viernes, 10 de enero de 2003

10/01/03 12:04

Leo sobrecogido la noticia de la mujerzuela de 57 años de vida gratis, sin pagar el alquiler porque vivir así resulta más barato. Lo es desde luego, y muy tranquilo sin demandas pendientes de juicio ni puños que aporreen la puerta, ni voces que escalen desde el rellano por la escalera.
A la mujer que no paga el alquiler la fue a ver un agente judicial con una orden de deshaucio, y aquella al verse acongojada por la idea de dormir al raso, sin romanticismos, no tiene otra cosa que hacer, no hace otra cosa, qué ocurrencia; que volar su casa entera. Todo el edificio tiembla y desaparece el piso como por arte de la magia de un mago violento.
Tristemente en el estallido la señora se desintegró y no cumplirá un mes más sin pago ni un año más de tartas sin velas suficientes, pero fue decisión suya. No puede decir lo mismo Attilio, que paseaba por la calle y se le vino el mundo encima, todo el piso precipitado desde un segundo justo para darle como una diana. Como un millón de macetas. Para matar al que no sabe ni merece, ni pinta más que por pasear un rato. Pero yo, al leer la noticia me quedo en la figura del agente judicial, no porque le tuviera especial consideración a éste en particular, sino porque mi novia que es decir parte de mí es agente de un pueblo perdido en el mapa de los viajes en autobus no por menos de 5 horas. Y sé que ella no hará embargos, ni hará deshaucios, solamente paseará su bondad inmensa en un desvencijado 205 mientras ahorra un futuro halagüeño. Pido que siga viendo la firma de maleantes de tres al cuarto, de borrachos que se pasaron con el vino y los pillaron.


Extraidas de la web blanca Annlea (http://usuarios.lycos.es/annlea/modules.php?name=Journal&file=search&bywhat=aid&exact=1&forwhat=Anado)