martes, 25 de julio de 2006

Mister concurso

Yo a estas horas llego ya con la reserva. Pero hoy tengo que escribir porque hoy me han dicho que recuerdo a un mister España de hace unos años. Me lo ha dicho una señora de cuarenta-y-tantos y se ha quedado tan tranquila, ya le he dicho yo: "No me ha dicho nada" y he sonreído como lo haría Mister España al recibir la corona, el tanga o lo que sea que le den por lucir tan bien ante las cámaras. Gracias que los compañeros lo han oído, que sino luego nadie me cree.

Es evidente que no soy Mr. España, por cierto de dónde sale ese mister anglófono si nosotros tenemos nuestro Sr de "señor". Pues si resulta bastante raro llamarle a alguien Señor España si no es su apellido, más odioso ha de ser llamarle con ese Mister que los cerebros pensantes de la prensa deportiva nos han traído para sentirse innovadores. El Mister da órdenes desde la banda pero nadie lo escucha.

No soy Mister España aunque podría serlo pues si escarbamos un poco en la afortunada frase de mi clienta, predilecta a partir de ahora por razones obvias, tengo hechuras de modelo y hasta en el carácter, pues según me dijo me vio pasar el otro día con la calle y quiso saludarme pero yo andaba absorto con los cascos entretenido a buen seguro con alguna de las canciones de Joaquín Sabina o con la banda sonora de Amélie que quizá como caso particular, pero con carácter general, me eleva el ánimo con tanto subir, subir y subir de instrumentos al unísono.

Pero no bastó con que la mujer insinuara que tengo la belleza serena de un modelo, sino que la tengo del mejor de ellos. Ahí es nada. Del premiado a la postre, del figurín que espera el resultado de los votos por SMS ciñéndose un poco más el bañador y guiñando nerviosamente los ojos a los compañeros mientras piensa "yo soy más guapo que todos estos".

Lo curioso es que hace unas semanas, quizá ya unos meses una cría me dijo que me parecía a Aymé o yo que sé que sale en una serie de un hospital. El caso es que me acordé el otro día e indagué en Internet y me encontré a un tipo bastante entrado en años con lo que quizá estoy ya acabando la época en que aún pueden llamarme mozo o chico.

Es curioso, supongo que todo el mundo encuentra de algún modo alguna respuesta en los otros. Y no siempre es la que uno espera. Yo tengo un par de fans jóvenes, hermanitas por más señas, que vienen de otro pueblo y son más bien poco discretas, además de raras de ganar, ellas sí, un certámen de raros o tarados. Y sin embargo, cuántas ocasiones con otras personas, uno se llegó a sentir absolutamente invisible. Como si miraran a través de uno, como si no estuviera.

Marcos y yo lo contábamos con gracia, hay que remontarse muchos años, abríamos la boca para decir algún comentario ingenioso, como todos los nuestros, y de repente PASAN DOS CARROS.

Supongo que decíamos aquello de los carros porque se hacía un silencio como ante un desfile, la gente mira la procesión en silencio: y pasa un carro, y otro...


Hoy volví a la piscina. Al regresar me detuve un instante ante una máquina de refrescos aparcada junto a los vestuarios del campo de fútbol artificial. Y digo aparcada por no decir abandonada. Las luces naranjas de los compartimentos vacíos me advirtieron al menos de que estaba encendida . Yo llegué sediento. Los botes a Euro/unidad, bastante razonable. Miré mi cartera y encontré que tenía 4 euros en dos moneditas: 2+2. Me dije: No podía ser de otro modo.

Leí: "Esta máquina admite todo tipo de monedas y da cambio".

Esta frase tal cual no hay por donde cogerla, porque no creo que admita todo tipo de monedas, admitirá solamente euros. Pero en fin, tras leer aquello, de tan claro cristalino, introduje una de ellas y se oyó un clock y Schweppes Limón y cambio cayeron en sus huecos respectivos. Claro que el cambio no fue correcto, fallo mío. Te dicen que da cambio pero no hay porque esperar que sea el bueno. Algo te da, lo que sea, como una máquina de premio, como una tragaperras que siempre lleva más que arroja. Cayeron 60 céntimos. Una moneda de 50 céntimos y su hijita pequeña de 10. Da cambio, lo juro, con el incentivo de no saber bien cuánto. Tú echas y queda a su criterio. Es una máquina mágica, ya solamente queda pedirle que enfríe un poco más las bebidas.

Lógicamente por allí no había un alma a quien referirle la anécdota. Bastante suerte había tenido ya de no perder los dos euros como quien los arroja al estanque de los deseos. Que cambia las monedas por nada. Ya me pasó alguna vez, sobre todo con las monedas perdidas en una robusta cabina Timofónica, y se le queda a uno una cara tan de atontado que no encontrará quien le diga que si no parece Mister España merecería parecerlo.

No seas iluso, lo que puedes cambiar está al alcance de la mano. A veces con la voluntad sobra.

viernes, 21 de julio de 2006

La paloma

Vengo nada más para un minuto. La cama me dice como le decía a mi amigo Borja en las noches lejanas en que queríamos llevarlo de fiesta, VEN, VEN, VEN.

Pero tengo que contar mi encuentro de hoy con una paloma. Yo volvía de la piscina y en mi misma acera me encuentro de sopetón con ella. Esto no tiene nada de extraordinario sino fuera porque el animalito pareció sorprenderse al darse de bruces conmigo pues puedo jurar que me pareció que daba un paso atrás, como cuando te encuentras con alguien que no esperaras (o alguien se aproximó demasiado). Y es un gesto muy llamativo, lo es en una paloma porque tiene las patitas tan cortas... por no hablar de algo en lo que seguro que la gente no había reparado, todo el mundo piensa que las palomas solamente avanzan hacia delante, avanzan picando el suelo pero siempre como el burro tras la zanahoria que cuelga desde su cabeza. Pues no, esta paloma, super-paloma si queréis dio un pasito p'alante, María, y otro pasito p'atrás.

Igual es la misma que me encontré hace unos días cruzando una calzada muy transitada, la muy deportiva viendo que se le echaba literalmente encima un coche en vez de despegar un vuelo se puso a mover las patitas más rápido para acabar de cruzar hasta la acera. Saltito y seguir paseando entre transeúntes demasiado absortos para mirar palomas. Para qué volar si se puede llegar andando.

martes, 18 de julio de 2006

El adiós de Gaddira

Gaddira deja su blog. Dice que se abandona. Yo visito muy pocos blogs. A decir verdad solamente el suyo, el de Luis Tamargo y el de Comella. Y lo hago solamente de cuando en cuando.

Se me escapan las razones del adiós de Gaddira. Tendrán su peso, tanto como para echar el cierre. Ella sabrá.

De algo estoy seguro, Gaddira regresará porque tarde o temprano comprobará que escribir se convirtió en una necesidad. No podrá quedar muda.

domingo, 16 de julio de 2006

Propósitos irrealizables

No se necesita vivir 100 años para darse cuenta de que en la vida acumulamos un montón de propósitos que quedan, sencillamente irrealizados. No sé bien si eran de naturaleza irrealizable o simplemente no supimos dar con la tecla adecuada, desistimos demasiado pronto o no nos importaron lo suficiente. Luego, al volver la vista atrás nos invade una suerte de melancolía, porque sucedió la vida y tenemos la sensación de haber perdido muchas oportunidades. Lo perdido parece ajeno a nuestra voluntad, fue el destino, ¿quién sabe? Simplemente no pudo ser.

Por otro lado llevamos a cabo tareas y proyectos, pero ¿cuando cumplen su objetivo? ¿Quién puede saber si sirvieron para algo?

La vida es algo tremendamente complejo. Tan extraordinaria que causa estupefacción.




Hoy he leído que Bosco pensó en emigrar al país donde no hay letras. Con lo sabio que es y no sabe que necesita escribir. Claro que encontraría muchísimos sitios donde colgar sus relatos, matarían por tenerlos en verdad, pero sabe bien que en el barco que se hunde el capitán es el último en saltar al bote. Y sabe, sin que tengamos que hayamos tenido que decírselo, que es el capitán. Tiene tanto que contar...

Confío en que se quede. Porque aprendió ya hace mucho que hibernamos largos periodos pero que de su mano volvemos a nuevos despertares. Y si alguien mantiene aún la convicción de escribir nada se extingue.

domingo, 2 de julio de 2006

Una conclusión

A veces se gana perdiendo.

Mejor seguimos

Hay muchas maneras de ver la actuación de nuestra selección de millonarios en el Mundial de fútbol, algunos como el presentador del canal 4, que es un tío tan pesado que no lo moverían dos bueyes ¡con lo pequeño que es! entienden que hemos sido la gloria del torneo, y que quizá sólo un destino adverso escrito en las estrellas ha logrado lo que el fútbol no podría, que los nuestros se vuelvan sin el trofeo.

Este hombrecillo, el presentador de la 4, Carlos-como-se-llame merece capítulo aparte. La verdad es que se me hace difícil imaginar a alguien más paliza. Ya lo era cuando radiaba los partidos de liga, y mucho; pero con la bufanda de la selección puesta ha llevado su metralladora de palabras a frecuencias nunca vistas, con todo lo empalagoso de hacerlo con una mano en el corazón o en la entrepierna, sólo así se explicaría tanta palabrería por minuto. El tío se hinchaba como un globo y nos hacía parecer tan grandes como la marabunta que se congregaba en Colón, pero era un embuste, como esa marabunta que solamente agitaba banderas y brazos cuando se veía en la pequeña pantalla, mientras tanto comprobaba el querer y no poder de esos chicos de anuncio con la sensación de que aquel voceras nos estaba estafando.

Porque en verdad ganamos a Ucrania que se comportó como una banda, como un grupo de amigos, solteros contra casados después de una comida copiosa. Aunque luego, para resarcirse llegaran más lejos en el torneo que nuestros chicos, que no saludan a la gente, que no pierden un instante de concentración, del autocar al hotel sin despegar la vista de la puerta, de la alfombra, con los cascos puestos, con la mente en la PlayStation o en la guía de la tele.

Ganamos a Turquía y ganamos con apuros a Arabia Saudí, grandes potencias del fútbol sin duda, selecciones con gran pedigree. En verdad era un duelo entre iguales.

Al día siguiente de que Francia nos dijera que sí la experiencia es un grado y la inexperiencia es un lastre, alguien me dijo: ¡Alegra esa cara que no se acaba el mundo! Y yo ya no cojo una frustración o media por esa selección de incapaces. Me borré cuando le rompieron la nariz a Luis Enrique, entonces yo tomaba partido como en una batalla, y hubiera jurado que no hay injusticia mayor que ver a los nuestros de regreso por culpa de un arbitro sospechoso. Entonces sí sentía las derrotas como algo mío, lo que no dejaba de ser idiota, porque bastantes derrotas conlleva uno en la vida como para adjudicarse las de otros. Pero se siente con el corazón y no con la cabeza.

Ahora ya no me ocurre, al contrario. Observo el fútbol y a los futbolistas desde una distancia que me pone a salvo del orgullo hinchado de charlatanes siempre dispuestos a subir más en el elogio, a gritar más fuerte un GOL, a estirarlo para que dure más. ¿No sabe que es algo efímero?

Ahora me indigna ver a Luis Aragonés enfrentarse a Vieira desde la banda, maldecir a sus chicos porque seguro que no están haciendo el fútbol de ensueño que él les recomendó hacer en el vestuario. Pero es que los chicos son humanos, aunque los titulares de prensa los quieren subir a los altares, y los más listos de entre ellos saben que tan pronto los disfrazan de héroes como son capaces de arrojarlos al fango.

En lo futbolístico solamente decir que Raúl que ha sido la persona con más suerte que yo encontré en la vida. Sin destacar en nada de nada, ni en regate, ni en desborde por velocidad, ya sin olfato (y nunca tuvo mucho), no tiene pase, no es creativo, ya no presiona a los defensas ¿para qué? Parece un viejo, se ha convertido en el brazo del entrenador de turno en el campo, supongo que está nada más para recordar a los compañeros las consignas que dio el que se desgañita en la banda. Y sin embargo sigue teniendo una legión de admiradores que se dieron palmadas en el pecho porque se encontró un gol por jugar tan arriba. Desde hace dos años es un escollo insuperable, jugar con un hombre menos es dar demasiada ventaja. Pero no encontró quien le dijera que ya no vale porque ha perdido el puesto. Ni siquiera pasar gran parte de la temporada en el dique seco por una lesión hizo peligrar su sitio en el Mundial. Aunque aún deben retumbar las risotadas de los periodistas extranjeros ante la posibilidad de darle el balón de oro, en aquella lista de estrellas. ¿Cómo hacerlo figurar por delante de Shevchenko sin que entre la risa?
Claro que para consolarse por correr tan mal tiene 6 millones de euros al año, limpios de polvo y paja. Estoy seguro de que en el fondo de su corazón no puede creer la vida que tiene, y seguro que se la merece por ser una bellísima persona, aunque no por su calidad como futbolista.

¿Qué decir de Fernando Torres? Otro NIÑO que se ha inventado la prensa. Hace poco me preguntaban ¿sabes por qué le llaman el niño? Y yo decía: porque es jovencico. Pues no me decían, es porque no sabe meterla. Esa es la mayor verdad que he oído o leído de fútbol en los últimos 6 meses al menos. Pero el chaval da bien ante las cámaras y la prensa lo ha escogido para crear una figura más, doméstica y de andar por casa, no convenceremos de sus virtudes futbolísticas a los de fuera. Pero nos da para vivir entretenidos ojeando el periódico a la hora del café. Ahora, el chaval parece un poco subidito, tal vez alguien con más canas, más vivido debiera avisarle, fallar tanto tantas veces al final pesa más que el pelo peinado de cualquier manera.

Y podría seguir con todos ellos. Jugadores honestos sin duda pero incapaces. ¿Alguien se acuerda de la cantada de Casillas contra Ucrania? Salió a por un balón e hizo una cantada de sonrojo, pero como ganamos al día siguiente nadie la mencionó. Ningún periódico. Yo tuve la impresión de haber vivido un sueño. ¿Realmente hizo esa cantada? ¿Acaso la vi yo sólo? ¿Existió aunque fuera intrascendente? Y podría seguir con todos ellos, pero no tengo mucha gana.

Quizá son buenos futbolistas pero no saben jugar juntos. Siguen dejando pasar oportunidades. Y la prensa sigue haciendo castillos en el aire para que algo le duela al aficionado que siente que estamos ante la gran oportunidad. Ese aficionado se merece un resultado mejor, pero no llega.

¿Habría que pedir cuentas a alguien?

Probablemente habría que pedirselas al seleccionador, a la Federación o a ambos. Pero todo en el fútbol está fabricado del tejido de los sueños. No hay responsabilidades porque nada dura. Si alguien hubiera tenido un mínimo de vergüenza habrían destituido a Aragonés tras el lamentable suceso con Reyes y Henry ¡ese negro de mierda! dijo. Pero en la Federación como en la política se confía en la falta de memoria de la gente. Estamos dispuestos a olvidarlo todo si a cambio nos ilusionan con algo más.

Ahora resulta, lo oí el otro día, que Aragonés dijo antes del Mundial que si nos metía en semi-finales se volvería por donde vino. A las claras está que no llegamos hasta ahí. Caímos un trecho antes (o dos). Pero si ahora se le cuestiona sobre eso dice que "igual me convenía decir eso en ese momento". Y así vamos. La palabra se retuerce para ponerla al servicio de los intereses que sean. La palabra no vale.

No vale en el fútbol.

Fuera y entre algunos la palabra lo es todo. Cueste lo que cueste se es leal a la palabra dada. Y entonces se forjan alianzas que no están sujetas a la coyuntura.

Quizá es lo que se dio entre el presidente de la Federación y entre Luis Aragonés. No importa cómo lo hagas. No importa donde lleguemos. Tú seguirás pase lo que pase. Y el otro dijo que sí, aunque luego le faltara inteligencia para quedarse callado.

Tenemos Aragonés hasta la Eurocopa, es pronto. Pero no tardarán en decirnos que somos favoritos, porque entre ese ramillete de elegidos tenemos que estar siempre.

sábado, 1 de julio de 2006

Superman

Leo que se prepara el retorno de Superman, y no sé si la mayoría de sus seguidores quieren un "remake" con efectos especiales mejorados, yo personalmente preferiría el retorno de Cristopher Reeve; creyó que volvería a andar pero se equivocó.

¿Cómo podría ver la película sin recordarlo?

Superman ya no existe.

Contigo

Lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí

y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres,
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.


Contigo - J. Sabina