miércoles, 26 de junio de 2013

Rayos X

Te quiero con alevosía.

Alevosía - Luis Eduardo Aute



Vale más que lo reconozcamos, queremos, amamos a nuestros políticos. ¿Cómo sino explicar que mantengamos a toda esta chusma en sus puestos, con sus asesores? Con los asesores de sus asesores.

Alguien se explica como nos iría si fueran menos gente, si tuvieran menos cargos intermedios, menos cabezas pensantes y obrantes para que nos vaya como nos va. Probablemente a estas horas nos estaríamos comiendo unos a otros, esto sería la ley de la selva, pero no lo es, porque teníamos a Zapatero que nos hablaba de la alianza de civilizaciones y prometía un ordenador por cada niño de cada aula. Y ahora a Rajoy, que es chapapote de carne y hueso, ni limpia ni mancha, es el Zapatero de los últimos tiempos, quizá el Zapatero de siempre, un presidente invisible. Es recuerdo de Prestige, como un hilillo de plastilina que está aunque no se le vea, como los granos de arroz de petróleo que siguen estando pegados a la piedra.

¿Es o no presidente de gobierno? Yo creo que no lo es. Habrá que preguntar en Bankia.


Pero tenemos a sus ministros, todo un ramillete de virtudes. Está Cospedal que es de las que cree que nunca ganará bastante para la fantástica labor que desempeña. ¿Es que acaso en Castilla la Mancha están todos locos? Tal vez, pero la eligieron. Pero a fin de cuentas, ¿es mejor o peor que Pepiño Blanco? Es más lista, sí, pero sin rodeos es más de lo mismo. Es Camps y Barberá. Es cada uno de los políticos de la izquierda socialista que se hacen anónimos, qué malos serán si les ocurre siempre en Madrid y Valencia, cuando concurren a las mismas elecciones. ¿Cómo puede ser que frente a eso no surja nada? No surja nadie...

¿Pero no son derecha e izquierda? ¿No son distintos? Cada uno tiene unos valores, unos están con los obreros y los otros con los capataces. Yo también soy de esloganes. La vida puede ser maravillosa, pero entre unos y otros las están convirtiendo en mierda. Pensar que los políticos sin que importe la chapa de la solapa piensan en algo más que en ellos, en conservar sus privilegios de nobleza es pecar de ingenuo. Es bailar en el Titanic solo porque la orquesta sigue tocando.

Tenemos a Gallardón que está fundiéndose el sistema judicial solo para demostrar que como alcalde era menos nocivo. Y es que cualquiera de estos es bueno en aquellos puestos que no exijan más que ir en coche oficial de comida en comida. Si les das algo para hacer se vuelven creativos y peligrosos. ¿Qué decir de la educación o de los hospitales?

El ciudadano corriente lo tiene crudo. Vive en un país en estado de descomposición.

Huele rancio y las moscas revolotean.

miércoles, 12 de junio de 2013

Dame el poder

En los puestos del gobierno, hay personas que se están enriqueciendo.

Gimme the power - Molotov



¿Cuánto vale un twitter? ¿6400 euros? Leo que un militar retirado fue condenado a esa cantidad por decir en un artículo que alguien era un putero, un borracho y un cabrón. Y yo no digo ni que si ni que no, solamente digo que los jueces lo condenaron. Al del artículo, no al otro.

Así que yo, sujeto sujeto a la indignación por culpa del periódico he decidido eliminar uno de mis twits, que por suerte apenas tiene más seguidores que algún miembro de mi propio clan (la familia, John, la familia). Pues es una suerte que hasta la fecha no me siga, que yo tenga noticia, ningún miembro del Tribunal Supremo o Constitucional, con la amenaza que eso conlleva, implícita y explícitamente, aunque supongo que los ponen a dormir a las 8 de la noche y hasta el día siguiente. Imagino que en cualquier caso los ordenadores para ellos son esos ingenios automáticos, tan raros y tan indescifrables. Lo que probablemente me haya librado de una condena proporcional por el día en que no siendo yo, sino la indignación por culpa de los medios, que se empeñan en contarnos ese 1% de la corrupción que se da, se me ocurrió decir que la Fanta, era en mi opinión, un montón de mierda (aunque me encante la de naranja y la de limón).

La solución no es, que pensará un avispilla, que se acabe la corrupción y los manejos oscuros. No pidamos imposibles. Lo más sencillo es hacer lo que toda televisión autonómica que se precie. Pasar por en medio sin decir palabra, como un avión atraviesa las nubes grises y panzudas cuando afronta el descenso. Esto es, que hagan lo que quieran, pero que no nos lo cuenten.

Me asomo al periódico de nuevo. ¡Qué perra te ha entrado! Si nunca sacas nada bueno...

Me gustaría ser Messi para dejar de pagar los impuestos, las islas Caimán o Belice no están tan lejos, al final a él se la trae floja si el ciudadano corriente le llega o no con el subsidio para pagar la entrada. No es problema suyo. A él le van a pagar la misma fortuna vayas o no. En lo que a él respecta si quieres te puedes quedar en casa.

Alguno dirá que claro, quiero ser Messi por las noches de farra que cuentan que se hacía en la Argentina, pues no. De verdad que no.

Por el dinero al menos. Por el dinero sí, no voy a negarlo. Pero también por poder twittear alguna verdad incómoda, aunque sea mi verdad nada más, sin tener que correr a borrarla por miedo, en el fondo a borrarme yo mismo, renunciando a lo que pienso, a lo que soy, por el temor fundado de que alguien crea que mi libertad de  expresión vale menos que la protección de la palabra de las palabras, que el HONOR de alguien a quien mi tolerancia y las de muchos otros, no tan conformes ya, mantiene viviendo a cuerpo de rey.

No conviene nombrarlo, ni tampoco a su sacrosanta familia. Por mucho que los aledaños apesten y la transparencia sea más o menos la misma que la de la clase dirigente de esta caricatura que habitamos. De la que los menos informados todavía presumen, aunque supongo que con la boca cada vez más pequeña.

Ya lo dijo Molotov mejor antes que yo. Cantaban "Gimme the Power". Aunque éramos muy jóvenes. Casi no le prestamos atención. Las cosas marchaban...

Han pasado los años y su letra está en plena vigencia.