lunes, 21 de marzo de 2005

Luis inmune por el fútbol

Apenas uno comienza a vivir ya va descubriendo reglas. Deben ser observadas porque es lo que se espera de uno, y porque no atenderlas suele traer aparejado males mayores. De niño si te enfrentabas con el más carismático de la clase corrías riesgos, en el mejor de los casos que te hicieran vacío y en el peor que el más grandón, amigo insuperable de sus amigos, te dejará en el estómago un regalito como recordatorio.

Nos hemos acostumbrado a que cada acto traiga consigo consecuencias. No nos sorprende. Sabemos que se trata nada más que de acción y reacción. Salvo en el fútbol. En el fútbol las reglas muchas veces se diluyen, las reacciones no aparecen. Se vive en la calma que da saber que los errores se pagan solamente a veces. Y con mucha frecuencia, justos por pecadores.

Tenemos reciente el incidente de un Luis Aragonés colérico y grosero. Citando ante los medios ingleses que le interrogaban a los gamos y persecuciones, porque él sabe de historia, porque no está dispuesto a reconocer errores. En el fútbol dice, hay códigos y él empleó uno cuando arrimado y encendido como un torero, le dijo apenas en un murmullo: "Dígale al negro de mierda que es usted mejor". Y se quedó tan tranquilo, sabedor de que estas cosas en el fútbol se deben permitir. Son códigos y él los maneja como nadie. Lástima para él que no todo el mundo estemos de acuerdo, lástima que ahora sean capaces de llenar de micros el aire y ya no se pierda nada.

Reyes debió poner cara de, "qué bruto es este tío", o tal vez "cómo domina los códigos, esta frase me ha hecho mejor futbolista".

Si tuvieramos unos dirigentes un poco serios tenían que haber cesado con efectos inmediatos al sabio, y no porque no sepa de fútbol, que es sabio de Hortaleza sino porque hasta los sabios que cometen errores saben que habrá consecuencias. Se hace inadmisible que aún hoy defienda aquello, y que en vez de agachar la cabeza en las ruedas de prensa posteriores, emergiera gallardo con sus códigos. Resolviera un grave desliz cometiendo otros. Asegura que no es racista pero no lo parece. La lengua le traiciona, se le vuelve racista cuando dormita el cerebro, cuando se vuelve rabioso de códigos.


El fútbol es distinto a la vida. Se ficha centrales incapaces de jugar por 4000 millones de los de antes y no ocurre nada. Se ganan tres partidos y se renueva por tres temporadas aunque en un mes pueda ocurrir, en el fútbol pasa, que te quieras quitar el estorbo de cualquier manera. Tantos desatinos que se hacen innumerables.

Yo sinceramente creo que Luis Aragonés no es racista. Pero es colérico e incapaz de reconocer errores. Incapaz de resolver con su dimisión lo que es normal en la vida. Pagar por los errores en consecuencia, como reacción. No creo que sea racista aunque sus apariciones posteriores vinieran a empeorar las cosas. Creo que tenía que haber sido cesado de inmediato porque determinadas cosas no se pueden tolerar ni siquiera en el fútbol. Menudo ejemplo entre nuestros dirigentes cuando se aspira a unas Olimpiadas. El tiempo ha pasado para tenerlo aún en la silla, con su pasado y sus errores, dando listas nuevas, estigmatizado pero protegido contra la tralla, como en un búnker. Inmerso en el fútbol de una selección sin victorias pero muy capaz de seguir llenando titulares.

No hay comentarios: