martes, 9 de agosto de 2022

A veces ocurre que sí, que pesco un premio. Que hay confeti y vuelven las sonrisas, que no me acuerdo de cuánto llevo gastado y que parece que el día de hoy es el final del camino, la celebración grande que estaba esperando. Luego ella abre las manos como una concha y deja ver el premio. El Gran Premio que dicen los de la Fórmula Uno, y todo lo que veo es una moneda en sus manos, como en los tiempos remotos en el tiempo en que en la cafetería de la universidad Sestea y yo íbamos a tomar un café y ella dejaba ver en su pequeña mano un euro nada más. Que era todo lo que llevaba y podía llevar, todos los planes para hoy, un presente perdurable, que además era bastante, para qué más.

Viene la chica del confeti con su euro, engañando mis expectativas, abriendo la mano como para librar una paloma y yo no me atrevo a cogérselo tan siquiera, le agradezco la intención y el entusiasmo de tantos años y le digo que se lo quede para ella, para sus gastos, y ella sonríe entonces con pena por mí, enternecida pensando si no sé que a ella le pagan millones por la entrega, que no lo necesita, y que seguro a mí me es más necesario. Sin embargo yo lo sé, sé lo de sus millones por un trabajo bien hecho, sé que me será necesario, la vida está tan cara que se me hará poco ese euro único rodeado a ser posible de otros cuántos, pero con todo se lo dejo en su mano.

Sigo jugando aunque sin resultados reseñables. No sé de dónde viene está resistencia a hacerme millonario. Sólo por mi persistencia tendría que tocarme, que alguno dirá que no vio constancia más grande ni duradera en el tiempo. Y otro que de cuando en cuando algo alcanzo, que solo faltaría que todo lo que echo fuera para irme de vacío.

sábado, 6 de agosto de 2022

Benditos 80, que no volverán 💓
ANADO CARUANA

Parece mentira que cabeza de hormigón ha tenido que renunciar para que el ajedrez se ponga de moda. A mi no me importa porque no voy a acudir tampoco al próximo Mundial, que alguien dirá que no me lo he ganado, pero no es eso. No pude competir completamente centrado en el juego, que ya se sabe cuánto me interesa la Fórmula Uno, y mi teléfono no ha parado de sonar. Y todo esto, lógicamente ha dado mucho que hablar. Que si Alpine me quería con Ocon el año que viene, que por eso se ha ido ofendido Fernando Alonso al segundo peor equipo del Mundial, que si Piastri se sentía ninguneado y el último de la baraja, que si Vettel solo seguía si yo ocupaba el otro coche...

Demasiadas cosas, demasiadas razones para despistarse por mucho que uno tenga una cabeza privilegiada y con todos los muebles en su sitio.

miércoles, 3 de agosto de 2022

Parece evidente que Fernando Alonso ha aparcado ya la idea de volver a ganar un Mundial, él dirá simplemente que ha puesto los pies en el suelo. No parece que lo fuera a hacer con Alpine, hubiera necesitado que los demás no desarrollaran el coche, que si no lo hacen más sí lo hacen mejor. Hueco en los coches buenos no había, no lo había sobretodo para él, que se ha pasado la vida quejándose y ganándose poderosos enemigos, a los que al final no les importa tanto lo bien que conduzca. De manera que Alonso ha decidido, una vez más, moverse por la pasta, quizá porque es su último contrato, quizá porque es dulce consuelo cuando solo puede ganar uno y casi todos pierden. 

Parece que el problema era que no le renovaban por suficientes años, que no le hacían la ola y le metían como a un cualquiera en el mismo saco que Ocon y Piastri, que no han ganado nada que merezca la pena y que además no tienen ni idea de lo que es la Fórmula 1. Prefiere ir a Aston Martin, donde va a ser piloto titular sin discusión, donde pueda estar dos o tres años aunque no sirvan para nada a su hoja de servicios. Le ocurrirá como viene siendo habitual, un estar por estar en tiempos grises, inaugurando un Plan tras otro que languidece de pura impotencia.