jueves, 25 de marzo de 2021

Este señor por decir algo, aunque no estoy seguro de que lo sea, señora seguro que no es. Este fulano, que le va más, puede ir por la vida diciendo la verdad. Y no todos podemos. Él no tiene nada que temer, por muchas tropelías que cometa siempre sale indemne, no sé si por haber sido el mandamás del FMI o por haber sonado con fuerza para sustituir al bigote Aznarino, aunque ahora se lo ha afeitado a juego con los abdominales y su cara es el recuerdo de un bigote, con ese labio leporino que como él entero da tanta pena. Dice Rato, como dice Aznar y Rajoy que lo de los papeles de Bárcenas son una patraña, de seguro un cuento o por lo menos algo que no es de ellos propiamente, que quizá los pusieron en un cajón los comunistas para hacerles mala fama.

Que el PP es un partido con raíces profundas en todo tipo de corrupción es un hecho indiscutible, como lo es que el señor X era el siempre bienintencionado González, que hacía como ellos, no mirar (o mirar a otro lado), cuando los GAL actuaban torturando porque era lo que había que hacer, que la ley es una línea demasiado difusa para prestarle atención. También González pese al amor que yo siempre le he tenido saqueaba fondos reservados para compartir con los amigos, para pagar prebendas, pues si se puede hacer por qué no hacerlo.

La política demuestra que cuánto más podrido se está más alto se medra. Que los palmeros llegan nada más a diputado raso, de 7000€ al mes y no decir ni pío. Pero si se está dispuesto a hacer cosas por el partido, si se ponen huevos donde haya que ponerlos se llega al consejo de ministros. A poner los pies en la mesa de George W. Bush, que es todo un ejemplo de fantoche con ínfulas y sobrado de huevos.

Yo ya plasmé mi teoría y estoy esperando la patente. Si quieres choricear en política reserva unos años para el hotel Las Rejas. Así quién entra sabe qué esperar. Aunque también puede ser que libres, ellos libran.

martes, 23 de marzo de 2021

Pues aún siendo impactante lo de las ayudas para levantar la persiana, yo no lo definiría como desgarrador. #solotitulares #nuncaleonoticiashastaelfinal

Estoy pensando en hacer un segundo seguro en la compañía donde ya tengo el coche. Pero no te pierdas que entre el millón de preguntas que van a hacerme, una de ellas es cuánto tiempo llevo con ellos. Y que cuántos partes he dado. Si no lo sabes tú...

lunes, 22 de marzo de 2021

Yo tengo un reloj de esos, de los que te cuentan los pasos, de los que te sacan el confeti cuando llegas a 10.000 como la chica de las loterías.

Ocurre sin embargo que es un reloj muy vago, la mayor parte de las veces deja que cuente los pasos la aplicación del móvil y él se queda parado en una cifra minúscula, simbólica, como para decirme: mira que algo he contado. Pero me hace parecer tan vago como él, y al final del día, si alguien me pregunta la hora tengo que dársela como de tapadillo, de contrabando por la frontera, sin que me la vea, avergonzado de un número tan bajo y que no es real. Me hace parecer un trozo de carne de sofá y mando a distancia, que es más o menos en lo que me ha convertido la pandemia, con lo que yo he sido, aunque su conteo es de falseo, y siempre para poner de menos, para escatimar metros, para que el otro haga el trabajo de las dichosas matemáticas, pero si se hacen trampas al menos que sea hacia arriba, en plan impresionar al personal, que vean mis piernitas escuchimizadas pero un millón de pasos de molinillo en el reloj, como de un Armstrong dopado en el Tour de Francia.

A mi esa actitud, esa Insidia me pone malo. Si no quisiera que fuera el reloj quien me contara los pasos no me lo habría comprado. Me hubiera bastado con descargar la aplicación, que es gratis.

Está ha sido otra jugada de los chinos, como lo del coronavirus, están resueltos con sus inventos a hacerme la vida imposible.

viernes, 19 de marzo de 2021


Falta el libro. Lo demás está hecho
En Valencia llueve poco. He jugado al Euromillón de esta noche y a la primitiva de mañana. Pudiera ser que caigan una lluvia de millones. No estoy seguro de que jugara antes nunca, desde que necesito que me toque, chispeando sobre mi cabeza, bajo el orbayu como dicen en el norte, de un día desapacible y que puede acabar maravillosamente bien. Pudiera ser este hecho, la lluvia al momento de la compra, el archiconocido hecho diferencial que vengo buscando hace tiempo. El suceso desencadenante. Lo que provoca que sea mi boleto y no cualquier otro el agraciado con tantos y tantos millones. Partiendo eso sí, aunque no podamos estar seguros del todo, que el premio no esté dado de antemano, o que ni siquiera haya premio, que también puede ser, o no ser.

Puede que en los últimos días no haya dicho nada de los sorteos, pero eso no significa que haya perdido un ápice de interés en que me toque. 

Me interesa, y mucho.

martes, 9 de marzo de 2021

Mi modestia me ha impedido hablar sobre ello antes. Pero supongo que hacer el bien tendría que ser contado a los cuatro vientos. Para contrarrestar a tantos que hacen tanto mal.

El sábado salvé una vida. Alguien dirá que eso no es nada, que esas ocurren sin que los que lo hacen les den bombo y platillo. Que son cosas de manejar discretamente, como las donaciones de Amancio Ortega. Pero a mí, que hago unos días muchas cosas, otros apenas nada, no me suele pasar. No he salvado muchas vidas hasta hoy, al menos conscientemente, aunque el sábado sí. Una que seguirá viviendo gracias a mí.

Qué cómo se que mi intervención salvó esa vida? Precisamente porque sin ella se habría perdido irremediablemente. 

Deja que lo cuente. El sábado estábamos desayunando en el apartamento, el mismo que nos tiene enfrentados con encono contra el Banco Sabadell (#pagatusfacturas) y al asomarnos a la estupenda terraza, razón fundamental de la compra, vimos a un pajarito, un gorrión por más señas, con los que he simpatizado por su menudez desde siempre, haciendo unos movimientos que no le eran los naturales. Tanto que en vez de alzar el vuelo pareció despeñarse de la rama de el arbolito, encontrado allí mismo al hacer la compra, y caer a las ramas inferiores. Aleteaba sin despegarse más allá y pico abajo.

Era evidente que algo lo sujetaba. Así que me acerqué, reconozco que con cierto reparo pues si bien mi simpatía por ellos es genuina, también es verdad que me cuido siempre de tocarlos por su aleteo histérico y su frágil estructura torácica. Pero este sábado no había otra opción. Nadie lo haría en mi lugar. A Sestea le picó el trasero un pollo de pequeña y ahora le dan más respeto de lo que le gusta reconocer. Pablo no tiene habilidades más allá de para romper cosas todavía, y de Ona no podría esperarse nada más allá de un olisqueo por curiosidad.

Así que, sin nadie más a quien recurrir me dispuse a la ayuda, como le gusta decir a Pablo.

Aleteó según me acercaba, como yo había esperado, aunque luego de quedó quieto, allí caído, no sé si haciéndose el muerto para pasar desapercibido o por evitar posibles daños al tomarlo yo en mis manos. Lo inspeccioné con detenimiento y me pareció que tenía la uña enganchada a la rama de una forma que yo no podía entender. Alguien sabe lo pequeña que es la patita de un gorrión? Lo pequeña que es su larga uña? Yo lo moví un poco, por intentar liberarlo, pero con gran temor de que pudiera desprender la falange o romperle la pata, y sólo fue al fijarme más que descubrí que lo que lo retenia era un hilo gris que no sé si trajo él o se lo encontró en el arbolito. Lo que me pareció claro es que el desventurado animal no tenía modo alguno de librarse. Entonces le pedí a Sestea unas tijeras que trajo solícitamente al segundo siguiente.

La operación con la herramienta fue sencilla aunque puse el mayor cuidado. La tijera de cocina era grande y él pajarillo bien pequeño.

Cortado el hilo todavía lo retuve unos segundos en mi mano hasta que la abrí y salió volando, con un corto hilo enganchado aún. Pero ya tan corto que no creo que le vaya a suponer un problema en el futuro. Será más bien como una de esos anillos que les ponen en las reservas naturales y que sirven para reconocerlos.

Todavía dio una pasada por encima del edificio de enfrente, a nuestra altura, como dándonos las gracias, como si lo hiciera para despedirse.

Este fin de semana estuvimos en el apartamento. Se juntaron los astros para salvar una vida. Si este episodio se hubiera dado entre semana, cualquier otro día, habríamos encontrado un cadáver colgando del árbol. Nuestra presencia lo impidió. Él y nosotros continuamos con nuestras vidas.
Jugando con Pablo hoy pensé que la persona que comparta su vida con él cuando sea mayor será muy afortunada.

Pues era un buen partido.

jueves, 4 de marzo de 2021

La vida es pura paradoja. Esta pandemia terrible de seguro que le vino estupendamente a alguien. A las farmacéuticas, por ejemplo. A los fabricantes de mascarillas, que no surtían más que a quirófanos y que sintieron la baja de Michael Jackson en la carne de sus propias cuentas.

Ha muerto Alex Casademunt, al que ahora beatificaríamos por padre entregado y al calor de su dulce voz, por mucho que quizá fuera un maltratador y un bullero de cuidado en la discoteca.

Más allá del sentir actual de Bustamante, que ahora se declara consternado, no puede ser, dice, no puede ser. Pero vuelve a sacar su éxito mayor "Dos hombres y un destino", cantado a la sazón con Alex y no es capaz de ponerle un mensaje para invitarlo de nuevo, para advertirle por lo menos. Lo quiere cantar esta vez a solas. Hay que hacer lo que sea para reverdecer laureles, para mover agua de molino.

Siempre hay alguien que se beneficia. Este Hit sonará más, desde ayer con un nuevo empujón.

miércoles, 3 de marzo de 2021

Si hay un día para que te visite la del confeti es el día de tu cumpleaños. No sé si había sorteo anoche ni si había jugado pero habría sido estupendo soplar las velas en París, por ejemplo, sobornando tantos funcionarios como hiciera falta por carecer de PCR en vigor o del pasaporte de vacunado.

A lo tonto y sin quererlo de veras me estoy haciendo viejo. Hecho que no se trasluce apenas en mi apariencia física, luzco mozalbete de buen ver y de mejor tocar todavía, soy como Brad Pitt en aquella película de joven, no digo la que se va haciendo joven con el transcurso de su vida, sino esa otra en que va a caballo y parece que será joven y guapo para siempre. Mi vejez se nota más bien en pequeños dolores, en sentir el cuerpo acartonado tras mantener un buen rato la misma postura. 

Debe ser que ya he perdido del todo mi elasticidad que permitía atacar las rodillas de mis oponentes en mis años de full contact, allá en la prehistoria. Antes del iPhone, la Internet y hasta los mensajes de texto.

Es por ello que se me va haciendo más urgente lo de la lotería. No creo que sea relevante jugar o no hacerlo, lo fundamental es que me toque.

No quisiera pasar toda la vida deseándolo sin ver puerta.

lunes, 1 de marzo de 2021

Un vistazo basta para hacerse una idea de las luces del ex rey Juan Carlos. Es suficiente oírlo hablar con esa voz entre gangosa y engolada. Es bastante si su mayor virtud, ser tan campechano, no es sino un eufemismo para no hablar de su falta de luces. Elogiarlo por ser tan llano era como decir que era tan tonto como cualquiera. Pero no es verdad, lo es más. No hay otra forma de verlo si los famosos 65 millones, que Hacienda conoció por la prensa, no fueron un regalo de amor sino un adelanto para una vida junto a Corinna Larsen. Una vida que solo soñaba él. Pues ocurrió lo previsible, lo que cualquiera hubiera visto venir. Con el dinero en la cuenta y sin título de reina de Rey Juan Carlos Corinna duró un suspiro. Así las cosas Juan Carlos era solo Juan Carlos. Un ser campechano, bien llano y nada más. Claramente insuficiente.