miércoles, 27 de diciembre de 2006

La mosca

La cara que habrá puesto la pobre. Digo yo que se debió subir a la vez que yo, digo a la vez que no conmigo. Fue abrir la escotilla y nos aúpamos los dos por la escalerilla, saludando en mi caso a la azafata, apuesto que la mosca entró sin cortesía alguna. Es lo que tiene ser mosca. Que puede colarse sin decir ni pío, eso sí quizá tiene más posibilidades que nosotros, humanos de exquisitos modales, de morir aplastada. Aunque en eso ambos, ella y yo, nos parecemos. Conviene recordar que durante el mes de agosto del 2006 fui atropellado por un coche que circulaba mirando hacia la carnicería "La moderna", la cara del conductor era la misma que dan las monedas, de perfecto perfil, y si uno se conduce así puede muy fácilmente hacer de humanos o moscas la misma cosa.

Digo que su cara habría sido de no perdersela. Subir sin quererlo, quizá porque a la corriente de aire le dio por ahí, o el azar distraído del movimiento de las alas en aquel avión en ruta hacia Santander. Una hora a 8000 metros de altura para dejar Valencia en el recuerdo. Claro que en la vida de una mosca una hora no es el mismo tiempo que en la vida de un humano, aunque ese humano sea yo, tan arrollable como ella.

Voló en una hora más de 650 kilómetros sin ser la mosca supersónica. Sin ser la mosca atómica ni supermosca.

Lo malo para ella es que lo va a tener crudo para volver a ver al novio, o a la novia que igual en vez de mosca era mosco. De que pueda llegar volando por si misma nos olvidamos. No hay alas que resistan tanto. Y con el desbarajuste que hay en los aeropuertos con todo ese jaleo de Air Madrid cualquiera coge vuelo a estas alturas, y luego que sea el bueno. Tengo la impresión de que la pobre se hará un lío en los trasbordos...

lunes, 25 de diciembre de 2006

De vuelta

Regreso en parte tras encontrarme entero.

martes, 12 de diciembre de 2006

lunes, 11 de diciembre de 2006

Hacen conmigo lo que quieren

El miércoles estaré cenando en un sitio que se llama "La mafia se sienta a la mesa". Y lo notorio no es el nombre tan original, sino que está en las inmediaciones de la Plaza Cánovas. Habré abrazado a mis padres, habré dejado el maletón tirado en mi cuarto y estaré planeando una sesión de cine para ver la última de Woody Allen. Siempre es el mismo personaje y siempre es genial.

El próximo sábado mis padres me quieren llevar a comer un arroz a Casa Chiva's. No es casualidad que lo cocinen tan bien. Y yo, tan buen hijo, me dejaré llevar...

domingo, 10 de diciembre de 2006

Soledad

La soledad es una habitación desnuda. Tiene nada más 4 rincones.

Los conozco todos.

sábado, 9 de diciembre de 2006

De grifos

Habito la casa de la peli aquella, aquella de Tom Hanks, sí hombre, "Esta casa es una ruina". Ya sé que nadie lo diría por lo imponente de la fachada. Pero no te fíes, por lo general, de la fachada, muchas veces es nada más apariencia. Por dentro, y ya no hablo de ladrillo o yeso sino de piel y hueso, es todo inseguridad y falta de confianza en uno mismo. Claro que otros somos todo eso a ratos, y nunca deslumbrará nuestra fachada, ni vestidos por Armani.

¿No conté aún que uno de mis grifos pierde agua? Aclaro que me refiero al grifo de mi casa, al de la ducha por ser más preciso. Parece que hay que cambiarle no sé qué goma que lleva internamente, o que debería llevar, ya que el mío inventa riachuelos hasta el desagüe. La verdad es que parece una tarea sencilla, el problema es que sospecho que pierde agua por la zona del teléfono, lo llamaremos así al extremo que te pasas por encima de la cabeza al ducharte, y pierde también aunque en menor medida, por el grifo que está ensamblado contra la pared. De manera que la cuestión ya me va pareciendo digna de llamar a un fontanero.

Por supuesto que la factura por tal reparación ha de correr sin duda a cargo de mi casera. ¿Pero conté alguna vez que me hace llamadas perdidas para que sea yo quien le llame para notificarme alguna factura? Con eso está dicho todo.


Así que he empezado a bajar en pijama hasta el portal (vivo en un primero), para cerrar el agua general cuando no la uso. Lo de bajar en pijama no es capricho mío, simplemente la mayor parte de las veces ha sido para pasar la noche sin que nada me gotee. Vuelvo a referirme, es evidente a lso grifos.


Ayer estuve fregando los platos y vasos que dejé de lavar anteayer y vine a darme cuenta de que por razones inexplicables el agua del grifo de la cocina cae apenas con presión. Diría incluso que el otro grifo da más, más fuerte. Bueno, exagero, es cierto. Pero el otro hace "ssshhhhhhhhhhhh" como un aspersor de jardín y parece que se ahoga.

viernes, 8 de diciembre de 2006

Memoria

Has tenido tanta vida, tantas oportunidades.

Si me fallas otra vez no te necesitaré más.

jueves, 7 de diciembre de 2006

Lágrimas de plástico azul

Acostumbrado a escuchar esta canción y resulta que la que viene en el disco, que es la del video, es algo distinta... La pregunta entonces es ¿de dónde salió la que tengo? ¿Y por qué la traigo aquí si no es la mejor de Sabina?

Porque me gusta, ni más ni menos. Anda, ve quitando ese fondo, qué fúnebre resultas, si la vas a escuchar...

El abuelete está de oscar pegando los ojos. Ahora bien, no sé como hacen con ese lenguaje de cámaras para que parezca que mira la tele. Sería casi milagroso. La tiene a la izquierda, casi a la espalda. Y Joaquín cruzando la calle pa volverse en el último momento, igual era yo que le llamaba pa hacernos una foto con Sestea, o igual se creía ya fuera de plano. Pero lo mejor de todo: ojo a la miradita de ella cuando marcha... :P





Por los jardines de la madrugada
baila con los jazmines su milonga el sol,
con las ojeras que le sobran a tus ojos, corazón,
un día después de lo que el viento se llevó.


Las secretarias de las oficinas
desayunan en la esquina pan de ayer
y cuando vuelven del laburo a la cocina de su piel,
con un sueño del revés y un futuro sin mañana, lloran


lágrimas de plástico azul con sabor a despedida,
cuando pasará el autobús por mi callejón sin salida,
labios de papel de fumar, sabios que no saben nada,
ángeles en el hospital, telarañas acostumbradas
a hacer noche en el cristal.


Los escribanos de las decepciones
cortan por lo sano la alegría,
las venas del amanecer almacenan sangre fría
y cada lunes nace muerto el nuevo día.


El lápiz de los labios de tu boca
retoca los agravios del carmín,
los remiseros se colocan con esmero el peluquín
y los abrazos se demoran y las casadas se desenamoran.


Lágrimas de plástico con sabor a despedida,
cuando pasará el autobús por mi callejón sin salida,
labios de papel de fumar, sabios que no saben nada,
ángeles en el hospital, telarañas acostumbradas...


Lágrimas de plástico azul con sabor a despedida.
¿Cuándo pasará el autobús por mi callejón sin salida?
Labios de papel de fumar, sabios que no saben nada,
ángeles en el hospital, telarañas acostumbradas...

acostumbradas a hacer noche en el cristal.



Lágrimas de plástico azul - Joaquín Sabina

miércoles, 6 de diciembre de 2006

Ya oigo

A Yoigo le tenemos que agradecer que hable claro. Aparte de que sus anuncios sean originales. Aunque uno no sabe bien de qué estamos hablando. Ves el anuncio y dices: "pues bien". Pero no sabemos. No intuimos qué nos quieren vender. La palabra te lo está diciendo. Menudo lumbreras.

Cierto que uno de ellos en especial es realmente bueno. Aquel en que dicen aquello de que no es que salgas mal en las fotos, es que eres así. ¡Cuántas veces no me he excusado con eso! Pero juro que cuando me veo en el espejo me veo mejor que en foto. Digamos que la cámara no me hace justicia. Verdad verdadera.

Yoigo es, hablando claro, una compañía telefónica que habla claro. Exponen sus tarifas claramente, como un post it en la pantalla, aunque sean tarifas que están fuera de mercado. Vamos que uno las mira y se pregunta quién en su sano juicio abandonaría la compañía con la que factura llamadas y mensajes por ingresar en una que te cobra a 12 céntimos por minuto. ¡Señor, si con según que números y durante algunas horas yo estoy pagando 4 veces menos!

Pero por lo que parece, estos no llevan pinta de irte a mentir demasiado. Que si Orange fuera un muñeco de madera sería Pinocho atravesando el pecho de Gepetto por su lealtad, con una nariz afilada como un estoque.

Orange retrata la fugacidad del tiempo. No sé me ocurre un ejemplo mejor. Saben retratar mejor que nadie lo que es presente. Y el presente cambia tan rápido que ya se hizo pasado. Si estás negociando algo con ellos y te satisface en parte, cierra el trato. Pues a la operadora que habita el cuerpo y la mente de sus telefonistas durante la jornada laboral le puede dar una embolia cerebral para romper la baraja. Para desandar lo andado que es volverse atrás. Quebrar los puntos de encuentro, hacer nuevas normas. Es probable que quieran darte la impresión de que lo vivido no es más que un espejismo. Y puede que tengan razón.


Fue mi caso un caso particular, no obstante. Cuando les llamaba no tenía intención ninguna de abandonarles, pero su gestión, tan penosa como su propio logotipo, me empujó a la deserción más rápido que a un iraquí rodeado por tanques "yankees" abriendo fuego desde que aparecen por el horizonte.

La diferencia es que él no saldrá vivo. Yo sí.

domingo, 3 de diciembre de 2006

Este soy yo

Vuelvo por aquí de nuevo. ¡Qué tío tan pesado!

Lo mío es de premio. Soy la antítesis de Homer Simpson. Llevo toda la tarde en casa, a ratos asomándome al ordenador, a ratos leyendo a Vargas Llosa en un librito inacabable, pero no he prendido para nada la televisión. Vamos como si no la tuviera, pero con mérito por tenerla.

Vuelvo y cómo no me ha ocurrido nada no tengo nada que contar. Tampoco se me ocurre nada. Así que llego nada más con la intención de perder el tiempo (y lograr que tú, que soy la mayoría de las veces yo mismo, lo pierdas). A ratos le doy tragos a un tetra brik de zumo de naranja. Menudo invento lo de este envase. Este además tiene pitorro como de botijo así que se puede beber directamente sin derramar nada.

Bueno. Este soy yo.


y qué si toy haciendo un poco el tonto...

De santos

Hoy es San Javier. Esto es que es mi santo, porque no se puede ir muy lejos llamándose uno Anado Uni. Menudas caras más raras me pondría la gente. Claro que igual soy el primer Anado de la historia, vete tú a saber si estoy a tiempo de ser santo siendo solamente medio bueno, nada más por cubrir el hueco que existe. Para que alguien que venga tras de mí tenga de día de santo San Anado, que fue un poco santo y un poco tonto.

Lo que ocurre es que esto de los santos ya no se lleva nada. Si recogiéramos el criterio de unos críos en una libreta, abordándolos en los columpios o en la escuela probablemente nos encontraríamos con que la mayoría de ellos quieren ser Fernando Alonso en Mclaren, y ellas Raquel del Rosario. Y nos lo dirían mirándose los unos a las otras, las otras a los unos para dejarnos poco menos que de aguanta velas. Ni uno de ellos querría a estas alturas ser santo de nada.

Está muy desprestigiado ser santo. En realidad ya nadie aspira a ser bueno. Se aspira a tener éxito, y se aspira a dar con el éxito en las narices de un puñado de caras asombradas. Porque ni siquiera les bastará con el éxito cotidiano que hace que uno se sienta bien consigo mismo, ocurrencia que no se da todos los días. Quieren el éxito que nos muestra la televisión, así sea convertido en el más hortera del programa más zafio. Nuestros críos entienden por triunfar llegar a las rondas finales de un programa de pretenciosos cantarines.

Así es que andamos algo cortos de santos en estos tiempos. Tampoco es tan raro habida cuenta del papa que nos trajo la fumata blanca. Ya no es que no vayamos a encontrar un santo bajo las piedras, es que de sacerdotes andamos escasillos. Y me da el pálpito de que los que tengamos ahora van a ser muchos para los que vamos a tener.

A mí la verdad no es que me hagan mucha falta. Pero constato que hemos pasado de aquellos tiempos en que a uno eran muy capaces de marcarle la vida con un nombre para no olvidar, Cleofás por poner un ejemplo, solamente por nacer un día determinado del calendario, 25 de Septiembre, a estos otros en que para leer el nombre del santo hay que ponerse una lupa ante los ojos.

Lo cierto es que a mí me trae al pairo. Yo he sido siempre de celebrar sin demasiada celebración mi cumpleaños antes que prestarle atención a esta casualidad de los santos. Claro que por norma general en mi casa se me felicitaba...

Curiosas felicitaciones. Supongo que el único mérito es haber sobrevivido un santo más.

Karlos

No iba a escribir. No tenía la intención hasta que he leído los ingredientes del bote de lentejas. Resulta que a parte de lentejas, obviamente, el bote de vidrio transparente nos trae una buena dosis de algo que han dado en llamar "antisecuestrante". Y la cosa es que visto así a través del cristal no lo parece. He mirado el bote desde un lado y hasta desde abajo, y no encuentro que pueda ser la cosa. Igual se refieren al bote mismo que impide que alguien secuestre un puñado de lentejas, sin llevarlas todas, sin pagarlas todas, en el antisecuestrante.

Luego la cosa ha quedado medio resuelta, al abrir el bote. En la cúspide de las lentejas que casi se salen de repleto que está, me he encontrado con lo que creo que es el famoso antisecuestrante, y si no lo es, hace su función perfectamente. Una gelatina algo diluida y con un color verdoso repugnante. Un medio de defensa similar al que utilizan determinados animales, que acentúan sus colores para parecer peligrosos, porque hay otros que, de los mismos colores, lo son sin necesidad de acentuarse nada. O al estilo de la mofeta o de aquellas ranas que segregan un líquido blanco tan amargo para su depredador que se le quitan, al instante, las ganas de ancas de rana. No saben, desdichados que es solamente el primer regusto. Algo así como el primer cigarro del que será fumador empedernido. Se empieza tosiendo y diciendo que no, y se termina revolviendo los cajones para encontrar el paquete de tabaco.

En fin, decía que allí mismo, pegadito por un lado a la tapa y por el otro a las lentejas, ese fluido tan natural como el propio vidrio. Vamos que ha sido verlo y se me han quitado las ganas de hacer lentejas, o de cambiar el menú por una pizza que me las hace el microondas en un periquete sin necesitar de mis cuidados.

La cuestión es que como no soy de los que se doblegan al primer obstáculo, algo hay en mi carácter que me hace resistente a los tompazos, me decidí a introducir un tenedor por ver lo que ocurría. Pensé que quizá el metal nunca llegara a tocar las lentejas y que se iría desintegrando conforme hundía sus puntas en la viscosidad. Pero no, cualquier deterioro que en su morfología se produjera es invisible al ojo humano, aún experto. Dejé caer un poco de aquello, en realidad todo lo que pude por el desagüe de la pila y esperaba que hiciera un ¡Boom! y echara humo aquel desagüe, pero tampoco ocurrió nada. Sospecho que sus propiedades antisecuestrantes solamente funcionan en contacto directo con las lentejas.

Ahora tengo las lentejas al fuego, acompañadas en perfecta combinación por unas tiras de bacon, unos ajos, cebollas, pimiento verde italiano cortado en rodajitas, pimiento rojo y una pizca de antisecuestrante.

Seguro que a Karlos Arguiñano le salen más ricas, pero hoy no se me cayó ninguna cebolla en el zapato pa ir rebotada bajo el mueble. Poco a poco, siempre a mejor...

sábado, 2 de diciembre de 2006

De Larra

Una nube sombría lo envolvió todo. Era la noche. El frío de la noche helaba mis venas. Quise salir violentamente del horrible cementerio. Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos. ¡Santo cielo! También otro cementerio. Mi corazón no es más que otro sepulcro, ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero! ¡Aquí yace la esperanza!

¡Silencio, silencio!


Mariano José de Larra.



Pensando así no es extraño que se pegara un tiro. Se hace evidente que se llega a ese extremo por razones del amor o por ser más precisos de desamor. Quizá es el impulso del momento, se llama desesperación y es un precipicio, o quizá es que estar muerto, en algunos casos, no puede ser peor que seguir vivo.

Llamo a Sestea y le pongo la grabación sonora de alguna de los artículos del autor según descuelga el teléfono. Repito a menudo esa jugada, a veces con voces y a veces con canciones. De mí no se oye ni un suspiro. La dejo esperando en el aparato mientras suena la voz del lector. Se la oye preguntar mientras de Larra se descuelga con su "vuelva usted mañana". La verdad es que es la monda. Yo me harto de reír sordamente. A veces incluso, le pongo canciones enteras y cuelgo antes de haber dicho una palabra siquiera. Son las mayores maldades de las que soy capaz. Y lo mejor de todo es que ella prefiere que le hable yo. Mejor yo que Mariano José de Larra.

Una vida para una conclusión. La vida no era un pasatiempo que mereciera la pena. Ante esto la solución es evidente. ¿Y quién si no uno mismo podría decidir si una vida merece ser vivida?

En la vida somos juez y somos parte. Somos parte interesada desde luego. En decisiones sobre vivir o sobre morir tenemos la mayoría de los mortales la última palabra. Y los que no la tienen porque ya no dominan su cuerpo para que los aniquile, piden a los jueces que sean ellos la mano que los desconecte de la vida, o que deje sin castigo a quien los envenene cumpliendo su voluntad inequívoca.

En los tiempos que corren, en que algunos hombres se creen con todos los derechos, con el derecho de someter a sus mujeres que de repente ya no son absolutamente dependientes, no nos iría mal que estos hicieran la de Larra. Que rechazado por el amor se va de este mundo sin molestar a nadie. Y a su amada la deja bien entera y con un pensamiento sobre todos, "¿no me habré equivocado?".

Si todos estos asesinos domésticos hicieran igual nos iría mejor sin duda. Diríamos como aquel tras la visita de un ciclón con forma de mujer que lo cambió todo; a modo de despedida la mujer se convierte en un perfume:

lleva tanta paz, como paz dejas.

Recordando

Me ha escrito Darane. Muy breve para preguntarme algo y al responderle de pronto me he visto de nuevo en otros tiempos. He aquella época feliz de Dooyoo, cuando opinar era tan fácil. Cuando nos leíamos unos a otros y dejábamos constancia con unas palabras de aliento al final, con un "como casi siempre estoy de acuerdo". En aquellos primeros tiempos nos pagaban cada opinión a 150 pesetas. Fue rebajar el premio y empezar a escribir más.

He recordado los tiempos en que Annlea bullía, pero no como un desmadre literario, no lo fue nunca, más bien como un primer hervor mantenido en el tiempo.

Todas aquellas palabras siguen ahí. Están expuestas. Con forma de relato y con forma de intervención en el grupo de noticias. A veces me digo que tengo que volver a leer aquellos fragmentos, algunos de ellos al menos. Pero nunca lo hago.

Tengo todo el tiempo del mundo y la impresión de que no me alcanza.

viernes, 1 de diciembre de 2006

Si todo es presente

... estoy doblando la esquina.

domingo, 26 de noviembre de 2006

La gorrita

Fito y los Fitipaldis dieron un concierto en Valencia el viernes. Y hasta allí fue Sestea con unas amigas recién ganadas, que a los amigos hay que ganárselos, es el "quid pro cuo" de Hannibal Lecter pero solamente con buenas intenciones, un toma y daca, un proceso de ida y vuelta, de manera que das, te dan y de repente tan amigos.

Fue y por lo que me cuenta se puso una gorrita al estilo Fito que se compró en un bazar chino. A la mocita le quedan realmente bien los sombreros y demás sobre la cabeza. Yo lo recuerdo bien de nuestros viajes a la nieve. Es algo curioso, supongo que es por la forma de la cara. Me comentó el sábado que estuvieron todo el concierto los de alrededor cantando las canciones a la par que llamándola Fita; "mira que gorrita". Yo supongo que estaban tan pasados como el propio Fito, que por lo que me cuenta no podía ni hablar de borracho, aunque sí podía cantar. Es curioso, no podía ni formar una frase completa, tan ciego iba, y las canciones las recitaba con memoria de opositor. Al fin y al cabo a quien le importa, se pagó la entrada para oírlo cantar y no para escucharle discursos con la lengua enredada.

A mí las gorras y demás me quedan mortales. Yo creo que es porque que se me vea el pelo en la cima de la cabeza disimula de un modo raro las dimensiones reales de mi nariz. Si tapamos el pelo desaparece el artificio y la nariz me asemeja a un pájaro carpintero.

Hace unos días un compañero de trabajo me hacía una foto con su teléfono móvil nuevo, por aquello de que aparezca mi careto si alguna vez le llamo. Lo mismito que haré yo si algún día consigo renovar este pobrecito mío (lo miro, ahí sigue el celo). La cosa es que luego cuando me enseñó la instantánea me costó reconocer esa cara. Era la mía pero no lo parecía. No por las arrugas de los ojos, no por el color mismo de la piel, era por algo en el fondo de los ojos, quizá los años nos cambian la forma de mirar.

sábado, 25 de noviembre de 2006

De poca importancia

He pasado mala noche. Despertando a cada rato, pensando en todo este trajín del móvil. Las ofertas que se hacen y se deshacen. La vigencia tan fugaz que tiene a veces la palabra dada.

Por la mañana salí a comprar al Día. Antes tuve que pasar por el cajero y al acabar, improvisadamente, me subí hasta el camino de San Pedro. Está precioso. Verde brillante, con un mar sin final y el rumor apagado de unas olas con pocas ganas de bulla.

Allí he tirado de móvil. Es decir he hecho unas cuántas llamadas, que nadie piense que arrojé nada al mar, no soy de esos. Me senté de través en un banco de piedra y estuve sintiendo el calor del sol en la cara.

¡Qué día tan bueno ha hecho!

¡Cuántas veces damos importancia a cosas que no la tienen!



En los últimos tiempos me he acostumbrado a utilizar los tiempos perfectos, de manera que cualquier cosa que me sucede pudiera parecer ocurrida hace mucho. Si alguien llega y marcha, al narrarlo a un tercero le digo de inmediato que Fulano o Mengano vino. No le digo que "ha venido". Aunque ambos casi se hayan cruzado en el umbral.

Hoy he comido (no diré que comí aunque haga un buen rato) espinacas a la crema. Tb estuve picando alguna cosa y confirmé algo que sospechaba. Parece que soy alérgico al maíz seco, es decir al de los Doritos. Es tomarlo y se me hincha al menos uno de los ojos, vengo observando que las más de las veces el derecho. Gracias que tan espontánemente como me deforma disminuye. Lo curioso es que tras esa metamorfosis temporal me deja tal cuál era, sin cambiar en nada. Podía tras la inflamación quedar hecho un Tom Cruise o un George Clooney. Que he leído que es el tipo más atractivo del mundo. Y ni con esas le dejan entrar las chavalas a la fiesta del Martini...

viernes, 24 de noviembre de 2006

De cruzada

Está visto que mi sino es emprender cruzadas, perdidas de antemano, contra las empresas de telecomunicaciones de este país. Estaba yo tan contento, dándome con un canto en los dientes porque me iban a enviar un Sony Ericsson Z520i, un móvil de gama media pero con interesantes prestaciones, uno entre los 4 que me ofrecieron para jubilar mi achacoso Siemens S55. La cosa fue, no podía salirme de otra manera, que al abrirlo encuentro un rayote en el centro de la pantalla interior, era la V del visto bueno, como si lo hubieran hecho adrede. A los pocos minutos ya estoy llamando, ningún problema me dicen, en unos días me pasan a recoger el móvil y me dan uno, con menos defectos, o menos visibles al menos, si es que esto es posible. La cosa es que en aquel momento no me podían tramitar la petición porque con mi premura en llamar ni siquiera habían recibido noticias de la empresa de mensajería, no les constaba siquiera que me hubiera sido entregado. Llama mañana me dicen.

Y al día siguiente llamo. Hablo con una chica muy amable sobre la tecnología, la tercera generación de teléfonos, las video conferencias... y me termina ofreciendo un móvil de estos completamente gratis. El Samsung Z230. Yo le digo que así sin verlo no me decido del todo, pero que si me da un rato para buscarlo por Internet, estoy seguro de poderle dar una respuesta en breve. Me dice que "de acuerdo" y que deja anotado que me ofreció ese móvil.

Hoy, un día después de esa conversación, en mi ratito del café llamo y cumplo con los pasos requeridos para que me envíen el móvil deseado. Hasta me graban una conversación en la que mi parte es decir que sí a todo y la de la comercial es decir que el móvil me saldrá gratuito del todo, terminal y mensajero. Luego me dice que vamos a tramitar la recogida del que me enviaron defectuoso y me pide el número IMEI que no tengo, así que todo lo tramitado se nos cae como un castillo de naipes. Yo soy claro, resulta que la caja dichosa la tengo en casa, "si le parece le llamo en cuanto regrese". Sin duda, cualquier persona entenderá que puede resultar muy apetecible hacerse acompañar por aquella caja durante todo el día, como un amigo imaginario con forma de caja. Pero soy de los que prefiero no dar que hablar. Ella se me despide con un enigmático:

"A ver si entonces no está".

A eso yo digo que no la entiendo.

¿Qué no está?

Me repite que a lo mejor no está y le pido que me explique exactamente qué significa eso de que no está. Me dice entonces que el "stock" de Orange es limitado. Ahí nos ha jodido, igual pensaba que yo creía que tenían móviles hasta el infinito. La cosa es que a mí ese comentario me tocó bastante la moral y le comenté que ya habrá tiempo para afrontar los problemas cuando surjan, nada ganamos con ponernos en ese caso antes.

Al llegar a casa, antes de comer, cumplo con lo acordado y les llamo. Todo parece ir sobre ruedas hasta que otra comercial del mismo departamento me dice "igual mis compañeros no se lo han comentado pero este otro móvil cuesta 79 euros". Yo me quedo estupefacto.

¿Cómo es posible que usted me diga que este móvil me costará dinero y dos de sus compañeras me dijeran que me saldría gratis? No es que omitieran ese tema, que se trató naturalmente. NO ERA UN DETALLE SIN ABORDAR, no se entró en profundidades porque la cosa no parecía merecerlo. Nadie parecía por la labor de discutirlo.


Aunque ahora sí. Digamos que si esto fuera un partido de fútbol en este momento iríamos dos a uno.

Le digo que si esto de que cueste o no dinero es cosa que depende del comercial que te atiende. Que pecan de cierta incoherencia y que uno de los tres es un embustero. O bien usted que me dice que esto ahora cuesta, o bien sus compañeras que me engañaron diciendo que podía acceder a este móvil gratuitamente, que me saldría GRATIS (una de las veces en una conversación grabada), o tal vez el mentiroso sea yo. Quizá sea yo. ¿Me está diciendo que no me cree si yo le digo que este móvil me fue ofrecido por su compañera? Que yo ni siquiera lo conocía. ¿Me cree si le digo que esta mañana me han grabado y su compañera dijo claramente que este móvil tendría coste CERO?

Dice que sí. Que a mí me cree. Vamos que al final pretendemos estar en misa y repicando campanas. Así que le digo que voy a volver a llamar a ver que cuenta la siguiente persona que me atienda. Giremos la ruleta para comprobar el color. Probablemente ofrecer determinados móviles o cobrarlos depende del estado de ánimo con que uno se levanta por la mañana. Probemos de nuevo, hagan juego señores, veamos... para doble o nada.

Di con hueso. Dos a dos y sin penaltis. Ahora el móvil lo cobran, y se me vuelven aquellas palabras reveladoras. "A ve si luego no está". Pero no se refería a la cantidad que amontonan, rayados los cristales en algún almacén de mala muerte, probablemente infestado de ratas, se refería al estado de ánimo. Igual más tarde ya no nos apetece mandártelo, o quizá te lo queramos cobrar, que es siempre más productivo que dar un NO a secas.

Y la cosa es que yo dudé en cambiar el que me enviaron por ese otro que es indudablemente mejor. Me hubiera quedado con el que me enviaron (sin arañazos por favor) de buen grado si las cosas se hubieran dado de otra forma. Es posible que hasta hubiera tragado con el recurso de que ya no les quedan (dos horas después de mi primera llamada y se agotaron). Después de todo tampoco debemos que esperar que un compañía de teléfonos, no una franquicia, no una tiendita de barrio, una compañía de anuncio en la tele, la empresa madre, tenga demasiados terminales. Probablemente cualquier otra razón espiritual o material me hubiera convencido, pero ¿cómo hacerlo así? Con esta sensación que dejan...

Ya le dije a la última de ellas. Lástima por ustedes y lástima por mí que estaba tan contento con ustedes. Pero cómo seguir con después de esto. Es como encontrarse de golpe ante la infidelidad en la persona amada. Ya no se trata de este o de otro móvil. No se trata de ti. Se trata de mí. Ya no puedo ser el mismo.

Anote usted el IMEI para recoger el móvil que me enviaron. Sepa asimismo que en próximo mes procederé a llevar mi número de teléfono, haciendo uso de la portabilidad, a la competencia. (A Vodafone por supuesto). Pues ustedes y yo sabemos que allí me concederán un teléfono sin tener que abonar un euro. Sepa que voy a darme de baja también en el servicio que tengo de teléfono fijo. Y por descontado también del ADSL que contraté en su momento con Wanadoo, que son ustedes ahora. Vamos que abandono el barco. Les dejo, pero no cómo quién dice que fue por tabaco y no volvió. Yo me voy poniendo las cosas claras.

Y no lo haré ilusionado, al contrario. Es complicar una vida que no necesita de complicaciones. Pero estoy obligado, uno de nosotros tenía que actuar coherentemente...

martes, 21 de noviembre de 2006

Buenos y malos

En la vida como en las películas los hay buenos, y los hay malos.

En la televisión abunda lo malo, porque no decirlo. Todos esos programas experimentos pseudo científicos de Gran Hermano y demás del mismo estilo, que de estos otros no puedo hablar pues para mi suerte no vi uno solo en mi vida, y del archi-conocido programa que encierra unos cuántos engendros dentro de una casa nada más seguí superficialmente el del primer año, todo aquello de ¿quién me pone la pierna encima?, que es poesía a la altura de los participantes, ahora bien es un lema pegadizo como pocos, retrataba esta España nuestra, siempre con una pierna encima. Salvo para jugar a baloncesto, entonces no nos queda arriba ni siquiera la canasta (gracias a Gasol).

La programación televisiva de este país es, como dicen por aquí, para arrojar y no dejarlo. Habría que hacer, verdaderamente, pocas salvedades.

Pero hoy no quería hablar de los programas, quería citar nada más dos anuncios. Uno bueno y uno feo y malo. Por supuesto no pretendo transcribirlos palabra por palabra, hablo de memoria, y ya quedó claro que no es precisamente mi punto fuerte (si hay alguno).


Empecemos por lo malo que así parece que pasa antes, como entrar en la consulta del dentista, una vez en aquel asiento reclinado solamente queda la esperanza de acabar (ir a cenar tal vez, si se puede).

Malo, malo, malo de verdad, peor que pegarle a un padre es el de Peugeot. Aquel tipo que dice que está tan nervioso que igual no pega ojo esta noche. Y la moza, que si no recuerdo mal está agachada, no sé bien si cogiendo algo de alguna parte o colocando los clavos de la tienda de campaña, le sonríe como diciendo: "ya sé por donde vas, majete".

Y la cosa es que ambos deben ir juntos a los mismos lugares, pues a la mañana siguiente el tipo aparece en bolas, recién salido de la tiendita. Vamos que si no había sueño, se le llama, y si no viene nos dedicamos a encontrar otros quehaceres. Yo por supuesto no tengo nada en contra de esa idea que se nos cuela sibilinamente, afortunado que es el tipo pese a ser tan tonto; pero lo que me llama más la atención de todo aquel embrollo es que el notas aparece estirándose como si abriera los ojos en ese instante, desnudo, estirando los nudillos y la espalda a dos puñeteros metros de la tienda de campaña. Vamos que hasta allí llegó con los ojos cerrados, por eso luego se sorprende. Claro, está rodeado de mirones, que no han ido allí a comprar un coche, no hay dinero para eso, han ido a verle salir en cueros, para ver el trayecto ciego que hace hasta el punto exacto en que descubre que, manos para que os quiero, ya no están solos.

Y se supone que este aborto televisivo es gracioso. Tanto como que te lleve el coche la grúa.


Por suerte tenemos otros, también de coches, de calidad incuestionable. Y la mar de sencillos, apenas un coche todoterreno recorriendo un camino de tierra. Eso y un par de frases certeras. No se requiere nada más.

Dicen que hay un camino para la felicidad y otro para la verdad. Que un camino trazado lleva hasta donde ya fueron otros. Dicen que el verdadero camino está dentro de cada uno.

Y lo mejor para el final, no se dice, solamente se lee:

Tú eliges el camino.

lunes, 20 de noviembre de 2006

El Rasas

"Déjate llevar, si el alma te lleva".

Fito y los Fitipaldis.



La semana pasada murió el Rasas. Murió de verdad. Porque ya antes decían que había muerto sin ser cierto. Corrió como la pólvora, pero al día siguiente ya había alguien que aclaraba, no murió aún, de veras que no, nada más está muy enfermo. Enfermo pero vivo. El caso es que a los pocos días moría del todo. Sin vuelta de hoja.

Yo me he entretenido a veces con la idea de la muerte. Esa anormalidad, cuando la vida ya no es vida, la existencia es solamente un recuerdo. Esa foto que te retrata, esos ojos que te miran desde ella te sobrevivirán casi con toda seguridad. Nos pasamos la vida distraídos en los juegos del cada día, concediendo a todo demasiada importancia, lo primero a nosotros mismos; dando la espalda a la que es acaso la única certeza que tenemos, estamos vivos por algún tiempo, pero la muerte espera, tarde o temprano.

Ya hace unos años ocurrió algo parecido con aquel hombrecito al que apodaban el Pulga, que hacía dúo con el Linterna en el Un, Dos, Tres. Decían al unísono ¿cuántos había en la plaza? Y el aforo del programa se desgañitaba entre risas, todos a una: "veintidós". Ahora los políticos ponen a un público mucho más formal para que parezcan como de cartón piedra mientras dan sus discursos. Es una costumbre que nos hemos traído tras observarla en las apariciones de Bush. Tiene su lógica, si una nulidad como es ese tipo, un rematado idiota, gana las elecciones jugando de aquel modo, por qué no copiar lo que tiene de inofensivo (no hay mucho más que eso).

Decía que al Pulga le adelantaron la muerte, y el país entero lo evocaba vestido de torero, no de los de dar dos capotazos al toro, sino de los que salen en el espectáculo del bombero torero. Tenían gracia juntos, y eso que el peso cómico lo llevaba probablemente el más alto, el Linterna que hacía aquellas voces agudas y se pasaba el rato pegando al pequeño para completar los "sketches". Tuvo que volver del anonimato que da estar pasado de moda para mostrarse vivo a los cuatro vientos; estaba vivo y bien vivo. Y quien diga lo contrario después de verlo es, para empezar un embustero, y con toda seguridad un tonto de los que ya no quedan.

Al Rasas yo no lo traté apenas. Venía a cambiar billetes de 20 por billetes de menos valor ¡faltaría más! Por lo que oí se pasó la vida cambiando cosas. Él entregaba unas a cambio de otras. Así desde antiguo. Era curioso porque podía hacer una cola larga por cambiar uno de sus billetes. Luego marchaba a la acera de enfrente y se quedaba allí apostado, con sus billetes cambiados.

Supongo que dentro de algún tiempo lo habré olvidado, tampoco tenía demasiada confianza con él. De hecho yo mismo llegué a olvidarle el nombre tras perderle la pista durante un tiempo. Pero ahora lo recuerdo perfectísimamente, bajo, rechoncho y con un ojo izquierdo permanentemente entreabierto y que lagrimeaba constantemente. Sin embargo es curioso, la última vez que lo vi me pareció más serio que nunca, y no es que fuera alguien que pasara la vida riendo, no al menos delante mío, pero aquella vez parecía ir y volver de un trance. Lo miraba todo con más fijeza.

¿Cómo lo quieres Luis?

Uno de diez, dos de cinco.

viernes, 17 de noviembre de 2006

Descontando

Gracias Angel por la sorpresa que me diste el otro día (el jueves). Me hizo mucha ilusión. Maldita sea pues sí que son más pequeñas las pizzas del Pizza Hut. Habrá que comprobar si saben igual ;)

No veas lo que me costó abrir la caja. Tu trabajo con el celo, perdón, digo el fleje, impecable.

Los ositos de gominola buenísimos. Clavados a los alemanes que me compraba en el Aldi. Con que te diga que me los cené viendo tus fotos en Llanes...

Nos vemos pronto amigo.

Toy descontando días. Se me están cayendo del calendario.

¡Cumple muchos más!

Ya sé, llevo unos cuántos días sin decir ni pío. Y no porque no me hayan pasado cosas, sí de esas trascendentales, las que me ocurren todos los días. Para empezar en estos días he conseguido haciendo uso de mi mano izquierda, que no es mano sino una forma de hablar, un móvil nuevo para que me acompañe cuando estoy móvil, es decir fuera de casa. Que para cuando estoy dentro me puse hace ya bastante tiempo un fijo que es móvil inhalambrico. Y éste último también lo cambiaría por ponerme uno con manos libres, para poder contar sin gritar, sin necesidad de tener el artefacto pegado al oído, y para poder oír sin tener que hacer uso de mi fino oído para lo que me incumbe. Aunque de esas cosas, suelo estar bastante pez. De hecho poseo una rara habilidad para concentrarme, en tareas sencillas, abstraerme por completo de manera que al verme pudiera parecer que son extremadamente difíciles, claro que descrito así me va pareciendo más un defecto que virtud. O tal vez lo malo es que me entero de todo, pero lo olvido. Sospecho que mi cabeza es como El Corte Inglés el primero de los días fantásticos, los enésimos de la historia, cuánto cuesta entrar y que fácil es salir. En cualquier caso, y por irme por las ramas concretaré que tengo pedido un Sony Ericcson Z520i con su cámarita y su MP3 para que suenen gaitas cuando me llamen.

Parece mentira, he vuelto a ser el chaval que se ilusionaba por estas cosillas. Y he ido de arriba a abajo comparando las opciones... todo sea que haya acertado. Claro que un sexto sentido me advierte que muy probablemente mi terminal vaya a salir de esos que fueron la primera remesa, aquellos que quedaban con la pantalla a color en blanco, de esos que se apagaban sin previo aviso. Porque estas cosas son muy mías. Me suelen ocurrir a menudo. Otras cosas que me pasan es ir a cerrar una caja previamente repleta hasta los topes con documentos de archivo y lanzarme fleje en mano (así le llamábamos a la cinta adhesiva en K-tuin) hacia una aún vacía. Vamos que a puntito estuve de cerrar la hueca y dejar la otra abierta.

Supongo que en el fondo esas cosas tienen un lado enternecedor, pues por otro lado mantengo una relación inmejorable con la mayoría de las señoras que nos visitan. El otro día sin ir más lejos una me dijo que si era el que anunciaba los trajes de Emidio Tucci (vuelve El Corte Inglés a escena) y no contenta con echarme flores de esa naturaleza, a continuación me dice que era muy chulín, lo que yo traduje al instante como algo favorable, aunque luego ha habido quien me ha asegurado que no es así. Claro que aquella señora y yo nos reíamos amigablemente, ¿cómo sospechar de la sonrisa?


Hoy es un gran día. Hoy cumple años mi madre. Ayer di orden con una tarjeta mágica y por Internet para que alguien le llevara hoy un ramo de rosas con una dedicatoria muy cierta. Hace un momento me ha dicho que mis flores han sido la primera felicitación que recibió, y que mis palabritas la han emocionado mucho, a ella y a Sabina que va a limpiar a mi casa desde hace años.

Ahora le deseo muchos años más. Me alegro de que haya pasado un buen día y de sus planes inmediatos, visitar una arrocería donde saben cocinar el arroz de más de 100 formas. ¡Mira qué lista! ¡Y qué bella mi madre siempre!

Hay palabras que deben decirse cuanto antes. Son palabras urgentes, que tendrían que enseñarse las primeras, simplemente porque significan más. ¡Qué importantes son y qué poco se nombran! Ayer mandé escribir, sin faltas de ortografía, que la había querido toda mi vida y que ahora además la echaba de menos.

((Un besito mamá.))

domingo, 12 de noviembre de 2006

Fotografías

No voy a decir que he estado viendo fotos de antes porque todas las fotos son de antes. Ninguna foto retrata el presente porque la comprobación es siempre a posteriori. Dejémoslo entonces en que he estado viendo fotos. En ellas aparezco más o menos como soy ahora, diga lo que diga el Xuac, aunque haya pasado un año desde algunas, o más aún desde otras. Me ocurre con las fotos como con la voz grabada, me cuesta reconocerla, me cuesta reconocerme. Quizá porque estoy hecho a observarlo todo pero no a observarme. La misma sensación que tendría alguien que viviera permanentemente alerta desde la almena de un castillo, sin haberse movido nunca. Se aprenderá cada detalle de camino y del monte circundante pero no sabrá decir de que color es la piedra que lo protege. Lo miro todo sin encontrarme.

Lo que sí sé es que aquel retratado en las fotos no soy exactamente yo, al menos el yo que soy ahora. Como si las cosas me hubieran cambiado. Lo cierto es que las personas cambiamos, por fuera, imperceptiblemente de un día para otro, mucho tras un plazo considerable de tiempo, y también interiormente.

En el primer caso, atendiendo nada más a la presencia, llegamos incluso a convertirnos en personas distintas, ¿dónde está el niño que yo fui? Lo he visto en fotos y no se me parece a nadie que conozca, pero tampoco soy yo ya. Quizá el niño soy yo aún disfrazado de otra cosa. Como si la vida fuese un juego para hacerse irreconocible. O tal vez se murió al crecer, físicamente se perdió para siempre, como morirá la apariencia que tengo ahora cuando me vaya convirtiendo en el viejito, que ya apunto en manías. Quizá mis manías sean lo único que conservo desde la infancia, y estas sean en verdad las que acompañan a la persona toda la vida, su auténtica seña de identidad, válida como una huella dactilar. Perennes más allá de la metamorfosis que es la vida. Manías y gestos para distinguir a las personas, para reconocerlas únicas entre todas.

Pero las personas también cambiamos en otros órdenes. A nivel emocional, en la forma de sentir. De manera que uno puede darse cuenta de la distancia que hay entre una foto determinada y su sentir actual. Porque uno conserva la memoria para recordar cómo eran las cosas y como las vida las ha ido cambiando.

Una foto es nada más un momento preciso en el tiempo, pero con todas sus limitaciones. Incapaz de captar más allá. Como contemplar un cuadro sin manos, como comprar un piso por la fachada.

sábado, 11 de noviembre de 2006

Poniéndose al día

Esta mañana he completado el único mensaje de esta web que tenía en borrador. Se trata de una idea surgida tras leer allá por Agosto a Gaddira. La niña se resumía en 100 frases, y me dije ¿por qué no hacer lo mismo?

Me ha costado algún esfuerzo porque mi vida se resumiría en algunas menos, pero lo he conseguido. En cualquier caso he decidido guardar aquel resumen en esas fechas. Pues aquel día lo escribí en gran parte.

En fin, poco más. Agradecer a Esther que se pasa por aquí de cuando en cuando desde su oficina en México, resulta que no está tan lejos después de todo ;)

Sigo aquí, estos días me dolía un poco el cuello, nada de importancia; me despido

pero me quedo.

viernes, 10 de noviembre de 2006

Intro

Este adiós no maquilla
un hasta luego.
Este nunca
no esconde un ojalá.
Estas cenizas
no juegan con fuego.
Este ciego no mira
para atrás.
Este notario,
firma lo que escribo.
Esta letra,
no la protestaré.
Ahorrate el acuse de recibo,
estas vísperas son las de después.
A este ruido,
tan huérfano de padre,
no voy a permitirle que taladre
un corazón podrido de latir.
Este pez ya no muere por tu boca.
Este loco se va con otra loca.
Estos ojos no lloran más por ti.


Joaquín Sabina

De Capello a Paquito

Comenzábamos la semana sorprendidos por la sinceridad de Capello que puso en su boca lo que piensa más o menos todo el mundo. Él dijo lo que los demás callan y piensan, o aquello que incluso se niegan a pensar, como si fuera algo prohibido, como mirarle el escote a una prima tan lejana y que está tan buena que a uno se le van los ojos, y así no hay quien preste atención a los semáforos. ¡Qué es tú prima, chaval!

Capello dijo que quizá ahora Ronaldo se va pareciendo a un futbolista, y para rematar, que tenía problemas de movilidad. Lo que él dice en la rueda de prensa, con esa cara de bruto, como un ladrillo con gafas de diseño, es una obviedad tan grande que lo sorprendente es el revuelo que causó.

Yo ya he cargado alguna vez contra Ronaldo desde este espacio, supongo que porque no puedo celebrar mis cumpleaños en algún castillo de la Francia, aunque la verdad es que yo ya no celebro mis cumpleaños ni falta que me hace. He perdido cualquier romanticismo hacia la mayoría de mis fechas señaladas, francamente me transmiten poco. Lo mismito que las Nocheviejas desde hace ya algunos años. Son noches como cualquier otra, y su valor es pura convención social, nada más una forma de separar los años como los capítulos de un libro, tal vez para hacer balance, que es siempre una forma de colgar del pasado.

A mí Ronaldo me parecía el típico jugón del grupo de amigos, el tipo que más brilla en los partidos de solteros contra casados. A lo más un ex-futbolista que regatea mejor al contrario, con barriga y todo, que al postre, tarta de queso con nata y luego café con sacarina. Por eso no me sorprendió que Capello admita lo que salta a la vista, Ronaldo estaba gordo como un trullo, fuera de forma y lento. Ahora bien, simpático y caprichoso como siempre, eso lo digo yo, no Capello.

La prensa se asombra con estas declaraciones, porque para ellos Ronaldo sigue siendo "el fenómeno", y un calificativo así no se pierde así por así, como Raúl es el primero de la clase, o incluso "el niño", la cosa tiene guasa, así tenga más años que Matusalén, son apelativos como el nombre de pila, lo acompañan a uno durante toda la vida y aún más, sobreviven a la muerte, para que los otros, los que quedan, te recuerden. Ya decía yo el otro día que en la vida se te juzga constantemente por tu pasado, en función de lo que has sido se te va a medir, en función de eso se esperará de ti una respuesta, en consonancia a las expectativas que creas. Así un jugador de baloncesto que promedie 20 puntos por partido en la NBA firmará un contrato multimillonario no por lo que va a ofrecer, ¿quién sabrá? ¿quíen podrá predecir el futuro? Sino por lo demostrado hasta ese día. Luego el tipo se levanta un día, asomado al espejo del lavabo para encontrar que uno de sus ojos se ha dormido junto a la nariz, que no hay modo de sacarlo de allí; puñetero en el lagrimal, para no ver con él ni torta.


Murió Paquito Fernández Ochoa que fue un deportista con un gran día. Ganó los JJOO de invierno de Sapporo allá por el 72. Ni antes ni después ganó muchos más premios. Al menos no los encontré durante las lecturas distraídas de la prensa en estos días. Decía Homer Simpson a Bart, como una enseñanza con mucha miga,

no te esfuerces demasiado en nada. Siempre habrá alguien que lo haga mejor que tú. En realidad habrá un millón de personas que lo harían mejor.

La cosa es que Paco Fernández Ochoa supo rentabilizar, al menos en cuanto a fama nacional el éxito logrado. Era nuestro mejor esquiador de todos los tiempos, y eso es mérito que pervive con mayor razón que los motes avispados a los futbolistas, porque se puede medir.

Una fecha del pasado. Casi nada.

Hace unos días le hicieron un homenaje en Cercedilla, descubrían la estatua de un esquiador con los brazos en alto. Era él, aquel día, como si no hubiera pasado el tiempo, 24 años de nada, allí estaba en bronce. Hay una foto muy significativa. Aparece esa figura recién descubierta y Paquito elevando los brazos, ambos se parecen pero existe una diferencia conmovedora. En la figura el esquiador está de pie, Paquito eleva los brazos, sus manos abiertas son las de la estatua, pero él ya no puede estar alzado, aparece sentado en una silla de ruedas, debilitado por la enfermedad. Son la misma persona en dos momentos diferentes de la vida.


Hacia el 2002 Muehlegg aquel esquiador de fondo al que aquí le llamábamos Juanito por aquello de hacerlo más cercano, ya que le habían conseguido los papeles para representarnos en los Juegos y estaba el hombre rayando a gran altura. Aunque a mí, particularmente, no me parecía esquiar aquellas palizas con los esquíes tan pequeños, que tenías mucho más de maratón que de descenso. Aún así llevaba tres oros, que no es cosa baladí. Entonces Juanito Fernández Ochoa cargaba contra el gigantón de mandíbula prominente, no le convencía aquello de traernos el talento de fuera para competir. Después de todo, aquel muchacho, atraído por nuestras partidas presupuestarias y por nuestra tortilla, apenas se defendía, con gracia eso sí, en nuestro idioma. De alguna forma sus triunfos lo disminuían a él. Lo alejaban, relativizaban su propio éxito (cada vez más lejos en el tiempo).

Pero la cosa cambió, cuando se descubrió que Muehlegg era un fraude, un deportista embustero, de esos que se dopan. Entonces dijo que "ahora más que nunca estaba con Muehlegg". Paquito Fernández Ochoa estaba de nuevo a salvo, sus logros ya sin parangón, sin comparación posible, ya sin nada que temer. Y todos sentimos una cierta solidaridad con aquel hombrón al que la baba se le congelaba caminando por las nieves. También la sintió Paquito, aunque aquel ya no era Juanito ni lo iba a volver a ser. Era otra vez Johann y no tenía ya nada que ver con nosotros. Los que lo contrataron le volvieron la espalda. Tenía ya un nombre cosido en cada paso, tramposo, y esa es una sombra de la que no se escapa fácilmente.

jueves, 9 de noviembre de 2006

Casi nunca...

... mentir merece la pena.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

No sé sumar

Esta mañana estuve cavilando la cosa de abrirme una libreta de ahorro vivienda. Más que nada porque con la edad que tengo, y suponiendo, que no es mucho suponer, con cuatro años más, uno ha de plantearse al menos como mera hipótesis aquello de adquirir un espacio donde pueda decir, bajito, para que nadie le oiga, para uno mismo, esto, con la vista de rincón a rincón, es mío.

En esas le admito a una compañera, con mi gracejo habitual,

- Entonces tendré 25- lógicamente ella se echa a reír. Y también el cliente que tenía yo enfrente, que por lo que se ve no perdía detalle de la conversación, ya que ni corto ni perezoso tercia ufano - ... y yo 18.

Y si algo era obvio, para todos, tanto como que ya no soy ningún mocito, es qué él dejó los 18, muy, muy atrás :).



Así que no aparento 21 por ningún lado. Luego le he preguntado a mi dire si los aparentaba, y me ha respondido que en cada pierna.

En fin, la cosa es que debo aparentar ser algo mayor, en el mejor de los casos unos meses, en el peor hasta un año :P

Para mí es que me he olvidado de contar, está el mundo invadido por calculadoras y ordenadores. Por eso, por falta de entrenamiento no me salen las cuentas. No soy capaz de hacerlas hasta la edad que tengo. Claro que he tirado muchos días, ¡pero es tan difícil hacer de todos algo bueno!

No sé contar los años que tengo, quizá porque incluso sin las máquinas no me alcanzarían los dedos de pies y manos. Por eso casi mejor me quedo en los 21. Y así en 4 años, cumplidos los 25, me voy comprando una casa.

martes, 7 de noviembre de 2006

¿Y yo?

Ayer llevaba escrito más o menos un folio. Hacía tiempo que no escribía así que fue toda una novedad. ¡Qué bien me hizo sentir! Me llevó cerca de una hora y creo que la cosa me iba quedando más o menos bien. Pero ocurrió lo inesperado, la pantalla parpadeó y el mensaje nuevo que utilizaba de folio en blanco desapareció. Se llevó todo lo escrito. Aquella, mi última hora escrita, se perdió para siempre.

La verdad es que si alguien es capaz de imaginar a un energúmeno sacando a puntapiés la torre de un ordenador de su casa, lanzarlo escaleras abajo a patadas, entonces dará con lo que estuve a punto de hacer. Ese tipo, corajudo y justiciero, pude ser yo. Es lo que me pedía el cuerpo. Entonces me di cuenta de que tengo que comprar un portátil que sustituya el trasto de aquí, a mi derecha, (que bueno que no sabe leer). Hoy me ha dado la bienvenida con un pitido largo en vez de encender el monitor. Si el cielo se gana con paciencia yo debo tener sitio reservado hace tiempo, y sigo haciendo méritos cada día.

Ayer pude retomar el hilo de lo escrito, volverlo a contar confiado en que al reescribir la cosa será aún mejor, pero fue un día largo y ya no me quedaban fuerzas más que para odiar este aparato puñetero, maldecir la ley de Murphy y esperar que el torto relleno de chorizo de la comida no me afectara ningún ojo por la noche (sonará raro, pero ya me ocurrió otras veces).

Mañana cuento algunas certezas y algunas sospechas. ¿Conté ya que toda nuestra vida se basa en la sospecha de lo que va a ocurrir? ¿Qué no tenemos casi certezas?

Es por eso que creo que soy inmortal. Lo que ocurra a los demás no tiene porque ocurrirme a mí. Los agoreros dirán que tendré que pasar por los mismos aros, que mi destino es el de todos, pero no podrán darme una razón irrefutable. Solamente hablar de la historia, de otros que no soy yo.

Cuando me empeñe en darles la razón, que sospecho que ocurrirá, la cosa ya importará más bien poco. Nadie podrá decirme aquello de: ¡ves como teníamos razón!

Haría oídos sordos.

viernes, 3 de noviembre de 2006

Aún

no olvides la suerte que has tenido.

miércoles, 1 de noviembre de 2006

Todos los santos

Cruzando el tiempo y el espacio.

domingo, 29 de octubre de 2006

Pensarte es tenerte

¡Cómo me dejas que te piense!
Pensar en ti no lo hago solo, yo.
Pensar en ti es tenerte,
como el desnudo cuerpo ante los besos,
toda ante mí, entregada.
Siento cómo te das a mi memoria,
cómo te rindes al pensar ardiente,
tu gran consentimiento en la distancia,
y más que consentir, más que entregarte,
me ayudas, vienes hasta mí, me enseñas
recuerdos en escorzo, me haces señas
con las delicias, vivas, del pasado,
invitándome.
Me dices desde allá
que hagamos lo que quiero
-unirnos- al pensarte,
y entramos por el beso que me abres,
y pensamos en ti, los dos, yo solo.


Pedro Salinas

sábado, 28 de octubre de 2006

La preguntita

¿Te has dado cuenta de que si camináramos solamente medio kilómetro más rápido, la vida nos daría para hacer muchas más cosas?

viernes, 27 de octubre de 2006

Los timos de Timofónica y el apogeo

(... es la carta)


Pocos dudan que Timofónica tima, el nombre lo indica. Es decir Timofónica y todos se imaginan a Telefónica erre que erre, timando un poco de aquí y otro de allá para seguir siendo todo potencia en Sudamérica, o para seguir poniendo "Timofónica" en el alerón trasero de la Fórmula 1.

Hoy, tras esperar más de lo debido, más de lo que decían que esperaría, he obtenido contestación a mi muy razonable reclamación. La carta es una joya que será debidamente presentada junto a lo que haga falta en Consumo a su debido tiempo. Pero no me resisto a traer aquí alguna de sus frases, que por supuesto no son frases exclusivas para mí, abonado demandante, como tendrán a cientos. Es más bien una carta genérica que probablemente recibimos todos alguna vez en la vida, algunas veces de un amor perdido, las más de la propia Telefónica que no da su brazo a torcer así la verdad caiga del cielo y pese 100 toneladas. Es la carta en que te dicen que lamentan comunicar que sí; pero no.

"Estimado cliente:

... para informarle de que hemos analizado su caso con detalle.

Hemos revisado el proceso en su totalidad. Se han realizado pruebas de funcionamiento de su línea, así como de nuestros equipos. No hemos detectado ninguna incidencia en los sistemas de facturación ni anomalías que pudieran haber afectado al servicio.

Por todo ello, sentimos comunicarle que el importe es correcto."


Han analizado mi caso con tanto detalle que en la carta ni siquiera se vislumbra de qué estamos hablando. ¿Sabrá este M. López, Jefe Servicio al Cliente que es exactamente lo que reclamo? La cosa resulta cuanto menos sencilla de explicar. Se me han cobrado durante 4 meses una tarifa plana que no contraté, pero eso no es lo peor. Desde marzo mi número de teléfono pertenece a Wanadoo (ahora Orange). Es decir, ni adrede, ni queriendo si quisiera (que no quiero) podría hacer llamadas que me facturara Timofónica. Ni siquiera marco un número prefijo, no lo tengo. Mi número corre bajo otra compañía ¡viva la diversidad! Es decir me cobran por una tarifa plana que no puedo gastar porque es técnicamente imposible. Poco más o menos como si uno recibiera recibos de Amena cuando su teléfono móvil es de Vodafone o viceversa. Ver para creer, estas cosas pasan, yo soy testigo, aunque no mudo. Valga este espacio para mis gritos ¿los oyes?
Pero como aún tengo un ratito más voy a seguir.

Me dicen que han analizado mi caso con detalle. Por eso me dicen que mi línea va bien, y que sus equipos van bien, ¡cómo si alguien les estuviera reclamando por un mal funcionamiento de la línea! Se ve que se han leído con detenimiento las razones de mi reclamación. Yo pago hasta el último céntimo del mantenimiento de esa línea para que funcione correctamente y no tengo queja. La queja nace cuando se empeñan en cobrar un servicio que no contraté, que no me dan, que no me podrían dar. Y lo más gracioso que entonces se da un servicio por duplicado, la tarifa plana de Wanadoo que pago de mil amores, que uso aún sin quererlo y esta otra tarifa plana de Timofónica que no puedo usar porque no hay forma de que yo pueda hacer una llamada bajo su cobertura. Quiero decir en resumidas cuentas que me han cobrado cuatro meses de una tarifa plana que tiene

0 llamadas locales
0 llamadas nacionales

Yo les pago una tarifa plana no solicitada y que no puedo usar, pero ellos me contestan que sus equipos van de lujo, que la línea que alquilo aunque ellos digan "de su línea" funciona y me agradecen la confianza y me invitan a consultar su página web si tengo acceso a Internet, para ver las grandes ventajas de "fórmula e-factura", con información detallada de este producto. Estoy aterrado, creo que de alguna forma quieren conocer si tengo acceso a la Red para incrementar mi factura con un ADSL o algo similar que tengan a bien añadir, como cargo inesperado.

Agradecen mi confianza y eso que yo con éstos siento la misma que si yo fuera un testigo y hubieran dejado libre al delincuente que mi declaración encerró.

En el fondo creo que Timofónica mantiene aquello que nos contaban, Santa Rita, Rita, Rita lo que se da no se quita, sólo que no se da, se quita; y no son estas las horas de andar devolviendo dinero ya cobrado, mejor lo guardan, por si vinieran tiempos peores, yo que sé, mera hipótesis, todos los consumidores aliados en una diabólica conspiración para exigir lo arrebatado. Por una vez, todos a una.

Han volado 46 euros de nada pero me han escrito una carta genérica, como la tuya, como la que te enviarán, pero yo ya la tengo. Aquí mismo, entre mis manos.

Con estas joyas soy capaz de unas reclamaciones realmente hermosas ante Consumo. Sino al tiempo.

miércoles, 25 de octubre de 2006

puedes cualquier cosa.

lunes, 23 de octubre de 2006

Alonso

Ayer me dio la impresión de que Fernando Alonso no tiene amigos en la Fórmula 1.

Cosas mías

Esta semana vuelvo a nadar. ¿Conté que se me caducó el bono con 7 baños gastados como la otra vez? Caducó por si solo, lo juro. Esta visto que ya no nado nada de nada.

Ahora estoy pensando si irme a correr por la paralela al camino de San Pedro, desde un extremo del pueblo hasta los pies de la playa de Sablón, que es playa porque tiene mar, sino sería un desierto pequeñito. Lo haría pero aguanto muy poco. Enseguida quiero parar porque las piernas no me dan más de si. Las tengo muy poquito desarrolladas, como si hubiera ido toda la vida bien quietecito de aquí a allá sobre un pasillo en movimiento mecánico, de aeropuerto.

La cosa es que podría empezar por nadar hoy, pero me da rabia volver a comprarme el bono cuando caducó hace tan poco. Cuando esas cosas pasan lo que me nace es no nadar durante una temporada en represalia conmigo mismo. Y lo peor en este caso es que hubiera podido pelear un baño o dos por los 20 días que se tomaron de vacaciones en la piscina ¿no debiera ese plazo, con la piscina cerrada haciendo imposible mis chapoteos, retrasar el día de caducidad?

Y lo hubiera hecho, pero estando en Madrid tuve la mala suerte de meter una de mis monedas de 2 euros, parece que a mí solamente me cambian para darme alguna de esas, en una máquina de chicles a euro la unidad, demasiado tiempo para esperar y demasiado goloso el anuncio de los chicles. Allí esperando el metro, que iba a tardar 9 minutos, recordando aquello de ¡Limaaaaaaaaa! y la otra papila gustativa oponiendo ¡... y fresaaaaaaa! Uno es humano y cae en las tentaciones mundanas sin dejarse casi ninguna. La cosa es que la moneda se quedó entre Pinto y Valdemoro. Dentro de la ranura pero sin ir más allá. ¡Cómo va a caer si aquello no tenía pendiente! Así que tras maldecir mi estampa que era la de un apuesto ex-nadador con un bonito maletín de piel italiana, me dispuse a introducir lo que fuera por aquella ranura. Lo más fácil: mi tarjeta caduca de la piscina. La hice un pitillo y anduve con el mete-saca a ver si aquello cedía o, caso más improbable, volvía hacía mi bolsillo. La cosa es que observé que la tarjeta por ajada no tenía la rigidez suficiente, o quizá al que le faltaba fuerza o tino era a mí. Así que cogí una de mis elegantes tarjetas del trabajo y volví a las andadas. Esta vez con tan mala suerte que se me quedó dentro. Y yo asomando los ojos a la ranura para ver mi tarjeta doblada, allí en medio.

Yo perdí una tarjeta y gané quizá algún cliente en Madrid, aún indeciso y asombrado con mi audacia al repartir tarjetas de visita. Por supuesto los 2 euros desaparecieron y yo sigo sin haber probado los dichosos chicles. Ahora bien, aquellos 9 minutos pasaron velocísimos. Vamos un visto y no visto. Como mis dos eurillos.

En fin, la cosa es que tras todo aquello terminé tirando la tarjeta de la piscina en la primera papelera del metro y luego la he echado de menos por nadar.

Esta semana sacaré otra y me conjuraré para gastar 10 baños en tres meses ¿seré capaz?



Otra cosa. El otro día me encontré con un matrimonio que vive en una residencia. Ambos juntos. Toda la vida.

Creo que algo así es lo que buscamos todos.

domingo, 22 de octubre de 2006

Cosas perfectas

Recordaba hace un rato el anuncio aquel de Silit Bang. Un potingue para limpiar.

Dice la señora que es una fanática del producto y nos invita a ver como lo usa a su casa. La cosa es que inmediatamente nos encontramos ante un lavabo y la buena mujer echando el fluido para dejarlo limpio. Yo desconfío mucho de los fanatismos porque creer con tanto tesón suele llevar a errores cuando no es peligroso. Yo fue escuchar lo de que era una fanática de algo y entrarme un miedo horrible, correr a cerrar las puertas y las ventanas por si acaso.

Lo bueno viene después, cuando nos damos cuenta de que la mujer no es fanática del producto en absoluto. Ve tú a saber si lo es de cosas que no dice. ¿Por qué lo sabemos? Porque el lavabo está sucísimo, a más no poder. Vamos, que a la señora no se le ocurrió pasar el paño en varios meses. Claro, así el desinfectante luce más, se ve la marca del paño y el contraste de la parte sin limpiar. Como si fuera el limpiaparabrisas de un coche. Un arco-iris de limpieza. Ya lo decía aquel mayordomo eterno: "el algodón no engaña". Lo que ocurre es que para llegar a esa imagen, brillo nuevo gracias a Silit Bang frente a suciedad de antaño hemos tenido que sacrificar la coherencia o contratar a una embustera de campeonato.

Acabo de apagar la tele. En Telecinco Antonio Lobato se hace un lío con la frasecita pretenciosa que ha acuñado para dar el título Mundial a Fernando Alonso. "El laberinto de Alonso". Dice que fue largo, lo que puede ser largo es el tiempo que le llevó recorrerlo, un laberinto si es algo, es intrincado. Más bien suena a frase chapucera, como chapucero es el tipo que repite hasta la saciedad aquello de "que si pestañeas te lo pierdes" para referirse a unas carreras que duran 2 horas largas.

En fin, quizá ya no quedan cosas perfectas. O tal vez sí. Algunos puntos de los que gana Federer al tenis o algún fragmento de Vargas Llosa o García Márquez en una de sus novelas irrepetibles.

La semana pasada por 6 euros, "El coronel no tiene quien le escriba" y "El amor en los tiempos del cólera". Absolutamente recomendable.

Tiro de lejos

Voy a probar si soy capaz de publicar en este sitio sin necesidad de cargar la web en el navegador. Haciendo uso nada más del cliente del correo. En teoría yo envío un correo a una dirección específica y debiera salir publicado... ¿funcionará?

Lo sabremos en un instante. Porque este fragmento no verá la luz sino es de esta manera.


Otra cosa, me consta que recibo alguna visitilla, amigos que luego me dicen que leyeron tal o cual cosa. Por estar al corriente de como ando nada más. Si vienes deja un comentario. Después de todo no me creo que alguien se lea mis chorradas para estar de acuerdo. Y si además me firmáis el libro de visitas, entonces...


... feliz hasta la médula; feliz.

El escote de Aznar

Leo no sin sorpresa que Aznar se ha hecho torero. O lo va pareciendo. El caso es que Aznar es de los que pone las banderillas de una en una, como si enfilara aceitunas. Está claro que es y ha sido siempre de los que va pisando huellas durante el paseíllo, quizá ahora se gasta estos desplantes porque nadie le llama.

Explico este embrollo. Por lo que se cuenta Aznar fue abordado en un acto publico, presentación de un libro, del ex-presidente Pastrana. Y la pregunta que le hicieron, que fue si se había inspirado:

"en el señor Pastrana cuando dijo el Movimiento de Liberación Vasco en su época" no debió gustarle mucho, porque la dejó sin respuesta.

Lo que sí hizo fue coger el ejemplar de la periodista Marta Nebot para firmarselo. Luego, no sabiendo que hacer con el bolígrafo supongo, tuvo la ocurrencia muy aznarina de plantarlo tieso en el escote ante sus ojos.

Eso hizo Jose María Aznar y se quedó tan fresco. Y yo que soy un fan de Aznar muy dudoso me digo si se gastó estas maneras en el cortejo de la Botella. Si quizá Aznar enciende la pasión de su doña, metiéndole cosas en el escote, como si fuera el compartimento de un archivo. Ahora que somos los mejores en baloncesto no está de más ir practicando. Que la aspiración no ha de ser llegar, sino permanecer. En cualquier caso habría que preguntarle a ella. Lo que este hecho viene a demostrar es que Aznar sigue siendo tan ordenado como lo fue siempre, y más ahora que se ha soltado la melena. Si tiene un boli él se imagina el cubilete para guardarlo en cualquier escote que se preste o no. No es de los que le tiembla el pulso, y si es cierto que en los debates se comía a sus oponentes, más por malos que por otra cosa, también es cierto que en ingeniosas maneras de acabar un encuentro no hay quien le gane. Imaginen la cara de la pobre periodista recogiendo de entre sus pechos el bolígrafo, que al menos espero que tuviera puesto el capuchón. Y qué lozano Aznar dispuesto para otra pregunta o para otro escote.

Yo creo que afloró desde el subconsciente el impulso del montañero que al coronar la montaña fija su bandera para verla y que la vean. El planta el boli con el que firma porque no es de los que se queda nada que no sea suyo y porque no sabemos si llegó a mirar a Marta a los ojos, aunque es obvio que si se entretuvo algo en su escote. Aznar que hizo cumbre planta ahora su testigo.

Aznar es libre ahora para mostrarse sin máscaras. Hace algún tiempo tenía que guardar determinadas formas. ¿Se imaginan ustedes esto mismo al CQC que antes parece que veía todo el mundo?



A mí me parece muy curioso lo de que firmara un libro que no ha escrito. Supongo que piensa que la gente quiere su firma para la biblioteca. Y no digo que esté mal. Más de uno la querría a buen seguro, aunque la lógica dice que debiera firmar únicamente los libros escritos por el mismo, puesto que entre los compradores hallará acólitos por decenas. Pero debiera abstenerse para los de los otros, pues existe el riesgo cierto de que alguien quiera cambiar el libro manuscrito por una impoluto sin su firma.



Yo particularmente cuando evoco a Aznar me quedo con su rostro algo mustio en las pasadas elecciones generales. Tras conocer los resultados levantaba el brazo de Rajoy asomado a la ventana, el gesto era del ganador, somos el número uno;

el rostro contradiciendo todo el tiempo, el del que perdió del todo.

miércoles, 18 de octubre de 2006

Pasatiempos

Tengo los ojos inyectados en sangre. Miro en rojo y la culpa es del ordenador. Llevo toda la tarde a cuestas con la pantalla, como si en la mañana no hubiera tenido bastante.

Acabo de terminar de actualizar la web de Menuts del Món. Esta gente va en serio y les ayudo cuanto puedo.


Anteayer estuve viendo el Cese-i y me maravilló lo listos que son todos esos policías, son como Robocop que era mitad máquina, mitad humano; ellos son cuarto y mitá de científico y el resto de polis de chalequito estilo FBI pero en CSI. Listos y dedicados en cuerpo y alma al trabajo. Jo que no se tiran los trastos los unos a los otros, que no dicen ¡dejemos eso pa luego! Con la afición que hay en España a mirar como trabajan lo otros, que entrañables esos mirones que observan apaciblemente como algunos obreros se esloman a picar el tabique dichoso del edificio que va con retraso, y esos otros obreretes que están a cada paso diciendo que se hizo la hora del almuerzo y es cierto que se hizo.

Decía que estos polis de la tele no se permiten una licencia, no tienen vida personal, dedican cada segundo de sus días a resolver los desaguisados de Nueva York o Miami, y a veces en capítulos como el del otro día el prota de Miami viaja a resolver los de NY y el de NY vuela a Miami a recabar nuevos datos, pa comparar el ADN o lo que sea con el ordenador de los otros.

Pero lo mejor de todo son las explicaciones entre ellos. Se dicen:

- He encontrado Troruro de Trasario en el escenario (del crimen o crimenes)- se le queda mirando y continúa- ya sabes lo que eso significa. A lo que opone el otro.
- Sí, el vehículo iba al ralentí cuando la bala rebotó contra el maxilar antes de alojarse en el coxis. El asesino sin duda estaba ya pendiente de la huida y segregaba jugos pensando en las viandas de la celebración por el crimen.

Uno escucha todo eso y piensa que son listísimos. Lo son sin duda, yo todavía no he encontrado uno sólo que le dijera al otro, francamente, con encogimiento de hombros si es preciso:

-Joder, no sé de qué carajo me estás hablando.

Y es que las explicaciones que se dan unos a otros no son en realidad para ellos sino para nosotros, que ni matamos a nadie ni resolvemos siquiera un maldito crucigrama. Parece que se examinan los unos a los otros constantemente pero en verdad antes incluso de interrogarse ambos saben que el otro sabe la respuesta, está escrita en el puñetero guión.

Por otro lado me llama la atención el poco aprecio que se profesan. Desde luego si yo fuera uno andaría siempre detrás de la rubia esa tan profesional, le diría que me importa más bien poco lo del microscopio, que mejor si mira otra cosa (aunque no necesitará el microscopio :P)

(¡me refiero a mi napia!)

En fin, esta gente del CSI son super-hombres y super-mujeres. De gran preparación. No es extraño que no dejen caso irresoluble ni malo castigado, cada cuál según un modo y manera. Yo desde luego si me contara entre ellos iría siempre con la bata blanca de científico. Me dirían en la calle "hola doctor" pa que les recomendara una receta, sólo ellos pueden, y yo aclararía:

- Perdona; CE, SE, I de incógnito, no te confundas.

Y ante los malos siempre preparado con los guantecitos puestos, pa decirles bien claro que cualquiera toca la cochinería esa de las visceras. Que hay que ser cochino.


Cambiando de tema, ya he nombrado a mi amigo Jordi que es actor en Madriles, que empezó conmigo en El Baúl y continúo en Teadret. La cosa es que hoy hablé por teléfono con él mientras veía el "Bricolocus" que es un programa de bricolage, de gente que es mu buena con las manos y mu poco con la boca. La cosa es que ver aquel fenómeno me dio una idea.

Hacer un programa de ese estilo pero con tareas obvias y que controla todo hijo de vecino, hasta yo. Es decir, un tipo grabándonos cámara al hombro mientras lavamos los platos y nos adornamos con comentarios del tipo:

-Ojito con esto, el agua ni muy fría ni muy caliente o corremos el riesgo de quemarnos. Metemos las zarpas en la pila.

Todo dicho muy serio.

-Ahora colocamos el plato pa que escurra en esta ranura del cachivache de plástico. Haremos por introducirlo de pie pa que quepa.

O tareas minuciosas que exigen gran concentración como por ejemplo cambiarle a las llaves el llavero. Pasar la llave por la rueda enroscá describiendo como lo vamos haciendo. Explicarlo con un par de llaves esperando que pa la tercera nuestro espectador ya haya cogido el tranquillo.

Mi amigo dice que es una idea cojonuda, pero no sé si tanto :D

Bueno, mañana será largo.

Piro a la ducha.


lunes, 16 de octubre de 2006

Aunque nadie nos lea

Medio banner Aunque nadie nos lea - 2004

Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol.

Silvio Rodriguez.

Los recursos de Timofónica

o los timos de Telefónica.


Allá por Julio, con la factura de Timofónica en una mano, con el terminal en la otra llamé al 1004. La razón, bien sencilla. En la factura me cobraban una tarifa plana de llamadas nacionales que no tenía contratada, o por ser más preciso, no tenía contratada con ellos. Con ellos solo la línea de teléfono, todo lo demás, ADSL de 1MB y llamadas nacionales con Wanadoo desde el principio.

Un chaval muy majo me dijo que en 10 días me ingresarían aquellos 26 euros en mi cuenta, que perdiera cuidado, que había puesto una reclamación y que ese dinero me sería devuelto ipso facto (o casi). La cosa parecía sencilla y mi caso, de claro, cristalino.

Tan fácil parecía que a mi se me fue de la cabeza. El caso es que dos meses después recibo una nueva factura. Y como era de esperar no solo no me devuelven los 20 euros (me cobraban 6 por no se qué razones que tienen que ver con aquella promoción y que di por buenas) sino que me cargan por el mismo concepto 26 más pa escarmiento. ¿No quieres sopa? Dos tazas.

Situemos el asunto en el 28 de Septiembre. Vuelvo a llamar. Una muchacha me atiende haciéndose cargo, allí no consta ninguna reclamación - aclara, pero ella la va a poner en mi nombre. Porque la gente como yo necesita a otros que intercedan ante organismos del tamaño de Timofónica. Y si entonces no se dio, quizá se de esta vez. Yo pensé si esta reclamación no sería como la otra algo soñado, puede ser que mis sueños paguen tarifa plana de teléfono, y ellos sí la tengan concertada con Telefónica. No; esta vez estaba despierto y para que aquello no fuera etéreo como el limbo que no existe, le pedí por favor que me diera el número de la reclamación, a lo que se prestó solícita y nerviosa, quizá porque el común de los mortales se conforma con saber que la reclamación está puesta sin ir más allá (exactamente como yo en mis días de mayor inocencia, tanto tiempo atrás). Lo que ocurre es que a mi la fe en Timofónica se me había ido resquebrajando, o quizá mi fe dictaba que corría grave riesgo de ser tomado por tonto, o peor aún por más tonto de lo que soy. Algo me decía que podía estar al borde del timo, un timo por duplicado.

En 10 días obtendrá respuesta me dijo. Y yo le dije que muchas gracias tras cerciorarme que al menos ya se me dio de baja de ese servicio no contratado pero pagado, más que nada por asegurarme al menos una factura limpia de sobre gastos para la próxima vez. Entonces en dos meses, hoy en algo menos. Sí, me dijo. He procedido a darle de baja. Y yo quede tan disconforme como puede quedar alguien que siente, dentro de si, en el fondo de su alma, que un ente mayor que uno mismo, en verdad inmenso, está jugando al que pudo ser y no fue, en el mundo virtual de las llamadas telefónicas que no se hacen pero se pagan, ficción y verdad mezcladas con la sensación de que nada es real.

Hoy día 16 vuelvo a llamar y puedo decir que aquella reclamación existe, que aquellos números que ya confirmé ciertos no han arrojado ninguna respuesta.

Probablemente Timofónica necesita más tiempo para concluir que debe devolver dinero a uno de sus abonados. Le cuesta a la empresa deshacerse de una porción (aún infinitesimal) de sus ingresos. Saben que no contraté nunca esa tarifa plana, saben que no hay una sola llamada a través de ellos, que utilizo otra operadora, pero eso no les vale. Necesitan más tiempo, para ellos es mejor guardar lo que no les corresponde. Hacer hucha gorda. Después de todo existe alguna posibilidad de que yo lo olvide (en realidad muchas), alguna de que sufra un accidente, o alguna incluso de que en la espera muera y nadie vaya en mi lugar a pedirles lo que me cogieron de la cuenta como quien mira para otro lado.

Hoy pregunté por la manera en que puedo ponerles una reclamación ante Consumo, porque un idealista como yo aún espera que alguien venga en ayuda, sin necesidad de un traje ajustado de mallas, no necesito un superhéroe que venza al gigante de anchas raíces y largas manos. Me basta con alguien serio desde algún organismo oficial dispuesto a dar la cara por los pobres hombres y mujeres que nada más observan los tejes y manejes de estas grandes empresas. Nos avasallan lo propio pero no tenemos porque permanecer callados. Puede que no podamos hacer mucho más que quejarnos, pero supongo que a alguien le importara. Alguien dirá ¡señor mío, hasta aquí hemos llegado!

Me ha dicho que no hay otra que ir directamente ante Consumo (que me queda bastante lejos aunque ella no lo sepa) o incluso poner una segunda reclamación acerca de la primera. Reclamar una solución para la primera reclamación mediante una segunda reclamación. Algo así como el camarote de los hermanos Marx en reclamaciones, sin partes contratantes pero con un porrón de números reclamantes.

La sensatez en ese instante me decía que no conviene saturar el canal de reclamaciones de la compañía, que está visto sufre de cierta parálisis, con nuevas, sospecho que es un embudo y por querer entrar todas al tiempo no pasó ninguna, pero tras meditarlo un segundo y seguro de que la muchacha que me ofrecía esa opción suponía que sensatamente rehusaría me vi diciendo que sí. Parecía que no iba a querer y quise. ¡Qué diablos! Pongamos una segunda reclamación, por la que no me pusieron cuando dijeron que la pondrían, por la espera que no ha sido de diez días sino ya de 18 y sin noticias. Super reclamemos a Timofónica por sus infinitos recursos, por sus mangoneos, por sus esperas que no son suyas sino mías.

Dentro de cada uno late un justiciero, y a mí me nacería ponerles una cada día, contra-reclamación diaria tras las comidas, como las siestas. Si fuera otro caso ya les habría devuelto los recibos, pero dependo de la línea de teléfono como un embrión del cordón umbilical de su madre. Me asomo a Internet y al teléfono todos los días y no me cuesta admitir que los necesito. Wanadoo lo sabe, y por lo que se ve, Telefónica también lo sabe.

Dicen que tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro son los tres objetivos para una vida. Yo he cumplido ya dos, porque reclamar a Timofónica es algo así como plantar un árbol o al menos una planta. Se requiere para ver los resultados, en ambos casos, mucha paciencia. Uno necesita de un riego diario y el otro, quizá, de infinitas reclamaciones.

He escrito algo, no un libro todavía, puede que más adelante. Cuando más mayor tenga más cosas que contar. Pero a malas este Vivo y digo, debidamente mecanografiado a doble espacio daría para calzar una mesa de sobra.

Me falta el niño. Cualquier día de estos.

domingo, 15 de octubre de 2006

La Reina del Sur

Hoy lo acabé.

Volver

Hoy empecé a correr a las 10:30 de la mañana y no he parado, en autobús, hasta las 7 de la tarde. Ahora bien éste ha sido un finde muy distinto. Estuve en Madrid y estuve en Segovia, comí cochinillo asado y cené el sábado cerca de las 12 en un chino de la capital.

Madrid es una ciudad con mucho encanto y con casi de todo, en grandes dosis.



Intenté tragar una biodramina esta mañana para evitarme la posibilidad de un mareo pero no tenía agua con la que acompañarla, así que metí la pastilla en la boca para nada. Lo único que conseguí fue que su color amarillo se me quedara en la lengua con muy mal sabor de boca.

La verdad es que estoy cansadísimo y sospecho que algo enfermo, no me voy a entretener, solamente contar que esta tarde me dijo Sestea que tras despedirme en la estación de la Avenida América coincidió en el vagón de metro con un chico ciego que cantaba con su guitarra: "Gracias a la vida que me ha dado tanto". La gente le ponía las monedas directamente en una riñonera. Ella lo persiguió porque al pasar por su lado para bajar no podía verla. Tiene razón, dice que fue triste, notoriamente triste y a la vez hermoso.

No tengo ganas de hablar. Decía Tim Robbins a Morgan Freeman en aquella película extraordinaria, "Cadena perpetua".

Hay dos caminos:

empeñarse en morir o empeñarse en vivir.

jueves, 12 de octubre de 2006

Ilusiones

Los críos son ricos. Vale que no tienen nada, nada de ellos en exclusiva, pero tienen en abundancia algo que los adultos vamos perdiendo, que nos vamos dejando en el camino con los años. Miles de ilusiones por las cosas más nimias.

Es muy probable que como me recomienda algún compañero de trabajo, que como pienso yo mismo, éste sea el momento de adquirir un cochecito para circular de pueblo en pueblo en mis ratos de ocio, como un afilador sin anunciarme. Para hacer escapadas a Santander o a Oviedo para llenar el maletero en un Mercadona, antes los encontraba a cada paso. Escapadas a Bilbao para mirar devotamente el escudo de mi Athletic en la fachada de San Mamés, para olvidar por un momento el pozo de la clasificación en el que estamos.

Aparece en el mercado el 207 que viene a suceder al 206, que por consiguiente bajará de precio, aparece el nuevo Corsa con esos muñequitos tan graciosos, y uno piensa que ahora es el momento de lanzarse como un tiburón sobre uno de esos coches descatalogados, que tienen que quitarse de encima mejor pronto que tarde.

Y entonces llega la noche de la revelación. Cuando al cerrar los ojos uno se da cuenta de que si no me muevo más no es porque no tenga un flamante vehículo esperando frente a la acera, es simplemente porque no me nace. ¿Por qué meterse entonces en pagos de 12.000 euros que no tengo? Y aunque para esto haya una solución, ¿por qué el incordio de un seguro? ¿Por qué volver a las gafas, a la fuerza, por no ver lo suficiente de noche?

Así que me convierto en un puntito que camina de arriba a abajo por la calle principal del pueblo. Un punto miles de kilómetros por debajo de los satélites del GPS. Y llego a la conclusión que la compra de un coche que esperaba repleta de ilusión tendrá que esperar, porque así no me nace, porque así, ahora, la ilusión no me alcanza.

Y si quien me visita no trajo su propio coche, entonces nos subiremos en autocares que conduzcan por nosotros; están hechos a mi medida.


Ayer cumpliendo los planes trazados volví al Día y me compré una caja de 800 gramos de langostinos medianos, perfectamente formados como un batallón dormido de alrededor de 50 piezas. He abierto la caja está mañana para intuir que de haber podido me hubieran mirado como diciendo "no serás capaz",

soy capaz de casi todo,

pero estaban congelados.

martes, 10 de octubre de 2006

YampqmaY

Yo he tenido ya algunos nombres en Internet, y tras ellos siempre he estado yo. No he sido de los que entran en un chat y se inventan a alguien distinto, lo cierto es que los chats me quedan muy lejos a no menos de 12 años, que son muchas vidas. Alguien me dijo una vez que un día y medio podía cambiarlo todo. Que no habrá cambiado desde entonces.

Aunque lo cierto es que si uno se pone a pensar en el pasado descubre que apenas parece nada, o quizá me parezca a mi sólo por aquello de que ando desprovisto casi por completo de memoria. Pensaba estos días que al fin todas las vidas no son sino fragmentos de pasado, pero si apenas se conserva del pasado una sopa de letras confundida, la vida entonces parece un paisaje entrevisto tras una cortina fina, el despertar embotado tras una siesta a destiempo. Los primeros minutos tras abrir los ojos, uno no sabe bien la hora que es ni casi donde está.

Yo me llamé Properio en el principio de los tiempos, luego me llamé Anado y por un breve plazo de tiempo YampqmaY que es un nombre muy de mi gusto, aunque no significa nada de nada. Y acoger este otro no supuso renunciar a ninguno de los otros. En realidad los nombres son como los estados de ánimo, nos los van a poner o nos los pondremos por nosotros mismos.

La cuestión es que hace unos días me abrí un correo nuevo: YampqmaY@gnnail.com (el error es muy querido para evitar esos implacables motores de búsqueda pro spam). La verdad es que no necesito ese correo, me bastan de sobra los que ya tengo. Las razones, que las hay vienen al caso pero son cosa mía y no tienen ninguna importancia.

Me gusta YampqmaY porque es una palabrita que se mira en un espejo y se encuentra reflejada, con lo que cuesta reconocerse, también porque visualmente me parece un castillo, con sus dos almenas a los lados, con su puerta en todo el centro. Es el castillo que tengo desde hace unos años. Pero ahora lo pongo de actualidad como si fuera una prenda encontrada en un armario, con lo poco amigo que soy yo de cambiar de chaqueta, más bien soy de los que me empecino, de los que se enroca en según que ideas, de los que refugiados en el castillo asoman la nariz desde la torreta.


Esta tarde estuve en el Día haciendo la comprilla de lo que comeré mañana, yo iba con la idea de adquirir una bolsa de paella valenciana congelada que sabe mejor de lo que suena, pero no tenían. Están cambiando las cosas de frigoríficos, lo que me dio la oportunidad de comprobar que por 6,50 me puedo llevar un buen puñado de langostinos para hacer a la plancha, así que hoy no que andaba corto de efectivo, pero quizá mañana me la compre para pasado. Hoy cogí un arroz tres delicias con marisco ¡juas!, con surimi que debe ser algo bueno y casi exclusivo, que diferencia estos arroces tanto como las tres tortillas. También unos flanes bizcocheros con miel y mis zumos de naranja.

Lo curioso es que según entro me doy de bruces, inopinadamente, sin esperarlo, con una mesa grande, más grande que una de ping pong, llenita hasta los topes de turrones. ¿Ya? Hoy ha sido el primer día, 10 de octubre, que se anuncian las navidades en la vuelta de la esquina.

Mañana compro los billetes a Madrid para el fin de semana. Ya tengo los horarios, respecto al itinerario me vale con que lo sepa el conductor.

Piro a la ducha.

lunes, 9 de octubre de 2006

Confesiones

Es tan buena la programación de sobremesa que yo me como la pizza viendo el Tomate. Sé que en la 2 siguen echando documentales, a los que fui tan aficionado hace algún tiempo, pero es que resulta que en cuanto en los documentales me meten a un paisano para explicar las cosas, me entra un aburrimiento soberano. Yo soy de los de ver el Sherenguetti, los ñus que son los toros que toreaba Paquirri tísicos perdidos, y los leones intentando que nadie les quite el mando de la manada que da derecho a muchos ratos con cada hembra.

Creo que si yo fuera un león sería uno de esos jóvenes que van siempre paseando por los límites del territorio sin molestar a nadie, que no parecerían amenazadores ni bostezando, con las dos patucas delanteras perdidas de barro por meterlas, sin querer, en cada charco.


Así que termino humano pero avergonzado de mí, mirando el Tomate, al tipo ese de la lengua viperina y muchas plumas y a esa moza tan bien terminadita, con todo lo que hay que tener donde hay que tenerlo. Con esa naricilla de bisturí, como si importara.

El caso es que este es un programa que debe su esencia, todo lo que es a la Pantoja. Porque esta mujer entretiene a España mucho más que un partido de fútbol de los de Aragonés. Fue la viuda de este país y lloró las penas con un chorro de voz que no se resiente con los años. Ahora tiene a su pareja en la cárcel por hacer lo indebido, que no es lo mismo que no hacer lo debido. Y uno concluye que el amor tiene muchas caras o ha de tenerlas porque Julián Muñoz tiene poco de torero por la facha y las maneras. Y que de Paquirri a Julián Muñoz hay un camino invisible que es la capacidad de enamoramiento de una mujer.


El caso es que hoy me llamó la atención observarla en las imágenes de un concierto que dio estos días, en los que a voz en pecho exclamaba, incondicionales bajo el escenario, aquello de que hoy quería confesar que está enamorada, pero en vez de, el corazón encogido, húmedos los ojos proclama: "hoy quiero confesar que sigo enamorada".

Y ese sigo en vez de estoy tiene un valor especial porque es una reivindicación a los 4 vientos, que viene para acallar los rumores, puede acabarse la libertad para encontrarse con la persona amada pero no se acabó el amor. Digan lo que digan los expertos del chismorreo, quizá es verdad que, como opinan algunos, el amor verdadero es irrompible. Y si hoy confiesa a los otros es porque llegó a esa conclusión antes, cuando la soledad por cotidiana no es algo extraño.

O quizá Isabel Pantoja sigue enamorada de Paquirri, entonces su mal es irremediable, porque no debe haber nada peor que estar enamorada de una persona que no está ni podrá estar nunca. Entonces el tiempo por vivir vale de bien poco.



Volví hace un rato del camino de San Pedro. Es un camino verde que da a los acantilados donde se estrella con fuerza desigual el Cantábrico, que aquí no debiera ser sino Asturiano, reclamemos al mar los mismos dibujos que ponemos a la tierra. Allí marché a media tarde con mi chaqueta de piel marrón que compré en Oviedo, hará pronto un año. No hacía día para tanto desde luego, que hoy ha hecho muy bueno tras la tormenta de anoche. Un sol de playa. Pero como imaginé una vez allí, sentado en un banco frente a los acantilados, desde lo alto, no estuvo de más. Sobretodo cuando fue bajando el sol camino de su ocaso. Tras un rato, pasadas las 8 de la tarde, cuando para leer a Reverte tenía ya que esforzar la vista, cuando el césped ya no era más que una mancha verde sin flecos, decidí que era un buen momento para regresar. Y fue al levantarme para ponerme en camino cuando reparé en que mi vida, a ratos, parece una novela.

domingo, 8 de octubre de 2006

Si no voy me quedo

Si no voy me quedo- digo.

Anda el país revolucionado, rasgándose las vestiduras porque la selección de fútbol se ha aficionado a hacer el ridículo sin que importe el cuando ni el donde. Uno leía estos días decir a Joaquín que la selección es un despelote y un caos. Luego, al día siguiente decía que la prensa había tergiversado sus palabras, son palabras sacadas de contexto dice, el contexto exacto es la víspera de un partido oficial y es que la seleccíón es un auténtico despelote. "Cada vez que hubo que hacer una limpia, mi nombre salió de los convocados el primero"; amigo se te vio un poco resentido, con el amor propio apuntillado, veremos cuando vuelven a llamarte.

Al día siguiente un gallo de muchas canas, el sabio de Hortaleza afirmó solemnemente serio que la selección no es un despelote, ni un caos y qué él, por viejo, sabe hacia donde van, que lleva muchos años en esto.

Lo malo es que nosotros, que de fútbol lo justo, empezamos a sospechar hacia donde vamos y no queremos ir. Por nada más que por ver un poco de fútbol que valga durante el verano, que estamos de los amistosos bien hartitos. Son mucho ruido y pocas nueces, como el juego táctico de los nuestros. No saben bien a qué juegan y así resultan poco convincentes.

Aragonés no quiere dimitir porque eso es tanto como admitir un fracaso y el hombre es capaz de los mayores engaños para encubrir los fracasos, al menos los propios, que para los de los otros tenemos por norma general menos escrupulos para admitirlos, quizá porque en el fondo los de los otros no se habrían dado en nuestras manos.

Lo mejor del asunto es que "lo del despelote" nos dio la oportunidad de pulsar, mediante encuesta, a los internautas que andan listos para todo menos para plantarle un canon a la SGAE, y así se arrojaron algunas conclusiones demoledoras. Por supuesto esta encuesta era anterior a la derrota con Suecia. A la pregunta de si "crees que la situación de la selección es un despelote" un 82% de los encuestados (entre los que me encuentro) respondieron que sí. Y votamos no menos de 20.000 almas cándidas.

El caso es que yo ahora quisiera cambiar mi voto. Porque si la selección es un despelote y un caos la cosa se va a arreglar si cambiamos a Aragonés, que está pidiendo desde su fuero interno, a gritos, ser cesado. Ponemos aquello en orden y todo en marcha. Pero me parece que el remiendo no es tan fácil. ¿Qué importa tener o no a Aragonés? ¿Qué importa que llegue a otro para tras embaucarnos de ilusión nos dejen con las mismas caras que hemos tenido siempre?

La selección no es un despelote como situación que pueda ser reparada. Es otra cosa y no tiene fácil solución. Yo si tuviera que aventurarle alguna, me quedo con coger el Valencia que es un bloque plagado de nacionales, por dar un ejemplo, y añadir los puestos que de aquel 11 ocupan los extranjeros.

Traslademos los automatismos de esos jugadores a la selección española, que está harta de juntar nombres de muchos ceros en los contratos para que se miren sin saber si presionar porque después, tiki, taka, la pasarán al que esté más cerca.

Olvidémonos sino de pedir la dimisión de Aragonés, o no se la exijamos por estas nimiedades de los resultados, todos sabemos que no van a ninguna parte, que en 100 años todos calvos, no vayamos a hacernos mala sangre por estas tonterías. Si nos dio igual que llamara a Henry negro de mierda, no vayamos ahora a sacar punta a un par de derrotas sin importancia.

Además hoy hemos madrugado subidos en el bólido de Fernando Alonso, que es asturiano como yo :)
y aunque nos saliera el chico algo bocas, como yo. Hay que reconocer que como piloto es un fuera de serie. Y un filón para la filosofía, al menos para las mías de andar por casa. Pues pensándolo bien hoy ocurrió como el año pasado con Raikkonen, lo dijo Alonso en aquella ocasión con gran gracia: Yo le presioné, ahí detrás, metido en el retrovisor hasta que se le fue todo al carajo. Simplemente se acabó rompiendo el motor.

Este finde estuve a punto de irme a Segovia, porque me he empeñado en comer cochinillo o lechazo. Caprichos de uno. Pero la cosa se quedó en agua de borrajas porque no hay manera de llegar sin tener que subir y bajar de repetidos medios de locomoción. Quien tuviera un R26 para correrlo sin pisarle. Se barajó la posibilidad de repetir Madrid en casa de mi amigo Jordi, que ahora se llama Atrehyu. Pero este finde no salió. Sestea se me quedó triste y con las ganas, y eso que las suyas eran las mismas que las mías. Lo sé porque las intercambiamos por teléfono. Así que hemos decidido hacerlo el próximo fin de semana. Ya tengo contactado al amigo y me ha dicho que el sábado nos iremos a comer a Segovia, todo por darme gusto. Y yo digo que con amigos así no podré quejarme nunca, y digo que si Sestea sonríe ya no voy a querer nada más.

Al final la vida es como dice Alonso, un presionar hasta que todo se nos vaya al carajo. No hay incertidumbre, va a pasar. Puede ser mañana o dentro de unos años. Aguantemos estoicos. Si no voy me quedo; pero iré.

Observemos cuánto tiene de heroico Aragonés, es de los que están hechos para permanecer.

jueves, 5 de octubre de 2006

Razón

O no entendí el libro o la vida, pero para mí que a Don Quijote, le llenó Dulcinea la cabeza, de molinos de viento.

miércoles, 4 de octubre de 2006

Palabras

Vuelvo y leo por encima lo escrito y encuentro que he dicho "Como una canción de Lluis Llach que viene cargada de recuerdos" y pienso entonces que me gusta más un "llega" en el lugar de ese "viene". Y lo cambio.

De manera que esto sigue siendo Vivo y digo pero ya no digo de primeras, me corrijo. Modifico lo escrito, de manera que las palabras pasan por varios filtros, se pierde espontaneidad, se gana tal vez alguna otra cosa.

Es que sé bien que una palabra puede cambiarlo todo. No en este caso desde luego, pero sí en otros. Decir o callar conduce por caminos distintos. Hay un destino determinado detrás de cada palabra, qué díficil entonces.

No se trata de acertar, se trata de vivir.

Renovando nowarsoft.com

Emblema optimizado para fondo blanco

Hace unos años compré, con toda la ilusión del mundo, un dominio que fuera el primero de un proyecto, alojamiento además de muchas otras webs que llegaran después. Estuve pensando un nombre y encontré uno que colmaba mis aspiraciones.

nowarsoft

Jugaba con la idea de esas tres palabras, no de ninguna, war de guerra, soft de suave. Era sin duda una consideración a tener en cuenta. Ninguna lo es. En todas hemos perdido. O esa otra que debía ser un principio irrenunciable de cualquiera, que lo fue antes de que en estas cosas se crearan también partidarios y retractores, No A La Guerra. A esta y a todas las que seamos capaz de inventarnos para sacar los ojos al que piensa distinto, al que no hace lo que queremos que haga. Y ese soft intruso pero tan apropiado desde que Micro-soft existe que parece que fue desde el principio de los tiempos, desde que Bill Gates decidió llevar los iconos de Apple a todos los ordenadores del mundo.

Ahora aquella idea ha quedado aparcada como una reliquia del pasado, como un juguete de valor entrañable. Como una canción de Lluis Llach que llega cargada de recuerdos.

Hoy renuevo el dominio un año más. Lo renuevo primordialmente porque es el portal del que depende Annlea y todo lo que llevamos escrito desde hace tanto, allí conseguimos entretener el tiempo para que apenas discurra; porque de su espacio infinito cuelga aún aquel periódico que quise en Internet Planeta Mundo, escrito por gente como nosotros, para contar lo que pasa con nuestras propias palabras, que a fin de cuentas es todo nuestro bagaje, lo renuevo por el esfuerzo del pasado, por esas otras webs, la de Sabina, la de Elena Anaya, ¡qué linda eres! La que fue fansite oficial de Electronic Arts, TcM Roteiro, Alrededor de Michael Jackson, FM La Liga, Valencia Esquía como asociación para un mejor precio y tantas otras.

Hoy a falta de 6 días para que el dominio caduque recibe un nuevo impulso. Me parece que este al menos dura un año entero ;).


Primer banner de nowarsoft, web original

Banner de web final con logotipo