplomáticas tenía a su alcance. De poco sirvió a la postre, la guerra con su cargamento de destrucción y muerte se produjo y perdura hoy. Entonces, en aquellos lejanos días, un titular llamó mi atención, el portavoz de Juan Pablo II trasladaba en su nombre algo que sonó a dura advertencia: La acción de guerra "clama venganza ante Dios".

Hoy vemos con asombro que la primera potencia mundial asiste impasible a un desastre natural que nadie se atreve todavía a calibrar. Bush reconoce contra su costumbre que han existido fallos, no se ha reaccionado a tiempo ante la catástrofe. Hay más, la acción del huracán era perfectamente previsible, ya lo habían anticipado diversos organismos, pero la financiación se dedicó a la cruzada particular de Bush contra el terrorismo, es decir la invasión de países y el transporte de tropas al otro lado del mundo.

Viggo Mortensen pide la prisión para George Bush que aún sonríe incomprensiblemente antes de iniciar su discurso. Probablemente bastará con que los mismos que lo auparon lo destituyan ahora. Al final de cada error pagan siempre los más pobres. Vidas humanas que desaparecen para siempre.

miércoles, 31 de agosto de 2005

Ganar o perder

Estaba el otro día en el antiguo cauce del río Turia y pasé junto a un padre y su hijo, de unos 5 años. Llovía a mares y todos encontramos refugio bajo uno de los puentes que sirve a los coches para cruzar entre orillas. Ambos iban en bici y el padre proponía un juego. Ninguno debía salirse de los márgenes enormes de varios triángulos que se dibujaban en el suelo. La trama del juego era sencilla, y lo complicado hubiera sido que alguno de ellos se saliera de aquel espacio, pero apenas explicado el juego dijo el niño:

- ¿Hay que ganar o perder?

Y a mí la pregunta me pareció fantástica. Me quedé alrededor maravillado en aquella conversación que no me debía importar pero que me importaba. Todos dimos por hecho siempre que en la vida se trata de ganar, en cada cosa ganar siempre. Nunca reparamos en objetivos distintos.

El padre comenzó a responder la pregunta y al instante, interrumpiendo de nuevo el niño:

-¿El que pierde gana?

Y yo ya arrebatado al ingenio de aquel crío, no sé si genio o tonto de remate como yo. Ya apuntaba Sabina, de otra manera, que a veces gana quien pierde a una mujer. Y es cierto que perder a veces es el primer paso hacia nuevas metas.

El padre continúo sus explicaciones intrascendentes en verdad, y pronto comenzaron a avanzar las bicis lentamente como si en vez de tener una anchura de dos metros lo hicieran sobre un hilo de cobre. Lentamente y moviendo el manillar como el escalador en un demarraje durísimo donde más cuesta.

Luego, acabada la lluvia, se alejaron tranquilamente y yo, todo sonrisa, continúe a su vez mi camino.

miércoles, 10 de agosto de 2005

50 horas

Leo que un surcoreano de 28 años ha muerto tras pasar 50 horas conectado a Internet, entretenido con un juego del tipo simulador de guerra. Durante tres días apenas descansó sino para comer algo y hacer algún descansillo en una cama improvisada. Ni siquiera estaba en su casa, se conectó desde un ciber. El muchacho había dejado el trabajo para poder jugar más y mejor. El día de su muerte su propia madre había llamada a los antiguos compañeros de trabajo por no haber sabido nada en varios días.

Yo que abandoné la televisión por la Red, que espacié los libros para leer por asomarme a este mundo virtual me quedo mudo ante noticias así. Me alegro de que la mía sea una adicción controlada, que no perdona una paellita en la playa junto a la familia.

Internet es un gran invento, pero la gente debe seguir hablando de persona a persona.

lunes, 8 de agosto de 2005

¡Bravo Estefanía!

Esta Estefanía López es chica lista y agradecida. Lista como demostró su judicatura, agradecida con quien en otros tiempos, sin duda mejores, le hicieron el trabajo más fácil y cómodo. Porque que duda cabe que esta moza, titular del juzgado de Roquetas conocía al jefe del cuartel de la Guardia Civil de la localidad. Ve tú a saber si habían logrado una cierta amistad, es posible que salieran de copas juntos, incluso, aunque haya que tener un gusto muy degradado, existe la posibilidad de que hubieran logrado una cierta intimidad (aunque fuera como nebuloso deseo).

Eso podría explicar que hoy haya dejado libres de prisión preventiva al teniente "Sebastián" y a otro de sus secuaces. Vino el fiscal de Almería hasta Roquetas para pedirle que lo encerrara, y le dio sus razones:

"Hubo un exceso en sus funciones".

La verdad es que dicho así hasta yo me negaría. ¿Porque acaso son las funciones de la Guardia Civil moler a palos a los ciudadanos? Solamente desde esta suposición se entendería lo de exceso en sus funciones. Ellos podían dar una paliza tremenda, pero se excedieron al matarlo.

El abogado de la acusación particular también pedía la prisión preventiva al igual que el fiscal se llevó una respuesta inédita:

"No puede afirmarse contundentemente la relación causal entre la actuación de los imputados y el fallecimiento del detenido".

Estefanía escribió eso en el auto y se quedó la mar de satisfecha. Pudo decir que los conocía, que eran amigos suyos si lo eran, que prefiere que sea otro u otra quien los haga encerrar, que a ella eso de meter en la cárcel no le gusta, que la prisión preventiva es una medida extrema y exagerada... (yo mismo me considero enemigo feroz de guerras preventivas). Pudo dar muchas razones, pero se descolgó con que no podía "afirmarse contundentemente". Probablemente sí se pueda afirmar que hubo relación entre su actuación y la muerte, ella lo sospecha, pero su sospecha no es contundente. Ella no afirma contundentemente apenas nada, ¿cómo afirmar con contundencia cuando está en juego la libertad del hombre?

Yo quisiera que alguien me explicara que es eso de afirmar contundentemente. Yo sé afirmar, sé que puedo afirmar o no afirmar algo, pero no sabría hacerlo contundentemente, no sé si se trata de alzar un poco el tono, decirlo a voces o con gesto grandilocuente.

Dice que no se puede afirmar contundentemente la relación causal entre la actuación de los imputados y la muerte del sujeto (Juan Martínez Galdeano), quizá nos está insinuando que aquel murió sí (eso no lo niega), podría afirmarse contundentemente incluso que murió, pero es posible que los guardias no tuvieran nada que ver, existe la posibilidad a tenor del auto que el hombre muriera por causas naturales, puede ser que le diera un infarto y se hiriera al caer al suelo, puede ser que la carrera buscando refugio hasta el cuartel le hiciera caer mal la comida, es posible incluso, como afirma el teniente que iba a ser ascendido en breve, a pesar de su historial de abusos, que poco menos que el detenido se suicidara a la antigua usanza de golpear su cabeza contra el suelo. Tenemos el dictamen forense y la declaración de unas personas que vieron como se le apaleó prolongadamente en el tiempo, incluso cuando este no oponía ya resistencia. Se avisó a la ambulancia para certificar muerte 45 minutos después de empezárselo a trabajar. Una parte entera en un partido de fútbol. El origen del incidente, por lo leído fue, poco más o menos que el teniente había comprometido su palabra en hacer pasar el control de alcoholemia al agricultor. Debió salir afuera para calmar ánimos entre sus perseguidores, pero la cosa se torció cuando el individuo haciendo uso de su derecho constitucional se negó a pasar revisión ninguna. Entonces había que forzarle, porque un hombre vale lo que vale su palabra.

La juez hoy hace como Pilatos en su tiempo, se lava las manos. Y entre las razones para no detenerlos provisionalmente da poco menos que un anticipo para el que quiera recogerlo. No hay nexo de conexión entre la actuación de los guardias y la muerte del sujeto. El teniente Sebastián, que siguió dirigiendo el cotarro durante dos días después de la muerte de Juan, seguirá como el "Llanero Solitario" marcando su ley en la calle. Cuidado no te lo encuentres que estos días debe andar desquiciado, abandonado por sus mandos y diciendo que nunca creyó que una "actuación suya" pudiera llevar a la gresca política. Al menos el necio sí reconoce que lo producido fue actuación suya, defendió al ataque a sus hombres, con sus porras, la eléctrica y la extensible. Mataron a un hombre porque se les fue la mano. Eran nueve torturando, ningún esternón aguanta tanto, ni siquiera el de un hombre de 108 kilos.

Estefanía, qué lista eres, no hagas nada que no quieras.

sábado, 6 de agosto de 2005

Sangre caliente

Los hombres tienen la sangre caliente, son capaces de casi cualquier cosa en un arrebato. Juan Martínez Galdeano tenía, casi con toda seguridad, muy mal pronto. Pero parece que decidió poner una denuncia por un incidente de tráfico en el propio cuartel de la Guardia Civil, que parece una forma razonable de proceder. Lo que ocurrió dentro, su presunta negativa a cualquier prueba de alcoholemia que le quisieran hacer ha terminado con 8 agentes suspendidos, y con el propio Juan Martínez cadáver y embolsado para entierro.

Parece que el hombre intentó salir corriendo muy nervioso, parece que se le echaron encima los guardias civiles, convertidos en perros de presa, para intentar reconducirlo, no repararon en medios, patadas y puñetazos a la vez que descargas desde antirreglamentarias porras eléctricas. Lo arrastraron por el suelo para que las cámaras no capturaran imágenes comprometidas. Por lo que parece recibió una paliza tremenda, tan larga e intensa que cuando llegó la ambulancia una hora después, los facultativos ni se molestaron en intentar recuperarlo. El hombre, con todo lo que puede, aún no logró dar vida a un muerto.

Cuentan que alguno de los guardias se llevaba las manos a la cabeza, lo que tenían tirado en el patio no era poca cosa. Las cosas se complican a veces y ya se sabe que cualquiera puede sufrir un calentón. Ciertamente resulta preocupante que los asesinos sean los que deben protegernos, preocupa que ninguno intentara detener al resto, que ninguno tuviera palabras sensatas que paralizaran la acción. Que nadie supiera dar con una clave salvadora que no entienda de rangos ni de órdenes jerárquicos. Que nadie peleará por salvar al sujeto olvidando su condición de subalterno, que nadie apelara a la prudencia, que nadie hiciera un disparo de cordura al aire, agitando los brazos. Rechinan los dientes del que patalea, se incendian sus axilas, dispuesto a demostrar ante los otros toda su dureza. Una patada de cada uno son ocho patadas, demasiadas para un mismo destino.

Hoy la justicia tiene otra cuenta pendiente, otro retrato donde mostrarse ante un público al que ya nada asombra. Los noticiarios se han convertido en una crónica de sucesos. Exportamos calamidades a cambio de las de fuera. Nuevas víctimas y verdugos esperan entrada como actores de un teatro. Los días D y las horas H se suceden a cada momento. Cambian los protagonistas pero las historias se repiten sin remedio. Yo pido ser consciente para que nunca me deje llevar por los demonios de lo irracional. Tener siempre dos segundos de calma antes de cada respuesta, la lentitud de una meditación breve para alejar reacciones desproporcionadas.

martes, 2 de agosto de 2005

Formador ocupacional

Se acaba el curso que he venido siguiendo de formador ocupacional. Se apaga, agotados los plazos como una vela. Y se hizo largo aunque uno tenga la sensación irreparable que tienen siempre las pérdidas. Conocido un submundo de gente en la intra historia, gente que pelea por ser algo más, por ser mejor cada día. Un universo en si mismo sin cámaras que lo descubran.
Reunidos providencialmente por el Servef que sin rostro mezcla vidas y personas dispuestas a dejarse el tiempo en el intento de abrir nuevas puertas.

Todos salimos como formadores en plena formación para ilustrar a los otros sobre lo que somos, exponiendo magistralmente nuestros defectos y virtudes, como un consejo de sabios encerrado en un bunker, a salvo del calor, en un mundo que se cae a pedazos encadenando calamidades. En cierta medida ese mundo, políticos, legisladores, que nos aparcó temporalmente tendría tanto que aprender de nosotros... Dueños del mejor rostro en el suceder amable de los días.

Yo me quedaré con algo de cada uno, el recuerdo aunque sujeto a la variabilidad a la que somete a todo el tiempo. También dejaré estas letras, estas sí perennes y no atentas a cambios posteriores, que recojan un detalle de cada uno, algo que fue y ocurrió en estos días, como una pincelada inspirada al crear un separador de hojas:

A Amparo habría que hacerle un monumento por haber sabido liderarnos. Incombustible incluso frente al rostro de Andrés que pedía tregua nada más empezar y que me hacía reír sin reparar en que mi rostro era idéntico. Dos sujetos pidiendo sillas y sillones tras cada paso.

Fran vestido a la última, dueño por aclamación de conceptos, procedimientos y aptitudes, siempre dispuesto a dar opinión. Poniendo "calidad" como dice Nati, en cada intervención.

Benjamín que se queda sus consejos para él cuando hacen fuera tanta falta. Ciclista empedernido al que la docencia enseño que vale más empezar de ogro aunque al fin sea Quijote bramando contra molinos de viento. Creyente como yo en que todo mejorará.

Andrés, el muñeco mecido por el ritmo de escapada de sus dedos contra la mesa. Experto en animación incluso multimedia, se ha enganchado a los "y vive" como a las nuevas compras. Un fenómeno al que habrá que pedir cita cuando ProyectaDos absorba a Gates y a su equipo.

Stella nos habla en argentino para que aprendamos a hablar en español. Prolija en lunfardo adora las tostadas con aceite y el zumo de naranja. Echa de menos sus raíces aunque sea capaz de crear nuevas allí donde la quieran. Amiga de sus amigas, estará siempre a su lado.

María José competente, la directiva ideal para cualquier empresa. Sensata, cordial en un descanso laboral seguro que buscado, se pelea con sus ojos gota a gota para que sepan mirar pantallas de ordenador. No quiere liderar equipos porque ya lo hizo. Era imposible un naufragio.

Agnelio aprende que tiene voz y se atreve a alzarla para contar. Ya no importa el número de oyentes. Capaz de vender el Infierno con palabras se arrima al ordenador con más miedo que a los toros de la Vall d'Uxó. Es dueño por repetición de la esquina donde aparca su coche.

Nati que tiene el tiempo detenido en el reloj se asoma desde la casa de su pueblo a las estrellas que la ciudad no ve. Es como una chiquilla con las ceras en la cartera, te convierte una clase en un taller creativo rápidamente aún a costa de que alguno recupere la sensación de que no tiene dedos sino teclas. A veces se pone las gafas de sol y dice que es para ver mejor aunque sospechemos que cierra los ojos.

Inma se bajó del tren en marcha para hacerse casi funcionaria de Hacienda (con la que habrá que llevarse bien, por si acaso). Se llevó su amistad con ella y le quedó en el tintero un curso de Office que ya no dará. Informática y estudiosa de Conservatorio para saber que a no todo el mundo le gustaría tocar el piano. Un encanto de niña con una goma "Milan" muy gorda para poder borrar de tanto como equivoca.

Marta llegó con su valenciano efervescente y con sus divertidos enlaces para hacerse un sitio propio. Es raro que no esté sonriendo en nuevas tramas, aspirante a psicóloga tendrá oportunidad en poco más de un mes.

Rosario, periodista en pos del artículo perfecto, que seguro encontrará mil defectos a mis letras pero habrá de reparar en mi intención para perdonar los fallos. Idealista es casi alemana. Viene y va como el viento poniendo granitos de arena.

Ay Lorena, qué tiene esta chica que sus días grises son nuestros días más grises. Motor del equipo ha demostrado sobradamente su eficacia. Sus clases en Viveros son recordadas aún por los que fueron meros observadores, jardineros y caminantes, que hubieran dado un tercio de sus vidas por formar parte.

Salvador, hombre honesto siempre y cabal según la oportunidad; revolucionario al que le gustan los disparos entre amigos para sentir que estamos vivos. Su apoyo es incondicional y sería capaz de levantar el ánimo hasta al hombre más desesperado del mundo.

María Luisa es un terremoto de actividad. Si le dan un desierto lo reforestará y volveremos a vivir en los árboles, lo que en mi opinión no estará mal. Lanza dardos y nadie queda indiferente, nos ha convertido en sus chicos y lo perdona todo. No creo que pueda, aunque quiera, enfadarse.

Angel (sin tilde), un economista al que las cuentas le aburrían. Que prefirió como yo rehacer el petate empezando casi de cero. Persiguiendo motivaciones nuevas en la carrera que es la vida. Lo hemos subido mil veces a una bola enorme y nunca se quejó. Tiene las ideas claras y es capaz de confrontarlas sin perder la sonrisa. No hay modo de confrontación mejor.

Un grupo estupendo de personas que de algún modo logró vencer convenciones para decirse todo a la cara. Me dejo a Covadonga y su espontánea alegría innata, que pinta decorados para que otros se luzcan. Queda en la sombra, confiada en el trabajo bien hecho aunque no podrá dar clases, al menos por ahora.

Un grupo a 48 horas de disgregarse pero que sobrevivió a un verano de sofocante calor, y que no llegó a dominar nunca el dichoso aire acondicionado.

Habrá que seguirles la pista...

Abrazos.

sábado, 30 de julio de 2005

Un muerto casi gratis

Decir que se condenó a Farruquito por matar a un hombre quizá sea decir demasiado. Nadie niega que atropelló a un joven que volvía de nadar unos largos en una piscina. Nadie niega que el joven atravesaba un paso de cebra por donde debía. Nadie que el bailaor iba a más de 80 km/h cuando no debía sobrepasar los 50. Tampoco se niega que antes del atropello se hubiera saltado al menos un semáforo. Tampoco que tras el atropello se diera a la fuga con el acelerador pisado a fondo, igualando el rojo a verde en los semáforos de una fuga desesperada. Nadie dijo que no quisiera escurrir el bulto llevando a reparar su flamante BMW a otra ciudad. Ni que urdiera plan de hacer cargar a otro, su propio hermano, en caso de que alguien fuera a pedirle responsabilidades (si es que tanto cuidado en los pasos para salir incólume fracasaran). Todo el mundo reconoce que el chaval no tenía carné de conducir. Ni falta que hace, la verdad.

Digan a la esposa ya viuda que la muerte de su marido vale 8 meses de cárcel. Que no hacer frente a las responsabilidades, que no auxiliar al moribundo vale otros 8. Yo por nadador y por peatón estoy aterrado, pido a mis lectores si los hay que se conjuren contra el que me mate para que no salga de la trena en menos de lo que dura un taconeo bien dado. Miento, pidan por todos los medios que por si peatón que cruza muero, que mi asesino entre en la cárcel para que al menos se acuerde de mí durante un tiempo. Que no pueda seguir con su vida como si tal cosa, tomando unos refrescos mientras engorda la cuenta corriente. Decía Antonio Canales que la justicia debe hacer distinciones, claro tiene razón, si alguien es bueno con los tacones se le debe perdonar todo. Nuevas flores para el muerto al que han convertido en anécdota con esa sentencia. La juez sopesó bien el funcionamiento de la justicia de este país, y puso su granito de arena. Un brindis demencial en la barra libre de los desatinos en el que siempre hay tiempo para una ronda más. Pocas penas para Farruquito y para su compinche, que hacen realidad lo que imagino que dijeron en sus momentos de mayor preocupación: Ya verás como un día nos reímos de esto.

A mí la sonrisa se me quedó congelada.

jueves, 28 de julio de 2005

Fin de lucha armada

Desde las 17:00 horas de hoy el IRA ha dejado de estar operativo como grupo terrorista. Depone las armas para procurar actuaciones exclusivamente políticas para solucionar el problema del Ulster.

sábado, 16 de julio de 2005

Nuevos miedos

Si cada vez que pensé que vivimos en un mundo de locos lo hubiera escrito no habría dejado de escribir, ni de pensar. Se pierde el norte en esta era de móviles de última generación y banda ancha, de hambre sin consuelo y de guerras tan innobles, como son todas las guerras.

Fanáticos terroristas en su cruzada irracional, en que el hombre se convierte en instrumento de destrucción incluso para si mismo, han matado hasta hoy 54 personas en Londres. Nombres y apellidos, padres, hijos, hermanos, amigos de alguien que los echará de menos. Atentados en el metro y en el autobús. Indiscriminados, hombres que explotan aniquilando al vecino de asiento, a la chica aquella que le miró y que pudo ser, de haber tenido oportunidad, su media naranja. ¿Cómo mira el asesino que se aferra a la mochila bomba? ¿Qué descubre en la amable o indiferente mirada de su desconocido acompañante? Qué ve en el gesto del que cedió el asiento de su lado para que aquella anciana estuviera más cómoda.

Borran vidas desde la ignorancia, convierten hombres y mujeres en nada, destruyen al desconocido solamente por ser vecino de su ira ciega, solamente por estar allí. Apretujados por la rutina en el metro o en el autocar que les llevará a trabajar cuando quisieran estar en la playa, con los tobillos enterrados por el agua del mar templado.

Mueren porque los matan, inocentes viandantes culpables de no decir te quiero tantas veces como hubieran querido. Matan personas con mucha vida por vivir. Matan la belleza incluso de Shahara Islam, esa mujer que enamoraba en el autobús urbano, aquella a la que decir "no" era tarea imposible. La cajera de brillante porvenir, que asomaba a sus ojos la pasión de veinte años empezando a vivir.

Nuevos miedos para un mundo que perdió el sentido encadenando errores. Que lejos de corregir, lejos de reparar en la belleza de vivir, en el día a día de un abrazo, de un paseo por la acera hasta un parque ojeando el periódico, olvida los momentos de desbordante ilusión, de ganas de romper el cielo a gritos de alegría. La primera palabra comprensible del niño, el beso de un reencuentro, la mano en tu mano, en cambio mira muerte y destrucción en los informativos y más miedo, cada noche, al cerrar los ojos. Que aquel que pueda hacer algo, haga. Que no tengamos que sentir miedo.

sábado, 2 de julio de 2005

Buen partido Lleyton

Supongo que no soy el único que fantasea, pocas veces que soy humano y no fantasma con el éxito que paladean los famosos, algunos días, que ellos también tienen días en que todas las tostadas caen por el lado de la mantequilla. ¿No se imaginaron nunca encima de un escenario al escuchar el concierto de su cantante favorito? ¿O no quisieron sentir el éxito de un atleta épico?

Hoy me imaginé en el verde de All England, lejos de Blair que sigue moviendo piezas de ajedrez a las que alguien echará de menos. Me imaginé abajo, donde se desenvuelven los héroes de la raqueta, me vi allí donde disputaban un "aussie" aguerrido, Hewitt y un suizo inabordable, Roger Federer.

El resultado real de aquel partido fue rotundo a favor del suizo: 6-3, 6-4, 7-6. Los últimos ocho partidos en que se enfrentaron tuvieron el mismo vencedor. Al australiano le salen las cuentas demasiado claras cada vez que ve a Roger en su misma parte del cuadro.

Haga lo que haga termina perdido. Alguna vez le arrebata un set, lo guarda codicioso y en su cabeza se dice, "sigue así, si perdió uno puede perder más", pero no los pierde. Al menos no contra Lleyton Hewitt desde el año 2003.

Los tenistas de la actualidad se sienten meritorios como fueron otros deportistas condenados a coincidir con Indurain, o después Armstrong. Sienten su techo allí donde pisa el número uno. A Indurain le peleaban rabiosos, con las rodillas escocidas por las rozaduras y los tendones al límite, las metas volantes. A Roger Federer, aún capaz de perder, lo descabalgan en la tierra lenta de Paris. Pero su progresión es evidente y ven que pronto será inabordable. Como si hubiera inventado el juego, como si las normas las dictara según su voluntad y a su favor.

En los ojos de Lleyton Hewitt se podrá leer su aspiración máxima. Tanta derrota sobre su espíritu indómito deja huella. Sus ojos buscarán en la boca de Roger, justo tras el partido, al dirigirse a la red para estrechar manos, tres palabras.

Buen partido Lleyton.

Con eso se contentará.

lunes, 27 de junio de 2005

Escritor que escribe

Mi condición de escritor se toma vacaciones muy largas y a voluntad de la inspiración que es la que manda, cuando no se tiene método. Pero de cuando en cuando regresa y me hace sentir escritor al fin y al cabo. Entonces me siento poderoso, como un superhéroe que pudiera abatir villanos aunque fuera a fuerza de aburrirlos. Entonces creo llevar un capazo lleno de palabras, y miro dentro como miran los dueños de cualquier cosa.

Yo soy dueño de más bien poco, aunque tampoco mis exigencias se desmadraron nunca. Ahora Sestea se compra un cochecito que la transporte entretanto discurro un modo de teletransporte instantáneo. En el que el pensamiento sea suficiente para encontrarnos.

Adquiere un Volkswagen Polo en gris antracita con efecto perla, y no sé si lo de perla se lo decían a ella o es que el coche es así. En todo caso seguro que el coche no será sino la concha que acoja la perla. En un gris que a mí no me convence del todo, porque el polvo se verá más, porque si algún enemigo soterrado llave en mano lo raya su pulso será más visible. Pero es que la niña viene de un 205 rojo que llevan a desguace sin atender romanticismos, y otro rojo no la convence del todo. A mí el plata reflex me gusta, desde siempre además, pero están las calles llenas de ese color (claro que sobre ese tono el polvo se disimula y las rayas con poco firmes que sean parecen del mismo diseño vanguardista que inspiró el frontal del coche).

En fin, se lo dan prontito y se viene con él a verme. Dice que le da cosa por ser nuevo, parece que tuviera miedo a un coche más seguro y mejor, que la llevará con aire acondicionado y cd en mejores condiciones. Aún quiere echar de menos un vehículo antiguo al que poco menos que había que sujetar las puertas al rebasar 120.

viernes, 24 de junio de 2005

Mejor que yo

Yo soy poco menos que un ermitaño que no sale de su concha. No salgo apenas, de vez en cuando a cenar y al cine. Se acabó para mí las noches de parranda, de alcohol en vena hace muchos años. No me atraen, pienso a veces que acaso soy un octagenario inmaduro encerrado en el cuerpo de un chico. Que distinto a Sestea que se pirra por un baile y me aparca de mucho en mucho, cuando la acompaño, junto a la barra de los que ponen los ojos entre la gente.

Ayer charlaba con uno de los nuevos amigos que me ha proporcionado el curso de formador ocupacional, de nombre Salvador. Charlaba con él sobre el futuro, expectativas y oportunidades para verme de repente abrumado por la impresión que de mí tenía. Me decía que si el fuera jefe no dejaría escapar a alguien como yo. Que nunca se vio con alguien tan educado ni considerado con todos. Que era rara avis entre la juventud actual. Que sabía de lo que hablaba porque trató en su vida muchos jóvenes.

Yo no voy a negarlo recibí esas bienaventuranzas con gran alborozo. Aquel respaldo aún exagerado como fue me alegró el día. Ciertamente se equivoca pues no soy tan bueno como le parecí. Por eso, porque me conoce apenas de dos semanas me tiene en tanta consideración. Es el tiempo y los contratiempos, como se enfrentan, los que desnudan a la persona. Yo que soy mucho peor que esa impresión, inspiración de unos pocos días, aspiro nada más que encontrar por medio de la sensatez, que es mi único equipaje, el camino que recorrieron mis referentes. Intentar ser todo lo bueno que pueda.