jueves, 31 de mayo de 2001

31/05/01 22:29

Yo debo ser bastante gelipuertas. Porque no me entra en la cabeza, de ninguna de las maneras que dos secuestradores salgan de la cárcel a las nueve horas cuando entraron para cumplir tres años.

Debo ser gelipuertas perdido, que no entiendo que mierda de justicia es esa que no ha terminado de pagar al secuestrado la indemnización que se fijó como compensación (por ser secuestrado en condiciones infrahumanas), no entiendo que dos cabrones que por su trabajo debían perseguir que no se dieran secuestros, secuestraran con el dinero de los españoles y pagaran con ese dinero a mercenarios que han recibido penas severas de cárcel. El último ayer mismo, un camionero de los GAL que ha sido condenado a 67 años. Mientras sus jefes, a los jefes de todo el tinglado, no les crecía la barba entre la entrada y la salida. Los mandados tope de años, y los jefecillos marchantes de montura de metal, unas horitas que no dan para mediar un libro. Y aún uno de ellos, se indignaba por sentirse humillado.



Un diputado del PSOE, un artista vamos, decía que llegó la tranquilidad, pues con esto, el tema queda definitivamente zanjado. Un poco de revuelo sí, pero en dos días se olvida. A quien no se le va a olvidar es a Segundo Marey, secuestrado por error, y que apura la vida en algún hospital, muy deteriorado por la vejez y las secuelas de un secuestro que se remonta a 1983. Debe andar si me muero, no me muero. Yo que él, le prendía fuego a la Audiencia torticera.

Pero al populacho, a la gente de este país sí se le olvida, tiene razón. A la gente le importa un cuerno, que la justicia sea una bazofia inmunda, y que cuando se castiga con dulzura al culpable, por su importancia, se le atenúe aún más la pena con arreglos políticos entre los partidos más votados del país. A la gente le importa un huevo que Don Aznar acuerde con el señor X, unas cuantas, muchas, ayudas redentoras, le importa un huevo que la política dé verdadero asco.



¿Cuál es la valoración de los líderes de este país?

¡Qué ganas de votar me entran!




Tenemos fútbol, y yo tan gelipuertas que igual me busco un lío escribiendo estas cosas. Que se lo digan al chaval de los veinte pavos en la cabina telefónica, que pasó 15 días a la sombra, nada más que por cogerlos.



Me muero por secuestrar a alguien.

miércoles, 30 de mayo de 2001

30/05/01 21:42

Vengo en el autobús, y vengo mirando un Jaguar a nuestra altura, a la del autobús. Viajar en autobús cuesta 130 pesetas, si compras un bono de 10 viajes, cada uno sale por 74 pesetas. Todavía recuerdo cuando el billete ordinario costaba 60 pesetas. De eso hace ya algunos años.

Venía mirando el Jaguar y pensaba que yo tendré uno igual quizá nunca, o quizá más tarde, y me da que voy sintiendo envidia del éxito, que no de conducir un Jaguar, puesto que de algún modo extraño, entre el espacio que separa la ventana del autocar que me lleva, del flamante automóvil, se diluye la gran diferencia entre nosotros. Me siento muy por encima de caprichos tan evidentes. Oigo música en mi discman, y de alguna manera, bajo los acordes de Enya, absuelvo al conductor, y me elevo más aún por encima suyo. Como si en vez de viajar en un autocar municipal, lo hiciera en un helicóptero o en una nube. Y quién atraviesa el mundo en una nube, como va a cambiarla por un coche, aunque sea un Jaguar.

Pero al fin, el éxito se mide por el tesoro de la tierra, por tanto dinero como seas capaz de acumular. Aunque ya lo anticipo y no te descubro el Olimpo, te pongas como te pongas, el dinero se queda aquí. No irá contigo más allá del polo ártico como mucho, y en sueños...

¿quién no necesita dormir?

Tampoco te acompaña. Aunque eso sí, podrá hacer que tus pesadillas se den en una situación inmejorable. En un mullido y sudoroso colchón de primera calidad. Que sigue siendo mejor que tener pesadillas en un banco del parque, bajo un montón de cartones, o cobijado en un cajero automático, tan cerca del dinero, cabeza contra la pared y desarrapado.

Los muy ricos tendrían que tener pesadillas a menudo, y los muy pobres, tener felices sueños todas las noches, para compensar los unos, la desigualdad de los otros. De manera que unos y otros, vivieran una felicidad relativa a partes iguales. Aunque ya se sabe que no todos los ricos son felices, ni todos los muy pobres son desgraciados. Pero tiene más delito la infelicidad del rico que la del pobre.

Yo desde luego, entre unos y otros, prefiero el dinero en el banco, y somníferos al acostarme. Pero está difícil.

domingo, 27 de mayo de 2001

27/05/01

Hoy ando con la cabeza confusa. Con algunos recuerdos removidos. Ha pasado el tiempo, y la vida no es más que eso, se resume en eso, es como pensé y me dije orgulloso, no más que un saco de años. Algunas esperanzas con fecha de caducidad, en el frigorífico de la paciencia. A veces me dicen sí, y a veces me llevo negativas. Que no encajo bien, aunque sepa disimularlo. Que a fin de cuentas, importan poco. Lo importante es estar. Estar y ser con los tuyos, sin faltas.

El día a día se vuelve anodino. Pero quiero días repetidos todos, iguales los unos a los otros, por no llevarme malas noticias.

Jomai, niña recupérate pronto para nosotros. Da una lección a médicos, y vuelve a bajar con tu toalla naranja a la playa que compartimos, para que me pueda meter contigo, por no renovar toallas en tantos años. Cuento contigo para nadar mil largos de piscina este verano. Niña, mucho años de estudio para ser médico, eres fuerte. Yo no sería capaz de constancia tan grande. Siempre me faltó memoria e inteligencia. Tú eres distinta, te sobran agallas.

sábado, 26 de mayo de 2001

26/05/01 19:46

Estos días he estado sondeando el mercado del empleo, y no es que yo esté parado, más bien todo lo contrario, ya no tengo tiempo para nada. Pero es que me han metido a técnico, a mí que soy más bien manazas, aunque de intenciones sin tacha, y es que reparar equipos con mis propias manos es una idea atrayente. Yo modelador de la perfección de un aparato que gracias a mi habilidad funciona. Sin duda, es una forma de buen hacer. Pero no va a ser tanto esto, como tener que tratar telefónicamente y en persona, con clientes impacientes que quisieran resuelto el problema, para ya so pena de llamar todos los días con la misma gaita. Y eso me gusta menos. Pues la solución de lo de cada uno, no depende de mí, sino de mi compañero, que sí es técnico. De manera que yo solamente me convierto en intermediario para que no le molesten.

Así que he barajado la posibilidad de dar la paliza en alguna de las formidables editoriales de este país, para saber si tienen un huequito para mí. Quepo en cualquier parte, y me conformo con poco. Un rato cada día para leer y para escribir. Un rato para Sabina y otro para mi novia, que es la chiquita que recoge las entradas en el zoo. Es pequeñita y preciosa. Eso sí, licenciada en Derecho, suspira por una oposición que de entrada tampoco le resolverá la vida.

Hoy me tomé un aperitivo con un buen amigo de la infancia, que es amigo mío año tras año, y con el que he nadado muchas piscinas, ida y vuelta. Y me he dejado olvidado el currículo en una revista del bar, donde un obrero de pensamientos elevados, nos estuvo contando, y a mí con mayor énfasis acerca de la música que hay que sentirla, y demás. Que la gente colecciona por dar paz al espíritu, y que es capaz de pasar calamidades económicas, o molerse el espinazo en el trabajo por mantener esas aficiones. Un vino excelente, a cambio de no probar bocado.

Llevaba la camisa abierta y el pelo largo, bigote y los dientes podridos. Pero nos ilustraba sin venir a cuento, solo porque asentimos a su primera intervención, "uno no se puede fiar ni de sus hermanos", nos cuenta, sonríe y nosotros asentimos.

De ahí a la lección magistral, ni un paso. Si yo las doy, cualquiera puede.

jueves, 24 de mayo de 2001

24/05/01 21:25

E.T.A ha vuelto a matar. Una mujer iraní, ha sido lapidada por ser mujer que actuó en películas pornográficas hace 8 años.

Los terroristas han matado a uno de los directores de un diario vasco, por lo más el de mayor tirada de Guipúzcoa. A ella, fundamentalistas la encontraron tras observar que en una de las escenas, marginalmente aparecía un contador de electricidad. Suficiente para conseguir mediante perseverantes pesquisas, un resultado.

A él lo encontraron culpable, los amantes del terror, de no estar con ellos en su paranoia. Por no decir las palabras que ellos quieren oír. Por no quererlas escribir. Para amedrentar y hacer oír sus pistolas, que son su razón. Lo encontraron fácilmente, desarmado e indefenso, cerca de un geriátrico de gente que cumplirá más años que él.

A ella la enterraron hasta las axilas, y la apedrearon hasta morir. Cansados los brazos de los verdugos, de tirar tanta piedra. Si emerge del entierro se salva. ¿Una posibilidad entre cuántas?

Me hubiera gustado que las balas le hubieran rebotado, que hubieran sido lanzadas contra el agresor con la fuerza de un globo de aire, para que se dieran cuenta, que muerto él, nada cambia, nada se consigue. Lo mismo que si hubiese seguido vivo. Nada de esto es necesario. ¿Habrán ojos que se abran?.

Hace dos años, en otro lapidación, la muchedumbre que lo presenciaba, decidió que aquello era intolerable, y subieron las mangas de sus camisas, para arrojar idéntico tratamiento a esos verdugos y jueces, que hallan culpas en lo ajeno, cuando están podridos de su particular justicia.



Y yo me quejo a veces de haber tenido un día malo.

Quiero ser eterno, y no tener miedo nunca.

viernes, 18 de mayo de 2001

18/05/01 15:50

Esta tarde descanso, a costa eso sí, de trabajar mañana por la mañana. ¿Quién quiere importunar a un pobre comercial de camisa roja, gruesa ahora que viene el verano a pasos agigantados? Alguien habrá, y yo lo atenderé gustoso, aunque me hallara con más gusto, digamos que veinte kilómetros hacia la playa. Con lo pies metidos en la arena movediza, donde comienza el mar a asomar tímida pero indefectiblemente.

Parece que los conspiradores Vera y Barrionuevo, o en otro orden si nos atenemos a su importancia, van a volver por el presidio. Con lo que gusta oye, a media tarde bajarse a la cafetería a charlar con un amigo. Y es que quien hace las cosas torcidas, le quedan torcidas. Que no siempre hay alguien enmendándonos la plana. Y que conste que lo lamento, al menos en lo que a mi me atañe. Sé que no siempre me ayudarán, y me mostraré a veces, despistado refulgente como soy.

En Euskadi, triunfó la democracia, y a Mayor Oreja se le quedó la cara, clavadita, mismamente idéntica a la de José María Aznar al comprobar su resultado.

Es que, hasta los niños de 2 añitos, saben que mejor se está en el entendimiento que en el enfrentamiento. Ahora le toca a Ibarretxe la reválida, pero no una reválida como las que yo enfrenté en otro tiempo, en las que me jugué nada más que mi suerte. Que era mucho. Ibarretxe tiene enfrente la reválida de una sociedad que quiere vivir bien y sin bombas. Dejando a la madre naturaleza o a los designios fundados o no de un Dios sobrenatural, las cuestiones que incumben a la muerte y sus circunstancias.

Por lo que a mi respecta, no puedo desear más que la paz, pues enamorado de Euskadi, y antes incluso de conocerlo conscientemente, supe que los errores muchas veces importan poco, si no han de repetirse.

martes, 15 de mayo de 2001

15/05/01 21:46

Hoy estuve todo el día fuera. Fuera de casa, donde siempre querré volver.

La casa propia es como un refugio cercano. Porque para cada uno, es marco sin puerta. No tiene cerraduras. Es territorio conocido, ajeno a sorpresas.

En casa estoy a gusto. En dos minutos me veo cenando.

lunes, 14 de mayo de 2001

14/05/01

Vengo en el autobús, y veo a Miroslav Djukic, que se vino de la antigua Yugoslavia a jugar al fútbol, y en el mismo plazo, a llenarse los bolsillos de dinero que puede gastar, lo mismo aquí, que allí, que en Tegucigalpa. Estaba cerrando un Mercedes molón, y luego ha cruzado la calzada detrás de quien bien podría ser su representante, osease alguien mayor que él, y negado para el fútbol, pero que se enriquece especulando y murmurando en los oídos que tocan. Han cruzado ambos, primero el fondoncete representante, luego él hecho un armario. Deportista de élite, que cruza lejos del paso de peatones, con una carrera mojigata, como si no supiera correr, repisando con sus zapatos marrones, de diseño italiano. Iban, quién sabe dónde. Quizá al banco, a confirmar que la última nómina lleva los ceros debidos.

El caso, es que yo he continuado viaje en el rojo autobús de línea, y me he venido donde vivo. Cerca, muy cerca de Mestalla. (De tan cerca me abraso).

Y estaban los aledaños llenos de un populacho festivo que suspira por entradas para el fútbol. Llevan ahí acampados con sillas de playa todo el día. ¿Qué aquí nadie trabaja?

No, pues están todo el día, charlando y suspirando por la Champions o por la liga. Es un sentimiento, mira, que llevo aquí dentro.

La mayoría, dueña de sueldos, si los hay, medianos. Esperando horas y horas, por ver a los jugadores, que reciben 30 entradas por cabeza, y que ganan en un año, lo que la mayoría en 100. Año tras año.

Me estoy haciendo viejo.

Aunque no vayan a vivir para juntar tanto.

Ahora, cuando son masa le pueden gritar "cabrón".

No puedo ser más mitómano.

domingo, 13 de mayo de 2001

13/05/01 00:34

Estoy cansado, ha sido un día largo. Ahora escuchaba la radio, "El larguero", programa que reúne a unos cuántos iluminados, que se las dan de grandes oradores, y aburren a las ovejas con seudo descripciones. Fijándose bien en la noche cerrada y demás "gelipolleces", Alcalá y otros tantos, menudos elementos. Lama, Rincón, sus cuentas corrientes están a un punto de estallar. Casi como mis oídos.

Capítulo aparte merece el tal Emilio Pérez de Rozas, camina lejos de la ecuanimidad, porque lleva tatuada la piel de azulgrana, y grazna como un pato, despotricando todo el tiempo, con una voz desagradable, y pese a todo radiofónica.

La Cope es peor, tiene en plantilla al rústico Andujar Oliver, que siendo arbitro era más tarjetero que las máquinas expendedoras, supongo que para hacer respetar su corta estatura en el prado de multimillonarios. Pero las cosas le han ido de bien a mejor, ahora le pagan un buen sueldo (múltiplo muchas veces del mío, seguro) por hablar, aunque diste tanto de ser académico como su nómina de la mía. No hay norma escrita que no descoyunte en su uso, confunde la semántica, la conjugación verbal, es una verdadera lacra para la palabra. Para la oración y para el sufrido diccionario. Lo digo sin ambages, yo soy mucho mejor hablando, soy un comunicador mucho más convincente, y no machacó el idioma nuestro, entrañable por la Ñ, constantemente. Fallo en otras cosas.

Pero yo estoy llamado a la paciencia y a la quiniela que parece se retrasa. Será cuestión seguir jugando, o esperar que por una de aquellas, la Cope o la Ser, me encuentren aquí, en estas líneas.

Las posibilidades de una y otra cosa, vienen a resultar las mismas.

sábado, 12 de mayo de 2001

12/05/01 17:47

Ha vuelto el calor. Andaba con un amigo esta mañana, y es que al sol no se puede estar. Nos hemos puesto en Mayo, casi sin darnos cuenta. En mi caso, casi sin haber perdido el tiempo; cada vez con menos tiempo libre. Vaya, dentro de menos de lo que te piensas estamos despidiendo el año, y ganándole al carné de identidad otro. Nos vamos, rezongada pero inevitablemente haciendo viejitos.

No es mala esta Janet Jackson, y como está...

Muy buenas, sí señor. Dijo al entrar. ;)

sábado, 5 de mayo de 2001

5/05/01 17:00

Estaba viendo la televisión y he visto el nuevo anuncio de nuestras fuerzas armadas. ¡Qué oportunidad! Hacerse militar y poder vestir el uniforme de camuflaje. Pasear por mi ciudad confundiéndome con los semáforos y las fachadas. Con la gorra prieta, y con afán de dar ordenes, aunque como todo empieza por el principio, supongo que eso de poder dar ordenes se te viene con el tiempo, y yo más bien estaría para cumplirlas, o no. Porque la verdad es que a mi me falta disciplina, y a ratos tengo un mal aire, y me peleo con el mundo, que no resuelve nada. Y a ratos me quedo con las ganas de mandar a tomar viento a más de uno y a más de una. Así que yo no puedo ser militar, porque no podría contenerme. Mandaría a mi sargento a la m i e r d a, envuelto en banderas y en medallas, más que nada porque pocas veces me apetecería hacer lo que me diga. Y quien manda al sargento manda al coronel, que no soy de los que hace distingos personales.

Ya me imagino al coronel riéndole las gracias como un pelele al ministro de turno. Y el ministro dando palmaditas en la espalda del voceras.

No seré militar, no. Los que llevan pistolas terminan "loqueando" lo mismo que los que no las tenemos. Pero ellos son más peligrosos.