jueves, 31 de marzo de 2005

Para que conste

Darane y yo estamos por la labor de que no se pierda ni una palabra. Por eso, veremos de qué modo, vamos a atrapar los mensajes del primer grupo de Annlea. Para que no desaparezcan.

Hoy, con idéntico propósito, para que nada se pierda, he traido el contenido de mi anterior "Vivo y digo, siglo XXI" para que aquellas palabras permanezcan aquí junto a las nuevas. Todas me retratan en el tiempo, el que fui y el que soy.

También para que conste nada más apuntar que ayer subí la ventanita de la derecha, ese mapa que me dice que en las visitas suelo estar solo, aunque a veces sorprende mostrando dos puntitos verdes. Peregrinos perdidos en un universo inmenso.

Zafonmanía

Acabo en este mismo momento de acabar el libro. "La sombra del viento". Ayer visité la web, hice el juego que propone y estuve leyendo acerca de la zafonmania que parece se ha desatado en Europa con este libro. Las críticas son superlativas.

Sin embargo es un libro triste, como todos los no académicos. Triste porque está salpicado de muerte como la vida. Por eso emociona al igual que vivir.

Acabado ya a uno le embarga una tristeza distinta, porque ha vivido horas atrapado entre sus páginas, sintiendo en propia piel los avatares de los personajes, los ha visto tan de cerca que quiere seguir con ellos. Como cuando te despides de quien quieres, pero entonces sabes que la volverás a ver, aunque a veces los minutos se vuelvan un periodo demasiado largo. En la novela la certidumbre del fin se hace herida. Y no se me ocurre más consuelo que un nuevo libro al rescate. Leer historias nuevas exactamente igual que hacía Alonso Quijano camino de perder la cabeza.

miércoles, 30 de marzo de 2005

La sombra del viento

Últimamente me he dado un empacho de lectura, como en mis mejores tiempos. Apartado frente al mediterráneo di fin al "Código da Vinci". Fue este sábado pasado si no recuerdo mal. Ese mismo día empecé "La sombra del viento" de Carlos Ruiz Zafón que tengo más que mediado. Me lo regaló mi hermano hace bien poco porque le gustó mucho. Lo llamativo es que en mi familia contamos ya con tres ejemplares de ese libro (no me extrañará pues que sea un éxito de venta). Lo cierto es que me está gustando mucho.

Cambiando de tema, el lector ya conocerá que murió anteayer Joaquín Luqui, que era seguro tres, dos, o uno. Tu y yo lo sabíamos. Que descanse en paz.

lunes, 21 de marzo de 2005

Luis inmune por el fútbol

Apenas uno comienza a vivir ya va descubriendo reglas. Deben ser observadas porque es lo que se espera de uno, y porque no atenderlas suele traer aparejado males mayores. De niño si te enfrentabas con el más carismático de la clase corrías riesgos, en el mejor de los casos que te hicieran vacío y en el peor que el más grandón, amigo insuperable de sus amigos, te dejará en el estómago un regalito como recordatorio.

Nos hemos acostumbrado a que cada acto traiga consigo consecuencias. No nos sorprende. Sabemos que se trata nada más que de acción y reacción. Salvo en el fútbol. En el fútbol las reglas muchas veces se diluyen, las reacciones no aparecen. Se vive en la calma que da saber que los errores se pagan solamente a veces. Y con mucha frecuencia, justos por pecadores.

Tenemos reciente el incidente de un Luis Aragonés colérico y grosero. Citando ante los medios ingleses que le interrogaban a los gamos y persecuciones, porque él sabe de historia, porque no está dispuesto a reconocer errores. En el fútbol dice, hay códigos y él empleó uno cuando arrimado y encendido como un torero, le dijo apenas en un murmullo: "Dígale al negro de mierda que es usted mejor". Y se quedó tan tranquilo, sabedor de que estas cosas en el fútbol se deben permitir. Son códigos y él los maneja como nadie. Lástima para él que no todo el mundo estemos de acuerdo, lástima que ahora sean capaces de llenar de micros el aire y ya no se pierda nada.

Reyes debió poner cara de, "qué bruto es este tío", o tal vez "cómo domina los códigos, esta frase me ha hecho mejor futbolista".

Si tuvieramos unos dirigentes un poco serios tenían que haber cesado con efectos inmediatos al sabio, y no porque no sepa de fútbol, que es sabio de Hortaleza sino porque hasta los sabios que cometen errores saben que habrá consecuencias. Se hace inadmisible que aún hoy defienda aquello, y que en vez de agachar la cabeza en las ruedas de prensa posteriores, emergiera gallardo con sus códigos. Resolviera un grave desliz cometiendo otros. Asegura que no es racista pero no lo parece. La lengua le traiciona, se le vuelve racista cuando dormita el cerebro, cuando se vuelve rabioso de códigos.


El fútbol es distinto a la vida. Se ficha centrales incapaces de jugar por 4000 millones de los de antes y no ocurre nada. Se ganan tres partidos y se renueva por tres temporadas aunque en un mes pueda ocurrir, en el fútbol pasa, que te quieras quitar el estorbo de cualquier manera. Tantos desatinos que se hacen innumerables.

Yo sinceramente creo que Luis Aragonés no es racista. Pero es colérico e incapaz de reconocer errores. Incapaz de resolver con su dimisión lo que es normal en la vida. Pagar por los errores en consecuencia, como reacción. No creo que sea racista aunque sus apariciones posteriores vinieran a empeorar las cosas. Creo que tenía que haber sido cesado de inmediato porque determinadas cosas no se pueden tolerar ni siquiera en el fútbol. Menudo ejemplo entre nuestros dirigentes cuando se aspira a unas Olimpiadas. El tiempo ha pasado para tenerlo aún en la silla, con su pasado y sus errores, dando listas nuevas, estigmatizado pero protegido contra la tralla, como en un búnker. Inmerso en el fútbol de una selección sin victorias pero muy capaz de seguir llenando titulares.

jueves, 17 de marzo de 2005

Menudo best seller

Llevo exactamente 321 páginas de "El código Da Vinci" y ha resultado ser uno de los peores libros que han caido en mis manos. Claro que el libro que leí antes que ese era de García Marquez, y claro las comparaciones se hacen odiosas sobre todo para Dan Brown. Lo curioso de todo esto es que éste podría haberlo escrito yo mismo, y no es que me esté echando flores precisamente. En mi opinión es malo de solemnidad, engancha aunque mucho menos que "Los pilares de la tierra", y tiene frases como "A Sophie le daba vueltas la cabeza" y mil más de este estilo.

Literatura de altura.

viernes, 11 de marzo de 2005

11 de Marzo



Hace un año todos nos despertábamos con un atentado atroz. 192 personas inocentes que iban a estudiar o trabajar morían por el fanatismo de unos pocos. No les olvidemos. Decía Mahoma "El que hace reír a sus compañeros merece el paraíso". Y un principio que debiera ser inviolable, lo que no quieras para ti, no lo hagas para otros. Puede haber paz, y en ella cabemos todos.

jueves, 10 de marzo de 2005

Raúl en blanco

Raúl Gonzalez Blanco es futbolista del Real Madrid y lo ha sido casi siempre. Subido al primer equipo cuando chaval, por un Valdano que tenía fe y sobre todo palabra.

Raúl jugó ayer con el Madrid el partido de despedida de la Liga de Campeones, y jugó el partido de despedida porque el Madrid no mereció otra cosa. Incapaz de trenzar una sola jugada, apático, al "tran, tran" de unas piernas muy pesadas y sin una idea de fútbol.

Se disuelve el Madrid deportivo de Florentino. Se disuelve en la desidia, en la falta de esfuerzo, en lo acomodado de un equipo de galácticos del que solamente quedan los sueldos estratosféricos.

Raúl tiene uno de esos sueldos. Lo tiene porque era "el aventajado de la clase", "el listo", "el primero de todos" según la prensa. Porque si algo es innegable es que Raúl ha logrado que una parte de la prensa lo defienda con uñas y dientes. Son "raulistas" como otros son incondicionales de otros futbolistas de otro tiempo. La diferencia entre los distintos casos se me antoja clara, y reside en el talento.

Raúl tiene muy buena prensa a pesar de que no desequilibrar en absoluto. Es incapaz de irse de ningún defensor, no sabe regatear, no sabe correr, no sabe pasar. Raúl es el ánimo y en otro tiempo, la lucha, es el olfato y la definición al modo de "cuchara".

Porque Raúl se ganó a la gente desde chaval cuando perseguía a los defensas y a los centrocampistas para robarles el balón. No importaba que pocas veces lo lograra, se movía tras ellos como sediento y con ello se metía al publico en el bolsillo. Más aún al del Madrid que se acostumbró a una total inoperancia de sus delanteros y medio-puntas. Él era distinto. Era y es lento, pero eso daba más mérito a sus intentonas.

Raúl debe rondar los 6 millones limpios de polvo y paja. Su sueldo mensual neto debe ser, así rápidamente en pesetas de las de antes, 83 millones. Y eso fuera de las primas. Nadie ganó tanto con tan poco.

Que los sueldos en el fútbol son disparatados lo conoce todo el mundo. Pero en el caso de Raúl a juzgar por sus prestaciones, es una quiebra mayor. En el Madrid lo nombraron buque insignia y a un jugador no le puede ocurrir nada mejor. Lo tratarán con generosidad y procurarán hacerlo parecer mejor de lo que es. Con Raúl ha pasado. Estoy seguro de que en Europa no se le tiene en tan alta estima. Les debe hacer gracia que pidamos para él un balón de oro. Tiene olfato y lleva en su trayectoria muchos goles, pero también muchos partidos como delantero. Y no es lo mismo jugar arriba que defender la portería.

Raúl se agota a sus 27 años. No está para lo que estaba. Ya no persigue a nadie, se ha acomodado, lo tiene todo y lo que no tiene no cree que lo vaya a conseguir. Mantiene olfato de cuando en cuando y aún marca alguna vez pese a ser fijo para todos los entrenadores. Es fijo pero sin aportar nada. A la conducta del Madrid le ha seguido la de la selección española. Es intocable aunque no rasque bola, aunque ni siquiera cree peligro. Aunque no desborde, no centre, no pase, no sea ni mucho menos un experto con la testa, no chute con precisión de cirujano. Es el inamovible a pesar de que desaparece y ni se le espera. A pesar de que en las grandes ocasiones falle.

Quizá ningún futbolista es capaz de todo eso, pero ayer Ibrahimovic demostró como juegan las estrellas. Y la pega es que para que juegue Raúl otros calientan banquillo. Un balón de oro como Owen, que pida oportunidades y en el fondo de su corazón no entiende como Raúl puede ir por delante.

Raúl es buque insignia, pero las rachas deben ser observadas, y los jugadores medidos con justicia. El Raúl de hace dos años no era un mal futbolista, pero estaba sobre dimensionado. Hoy sigue en su mismo puesto, aguardando gastar todas sus oportunidades. Feliz en un Madrid que se las da todas, que las tristezas en el fútbol duran poco.

miércoles, 9 de marzo de 2005

Escribir Comella

Hace un tiempito me dijo Comella que le escribiera un relato para su Guallavito, no sabía que eso era poco menos que pedirle peras al olmo. Porque se me pasó mucho tiempo sin nada que contar ni construir, asomando nada más mis ojos a las páginas de siempre, en busca de novedades que me inspiraran algo, que despertaran al que fui cuando era incapaz de detener las manos en el teclado. Ayer compuse dos relatos nuevos, cortos y sencillos, sin calidad en realidad pero míos al fin tras tanta espera. Hoy puede que continúe ese despertar que sé de antemano fugaz, pero que me desveló cierta la esperanza de vivir escritor incluso sin nada que contar. Porque no se tiene porqué tener siempre la historia en la chistera, como un truco nuevo. Más que nada porque al final casi siempre es el mismo truco con distintas palabras, trabalenguas distintos para el mismo conejo. Tampoco se ha de tener siempre la última palabra.


Hoy escribo para Guallavito que está lleno de sueños como Comella, le madruga la sonrisa y traslada su vitalidad, que contagia, a sus páginas donde se ha dejado tiempo y mucho de lo que es ella. Capaz de rebelarse contra el analfabeto que ataca "El cuentista", le destruyen su castillo siempre al fresco y levanta otro que se apellida resurrección. Porque se necesita mucho más que un hacker para convencerla de que en la vida, al contrario que en los cuentos, las cuentas no salen. Aglutina a su alrededor a sus amigos que son su fuerza, y para ellos rescata las noticias más jocosas para que rían con ella y no se sientan solos.

Es creadora Comella desde sus letras y obras de espacios entrañables, con infinidad de dibujos animados, que recorren el sitio con paciencia infinita. Los emoticonos la adoran y ponen para ella la mejor de las sonrisas. Impulsa, como ella dice, una web de miradas risueñas y se convierte en ladrona de sonrisas en un atraco en el que ladrón y víctima cooperan juntos.

Escribe Comella desde la alegría que dan los días, las mejores noticias mundiales cogidas en el borde de un río como pepitas de oro entre tanta arena, como pececitos curiosos y escurridizos; las cuelga riendo, las tiene atrapadas hasta que lleguemos.

Abrazos.

miércoles, 2 de marzo de 2005

Florentino, la cara que importa

En este mundo hay mucha envidia. Todos le cogemos manía desde nuestra infancia al "requetesabidillo", al empollón de la clase. No podemos tragar con sus cualidades, con su lección aprendida, con sus gafas de miope. Todos sin discusión sabemos el prototipo de persona de la que hablo. Yo mismo, de niño daba las trazas, y me refiero a las trazas en apariencia física, porque tarde o temprano el boletín de notas se hacía más o menos público y podía seguir mi crecimiento al margen de la inquina de una mayoría de la clase. Yo de joven era algo así como Woody Allen pero escaso de talento.

Florentino Pérez no puede negarlo, hoy nos da la misma impresión. Muchos se esfuerzan a diario en desprestigiarle, le buscan las vueltas, pero no encuentran en sus respuestas ni un sólo patinazo. A algunos periodistas eso les da mucha rabia, porque acostumbrados a ser los listos del diálogo, los hace parecer tontos.

Hoy leo a Basurto aquí en Diario Siglo XXI, y me sorprendo de sus valoraciones e insinuaciones atrevidas, como la de que concurrió a las elecciones del Real Madrid porque ya estaba cubierta la presidencia en el Atlético.

Afirma sin asomo de duda que dos periodistas fueron despedidos de un diario, y sin embargo si algo quedó claro en el Larguero el otro día es que Florentino no tiene nada que ver. Le han preguntado acaso al director del periódico, los motivos del despido. No entra en cabeza humana que sea por desavenencias con el presidente del Real Madrid, alguien totalmente ajeno al diario. De hecho son tantos los que lo han criticado que si eso fuera cierto no tendría que quedar casi ni un periodista en su puesto. El mismo Manolo Lama lo intenta poner de vuelta y media cada vez que se lo cruza, pero muerde en hueso.

Vicente Del Bosque dijo el otro día una insensatez mayúscula. Respira por la herida porque prescindieron de él en el Madrid cuando decidió que como las grandes estrellas
las cosas de su renovación las tenía que llevar un agente. Ya dijo Figo una vez para referirse al entrenador, "no molesta demasiado". Hoy Del Bosque tala su futuro en el Madrid con declaraciones fuera de tono. Primero porque nunca su prestigio estuvo a la altura de los méritos conseguidos. A nadie le sirvió de menos ganar la Copa de Europa. ¿Por qué? Porque molestaba poco, no imponía ninguna disciplina (recordemos a Raúl mandándolo a la mierda), y entrenaba lo mínimo posible. Vicente Del Bosque ha retratado el entrenador que es hace bien poco en el Besiktas.

Él tiene una guerra firmada con Florentino y habla de los peligros y de las mordazas. La prensa que necesita titulares, que dedica semanas a hablar de si es o no es Florentino un ser superior, adora sus salidas de tono porque venderán periódicos. Pero el problema de Del Bosque, metido como está en el barro es que no ha obtenido de Florentino Pérez ni una palabra amarga. Éste ha dicho que le tiene aprecio personal aunque parezca claro que no volverá a dirigir al Madrid mientras él sea presidente. Y el problema no es sólo Florentino, sino que si el próximo es Butragueño, tampoco habrá espacio.

Del Bosque cortó un futuro en el Madrid con sus ataques constantes. Porque en el Madrid, al contrario que en el Marca, si tiene mano Florentino. Su presente se truncó, conviene recordarlo, por una mala temporada en Europa, errores tácticos y una insurrección en el vestuario. Y conviene recordar también que no se le echó, simplemente no se le renovó el contrato, que es el pan nuestro de cada día para muchos otros, en peores condiciones.

Dice Egoitz Basurto, que tiene de primeras toda mi simpatía por ser vasco como yo, que se pueden hablar barbaridades de Florentino Pérez porque nadie conoce al auténtico Florentino.

Yo desde la distancia digo nada más tres nociones que tendrían que bastarnos. Es presidente de ACS (lo que pertenece a su esfera personal), es presidente del Real Madrid (por una reciente y aplastante mayoría en las últimas elecciones) y que es un triunfador (al menos en los negocios).

Yo también le tendría manía si no prefiriera gastar mis fobias en gente con un poder mayor aunque parezcan los tontos de la clase; George Bush por ejemplo.