miércoles, 8 de marzo de 2006

El chico

Esta mañana entablé diálogo con un tipo. Suele venir a echar puyas a mi compañero sobre fútbol que es un tema que da mucho juego (ese Oviedo en las catacumbas aún existe). El caso es que este señor alguna vez en su vida fue del Athletic de Bilbao (como yo). Pero ahora dice que si el Athletic baja, mejor para él.

Yo no entiendo bien cómo se pasa de un polo al otro. Por eso él me explica que es una cuestión de principios. Y los principios son ese algo irrenunciable. Estoy de acuerdo en eso.
Me da una lección magistral moviendo el dedo índice de arriba a abajo, poniéndolo muy cerquita de su cara, a la altura de la boca. Me suelta el discurso en el que se concluye que si quiere que el Athletic baje es por todo el tema de la política. Entiende que la política es disociable de la vida, que todo confluye, se mezcla. Que nada queda del todo ajeno a nada. La política en este caso todo lo mancha, es como un hilo de plastilina negra en el océano, sólo que no es un hilo, son toneladas de petróleo pringoso.

Le digo que debiéramos intentar no mezclar cosas. Que quien corresponda tendría que evitar politizar lo que antes no tenía nada que ver con la política. Por eso no es bueno (le digo) que saquen pancartas en el Nou Camp con aquello de "Catalonia is not Spain". Yo particularmente no tengo nada en contra de quien así se manifiesta. Respeto todas las opiniones del mismo modo que espero que se respete la mía. Pero creo que debiéramos intentar no mezclar "peras y manzanas" como dijo la concejal de Aznar respecto a otras cosas.


Aquello quedó en tablas supongo (aunque sospecho que se dio por vencido; ¿o fui yo por si la discusión se pudiera agriar?). Yo no pude ni podría dar con el discurso triunfal, me faltan palabras, argumentos y convicciones, pero me doy cuenta que cualquiera puede darme la charla como un maestro a su discípulo. Y no es que no las necesite (hay tanto por aprender), pero la verdad es que a estas alturas, cuando algo tengo sabido ya, al que haya de ejercer de guía le exijo algunas cualidades. No digo que este buen hombre no las tenga, digo nada más que no se las encontré todavía. Simplemente las desconozco.

Cualquiera puede menear el dedo ante mis ojos para ilustrarme. Ya peino algunas canas, pero aún me llaman "el chico". Creo que seré "el chico" eternamente. Como Michael J. Fox.

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