sábado, 31 de enero de 2009

La fruta

Cuando deshojo el triste racimo de la nada.

Nube negra - Joaquín Sabina



No sería de justicia si no reconociera que la última jugada del Xuac en la bolsa ha tenido unos efectos demoledores para su fama, bien merecida, de cenizo sin igual. Que era fijarse en un valor de la bolsa y el valor en cuestión se desmoronaba como uno de esos hijos de puta que antes de quitarse de en medio se lleva a toda la familia por delante. ¡No viste que era lo único bueno que hiciste en la vida!

Y no diré que si te mira el Xuac no sea lo mismo que si te mira un tuerto, que sella tu suerte para siempre, como salir a la calle con la nube negra encima, pero quizá ahora en el 2009 el destino esté cambiando, porque el Xuac, con una audacia desconocida ha logró comprar acciones del Santander a 5,40 para venderlas una semana después a 6,44. Total quinientos y pico euros en beneficios que espero tomen forma en regalos para su amigo Anado, o en su defecto en la compra de una PS3 que nos cruce por Liberty City en una de esas tardes en que despierto violento de la siesta.

Ya conté que me ha salido colesterol. No es algo para estar orgulloso. Es verdad, que las venucas se me han vuelto autopistas donde parar por peaje. Por eso en la compra de esta mañana en el supermercado me he comprado sobretodo verduras de esas que van congeladas, ahora puedo, ahora tengo congelador.

Eso unido a una mayor frecuencia en las visitas a la piscina tendría que bastar. Aunque reconozco que estaba también dentro del plan la compra de fruta ¡que llevo 3 años sin tomar una sola pieza! Y la hubiera comprado, peras y manzanas para trocearlas con un cuchillo, pues creo que no tengo nada en contra de la fruta en si misma, sino en contra de morderla con estos dientes. Y también hubiera comprado fresas, si es temporada, y plátanos. Y hasta melón, que me encanta en los zumos de la zumería donde voy en Valencia.

Pero he tenido mala suerte. He vuelto del supermercado sin cruzarme con el rincón o pasillo donde tienen la fruta. Y mira que he ido de aquí a allá con el carrito de asa larga... es más profundo y más cómodo.

Por cierto. Tienen que comprar más. Tuve que esperar en las cajas hasta que alguien dejó libre uno.

Cosas de la crisis.

sábado, 24 de enero de 2009

La pregunta

Veo más, veo que no me oyó.

Oleo de una mujer con sombrero - Silvio Rodríguez



Digo yo que la cochambre de programa que es "Tengo una pregunta para usted" nos viene de Estados Unidos, que fueron los primeros en poner público robótico tras los oradores en las campañas electorales para que el paisaje aplaudiera los arrebatos de Bush y compañía. Así que no sería raro que fuera allí también donde inuguraron la televisión del siglo XXI que consiste en poner a gente corriente en plan tercer grado con el presidente, so pena en caso de resultar incómodos de pasar una revisión exhaustiva de Hacienda o de la CIA en Guántanamo, según lo que joda más. Primero un decorado de cartón piedra que cobra vida en los momentos más oportunos, y con más frecuencia en "prime time" y ahora esa rueda de preguntas chorra a las que el presidente ni el candidato podría contestar nunca de forma satisfactoria. Porque por supuesto que hablarán de crisis, pero ¿qué quieren que Zapatero les diga? Si no sabe ni por donde le pega el viento. En realidad estas cosas solamente sirven para dos cosas, para comprobar que el presidente no tiene ni puta idea de cuánto vale un café, porque no paga ninguno y porque vive en el país de Oz; y para saber que el día que la pensionista cobra 300 Mariano se mete 8000 entre pecho y espalda, aunque en el momento de la pregunta no se acuerda. Claro, le da pudor decir que gana tanto más que ella haciendo más o menos lo mismo.

Ahora nos cuentan que Zapatero tiene mucha telegenia ¿? y a mi me entra la risa, pero aún es mejor cuando dicen que está preparando su nuevo encuentro con la gente corriente con asesores que le preparan lo que estiman que le pueda ser preguntado. De patio de colegio. ¿Te imaginas?

Siempre me ha llamado la atención en estas cosas, y en la preparación de los debates electorales, la cantidad de parásitos en forma de asesores que a la vista del regimiento que son y de lo preparados que están tenía que dar unos resultados formidables de manera que Zapatero pareciera Brad Pitt y Rajoy, George Clooney. Pero luego, salen a la palestra y el uno saluda como si fuera el muñeco Chuky, al que habitaba una especie de maligno y el otro aparece sudoroso y con la americana abierta como si viniera de retozarse por la pradera, por no hablar de su ojo bizqueando en busca del reloj. ¿Para eso tanta preparación y tantos asesores? ¡Si son dos flanes! El día que no los tengan habrá asesinatos en directo.

Pero lo más curioso de todo es que leo que Zapatero está meditando la forma de dirigirse al público porque claro, ahora no lo rodean diputados de una gran cultura ¿cómo? sino gente corriente. Y tiene que hacerse entender. De verdad que esto se insinúa en lo que leo. Que debe adaptar su discurso a la gente corriente. Deben creer que matamos gallinas retorciéndoles el cuello. Así que el hombre va a bajar unos cuantos peldaños en su excelente oratoria de mal profesor de colegio para no resultar indescifrable a la plebe, que somos lentos cuando no rematadamente tontos.

Curiosísimo cuando en el Parlamento viven, cuando van, la mayor concentración de ineptos que dio nunca una democracia a su clase política. Sin talento alguno, son monos con una sola habilidad, pulsar el botón en el momento apropiado, y aún así está a la orden del día que se equivocan.

Que vuelva la tele a mostrarnos la calidad de nuestros políticos. La calidad de Zapatero que se salió del atril de la Zeta gigante y se le vino la crisis encima. ¿Pero para qué sales? Y lo mejor es que para cada teatrillo de estos, de calidad paupérrima Televisión Española confecciona desde cero un estudio con sus mesas y decorados nuevos, con forma de Congreso en esta ocasión, es decir, a los ciudadanos se les va a dar periódicos en la puerta para que no sigan el programa y muchos de ellos decidirán que no entran directamente. Se irán a sus despachos o a casa a esperar el aguinaldo.


La mayor ruina de una sociedad es su política. Esa es la verdad. Espionajes, chanchullos por doquier...

Yo también tengo una pregunta para usted señor presidente:

Que son muy malos lo sabe todo el mundo, pero ¿por qué me dan tanto asco?

Lástima que yo no vaya. Ni siquiera los voy a ver...

martes, 20 de enero de 2009

En el escaparate

Me dices que el amor igual que llega pasa.

Me llamas - Jose Luis Perales



Estoy subiendo relatos antiguos a Annlea. De comienzos del 2006. Hace ahora tres años que fueron escritos. ¿Por qué los subes? Porque con ellos Annlea se convierte en nuestra memoria, recordatorio de lo escrito si es que queremos recordar que era lo que discurríamos entonces. Que era y cómo lo plasmábamos en papel.

Seguro que no imaginamos que un día el país más poderoso del planeta tendría un presidente negro. Negro y sobradamente preparado, al menos en apariencia, dos novedades para romper la tradición.

Entonces habríamos dicho que eso era parte de una ciencia ficción inverosimil. ¿Qué iba a ser lo próximo? ¿Coches que no contaminen?

Obama hoy aparecía descojonado, con perdón. Yo creo que le vino la risa floja de ver a su esposa dos pasos atrás cuando los americanos le brindaban la oportunidad de jurar el puesto, todos tan serios, con ese presidente de la corte suprema, supremamente solemente, con el cuello de cisne.

Así que a Obama le vino la complicidad de joven, cuando los ojos de la esposa le contagiaban risa con su chisporroteo invisible para todos menos para él. Y su cara risueña, en medio de aquel todo le dio la risa. O quizá es que repetir aquellas palabras, como un loro que acierta, no era para tomarlo tan en serio.

Al fin, se esta en el escaparate, él y nosotros, todo el tiempo, pero se está con un fondo de cachondeo. Colgando de la comisura de los labios, en los ojos rasgados.

Como tiene que ser.

domingo, 18 de enero de 2009

Las rebajas

En la posada del fracaso.

Quién me ha robado el mes de abril - Joaquín Sabina



Yo venía con la intención de hablar de las rebajas, donde me muevo como pez en el agua, como sabe muy bien el amigo Xuac.

Sin embargo el mismo Xuac, que es mozo despierto y casadero, dicho todo de paso, me enarbola ante los ojos el capote de la política y sus criaturas, los políticos, a sabiendas de que eso es demasiado reclamo para que me vaya a quedar de brazos cruzados. ¿Lo hice alguna vez?


Le tengo dicho al Xuac que debe abrirse un blog donde pueda afilar el lapicero con la zurda para escribir con la diestra, pero se me hace el remolón porque sabe que tiene carta blanca y buffé libre en este Vivo y digo olvidado del destino y de los internautas. Se contenta con poner aquí sus opiniones, que van desde el feliz día en que logró hacerle un caño a alguien que resultó ser una portería, hasta sus arrebatos de Lacoste y campo de golf donde puede azuzar a Zapatero y hasta a Obama rodeado de sus semejantes, que apuran los últimos hoyos vencidos al deseo de tomar una copa de brandy frente a la chimenea del local social.

El problema de este país querido mío, no es que las rebajas hayan sido menos rebajas que nunca, aunque nos diga lo contrario cada año El Corte Inglés, en las que llevo además gastada una fortuna que no atiende a crisis, sino que las rebajas han llegado a todas partes.

Así es cierto que tenemos un presidente del gobierno para el que los mayores avances del país han sido tener más ministras que ministros para que así figure en los libros de nuestra historia que es la intrahistoria del mundo, de donde nos quería sacar a la fuerza, como un conquistador del siglo XX Jose María Aznar en las noches en que sus sueños volaban más altos abrazado a la almohada y al confiado oído de Ana Botella, que se cree todo lo que dice porque el amor tiene estas cosas, que si hay embrujo, para ella con más razón que para los votantes. Zapatero tiene a gala y quiere ser recordado por haber puesto a una ministra de defensa que se vistió como un ministro para el último desfile, y que se puso de baja maternal antes incluso de intentar parar las guerras, que debe ser lo que hacen los ministros de defensa más eficaces. Poco importa la preparación previa o lo que uno debe saber o conocer. Lo importante es ser el primero en algo. Aunque no el primero en reconocer las crisis.

Reconforta pensar que tal vez no lo sean, la vida es sueño. Ocurre que en los sueños la realidad ficticia parece la realidad tal cual, pero uno está soñando. Soñemos con esa palabra bonita que nos cuenta que no hay crisis sino desaceleraciones. Con lo bonito que es desacelerar, tomarse el tiempo precioso para ver las cosas con más detalle. Con la desaceleración llega la calma, la potencia sin control, no sirve de nada.


Siempre me ha llamado la atención que esta gente no lo viera venir. Los pro-hombres de esta sociedad nuestra. Porque que no lo vea yo no debiera escandalizar a nadie, que mi ignorancia sobre casi todo está probada y bien probada, y no pretendo para mí más que tener muchos abrazos y de bien cerca. Sin embargo estos nuestros mejores candidatos se han visto sorprendidos por la burbuja que explota y que a todos salpica.

Xuac quiere que hable de la ministra de fomento. Déjala pidiendo perdón, no es peor que todos los que la rodean. Yo preferiría hablar de Bermejo, ministro de Justicia, al que es factible que lo terminen echando a la hoguera literalmente, entre todos los jueces y funcionarios, saltándose a la torera el Estado de Derecho y las leyes del Parlamento.

Y además no seré yo quien lo censure. Estamos en sus manos de una forma u otra. Vivimos bajo el paraguas de la amenaza de hacer menos aún de lo que se hace.


Después de todo, quizá sea cierto que en rebajas nos están vendiendo los saldos de hace 4 años. Nos los han traido otra vez por ver si los pescamos o nos pescan. Y lo de la temporada pasada, o gran parte de ella yace en un rincón de almacén para ser presentado en marzo como producto de nueva temporada. Puede ser, por tanto, que no haya rebajas más que una sola cosa.

En la política. El que no es un ladrón de guantes de seda lo parece, y el que ni lo es ni lo parece es un incompetente absoluto.

Eso sí, de sueldo millonario.

domingo, 11 de enero de 2009

Soooool

No imagino escribiendo estas cosas sin ti.

Corazones - Miguel Bosé y Ana Torroja



Desde mi posición, sentado en la alfombra, con los pies bajo una mesilla baja, se ve el Cuera nevado entero y sin embargo hoy un sol espléndido.

Acabo de poner una lavadora. Ya empiezo a entenderme con ella,

No sé si hablar de lo de Barajas, lo de la metamorfosis de las 45000 almas bondadosas que con el pasar de las horas tirados por los rincones han terminado convirtiéndose en ogros unas veces iracundos y otras solamente tristes y desesperados.

Conste que si me pasara a mí haría igual. Y me gustaría pensar que yo pasaría más tiempo de rabiosa ira frente a Iberia, sus huelgas de pilotos, sus controladores aéreos que caen todos juntos en baja médica, como buenos compañeros, con los mismos virus y las mismas ganas de que las cosas se hagan justo como quieren, las mismas de que se atiendan todas sus demandas.

Pero me temo que yo sería de esos que tras una explosión cercana a la violencia, de ánimo alborotado terminaría deprimido en un rincón, por saber que no podremos cambiar del mundo siquiera lo que nos queda más cercano, ¿cómo cambiar entonces la mafia que pone la huelga en los días precisos en que se va a volar más?

Luego se junta que hace frío, mucho frío. Que me van a contar si soy el rey del frío, y amanezco en mi cama con terror a salir de ella, porque si salgo soy yo el que sufre la metamorfosis, me convierto en el fulano del anuncio de gas, con escarcha hasta en las pestañas.

Así que esos pobres, abandonados de la compañía aérea y de todo consuelo tienen en contra hasta el tiempo, con esas nevadas en pleno paseo de la Castellana, y esas pistas de aterrizaje cubiertas de niebla, aunque en las pelis nos digan que prácticamente no hay que mirar la pista porque los ordenadores se encargan de medir la distancia exacta hasta el suelo. No es verdad, si hace mucho frío las pistas se cierran y el caos se apodera de todo.


Quiero mencionar al príncipe Enrique, que ha tenido que pedir disculpas porque insultó a un compañero del ejército en aquellos años en que pululaba como miembro del ejército británico, cuadrándose firmes ante sus superiores ¿?. Vete a saber si aún sigue de uniformado, lo ignoro. Porque quizá para llegar a ser comandante en jefe quieren que se curta ascendiendo en el escalafón desde los puestos más bajos, desde limpiador de letrinas, por ejemplo. Porque digo yo que a este no lo envían a combatir a primera línea, para que luego no tenga pesadillas de balas matando enemigos que antes pidieron clemencia, o peor aún con la posibilidad de que una bala tan real como él, o más, le termine atravesando el noble corazón en su bombeo constante de sangre azul.

¿Soy el único al que todo esto le parece un camelo total?


Por otro lado, y bajando a la tierra, nada más contar que he creado un personaje casi idéntico a mí, para que se reúna en el Home de Playtation con otra gente como él. Como yo. El muchacho se me parece, y por tanto le he puesto una nariz de interesantes proporciones, llevando al máximo de lo que da el editor, que no es mucho. Y le he puesto una pequeña papaduca porque tengo la sospecha de que voy a ser un anciano de papada bajo el mentón, como era Camilo José Cela, justo cuando empiece a perder este cuerpo escultural a lo Beckham que dios me dio y que se ha mantenido razonablemente sano sin que tuviera casi que practicar deporte apenas. Aunque mi aparente buena salud es solo de puertas hacia fuera y en el muñeco virtual, pues la verdad sea dicha, este tiempo puñetero, con sus noche-viejas y sus calendarios pasa factura en forma de parecer cada vez más el hombre en vez del chico. Aún me lo dicen, en la calle, dile a este chico. Pero cada vez menos. Por si fueran pocos los desperfectos en la fachada que dan los años, sin aportar apenas nada más, hay que añadir que según los estudios científicos de mi sangre, llevados a cabo con la última tecnología higiénica de Ibermutuamur, concluyen que no soy de sangre azul, y que hay una mínima razón para que, a tenor del resultado, deba preocuparme una pizca:

Tengo colesterol. De los dos tipos, el regular y el malo.

¡Con lo joven que soy! ¡Con lo Beckhaniano! Que ayer me compré de rebajas la americana blanca con que fue presentado aquí para el Madrid. Y me sienta mejor que a él...

Claro que yo no pongo cremas en la cara ni en ningún lado. Y creo que la mayor parte de la gente de mi edad ya se ha puesto manos a la obra para hacer más multimillonario al de Max Factor, que creo que es en la cercanía un tipo de lo más machista, aunque sean ellas primordialmente las que le llenan el bolsillo. No le vaya a ocurrir lo que al alemán multimillonario, que se lanzó a las vías del tren como si fuera un indigente que no pudiera pagarse la propia eutanasia con medicamentos que te garanticen hasta el contenido del sueño en que te cogerá la partida, en un estado hipnótico-placentero. Claro que ve tú a saber de lo intrincado de la mente humana, que igual este señor escogía soñar con una via de tren con 6 grados bajo cero llenándolo todo de mutilación y horror. Bastante crisis hemos tenido ya. A ver cuándo lo arreglan.

Pero esos resultados, los de mi test médico, son incontestables. Échale la culpa a mi dieta. Y es que los congelados simulan ser nuestros amigos, pero nos llevan a la ruina interior. Tanto que estoy pensando en comprar los Danacol esos, que dicen en el anuncio de la publicidad engañosa que reducen el colesterol porque sus nutrientes acompañan al colesterol por las venas como si se lanzaran por un tobogán acuático.

En todo lo demás estoy como un roble.

Vale, es verdad que no veo del todo bien.

Pero eso ya lo sabíamos.

martes, 6 de enero de 2009

Antihéroes

Mentira lo que dice, mentira lo que da, mentira lo que hace, mentira lo que va.

Mentira - Manu Chao



Me he estado nutriendo de noticias que es algo así como echarle gasoil al bólido rojo que tengo por cabeza. ¿Por qué va tan lento si es un Ferrari? Porque yo soy despacito y buena letra, además nadie me negará que es más prudente avanzar a 30 km/h que a 240. Y el paisaje se ve mejor.

En realidad he leído sobre muchas cosas, podría dar mi opinión sobre lo de Israel en Gaza, pero no quiero ponerme serio, ¡si ni siquiera lo hacen los telediarios! Así que voy a pasar de puntillas por encima de los muertos. Ni siquiera voy a detenerme en la muerte del hijo de Travolta, al que creí muerto en la primera noticia que tuve del incidente, y es que los noticiarios de Antena 3 son un caos total, se pasan todo el tiempo anticipando noticias que luego van a abordar casi con la misma brevedad del avance, así que uno tiene la impresión de estar dando saltos de charco a charco. No es raro que con ese modo de hacer las cosas yo creyera en primera instancia que el muerto había sido el propio Travolta, y ya estaba yo diciendo aquello de que la vida no es nada, y sorprendido de que no abrieran las noticias con ello, ¡si ahora cabe cualquier cosa!

Nunca fue tan sencillo salir en la tele.

Que se lo digan a Urdaci, aunque ahora éste se sale de la tele. Creo que ha encontrado un filón económico en los brazos del Pocero, que es un personaje tan ingenioso y sorprendente que pretende lograr un fin haciendo justo lo contrario a lo que la sensatez demandaría. Escoge de director general de comunicación a Urdaci, que es probablemente uno de las personas con menos credibilidad del pais entero. El primero un asesino que fuera pillado con las manos en la masa y que luego negara ante el juez afirmando que no era él, sino su hermano gemelo invisible. Después de este viene Urdaci, que era como un Pinocho al que en vez de crecer la nariz le crecían los huevos, allí sentado.

Es decir, ingeniería publicitaria, para limpiar su nombre ¿dónde se vio que al otro le llamen el Pocero bueno? ¿es que acaso soy yo malo? Pues escoge para resolverlo a un tipo que es desde siempre un mentiroso compulsivo, con lo calado que lo tenemos ya. Que otra cosa sería contratarlo para que limpie su nombre como El Equipo A en Bolivia, por ejemplo. Donde Urdaci podría pasar más o menos desapercibido. Pero no en este país a ratos de verbena y a ratos somnoliento, pero con pocas cosas claras pero por eso mismo irrenunciables, nadie se fiaría de Urdaci ni para pedirle la hora.

Al menos con ello salimos todos ganando, porque nos evitamos el riesgo de verle la montura de las gafas y ese rostro redondo de repelente Vicente al hacer zapping improvisadamente en el televisor de casa.

Más que nada por la vida que está llena de "flash-backs", y a mí volver al pasado cuando es oscuro me da escalofríos. Y no hay termostato que me acondicione ni manta que me tape los ojos para no volver por los caminos trillados del temor al embuste.

Urdaci serás siempre uno de mis talones de Aquiles, estás en mi baraja de los más buscados, como tenían a Sadam y a todos los gerifaltes que escondían las armas de destrucción masiva.

Pocero, pocero, harás muy bien tus edificios o lo que sea que haces. Pero escogiendo personal donde pones el ojo pones la cruz.

Aunque lo importante no es lo que se dijo, sino lo que se dice. Yo hoy no sé que opina sobre nada el muy malo de Urdaci, porque ya digo que procuro evitar sofocadamente cruzarmelo si es que doy con la Noria en una de mis noches más tristes. Pero si sé que Aznarín mantiene a capa y espada lo que ya no mantiene ni el vicepresidente saliente de Estados Unidos. Que Bush es un fenomeno por la libertad y que el mundo es más mundo gracias a él.

Hay que ver como se nos enamoró Aznar del orangután. Con ese amor sincero, de cepillo de bigote de iglesia siempre cercano. Hasta de donde no lo ve nadie, desde su fundación invisible a la derecha de la derecha de los vinos y los coloquios.

Se merecen el uno al otro. Aznar y Bush, Bush y Aznar. Yo los pienso en forma de trinidad con un tercero más pequeño a modo de "mini yo" que es Urdaci. Juntas las tres caras amorosamente cerca mirando hacia arriba mientras pulso el botón que se los llevará por el desagüe.

Todo dicho con mil perdones, por supuesto.

Escribiendo

Pido al cielo que sepa comprender.

Un violinista en tu tejado - Melendi



Yo iba a venir igual. Bastante me pesa tener abandonaíto el blog tanto tiempo. Escribiendo tan poco... ¿no te acordabas de que los escritores escriben?

Y aunque Bosco hablé de nosotros como meros escribidores, que suena a escritor de tercera, pero él lo dice sin asomo peyorativo, que su caso es más de exceso de modestia. Pero si él lo fuera... ¿dónde quedaríamos nosotros? Así pues hagamos síntesis de lo sencillo, escritor es aquel que escribe, y maldita sea es cierto que puedo renunciar a muchas cosas, pero a esta no. Salga como salga.

¿No te diste cuenta de que Internet está lleno de escritores?


Yo venía para escribir incluso sin nada que contar. Son muchas las veces en que he llegado para decir apenas. Hoy con más razón que otras veces, porque nunca en mucho tiempo se me pasaron los meses escribiendo menos. Pero ¿es acaso culpa mía que con el cambio de casa no sepa bien dónde ponerme a escribir? Arriba de la escalera de caracol tengo una habitación que fue en su día dos trasteros, y que enseguida concluí que había de servirme de sala de Internet. Pues además la señal inhalámbrica que tiende al cielo, como las personas buenas, se capta ahí arriba en su intensidad óptima. Pero arriba el único radiador que hay parece desconectado y no responde a la ruedecilla del termostato, así que según vas subiendo la escalerilla vas sintiendo porqué esto es el norte, intuyes el frío de la calle y la misma sensación que debieron sentir los dedos de Oyarzabal antes de caerse a cachos, congelados.

Así que he perdido mi sitio de escribir. Antes porque no tenía Internet y uno no puede filosofar sobre la vida y la muerte, el hacia donde vamos, ni de donde venimos ni porque se dio así y no de otra forma en un café de pueblo, pues los nanos se asoman al portátil no sé si para leer a si para ver las fotos que parpadean a un lado. Y qué diablos, escribir exige una mínima concentración, no digo que siempre exenta de prisa, pero si al menos que uno sienta que tiene unos minutos para eso porque es esto de escribir precisamente lo que quiere aquí y ahora.

De forma que en la cafetería hacerse batería como para poner una respuesta a los correos y actualizar Annlea ya es bastante.

Luego vinieron las vacaciones, que me tuvieron enfermo y conectado a ratos breves. Suficientes para reparar en que el dinero de mi trebol de tres décimos no estaba premiado ¡ni lo iba a estar!

Pero no encontré tiempo para escribir, porque tenía que recuperar la salud ¡que es de veras lo más importante!

Y luego este quebranto mental. Alli tenía conexión gratis porque un vecino la presta sin pedir nada a cambio, y sin embargo yo me pienso si dar la mía gratis porque he tenido que recorrer el pueblo muchas veces, largo trecho, porque aquí la protegen todos como si fuera su tesoro.

¿No veis que nos están ganando la partida las operadoras? Que ahora dan los módem wi-fi con la protección activada para evitar precisamente que Internet sea libre y gratis en los pueblos y ciudades. Con lo bonito que sería que rompiéramos las fronteras de la conexión doméstica para que la ciudad entera estuviera abierta a un portátil encendido en cualquier parque. Que se pudiera escoger entre decenas de conexiones disponibles y liberadas de contraseñas.

Pero al fin seguimos mirando el centro de nuestro ombligo, y yo siento que diera por hecho que tendría conexión en casa tras tantos meses sin pisarla, simplemente porque intuía que aquel vecino, que ni siquiera sé quien es, seguiría prestando gratis su conexión

¡si cuentan que esas conexiones adicionales no se notan!

Pero lo más paradójico viene de que aún pensando así ni siquiera yo tengo claro liberar mi conexión a quien quiera sintonizarla. Por los muchos pateos que me he dado, por tantas puertas cerradas en mis narices.

Me mezco en la duda de la mano cerrada. No sé si abrir o si quedarme encerrado.

domingo, 4 de enero de 2009

La cena

Volé tan deprisa que hasta mi propia sombra de vista me perdió.

Tan joven y tan viejo - Joaquín Sabina



Ayer tuvimos una cena de antiguos amigos de facultad. Hacía años que no veía a la mayoría de la gente. Hay unas fotos que acreditan el reencuentro.

Cuando veo fotos de antiguos amigos, así recobrados, recuerdo la película aquella de "Los intocables de Elliott Ness" en la que los protagonistas se retratan con una vieja cámara para ir desapareciendo en su guerra contra la mafia, poco después.

Y no es que piense que tras las fotos habremos de desaparecer, al menos no inmediatamente, pero si me da que pensar acerca del paso del tiempo, y hasta en el mérito pocas veces destacado de haber sabido llegar hasta el momento justo que mira la cámara.

Además en nuestro caso fue como volver de un pasado reciente, aunque haga más de 10 años. Simplemente porque aquel grupo de gente parece conchabado con el tiempo para que no haya mella, y así parecemos todos recién sacados del recuerdo tal y como éramos. Sin haber cambiado en nada.

Maldita sea, tan poderoso que parece el tiempo, tan en sus manos estamos y sin embargo no pudo con nosotros. Diez años no son nada.

Yo lo sé porque las vi ayer, y siguen estando igual, exactamente igual que entonces. Y de mí sé que no cambié porque en una boda reciente me crucé con una antigua amiga y me dijo que estaba igual que hace 15 años. Que no había cambiado, que era exactamente el mismo. Igualico, igualico, igualico.

Yo sonreí. Mis amigos rara vez me mienten. Me pareció además que decía la verdad.