viernes, 4 de noviembre de 2005

Se nos casa

Se nos casa Javi Martínez y yo no puedo dejar de pensar ¡qué mayores nos estamos haciendo!

Lo cierto es que supongo que Dios los crea y ellos se juntan, no son mis amigos lo más casamenteros que podrían ser. Aquí no se casaba nadie. Hasta que Javi le dijo a Ana que era lo más importante de su vida, que sin ella la vida no merece ser vivida. Con estas palabras u otras similares.



Escriben en la invitación:

"Nuestro destino estaba escrito,
no podíamos acabar
de otra forma...
"

Es bello, aunque le niegue al hombre la libertad de escoger su propio destino. Aunque sustente que todo lo acontecido y aquello por acontecer responde a un guión previamente escrito, a una estrategia pre-diseñada que no hacemos sino representar en una fecha y hora preconcebidas. El hombre se encuentra predestinado, sin elección personal. Como un bote en medio del oleaje, como un actor sin respiro en su discurso.

Yo hubiera preferido un breve: "La ilusión nos mueve..." o aún más vivo, parece que palpita, di lo que sientes, dilo, dilo, dilo: "La ilusión nos conmueve..."


A Javi lo conozco desde hace, más o menos, 25 años. Es decir, desde que yo llevaba sandalias de goma con agujeritos, de esas que cubren todo el pie. Así que el traje de amigo mío le viene a medida. Porque yo soy de considerar amigo hasta al dependiente del supermercado que me dijo donde encontrar los lácteos. Lo otorgo indiscriminadamente, más aún que jueces y magistrados la presunción de inocencia. Hasta que me dan con la amistad en las narices. Por suerte no pasa a menudo. Y no me pasó nunca con Javi.

Es amigo excepcional, da su amistad sin fecha de caducidad, y Ana parece una chica estupenda. Este sábado les daré la enhorabuena y les intentaré convencer de que me lleven con ellos a Argentina en su viaje de novios. Por supuesto en habitaciones separadas, ella y yo en una, Javi portando las maletas en otra ;D ...


No aspiro a que Javi lea estas palabras que descuelgo por la ladera de este espacio. Sé que tiene tarifa plana, pero también que se acerca muy poquito a Internet. Quedarán aquí nada más como buenos deseos, cuando faltan apenas unas horas para el gran día. La verdad es que he ido a bodas que me importaban muy poco, que apenas me decían nada, bodas de compromiso en que apenas si traté a alguno de los contrayentes. Y esta en cambio me ilusiona, darle un buen abrazo a mi amigo por saber hacer tan bien las cosas.


Quizá en este caso ha existido algún tipo de confluencia de los astros, quizá fue el destino o darse cuenta de que jamás podrán estar mejor que mutuamente acompañados. Hechos el uno para el otro van a ser muy felices. Construyendo felicidad, día a día para llenar sus vidas.

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