sábado, 27 de enero de 2001

27/01/01 23:10

Me resulta de veras inconcebible, la reunión conjunta de contrarios. Suceso más propio de sueños, que de realidades. Pero la realidad es a veces más confusa que los sueños. Y generalmente también más amarga. Soy de los que piensa, por mi naturaleza voluble, que nos movemos siempre rozando el caos en casi todo. Porque los hombres se equivocan todos sin distinción, lo mismo los de limitados medios como los poderosos, ricos de ademanes premeditados, con la barbilla alta, inmesamente afortunados en el porte incluso desprovistos de ropa de marca.

Por eso, me llaman tanto la atención los hombres buenos. Por eso, me admiro de ellos, pues son vencedores que viven en un triunfo constante. Y su mismo triunfo sobre lo mediano, los hace ignorantes del sentimiento de victoria. Y se granjean la admiración de los que los tratan, porque los que los tratan, que no son como ellos, quisieran serlo.

Admiro a José Luis Sampedro por su sensibilidad y nobleza de hombre que saluda a la vida extrayéndole enseñanzas invisibles. Admiro la bondad que trasluce. Asimismo la bondad de mi padre, que disfrutamos los de dentro de casa, como algo cotidiano.

De alguna forma, hay personas que no parecen casar en absoluto con tanta calamidad. Puestos aquí, piezas de puzzle incombustibles. Para que los demás seamos más felices.

domingo, 21 de enero de 2001

21/01/01 14:45

Allá en la época franquista, que a mi me cogía como algo inexistente, incluso como idea, campaba a sus anchas, un tal Melitón Manzanas. Qué quizá en venganza contra el mundo por nombre tan tremendo, se hizo o hicieron jefe de brigada en la comisaría de San Sebastian, y él, se hizo torturador y asesino.

Pues en aquellos tiempos, en los que, a veces, sin motivo se enjaulaba a las personas, y sin motivo se las apaleaba, sin rendir cuentas a nadie, porque las propias conciencias murieron con la primera paliza, Melitón se hizo famoso. Pues en su fealdad de rostro y de nombre, era perfeccionista en el dolor, con una fama que traspasó las fronteras de Euskadi. Era el represor por antonomasia, era por más señas Melitón. Asesino Manzanas.

En aquellos tiempos, surgió con el beneplácito de gran parte de la sociedad, al menos vasca, un grupo del terror. Era ETA, y surgía del terror a caer en las manos de Melitón y de otros como él. Y este grupo contestatario con el régimen, la ETA buena, decía ayer Jauregi en la radio, no había matado concienzudamente hasta que buscó a Melitón en el rellano de su casa de Irún. Allí le descerrajo dos tiros, lo mató evitando más torturas, al menos de su parte, y en un pacto de silencio, no se volvió a saber sobre sus asesinos. Que se ignoran aún a día de hoy. Entonces corría el año 1968.

Ocurrió que ETA convertida ya en asesina, más sanguinaria incluso que el torturador Manzanas, se hizo a esa forma de actuar, como un guante a una mano. Y no ha abandonado las armas, más que por un período máximo de (+-) 14 meses, deslegitimando con la sangre inocente, cualquier anhelo político.

Ante ayer, se le otorgó a Melitón Manzanas, la distinción al mérito civil, pactada para las víctimas de ETA. Y se le entregó 33 años después de su muerte, para remover el fango del franquismo, premiando a un individuo por morir, que es cierto que no lo merecía, tan cierto como que de ninguna forma, tal individuo merezca premio. Quien sabe, si como todos los asesinos, quizá el infierno.

Y lo hizo el Partido Popular, que cuenta en sus filas con un presidente de comunidad, Manuel Fraga, de trayectoria más que dudosa. Y con un ministro de interior, que preferiría ser lehendakari antes que seguir segundo en importancia de España.

domingo, 14 de enero de 2001

14/01/01 15:14

Mi solidaridad más sentida por el terremoto de centroamérica. Mi repulsión más absoluta por el gobierno británico, que se ha gastado en los 8 años que han pasado en presidio, los asesinos del pequeño James Bulger, más de 800 millones de pesetas. En fortísimas medidas de seguridad, y un tropel de psiquiatras y reeducadores. Y ahora les preparan la libertad, con mimo y cuidado, dotándoles de una nueva identidad, estudiada a conciencia para que no se les descubra, asesinos como son. Y se les dotará a cada una de sus casas, de botones en conexión directa con la policía, por si se vieran agredidos. De forma que, a los asesinos de 10 años, que patearon los 23 meses de vida de James, torturándolo, les va a quedar la libertad, y mayor seguridad, que la de la mejor compañía con esos fines. Una vida nueva, en una ciudad nueva, viviendo la invención del yo no fui o no debe saberlo nadie.

Mi repugnancia hacia la nueva ley del menor, aquí en España, que permitirá que asesinos multiples, como el loco de la katana, estén cruzándose con nosotros, los que no asesinamos, en un máximo de 8 años. Las dos "brujas de San Fernando", que mataron a una compañera de instituto hace solamente 8 meses, y ya han salido, podríamos decir, que por la puerta grande, de nuevo libres, en espera de un juicio, que llegará cuando llegue, y que siéndoles del todo adverso, las resarcirá de culpa para/con la sociedad, antes de que cumplan los 25.

Leí, que una señora se cruza en el ascensor, con uno de los dos detenidos por el asesinato de su hijo, asfixiado en los servicios de una sala recreativa. Recréate, ésta es España, deja que te cuente. No podrás pegar ojo.

sábado, 13 de enero de 2001

13/01/01 18:28

No hay nada como empezar a trabajar, para darse perfecta cuenta de lo que se tenía y no se tiene. Del tiempo, del que era señor y dueño, aun perdiéndolo, y de lo falto que estoy ahora sin él. Me ha dado por pensar, en los últimos días, que antes vivía, y ahora trabajo.

Tengo la sensación absurda, de haber sido robado, y es absurda idea pues siendo hurtado de algo mío, mi tiempo lo es, es un robo consentido, una puerta abierta de par en par frente al ladrón, es un pacto. Así que no es robo, es quizá un alquiler, una venta de tiempo y esfuerzo por dinero. Porque trabajar es vender tiempo, el tiempo que dedicarías a otros quehaceres, es alquilar tu propia vida a otros.

Y echo de menos, mi ocio, mi mano sobre mano. Mi mano sobre este teclado, a mi novia notoriamente, los días que tenía y perdí viviéndolos, de otra manera. Echo de menos hallar descanso en un sillón, o permanecer en permanente descanso sin agobios. Ya no puedo leer, no puedo escribir.

Pero crecer es trabajar, y la verdad es que con todo, nuevos horizontes se vislumbran, un salto cualitativo, mi integración en esta sociedad de trabajos y horarios. Saber más y conocer más. Ser útil, trabajar en fin para no vivir del aire, imposiblemente. He crecido, y la confianza la devuelvo yo en forma de gratitud y duro esfuerzo. Lo juro.

lunes, 8 de enero de 2001

08/01/01 22:11

Vivo en un país de verbena y pandereta. De eso no me cabe la menor duda. Con ese famoseo salido de la nada, porque nada o prácticamente les hizo famosos, y a cambio de las innumerables desventajas de ser famoso, obtienen utilísimo dinero que vale tanto como los sudores del anonimato.

Mira tú a Nuria Bermúdez, que ahora se junta con el abogado Rodríguez Menéndez, al que su esposa quería muerto, literalmente hablando, y pagó a unos cuantos asesinos, o al menos a quienes no tenían mucho inconveniente en convertirse en asesinos, supongo que por el vil metal, que es trueque necesario para lujos. Pero el tipo se salvó y a ella la encerraron, bajo llave y con mala cara.

Podría decirse que la historia terminó con un final feliz, pero lo que no entiendo tan bien, es como éste energúmeno de siete vidas, ha atesorado una fortuna tan grande como para poner en riesgo su vida, lo último que yo querría es que me representara en un juicio. Aunque por mí se puede quedar todos los juicios por venir. Al menos los que a mí me conciernan.

Y por mí también, se puede ir con su novia la multiple orgásmica de Antonio David, la tal Nuria, y todo ese famoseo con cualidades de ubicuidad, allí dónde hay una cámara están ellos, a un país de revistas del corazón. Dónde les paguen las fotos, con kilos y kilos de papel reciclable.

domingo, 7 de enero de 2001

07/01/01 16:50

Cualquier motivo es bueno para hacer borrón y cuenta nueva, para olvidar agravios, para comenzar de nuevo. Reescribir lo escrito, cambiar percepciones, empezar una nueva vida, siendo el mismo y distinto, pues lo malo de cada uno, aquello que no se cuenta, en parte porque no le interesa a nadie, en parte porque avergüenza, puede aislarse como ajeno, en la firme determinación de mejorar.

Tenemos un siglo por vivir, y las equivocaciones de antaño, no pueden de ninguna manera interponerse en lo que quiero ser. Inaugurado el milenio, inauguro la vida que me queda, y me siento ufano de saber que en este tiempo nuevo, no persistiré en el error, porque con las campanadas se fue un milenio repleto de desmanes, algunos propios, y otros los peores ajenos, pero sonríe al futuro, habrá de ser mejor, porque está por escribir, y el hombre es ser racional, incapaz en teoría, de tropezar dos veces con la misma piedra.

jueves, 4 de enero de 2001

04/01/01 14:45

Hay que ver lo que son las cosas de esta vida. Crees que cambian a cada momento, y que tu misma vida, no se parece nada a la de hace unos años, y de repente, te encuentras, como yo esta mañana, escarbando entre un montón de papeles de hace años. De otros tiempos, en otra ciudad distinta, apuntes y apuntes copiados en clase o fotocopiados en alguna reprografía para ser estudiados una tarde, en alguna biblioteca. Y entre uno de aquellos, una palabra de significado desconocido, "ineluctable". La apunté para buscarla, y no sé si la busqué, la verdad. Lo más probable es que no lo hiciera por vagancia, o acaso la busqué y la olvidé. Esta mañana me encontré de nuevo ante ella, yo mismo distinto, envejecido, vivido, ante "ineluctable" escrita con la letra de mi puño cuando es mano y no puño. Aunque ahora escribo, aun escribo impacientemente, con peor caligrafía.

Y hoy me vuelvo a encontrar, tantos años después, con la misma sensación de que no sé lo que significa. No tengo ni idea. No cambió, en tantos años pasados desde luego, mi condición de ignorante.

La busco, la encuentro y la escribo, a ver si de esta manera me quedo con ella. Ineluctable que resulta ser:

Aquello contra lo cual no puede lucharse; inevitable.

Pido memoria.

martes, 2 de enero de 2001

02/01/01 18:01

Uno se pasa toda la vida queriendo ser sublime sin interrupción, y no logra ser sublime ni siquiera durante un segundo. O quizá sí, solo la subliminidad evoca al amor, así que si te aman, no lo dudes, es que de alguna forma, merecida o no, has sido sublime. Tanto como para que piensen más en ti, que en otra cosa.

Me pregunto si se dio algo de ésto en la casa de los horrores, es decir en la casa de Gran hermano, que está preparada para el contrataque, con una batería nueva de aspirantes a ser famosos. Digo si se dio, este flechazo, este embuste que es el amor, pues nadie es tan bueno como el amor hace parecer, entre los dos tórtolos, María José y el tal Jorge, que era y es un chalado que demuestra que rebajar el cociente exigido para el servicio militar es una mala idea. Pero se las daba de intelectual con pensamientos profundos, contorsionistas, y prefería la fama mejor pronto que tarde, y el cuerpo experimentado de María José a seguir rodeado de esos funestos amigos, siendo como eran todos, dignos de psiquiátrico.

Total, que me pasaré toda la vida queriendo ser bueno, sublime, y el éxito se me esconderá, quien sabe si hasta el próximo siglo, quién sabe si hasta nunca. Mientras tanto llenaremos la vida de cámaras, y haremos de lo mediocre nuestra forma de vida. ¿Dónde hay que apuntarse?