viernes, 31 de diciembre de 2021

Entre las 4 y cinco de la madrugada es mi hora, por lo que se ve. Abro los ojos como Terminator.

Luego querrán que sea una persona amimada en la Nochevieja de hoy, cuando entonces es imposible que me quede gasolina, tras el día entero de ir detrás de mí bolita, de mi Pablo y sus primos.

Decía el otro día, y lo mantengo hoy, que un párrafo de Umbral es mejor que un libro entero de cualquier otro, aunque tengo que añadir a esto algo más, completar la idea, aunque sea con una pura paradoja. Cualquier libro es mejor que uno de Umbral. No sé si después de tanto lirismo uno llega hacia el final del libro con la capacidad de soportar lirismo requete saturada, o es que, como también dije, para darle más hojas al libro, no se trata de hacer una narración breve, a Umbral le vale cualquier cosa, incluso el sonido de un pedo, o con quien cenó anoche. Nos echa la culebra que quedó claro que no le cuesta ningún esfuerzo, y nosotros cargamos con ella porque quizá más adelante le haya vuelto la inspiración y nos vuelva a dejar pasmados. Pero mientras eso no ocurre el libro se hace largo, pierde filo e interés, se vuelve un volteo de hojas simplemente, que ni limpian ni manchan. Que se hacen como un saco de piedras.

Él, que tiene el don de la palabra escrita, luego en vivo titubea como todos, nos administra lo que sea por dar una longitud mínima al libro para que pueda ser considerado como tal. Pero el lector, este lector en concreto que soy yo, ya anda desconectado, con ganas de acabar, de que la cosa acabe, sin encontrarle la gracia y con cierta sensación de haber sido estafado, como una de película que promete en el trailer, que ha concentrado todas las emociones en dos minutos, para luego ser un remanso en que no sucede nada.

Yo no lo voy a ver, pero quizá un día nos puedan programar la cabeza de otro, aún sacrificando la nuestra, nuestros pensamientos propios, y estará bien. Será un modo de que la muerte no nos prive de las cabezas más lúcidas, que seguirán igual de lúcidas sobre otros hombros. Los mios. Yo me prestaría, siempre y cuando me dejaran un resquicio para el amor que siento por los demás (por los que siento amor), que una parte ínfima del cerebro que donas para la supervivencia de ese otro permaneciera para nuestro propio uso, guardara ese amor que nos queda, aún cuando fuera un solo trastero en un gran garaje.

Entonces yo podría haber donado mi espacio intracraneal a Umbral, lo habría hecho de buen grado porque es una tragedia que esa forma de escribir se pierda, tan sorprendente a veces, tan amable, digno de ser amado, no él, sino lo que dice, lo que escribe. Yo puedo amar lo que cuenta por como lo cuenta incluso aunque no lo hubiera soportado a él.

Pero antes de ceder mi cerebro a Umbral, que lo merece, antes se lo cedería a mi padre, al que amo, o a Bosco, que marchó hace años, que también era capaz de escribir como los ángeles y al que tanto echo de menos. Ojalá vivieran por siempre, en mi, junto al amor.

jueves, 30 de diciembre de 2021

No termino de entender. Dan protección a su ex pareja sacándola de la casa de su madre y marcan esa vivienda como punto caliente a donde se puede dirigir el asesino. Que es donde de hecho se dirige, sin que nadie lo detenga. Toma 4 rehenes allí mismo, que por lo que se ve tampoco han sido avisados del riesgo en que se encuentran y se atrinchera el fulano allí con ellos dentro de la casa.

 Y sin embargo nos lo quieren vender como una gran operación policial. Sin duda algo se me escapa. Es una suerte que no matara a la madre de la chica y a quien estuviera allí con ella por no tener ya nada que perder. Normalmente a esta chusma les da igual ocho que ochenta.

Como dije Umbral es literatura pura, con todo el artificio que es posible en la literatura. Si quieres literatura no salgas de Umbral, consume Umbral solamente.

Claro que a veces, como dije, su mierda le vale, y tiene por tanto que valernos, nos la envuelve para regalo:

"Toma, mama la verga, vive sabor a hombre; toma, planta en tu recto esta daga de loco; toma, guarda en tus manos este surtidor de oro; toma entre tus pezones este cuchillo espeso. En las fosas nasales introduce esta rosa. En tus breves orejas, esta azul caracola. Toma, hunde hasta las raíces del dolor que te ciega este galeón de sangre, esta cálida estrella."

Carta a mi mujer - Francisco Umbral

Es esto un exceso? Acaso todo vale? Todo es literatura? O también hay mierda?
Es mentira que todos los caminos lleven al mar, éste sí.

Amanezco cuando no son las 9 todavía. Por si alguien se piensa que me tiro ahora el día entero repantigado, más muerto que vivo.

De eso nada. Amanezco con fuerzas disminuidas, queriendo estar más muerto que vivo, pero despierto e incapaz como siempre para las matemáticas. Cierto que es de esperar que se me vayan acabando las fuerzas con la marcha del día, como a un móvil olvidado de cargar y que empieza el día ya con el ahorro de energía activado.

La duda es hasta donde me dará. Si podré perdonar la siesta. No creo.
La lectura y la vejez me han de costar la salud. Quién en su sano juicio se pone a leer a la una y pico de la madrugada y sigue en ello a las 4:30.

Y lo de dormir? Para cuándo? Esto no puede ser bueno. Tendría que cerrar los ojos, por ver si duermo. Me parece que ahora leo por todos los años sin leer. Cuánto tiempo perdí sin ver un libro (faenando en otras cosas) y que ahora me está costando el sueño que tendría que dormir. No sé si con un afán de recuperar el tiempo perdido, una suerte de ponerse al día por lo no leído. No se bien la razón, pero sé que no puede ser bueno, no me lleva a ningún lado además, y que mañana no estaré en condiciones, no para pasar el día sin dormir..

Temo ahora cerrar los ojos y seguir despierto. Completamente desvelado.
"A este patético juego juego mientras te miro, hasta que llegas, por donde no te esperaba, reunida ya contigo, tuya en ti, para traerme un gran pétalo de magnolia, blanco y amarillo, como la llama fresca que nos quema y salva, con su perfume de limón y monja, presentísimo.

  Pero algo teníamos que crear, algo teníamos que fundar, no sé, hace mucho, dímelo tú, recuérdamelo tú, para algo nos unimos en la vida, hace siglos, algo urgente nos reunía ¿te acuerdas? la felicidad, el tiempo, no sé qué fundación a dos, con torres al futuro, algo que se me escapa, estoy ahora en penumbra, cubierto de sudor, asténico, vencido, y me viene de pronto la idea, me sobresalta, por qué estamos aquí, para qué estamos, esta mañana he visto ramos muertos en el fondo del agua, eran bellos e irreales bajo el cristal viajero de lo azul, pero algo teníamos que hacer ¿no te das cuenta? se nos ha pasado el tiempo, se nos ha ido la vida, no hemos hecho, me parece, aquello para lo que nos juramentamos bajo la luz sagrada de algún domingo, qué has hecho de tu vida, qué he hecho yo de mi vida, qué ha pasado, dime, dime, de pronto algo me falta, algo se me ha olvidado, y apelo a tu memoria, no, a tu desmemoria, tu memoria soy yo, tú no tienes memoria, se te va borrando el tiempo, se te va borrando la frente, te vas borrando y reapareces, ramo al fondo del agua, pero sé que en tu memoria, en el coral de cofre de tu olvido está la cosa, el secreto, el hecho, lo que teníamos que hacer, nuestra tarea común en esta vida, levantar una casa, forjar un catedrático, descubrir una isla o enterrar algún muerto.

  Por qué no lo hemos hecho, en qué ha pasado el tiempo, María, dime, cuántos años, el espanto se mueve entre las hojas, para qué fuimos convocados, con qué fin, en un domingo sagrado de resina. No está en mi pobladísima memoria. Está en el cofre lento de tu olvido. Ya nunca lo sabremos, y ésa es la distancia que de pronto suena entre los dos, algunas tardes de julio, como en cada pareja que ha seguido siendo paralela, desde la juventud. Si te acordases, María, si te acordases, pero la cosa en sí es olvido, cómo vas a acordarte de un olvido. Si te acordases, se borraría la cosa."

Carta a mi mujer - Francisco Umbral

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Acabo de jugar una primitiva. No hace falta que cuente que el minuto, ese en concreto en que he comprobado que mi última apuesta no tuvo premio, que no es que se olvidaran de notificarme, el minuto en que he cogido los números nuevos, que son los de siempre, puede ser trascendental, marcar un antes y un después en nuestras vidas, en la mía sobretodo, coincidiendo además de prácticamente con el cambio de año, con el valor simbólico que ello supone.

Será el 2022 el año en que me hice rico? Quién sabe. No lo puedo saber todavía, puedo intuirlo, y puedo jugar cumpliendo con mi parte del trato. Tengo la impresión de que con el último euro de premio la mocita del confeti me miró distinto, con un brillo especial, quizá diciendo: sigue así Anado, estás a punto.
Estamos a un paso de que a los contagiados les abran las puertas y les digan salid, salid a disfrutar la vida. Que les paguen noche de hotel y restaurantes en cualquier lado 
Si no recuerdo mal los confinamientos comenzaron por 15 días. Los bajaron a 10 y ahora estudian dejarlo en 7 o en 5 si no te encuentras mal. Todo esto a mi me refuerza un poco está idea vaga de que vacunados y quizá por ello, con síntomas menos graves, va siendo hora de salir a mezclarnos, festejar que ganamos, poner un poco de virus en todas partes y revolcarnos en él, que nos llegue sí, pero no de frente, tangencialmente gracias a ellos, a todos los casi curados, después de todo la inmunidad de grupo está ahí fuera y llegaremos a ella solo si aprendemos a convivir con el virus fuera de habitaciones de hospital convenientemente higienizadas.

No les preocupa que alguien a los 5 días pueda salir contagiando un poco, lo justo, si antes necesitábamos el doble de tiempo para estar seguros de no ser un riesgo para los demás. No les preocupan desde luego los no vacunados, allá ellos, tuvieron su oportunidad.

El coronavirus llegó para quedarse. Aprendamos a convivir con él desde ya.

martes, 28 de diciembre de 2021

"Dudo todas las mañanas entre la despensa y el frigorífico. Es casi la duda entre dos culturas, entre dos épocas, entre dos mundos. La vieja despensa de esta casa, con baldosas blancas y alacenas, guarda, naturalmente, legumbres, embutidos, ajos, quesos, frutas, pimentones, todo eso, y a eso huele, pero no a estas legumbres, a estos embutidos, ajos o quesos, sino a otros como anteriores, que aquí se curaron o se pudrieron. Hay una despensa de olor, un fantasma de despensa, perfumando de pasado la actualidad intendente de la despensa."

Carta a mi mujer - Francisco Umbral
Dicen los expertos que nos podemos dar por contagiados de la variante Omicron. Que se cursa más leve pero que va a colapsar igualmente los servicios sanitarios como la variante original pues con tantos casos algunos serán graves, principalmente entre los no vacunados, que no sabían, nunca supieron, que harían bien en vacunarse.

Omicron ha venido, dicen los expertos, a terminar la pandemia. A contagiarnos a todos para alcanzar por fin la ansiada inmunidad de grupo o de rebaño, con todos inmunes ya al virus se le cortan las alas a la propagación. Quiere circular todavía pero ya no enferma a nadie más allá del dolor de cabeza. A todos nos coge entrenados para hacerle frente, con el microchip dispuesto a la batalla, con las cucharas imantadas en grado máximo.

En este punto, en que los expertos dicen que Omicron nos va a llegar, que nos va a llegar, conviene preguntarse si no interesa hacerla nuestra cuánto antes, no vaya a ser que devengamos en un caso grave y cojamos ya las UCIS colapsadas de anti vacunas y volvamos, no conviene olvidarlo, a los tiempos en que los muertos se escogían mirando la fecha de nacimiento en el DNI. Se trataba a unos mientras otros morían sin tratar. Luego llenaban de ataúdes los polideportivos.

lunes, 27 de diciembre de 2021

Qué explicación tiene que quien escribe mejor tenga escritos 50 libros nada menos? Pues bien sencillo. Francisco Umbral escribe como caga, como cagaba quiero decir, sin el menor esfuerzo.

Alguien con 50 a sus espaldas, sin prácticamente argumento alguno es alguien que va al baño y defeca larga y tendida una culebra sin tener ni que apretar. Podría decirse que Umbral por tanto cagaba literatura, le salía la literatura, la mejor literatura en realidad, como algo natural, como cagar que digo yo, pero que podría ser también como respirar.

Y debía reír viendo a los demás escritores con sus diagramas y flechas para organizar una historia, para traerla ordenada al lector, con giros y sorpresas, con intrigas calculadas. A él le bastaba sacarle la punta al boli, sentar frente a la Olivetti, que es algo así como subir al trono del water, para que la cosa surja por si sola. Se entienda o no importa bien poco, la buena literatura no hay que entenderla, como la música no tiene explicación, se siente nada más. Pasma y ya está. Su función es admirativa, como estar ante unos fuegos artificiales por primera vez.

Lo que viene a significar, esto que cuento, que quien escribía mejor es el que tenía el menor mérito. A él aquello, escribir, no le costaba nada. Además, estoy seguro, no se ahorraba nada tampoco, no había tachaduras, ni quitaba un trozo porque nada le sobraba, la culebra de antes llegaba de una pieza, los párrafos le caían del trasero por si solos y todos ellos eran buenos, buenos en el sentido de que eran literatura.

Si no fuera porque además de escribir los libros también escribió miles de artículos en prensa hubiera concluido que era un vago de tomo y lomo, pues de tan fácil, sin más método que estar sentado los 50 resultan pocos.

Lo que si se colige de estar leyendo a Umbral que es lírico por todos los demás, que hace poemas en prosa, porque tiene el talento desbordado, es que era muy afortunado. No por la literatura, que lo escogió como conducto para salir, sino por el mucho dinero que habrá hecho a cambio de algo para él tan sencillo. Porque a Umbral la chequera le daba tratamiento de superstar, porque se le juzga por el resultado y no por el esfuerzo, y a él, que había sido pobre, el dinero le gustaba tanto como sentarse un rato a hacer un libro.
"Me ha llegado el libro, sí, esta nueva edición, quiero decir, como si no lo hubiese escrito yo, lanzado al azar de las playas, a la novela de la novela nunca acabada de leer sobre la arena. Me enternecen mis libros, de repente, que creen, ya, más que uno mismo en lo que dicen."

Carta a mi mujer - Francisco Umbral

domingo, 26 de diciembre de 2021

No me las voy a dar de que entiendo cada párrafo que Umbral escribe. No soy tan listo. 

Pero algunos me llegan. Los conozco y me reconozco, ya no es Umbral del que habla sino que habla de mí. Otras veces es simplemente que entendiéndolo, o no, alcanzo a comprender lo bellísimo que es, y me quedo con eso.

Umbral escribe tesoros, es la verdad.

Es un drama que el escritor muriera, no hablo de la persona, continente del escritor, sino del escritor nada más. Es trágico perderlo, que se vayan para siempre sus palabras, pues nadie las ordena mejor, las compone con tanta armonía como música en un pentagrama. Vale más un párrafo de Umbral que un libro entero de cualquier otro. Al menos en la pena que se da en estos pocos de que todo libro acaba, a mi me queda un consuelo que nace en mi propia limitación. Como siempre me voy dejando cosas, por el prurito de avanzar y que el libro no se eternice, por el afán de pasar a otra cosa, como queda tanto por terminar de entender, tanto que pasa sin hacer mella, sin darme cuenta, pienso que siempre podré volver con una mirada nueva, más madura, para descubrir nuevos hallazgos. 

Sigue siendo un drama que no vaya a haber palabras nuevas, pero gracias que nos las entiendo a la primera puedo regresar. Puedo descubrir a un Umbral nuevo con cada visita.
"Pero hay siempre en la vida y en los viajes ese cruce de trenes en que uno no sabe adónde va ni por qué se va. Es preciso volver a razonarlo todo mentalmente, pero se hace esto sin convencimiento. Claro que, del mismo modo que no hay razones para irse, tampoco las hay ya para quedarse. Y es cuando uno se va."

Las ninfas - Francisco Umbral

viernes, 24 de diciembre de 2021

Todos los años ponemos el árbol de Navidad. Pero nunca estuvo tan precioso.

Lo que dije el otro día de que iba a mirar el sorteo de Navidad fue una broma. No es que pestañeara, que es algo que nadie me podría reprochar, sino que no vi ni un solo minuto del sorteo por la tele. Yo sabía que se estaba celebrando, que quizá se estaba decidiendo mi futuro en ese instante, pero no me interesó, no quería para mí ese soniquete repetitivo y taladrante de los niños de San Ildefonso, que dirán que son de Madrid, pero cuando uno ve la aparición de los premios en el Telediario, esto sí es obligado, tiene la impresión de que podría estar ante el sorteo de Navidad de la sucursal San Ildefonso de Cali o Bogotá, que todos los nenes parecen salidos de allí.

Rememorando antiguos escritos de aquí del Facebook, lo que la propia aplicación llama Recuerdos me gustaría haber traído algo que me gustara, algo escrito hace años y que pudiera replicar ahora, como hago con los libros, que cuelgo fragmentos que me dicen algo, y al escoger esos en vez de otros, precisamente esos, también consigo que ellos digan algo de mí. Pero de lo escrito entre los recuerdos de esta semana no hay nada siquiera pasable. Una cosa sí, ya hace 4 años andaba yo con mis anhelos de lotería, ignorante como soy de lo que ya nos decían en la entradilla de Fama, la serie de televisión. Aquello de que la fama cuesta. Que había que luchar.

Trabajo, trabajo, trabajo ( y una pizquita de suerte).

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Está visto que estoy condenado a seguir de pobre al menos hasta el sorteo de la Primitiva del 24 o 25, no sé bien. Pongo de todos modos mi décimo para que se vea el tamaño de mi audacia y como escaparate para su venta: 

Pido 20; lo jugado (siempre que no le caiga uno de los dos quintos que faltan por salir).

martes, 21 de diciembre de 2021

Como mañana puede que esté ocupado mirando sin pestañear el sorteo de Navidad, digo ya: feliz sorteo, digo fiestas. 🎊🎊🎉🎉📆😀👍🍾🍾🎁🎄🎆
"Cuánta gratitud, que no ha cesado jamás en mi vida de fluir, brotó de aquel beso, de aquella primera mujer que me decía silenciosamente que sí, que yo era, y me afirmaba, porque un beso es siempre una afirmación de algo, y no sé si otras muchachas (o más fácilmente otras mujeres, las que se fijan en los adolescentes) me habían mirado antes, pero sólo ella, María Antonieta, me lo había dicho sin palabras, con esa palabra extraña, fuera de vocabulario, pero hija también de la boca, que es un beso, el beso."

Las ninfas - Francisco Umbral
De joven y rico gastaba más de 100€ en el sorteo de Navidad. No mucho más pero algo más sí. Siempre he confiado más en los Euromillones, ya que si te quieres hacer rico hazte rico de verdad. Convicción reforzada por las cuantiosas visitas de la moza del confeti, que no tengo que contar aquí, pues las conocéis todas.

Ocurre que se acaba otro año y la suerte, económica nada más, está en los huesos. Y como no me cae más gordo que mi Pablo, y no hay premios más que un euro aquí o allá me he decidido a comprar un décimo para Navidad, el único que voy a tener, por ver si soy yo el que brinda el 22, pero aquí en casa, que yo no tengo administración a donde ir a celebrar. A no ser que brinde contra mi reflejo feliz en la pantalla del móvil. Que yo compro en la horizontal del sofá al que me vine y con los pies calientes.

Ya dije que quería un número que significara algo, probé primero con la fecha de nacimiento de mi chico, un amor al que ahora le pirra jugar con su papá y no me deja tranquilo. Conté que ayer le pidió a su mamá que si jugaba con él pusiera la voz de papá?? 😂😂😂 Para comérselo.

Ese número como en Hundir la flota dio agua. Lo sentimos pero no hay disponibilidad. Probé con mi fecha de nacimiento, con la de Sestea... Me dirás qué interés tendrán esas cifras para nadie más. Pues como digo sin suerte, y yo reacio a dejar que la web calcule por mí el que ella quiera. De repente un rayo cruza mi mente, un número que una vez quiso de todo el mundo, el más codiciado, el día en que dejamos la realidad y la civilización entró en esta especie de ensoñación irreal...

No me refiero a la investidura de Trump y sin embargo siento que ya hablé demasiado. Si no me toca lo desvelo. Le quito píxeles a la foto.

Esta noticia es aterradora. Como tener a Jack con el hacha al otro lado de la puerta del hotel de Resplandor.

No sólo porque ha muerto una voz privilegiada y por lo que se dice una buena persona, bien simpático me parece, sino porque según lo que cuenta él ya pasó el Covid hace un año, en diciembre de 2020. Y las pasó canutas. 

Dice también, o recuerdo yo ahora, algo así como que le iban a obligar a vacunarse, que supongo que es un modo de hablar, y habiéndolo pasado tan mal este Carlos no iba a necesitar que nadie le insistiera, por lo que estamos ante alguien que según sus declaraciones se tiene por inmune porque así llaman nuestros científicos a quien pasa por enfermedad y vacuna o viceversa, que en esto no importa el orden. Le llaman de hecho súper inmunidad.

Pues hete aquí que está persona, un caso tal cual ha desembocado en muerte en esta ocasión. Y dicen los que saben que nos demos por contagiados, que con Omicron no hay escapatoria, tan exacerbada es su transmisibilidad.

Dónde están los anticuerpos? Dónde quedan las defensas que generamos? Urge una explicación sobre la muerte de Carlos, que nos diga a los demás cuál era su debilidad, porque pensamos que el Covid en nosotros será el resfriado que creían que el Covid iba a ser y nada más en los primeros días de pandemia. Creemos los vacunados estar a salvo ya, al otro lado de la frontera, y con la muerte de Carlos nos volvemos a encontrar con el cañón de un revólver en la sien, sintiendo que ese gatillo puede desembocar en cualquier cosa.

lunes, 20 de diciembre de 2021

Algo de esto ya apunté yo en otro día. Lo de las mascarillas que faltaban entre Rafa Nadal y Juan Carlos emérito de España. Si no conté mal al menos dos. No puedo dejar de sentir un cierto alivio, que será nada comparado con el que ha debido sentir Nadal está tarde, al saber que la PCR realizada a Juan Carlos resultó negativa. Lo último que le falta al emérito es ser positivo en Covid para tener un annus horribilis para enmarcar. Y no te cuento de Rafa si con todo lo que ha luchado por ser quién es luego es recordado por alguna mente obtusa como el fulano que se cargó al rey Juan Carlos por un "ahora traerán la ensalada".

Oído al parche. Mascarillas, distancia, ventilación y dejemos la vida social para más adelante. Para hablar, por cierto, nadie necesita bajar a la barbilla la mascarilla. La voz atraviesa el tejido y se le oye igual. Parece mentira que con la que ha caído sigamos en estas.

Y así y todo que haya suerte.

Quisiera compartir aquí, con espíritu navideño, una perla de sabiduría, cosecha propia, de las que otorga la vida, además de pequeños momentos de dicha y sinsabores. Alguno dirá que dónde voy yo, con mis escasos estudios y en verdad tan corto bagaje pese a mis taytantos cumplidos. Pero la generosidad es precisamente eso, dar lo que uno tiene, y más en estas fechas. 

Quiero desde el modesto lugar que ocupo felicitar las fiestas que se avecinan, con un consejo que a más de uno y de dos va a facilitar las vida, que se dirán asombrados aquello de cómo no nos dimos cuenta antes, con lo sencillo que era, y que sin embargo han tenido que esperar a este 20, ante víspera de sorteos, champán y maldiciones para que un servidor les abra los ojos y que por supuesto deseo sea para bien.

En fin, no quiero marear con más preámbulos. Es bien sencillo: a la hora de secarte con una toalla si lo haces todavía dentro de la bañera o ducha mojarás menos al salir. Y será más limpio y mejor. Definitivamente.

domingo, 19 de diciembre de 2021

Yo, como los viejos, cada vez duermo menos. Me ocurre que me despierto temprano, me levanto y como la casa está tan silenciosa y tan oscura me da por escribir. Así ocurre que luego paso el día arrastrando los pies por la vida, de puro cansancio, pues a quien se le ocurren estás cosas entre las 6 y las 7 de la mañana De un domingo!

No puedo dejar de pensar en el emérito. No con un pensamiento romántico, no soy una de sus presas conquistadas, es innecesario aclarar esto, sino más bien sobre algo que leí el otro día en un programa de Telecinco que miraba mi suegra. Ella si es muy fan a este tipo de programas, a este en concreto, el Sálvame, no sé si naranja o limón. Suele tenerlo puesto a toda hora, y como está un poco sorda (que en realidad es bastante) pone la tele rondando el volumen noventa sobre 100, o sea que cuando el marujeo, el tomate, el papel cuché de revista se desarrolla en su televisor hace participe a su bloque de pisos entero que no ve Telecinco pero que puede imaginarlo, pues lo oye con toda claridad.

Yo no lo pongo nunca. Ni el Sálvame ni Telecinco, sino estaría aquí escribiendo sobre ello cada día. De tan jugosas noticias como proporcionan. De hecho creo que tengo instrucciones dadas al televisor de borrar ese canal, y si a estas alturas no lo ha hecho es por tener ese as en la manga cuando viene a vernos mi suegra, pues la entretiene mucho. El caso es que el otro día decían mil cosas que yo no escuchaba, son programas de hablar todos al tiempo, como un gallinero, y ponían escrito en pantalla que al emérito le encantaba comer el arroz en el escote de Bárbara Rey, que ahora no sé si decía arroz, me resulta raro, aunque ciertamente yo nunca he sido tan arrebatado para arrojar la paella por encima de nadie, así que puede que fueran palomitas de maíz que es más fácil de imaginar. Lo principal es la que al emérito le encantaba recoger arroz o las palomitas en el escote, o a escote, de Bárbara Rey, rubia cañón, y no de Sofía de Grecia. Y salían imágenes de la Bárbara de entonces y no extrañaba viéndola que el rey quisiera recoger lo que fuera que se hubiera caído por su escote. Luego salían glosando la noticia imágenes, más o menos actuales de Bárbara hoy, ancha como verla doble, y no es difícil imaginar que ella también quisiera volver a aquella época joven, aún cuando tuviera el escote rentado a aquellos labios, enamoradizos labios de gran chequera. Y es que no hay nada como agua nueva para mover molino, ni tampoco nada como la juventud perdida. Daríamos mucho por volver atrás, cada vez más.
Nadal no se ha enterado de que el emérito se ha vuelto persona non grata mundial, a excepción quizá de en su palacete residencial de Abu Dhabi..

El único que parece darse cuenta incómodo es Moyá, que no sabe si quedarse o irse, y es el único que tiene en la mente lo de la pandemia, que es eso que ha matado a tantos. Alguien dirá que están a la mesa, y que para comer hay que tener la boca despejada de todo menos de dientes, pero yo no veo comida por ningún lado, todavía, y recuerdo asimismo que el emérito por mucha picha brava que haya sido, que sea aún para quién el dinero pueda comprar, es también un señor mayor (señor por decir algo), con pinta además de tener más achaques todavía que daños graves asolan su rebajada reputación, que valga el paralelismo no está en mejor estado que el elefante abatido de aquella foto. En otro paralelismo, permítase uno más, alguien dirá que para cacerías la que están perpetrando contra el rey Juan Carlos, que tiene ese perfil de moneda venida a menos, pero es que de él siempre se obtuvo la impresión de que era un simplón bueno, y ha resultado al final que de bueno no tenía un pelo. Que si echaba canitas al aire con la conformidad infeliz de Sofía, que era Lady Di antes de que ésta lo fuera, ahora sabemos también que resultó tan chorizo como para dejar a Urdangara en aprendiz poco aplicado, con un balón por cabeza. Si al final el pobre deportista no hizo sino lo del refranero español, dónde fueres haz lo que vieres. Aunque lo hiciera más torpemente y con menos agarraderas o paracaídas.

Supongo que a estas horas la abogacía del Estado, la fiscalía y todos los resortes regios y legales para defender el honor contrahecho del emérito han cogido la baja indefinida, convencidos como están de que lo que se diga de él siempre va a ser quedarse corto. Aquí en España pasamos de un rey a dos en una jugada asombrosa de trilero, y de pocas el segundo no se carga la institución entera, que se lo han tenido que llevar bien lejos para que apeste menos .

Alguien debiera aconsejar a Nadal, al que la cercanía del emérito le pone años, que aparece también encorvado como persona mayor, que ya no se hace un favor posando con Juan Carlos, que ya no aplaudimos aquella campechanía de hombre sencillo de pocas luces, se han caído las máscaras y lo conocemos más ahora. Ya sabemos a qué jugaba cuando parecía no jugar a nada. Ya sabemos cómo es. Podría decirle, como le diría a un pederasta por ejemplo que la mala gente la quiere bien lejos. Que él sí ha intentado ser un ejemplo para generaciones futuras.

miércoles, 15 de diciembre de 2021

"— Creo que tienes razón en lo que dices de España. Ese será el primer sitio al que vayamos. Y has de llevarme a ver una corrida de toros. Debe ser maravilloso. Solo que me gustaría que el toro matara al hombre… y no lo contrario. Comprendo los sentimientos de las mujeres romanas al ver morir a un hombre. Los hombres no son gran cosa; pero los animales son algo magnífico."

Cinco cerditos - Agatha Christie
Me preguntaba porqué había de afectarme la muerte de Verónica Forqué, si no es nada mío. La respuesta la obtuve poniendo el primer capítulo de Pepa y Pepe. Hacia el final ella le pide a Tito Valverde, su marido en la ficción, que vuelvan a la casa que tenían, y que vendan esa nueva a la que se han trasladado y que le gusta tan poco. Tan pronto vi esa escena lo entendí, Verónica Forqué es una mujer a la que no se le puede negar nada. Por no contrariarla o entristecerla. Tito no lo hace y prepara maletas e hijos para volver la noche siguiente. No es que gane ella, gana él al combatir su tristeza. Era mujer, pero era también hijo, un cachorrillo al que hay que cuidar, para que no le pase nada.

Luego vi en Youtube unas imágenes de una entrevista de hace ahora un año. En ellas bromean con ella sobre la leyenda que hay de que no solo no recogió ninguno de los 4 Goyas que ganó, sino que tampoco sabe dónde están. Ella lo explica, que dos los regaló, que uno lo conserva y que otro no sabe, no conoce su paradero. A recoger un Goya nunca fue, pero a entregarlo sí. El Goya a toda su trayectoria que se entregó a su padre, y allí sí estuvo ella, para hacer los honores.

Viendo al padre bajar de su mano, no sin dificultades, las escaleras en aquella ceremonia se emociona. Dice Mi papi, mi papi, mi papi. Y entonces uno se ve reflejado en ella, comprende su dolor y se teme que era sensible y frágil, nada preparada para sufrir. Y que no lo merecía tampoco. Es muy posible que yo me haya quedado con la impresión de que ella era, antes de nada, una buena persona. Claro que yo no veo Masterchef...

lunes, 13 de diciembre de 2021

Un día triste hoy, con la muerte de Verónica Forqué. Por alguna de razón, su bis cómica seguramente, me caía realmente bien. Me era simpática y me resultaba entrañable, con esa voz y esos pestañeos de ojos entre coquetos y atolondrados. Algo falla en el mundo si una persona así, que con esa sonrisa tan bonita transmitió alegría de vivir prefiere apearse antes de tiempo. Verónica ahorcada es una aberración. Que descanse en paz.

domingo, 12 de diciembre de 2021

Uno de los mayores problemas de los políticos, tienen tantos que se vuelven innumerables, es que la ciudadanía en general no los siente como propios, no son desde luego uno de los nuestros. Y ellos tampoco se esfuerzan demasiado en enmendar tal impresión, dan unos cuantos apretones de manos durante las campaña pero hasta entonces todo gesto significa No soy como vosotros. Tú me vienes a buscar y yo te lo agradezco aquí y ahora, dándote la mano. Luego seguirán su camino divergente, unos hacia sus pequeñas miserias cotidianas y ellos hacia algún compromiso que les de bien de comer.

En ese sentido el Rey Juan Carlos en su peor momento se ha vuelto uno de nosotros, perdiendo la cabeza por amor, que es siempre mejor que esa campechanía de botarate que acostumbró a lo largo de los años. Salirse del protocolo, de lo esperado es siempre de agradecer. La gente está ya cansada de ver esas caras estiradas que no dicen ninguna verdad. Cierto que se haya demostrado un chorizo no es algo para perdonar. Pero si los chorizos volarán no veríamos el cielo. Los hubo los hay y los habrá, pues el hombre honrado de corazón se conforma con poco y no tiene gran ambición.

El tal Johnson, la ambición rubia, otro ejemplo de este mundo en que Trump es posible, debe ser un cachondo en las distancias cortas, y sabio, de los que sabe que en la vida nada debe ser tomado demasiado en serio. Por eso sí ordena confinar a la población él se monta una fiesta en el 10 de Downing Street. La gente no podía despedir a sus familiares muertos por la Covid y ellos festejaban como un equipo. Con amigo invisible.

viernes, 10 de diciembre de 2021

Corina se equivoca. No es acoso, simplemente quiere que le devuelva su dinero. Era un regalo sí, pero muy gordo y mientras persistiera el amor, o él creyera que persistía, lo que ahora está muy lejos de creer. Más bien se siente, allá en los Emiratos Unidos, el malo de la película, además del tonto, con todo su legado emborronado, hecho una porquería a última hora. Y así pensando al menos los 65 kilos si van de vuelta mal se ha de dar para no llenar de nuevo de amor el corazón y la bragueta. Además que él creía cada palabra que ella dijo cuando decía que lo quería, y él decía verdad cuando dijo cuánto quería al niño, al hijo adoptado como propio por su amor a ella. Cuántos días de barbacoa al sol se le han negado después, de tanto como se torció la cosa. Pero hubo amor, quién lo duda, amenazando el Rey con matarse incluso, eso cuentan, de un tiro por amor a ella y para que aprendan lo que es amor, del bueno, las cabezas cuadriculadas del CNI y la Casa del Rey. Solamente un amor verdadero merece arriesgarlo todo. Y vive dios que él estaba dispuesto a arriesgar corona, país y lo que hiciera falta.

Ahora le reprochan que quiera ese dinero, testigo del amor, obsequio de su corazón obsequioso, de vuelta. Que le haga algún reproche o amenaza más o menos velada. Está en su derecho, por el amor que siempre es condicional y por Qué diablos es el Rey! Ningún inglés coloradote, ridículo del té tendría que poder pedirle explicaciones, a menos que esté dispuesto a recibir por toda respuesta un Por qué no te callas.


miércoles, 8 de diciembre de 2021

No sé si pasar los ojos por cada palabra de Falconer es leer. Enterarme me entero de más bien poco. De hecho a veces me parece lo que leo del todo incomprensible, como si estuviera mal adrede, eso sí, con bellas palabras o ideas, algo que no se me oculta bien escrito, de virtuoso, de un gran talento narrativo, de composición fácil para quien nació para ello, pero incomprensible. Lo lógico sería que me diera por vencido y dejara el libro, pero lo tengo tan avanzado ya que tengo que seguir con él. No tiene razón no seguir la estrategia que es esta pérdida de tiempo. Seguir pasando mis ojos por cada palabra, sin enterarme de gran cosa.

martes, 7 de diciembre de 2021

"Aseguró que no me acusaban de nada, pero necesitaba saber si lo conocía bastante bien para identificarlo, y dije que sí, pensando que podía aparecer en una rueda de presos, aunque ya había empezado a sentir que era algo más serio y grave, como en efecto era. Con el teniente bajé unas escaleras, y por el olor adiviné adónde íbamos, y ahí estaban todos esos cajones como en un enorme archivo, y sacó uno, y ahí estaba Miguel, por supuesto muy muerto."

Falconer - John Cheever

viernes, 3 de diciembre de 2021

Pues tenía razón Stephen King. El libro de los puentes de Madison es un libro mal escrito, lo que le da un mayor mérito relativo a la película, pues la historia de amor y renuncia, la sensación avasalladora de pérdida, que se da en el libro igual que en la película, está. Puedes imaginar perfectamente lo que Clint Eastwood puso en imágenes, aunque se permitiera mejorar la historia haciendo que ambos se vean, de lejos, en el pueblo una mañana lluviosa en que ella bajó a comprar con el marido. Es el final de su historia juntos por mucho que fueran a vivir ambos alrededor de 25 años más.

Clint Eastwood tiene una sensibilidad especial, no es extraño, por tanto que encadene obras maestras. Además tiene un don para las músicas, para escogerlas y componerlas. Sabe tocar el corazón, y eso en los tiempos en que las carteleras son de Marvel tiene todavía más valor.

jueves, 2 de diciembre de 2021

Yo nunca he tenido fe en poder escribir algo distinto a lo que vengo escribiendo. No soy de los capaces de escribir una novela porque no sé hablar más que de mi mismo (quizá pueda una autobiografía para Pablo). Pero esta sensación, que me ha acompañado siempre se hizo piedra en mis hombros con la lectura de "Mientras escribo" de Stephen King. Me di cuenta de la extrema dificultad que entraña conseguir algo bueno, algo que merezca la pena publicar. Me di cuenta de que lo más importante quizá sea, como dice el libro, leer y escribir todas las horas. Y yo, en este momento podría leerlo todo, pero de ningún modo me veo capaz de la práctica creativa que aconseja si uno no quiere acabar convertido en creador nada más que de libros de instrucciones. No puedo tener ese tiempo para escribir porque en el fondo tampoco me apetece. No sabría que inventar porque no doy más de si.

Mi siguiente libro va a ser "Los puentes de Madison County" homónimo de la película de Clint Eastwood. Por qué este? Supongo que porque después de un libro que quiere ser ayuda para el escritor, y que a mí me ha desanimado tanto, me interesa ahora una historia de personajes y de amor. Además Stephen King lo pone como corto y malo. Quiero comprobarlo.