miércoles, 31 de agosto de 2005

Ganar o perder

Estaba el otro día en el antiguo cauce del río Turia y pasé junto a un padre y su hijo, de unos 5 años. Llovía a mares y todos encontramos refugio bajo uno de los puentes que sirve a los coches para cruzar entre orillas. Ambos iban en bici y el padre proponía un juego. Ninguno debía salirse de los márgenes enormes de varios triángulos que se dibujaban en el suelo. La trama del juego era sencilla, y lo complicado hubiera sido que alguno de ellos se saliera de aquel espacio, pero apenas explicado el juego dijo el niño:

- ¿Hay que ganar o perder?

Y a mí la pregunta me pareció fantástica. Me quedé alrededor maravillado en aquella conversación que no me debía importar pero que me importaba. Todos dimos por hecho siempre que en la vida se trata de ganar, en cada cosa ganar siempre. Nunca reparamos en objetivos distintos.

El padre comenzó a responder la pregunta y al instante, interrumpiendo de nuevo el niño:

-¿El que pierde gana?

Y yo ya arrebatado al ingenio de aquel crío, no sé si genio o tonto de remate como yo. Ya apuntaba Sabina, de otra manera, que a veces gana quien pierde a una mujer. Y es cierto que perder a veces es el primer paso hacia nuevas metas.

El padre continúo sus explicaciones intrascendentes en verdad, y pronto comenzaron a avanzar las bicis lentamente como si en vez de tener una anchura de dos metros lo hicieran sobre un hilo de cobre. Lentamente y moviendo el manillar como el escalador en un demarraje durísimo donde más cuesta.

Luego, acabada la lluvia, se alejaron tranquilamente y yo, todo sonrisa, continúe a su vez mi camino.

miércoles, 10 de agosto de 2005

50 horas

Leo que un surcoreano de 28 años ha muerto tras pasar 50 horas conectado a Internet, entretenido con un juego del tipo simulador de guerra. Durante tres días apenas descansó sino para comer algo y hacer algún descansillo en una cama improvisada. Ni siquiera estaba en su casa, se conectó desde un ciber. El muchacho había dejado el trabajo para poder jugar más y mejor. El día de su muerte su propia madre había llamada a los antiguos compañeros de trabajo por no haber sabido nada en varios días.

Yo que abandoné la televisión por la Red, que espacié los libros para leer por asomarme a este mundo virtual me quedo mudo ante noticias así. Me alegro de que la mía sea una adicción controlada, que no perdona una paellita en la playa junto a la familia.

Internet es un gran invento, pero la gente debe seguir hablando de persona a persona.

lunes, 8 de agosto de 2005

¡Bravo Estefanía!

Esta Estefanía López es chica lista y agradecida. Lista como demostró su judicatura, agradecida con quien en otros tiempos, sin duda mejores, le hicieron el trabajo más fácil y cómodo. Porque que duda cabe que esta moza, titular del juzgado de Roquetas conocía al jefe del cuartel de la Guardia Civil de la localidad. Ve tú a saber si habían logrado una cierta amistad, es posible que salieran de copas juntos, incluso, aunque haya que tener un gusto muy degradado, existe la posibilidad de que hubieran logrado una cierta intimidad (aunque fuera como nebuloso deseo).

Eso podría explicar que hoy haya dejado libres de prisión preventiva al teniente "Sebastián" y a otro de sus secuaces. Vino el fiscal de Almería hasta Roquetas para pedirle que lo encerrara, y le dio sus razones:

"Hubo un exceso en sus funciones".

La verdad es que dicho así hasta yo me negaría. ¿Porque acaso son las funciones de la Guardia Civil moler a palos a los ciudadanos? Solamente desde esta suposición se entendería lo de exceso en sus funciones. Ellos podían dar una paliza tremenda, pero se excedieron al matarlo.

El abogado de la acusación particular también pedía la prisión preventiva al igual que el fiscal se llevó una respuesta inédita:

"No puede afirmarse contundentemente la relación causal entre la actuación de los imputados y el fallecimiento del detenido".

Estefanía escribió eso en el auto y se quedó la mar de satisfecha. Pudo decir que los conocía, que eran amigos suyos si lo eran, que prefiere que sea otro u otra quien los haga encerrar, que a ella eso de meter en la cárcel no le gusta, que la prisión preventiva es una medida extrema y exagerada... (yo mismo me considero enemigo feroz de guerras preventivas). Pudo dar muchas razones, pero se descolgó con que no podía "afirmarse contundentemente". Probablemente sí se pueda afirmar que hubo relación entre su actuación y la muerte, ella lo sospecha, pero su sospecha no es contundente. Ella no afirma contundentemente apenas nada, ¿cómo afirmar con contundencia cuando está en juego la libertad del hombre?

Yo quisiera que alguien me explicara que es eso de afirmar contundentemente. Yo sé afirmar, sé que puedo afirmar o no afirmar algo, pero no sabría hacerlo contundentemente, no sé si se trata de alzar un poco el tono, decirlo a voces o con gesto grandilocuente.

Dice que no se puede afirmar contundentemente la relación causal entre la actuación de los imputados y la muerte del sujeto (Juan Martínez Galdeano), quizá nos está insinuando que aquel murió sí (eso no lo niega), podría afirmarse contundentemente incluso que murió, pero es posible que los guardias no tuvieran nada que ver, existe la posibilidad a tenor del auto que el hombre muriera por causas naturales, puede ser que le diera un infarto y se hiriera al caer al suelo, puede ser que la carrera buscando refugio hasta el cuartel le hiciera caer mal la comida, es posible incluso, como afirma el teniente que iba a ser ascendido en breve, a pesar de su historial de abusos, que poco menos que el detenido se suicidara a la antigua usanza de golpear su cabeza contra el suelo. Tenemos el dictamen forense y la declaración de unas personas que vieron como se le apaleó prolongadamente en el tiempo, incluso cuando este no oponía ya resistencia. Se avisó a la ambulancia para certificar muerte 45 minutos después de empezárselo a trabajar. Una parte entera en un partido de fútbol. El origen del incidente, por lo leído fue, poco más o menos que el teniente había comprometido su palabra en hacer pasar el control de alcoholemia al agricultor. Debió salir afuera para calmar ánimos entre sus perseguidores, pero la cosa se torció cuando el individuo haciendo uso de su derecho constitucional se negó a pasar revisión ninguna. Entonces había que forzarle, porque un hombre vale lo que vale su palabra.

La juez hoy hace como Pilatos en su tiempo, se lava las manos. Y entre las razones para no detenerlos provisionalmente da poco menos que un anticipo para el que quiera recogerlo. No hay nexo de conexión entre la actuación de los guardias y la muerte del sujeto. El teniente Sebastián, que siguió dirigiendo el cotarro durante dos días después de la muerte de Juan, seguirá como el "Llanero Solitario" marcando su ley en la calle. Cuidado no te lo encuentres que estos días debe andar desquiciado, abandonado por sus mandos y diciendo que nunca creyó que una "actuación suya" pudiera llevar a la gresca política. Al menos el necio sí reconoce que lo producido fue actuación suya, defendió al ataque a sus hombres, con sus porras, la eléctrica y la extensible. Mataron a un hombre porque se les fue la mano. Eran nueve torturando, ningún esternón aguanta tanto, ni siquiera el de un hombre de 108 kilos.

Estefanía, qué lista eres, no hagas nada que no quieras.

sábado, 6 de agosto de 2005

Sangre caliente

Los hombres tienen la sangre caliente, son capaces de casi cualquier cosa en un arrebato. Juan Martínez Galdeano tenía, casi con toda seguridad, muy mal pronto. Pero parece que decidió poner una denuncia por un incidente de tráfico en el propio cuartel de la Guardia Civil, que parece una forma razonable de proceder. Lo que ocurrió dentro, su presunta negativa a cualquier prueba de alcoholemia que le quisieran hacer ha terminado con 8 agentes suspendidos, y con el propio Juan Martínez cadáver y embolsado para entierro.

Parece que el hombre intentó salir corriendo muy nervioso, parece que se le echaron encima los guardias civiles, convertidos en perros de presa, para intentar reconducirlo, no repararon en medios, patadas y puñetazos a la vez que descargas desde antirreglamentarias porras eléctricas. Lo arrastraron por el suelo para que las cámaras no capturaran imágenes comprometidas. Por lo que parece recibió una paliza tremenda, tan larga e intensa que cuando llegó la ambulancia una hora después, los facultativos ni se molestaron en intentar recuperarlo. El hombre, con todo lo que puede, aún no logró dar vida a un muerto.

Cuentan que alguno de los guardias se llevaba las manos a la cabeza, lo que tenían tirado en el patio no era poca cosa. Las cosas se complican a veces y ya se sabe que cualquiera puede sufrir un calentón. Ciertamente resulta preocupante que los asesinos sean los que deben protegernos, preocupa que ninguno intentara detener al resto, que ninguno tuviera palabras sensatas que paralizaran la acción. Que nadie supiera dar con una clave salvadora que no entienda de rangos ni de órdenes jerárquicos. Que nadie peleará por salvar al sujeto olvidando su condición de subalterno, que nadie apelara a la prudencia, que nadie hiciera un disparo de cordura al aire, agitando los brazos. Rechinan los dientes del que patalea, se incendian sus axilas, dispuesto a demostrar ante los otros toda su dureza. Una patada de cada uno son ocho patadas, demasiadas para un mismo destino.

Hoy la justicia tiene otra cuenta pendiente, otro retrato donde mostrarse ante un público al que ya nada asombra. Los noticiarios se han convertido en una crónica de sucesos. Exportamos calamidades a cambio de las de fuera. Nuevas víctimas y verdugos esperan entrada como actores de un teatro. Los días D y las horas H se suceden a cada momento. Cambian los protagonistas pero las historias se repiten sin remedio. Yo pido ser consciente para que nunca me deje llevar por los demonios de lo irracional. Tener siempre dos segundos de calma antes de cada respuesta, la lentitud de una meditación breve para alejar reacciones desproporcionadas.

martes, 2 de agosto de 2005

Formador ocupacional

Se acaba el curso que he venido siguiendo de formador ocupacional. Se apaga, agotados los plazos como una vela. Y se hizo largo aunque uno tenga la sensación irreparable que tienen siempre las pérdidas. Conocido un submundo de gente en la intra historia, gente que pelea por ser algo más, por ser mejor cada día. Un universo en si mismo sin cámaras que lo descubran.
Reunidos providencialmente por el Servef que sin rostro mezcla vidas y personas dispuestas a dejarse el tiempo en el intento de abrir nuevas puertas.

Todos salimos como formadores en plena formación para ilustrar a los otros sobre lo que somos, exponiendo magistralmente nuestros defectos y virtudes, como un consejo de sabios encerrado en un bunker, a salvo del calor, en un mundo que se cae a pedazos encadenando calamidades. En cierta medida ese mundo, políticos, legisladores, que nos aparcó temporalmente tendría tanto que aprender de nosotros... Dueños del mejor rostro en el suceder amable de los días.

Yo me quedaré con algo de cada uno, el recuerdo aunque sujeto a la variabilidad a la que somete a todo el tiempo. También dejaré estas letras, estas sí perennes y no atentas a cambios posteriores, que recojan un detalle de cada uno, algo que fue y ocurrió en estos días, como una pincelada inspirada al crear un separador de hojas:

A Amparo habría que hacerle un monumento por haber sabido liderarnos. Incombustible incluso frente al rostro de Andrés que pedía tregua nada más empezar y que me hacía reír sin reparar en que mi rostro era idéntico. Dos sujetos pidiendo sillas y sillones tras cada paso.

Fran vestido a la última, dueño por aclamación de conceptos, procedimientos y aptitudes, siempre dispuesto a dar opinión. Poniendo "calidad" como dice Nati, en cada intervención.

Benjamín que se queda sus consejos para él cuando hacen fuera tanta falta. Ciclista empedernido al que la docencia enseño que vale más empezar de ogro aunque al fin sea Quijote bramando contra molinos de viento. Creyente como yo en que todo mejorará.

Andrés, el muñeco mecido por el ritmo de escapada de sus dedos contra la mesa. Experto en animación incluso multimedia, se ha enganchado a los "y vive" como a las nuevas compras. Un fenómeno al que habrá que pedir cita cuando ProyectaDos absorba a Gates y a su equipo.

Stella nos habla en argentino para que aprendamos a hablar en español. Prolija en lunfardo adora las tostadas con aceite y el zumo de naranja. Echa de menos sus raíces aunque sea capaz de crear nuevas allí donde la quieran. Amiga de sus amigas, estará siempre a su lado.

María José competente, la directiva ideal para cualquier empresa. Sensata, cordial en un descanso laboral seguro que buscado, se pelea con sus ojos gota a gota para que sepan mirar pantallas de ordenador. No quiere liderar equipos porque ya lo hizo. Era imposible un naufragio.

Agnelio aprende que tiene voz y se atreve a alzarla para contar. Ya no importa el número de oyentes. Capaz de vender el Infierno con palabras se arrima al ordenador con más miedo que a los toros de la Vall d'Uxó. Es dueño por repetición de la esquina donde aparca su coche.

Nati que tiene el tiempo detenido en el reloj se asoma desde la casa de su pueblo a las estrellas que la ciudad no ve. Es como una chiquilla con las ceras en la cartera, te convierte una clase en un taller creativo rápidamente aún a costa de que alguno recupere la sensación de que no tiene dedos sino teclas. A veces se pone las gafas de sol y dice que es para ver mejor aunque sospechemos que cierra los ojos.

Inma se bajó del tren en marcha para hacerse casi funcionaria de Hacienda (con la que habrá que llevarse bien, por si acaso). Se llevó su amistad con ella y le quedó en el tintero un curso de Office que ya no dará. Informática y estudiosa de Conservatorio para saber que a no todo el mundo le gustaría tocar el piano. Un encanto de niña con una goma "Milan" muy gorda para poder borrar de tanto como equivoca.

Marta llegó con su valenciano efervescente y con sus divertidos enlaces para hacerse un sitio propio. Es raro que no esté sonriendo en nuevas tramas, aspirante a psicóloga tendrá oportunidad en poco más de un mes.

Rosario, periodista en pos del artículo perfecto, que seguro encontrará mil defectos a mis letras pero habrá de reparar en mi intención para perdonar los fallos. Idealista es casi alemana. Viene y va como el viento poniendo granitos de arena.

Ay Lorena, qué tiene esta chica que sus días grises son nuestros días más grises. Motor del equipo ha demostrado sobradamente su eficacia. Sus clases en Viveros son recordadas aún por los que fueron meros observadores, jardineros y caminantes, que hubieran dado un tercio de sus vidas por formar parte.

Salvador, hombre honesto siempre y cabal según la oportunidad; revolucionario al que le gustan los disparos entre amigos para sentir que estamos vivos. Su apoyo es incondicional y sería capaz de levantar el ánimo hasta al hombre más desesperado del mundo.

María Luisa es un terremoto de actividad. Si le dan un desierto lo reforestará y volveremos a vivir en los árboles, lo que en mi opinión no estará mal. Lanza dardos y nadie queda indiferente, nos ha convertido en sus chicos y lo perdona todo. No creo que pueda, aunque quiera, enfadarse.

Angel (sin tilde), un economista al que las cuentas le aburrían. Que prefirió como yo rehacer el petate empezando casi de cero. Persiguiendo motivaciones nuevas en la carrera que es la vida. Lo hemos subido mil veces a una bola enorme y nunca se quejó. Tiene las ideas claras y es capaz de confrontarlas sin perder la sonrisa. No hay modo de confrontación mejor.

Un grupo estupendo de personas que de algún modo logró vencer convenciones para decirse todo a la cara. Me dejo a Covadonga y su espontánea alegría innata, que pinta decorados para que otros se luzcan. Queda en la sombra, confiada en el trabajo bien hecho aunque no podrá dar clases, al menos por ahora.

Un grupo a 48 horas de disgregarse pero que sobrevivió a un verano de sofocante calor, y que no llegó a dominar nunca el dichoso aire acondicionado.

Habrá que seguirles la pista...

Abrazos.