sábado, 4 de marzo de 2006

Vivo y digo

Pensaba qué me impulsa a escribir aquí. Porque he convertido esto en algo importante para mí. Lo cierto es que no escribo para nadie ni contra nadie. Escribo estas letras porque desde hace mucho tiempo me veo incapaz de escribir con cierta imaginación sobre algo que no sea yo mismo y lo que a la gente como yo (sin más puntos de vista) le ocurre.

Por descontado no puedo hablar con entera libertad sobre mí porque pese a todo soy reservado. Porque mucho de lo que pienso aunque sea de vital importancia queda en exclusiva para mí mismo, francamente a nadie le importa ni le ha de importar. Esto son apenas unos brochazos del lienzo de mi vida. Lanzados desde la distancia, un boceto en que se dibuja algo de lo que soy. Retazos improvisados y calientes, escritos aquí y ahora. En este instante. Durante este minuto (vivido ya).

Y en lo que concierne a otras personas nunca me faltaron los medios para llegar. Nunca supe distinguir bien lo trascendente de lo meramente accesorio. Y con todas ellas se me quedó mucho por decir y contar. Habra tiempo.


Leí el otro día que Pau Gasol tiene ya preparada su biografía. A mí toda esta gente que escribe la biografía en plena juventud me parecen buitres para los que todo el dinero no será nunca suficiente. Opino que el mero hecho de que uno mismo escriba su propia biografía es un acto tremendamente vanidoso. Yo siempre entendí que el hecho de tener hecha una biografía es consecuencia de haber vivido la vida por entero. Ya no se espera nada de la vida o al menos se cree que ya no será posible aportar nada.

La biografía debiera hacerse postrado en la cama cuando se agotan los minutos. A modo de epílogo, como un anciano que al ver que se va grita que le dejen estar con la sopa, hay tareas más urgentes. Con mucha más razón que un testamento, por poner un ejemplo. Un testamento ordena las cosas para un después por si algo ocurriera. No hay nada malo en tenerlo hecho con antelación. No significa que uno piense que la muerte espera a los pies de la cama, en el capó del coche que inicia la calle cuando tú vas a cruzar. Podrá llegar tras muchos años, pero no te cogerá de improviso, como decía Aznar sobre Irak, "mirando para otro lado".

Creo que la biografía la debieran escribir otros por ti. Juntándose en el recuerdo común. Volcándolo en un librito de muchas hojas en las que cada uno deja un poco de lo que fuiste (porque no se es lo que uno cree, se es lo que creen los otros).

Yo por descontado que no tendré nunca una biografía, dejemos eso para los prohombres de nuestra sociedad. Pero voy dejando miguitas de pan a modo de diario, ya transcurrieron más de 5 años desde que empecé este espacio. A veces vuelvo sobre lo que escribí entonces y abro algún cajón de mi oxidada memoria para recordar la vez, el día aquel. Otras veces lo leo como un extraño. A veces sonrío y me digo que aquello, expuesto así, con distancia, tuvo gracia.

Y sin quererlo, en todo este tiempo algo de mí ha quedado aquí. Soy yo el que está detrás de estas vanalidades. El que se equivoca tanto y no corrige. El que halló toda la libertad para decir sin más límite que mi propia consideración.

Y probablemente además todo esto que vuelco aquí me ha hecho mucho bien. Porque recuerda de algún modo que un día quise ser escritor, y los escritores escriben.

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