viernes, 10 de marzo de 2006

¿Mejor Girona?

Vista a la espalda de los acantilados

Amparo se gasta adivinanzas conmigo porque no ha perdido la esperanza de que la sorprenda. Un día de estos igual acierto.

Me cuenta tras plantearme 4 fórmulas casi matemáticas que Agnelio ha cogido el gallato y ha decidido aparcar su 205 un poquito lejos de su acera durante el curso (siempre en el mismo sitio aunque parezca mentira). Que dice que viene, que se presenta aquí Dios sabe cuando. Que viene caminando desde su mismo portal, cree que andando será capaz de llegar a todos lados. Yo le digo que lo recibiré con los brazos abiertos y con la sonrisa floja de los reencuentros pero que estas cosas se advierten con tiempo, le pregunto si vendrá a llenarme el frigorífico ¿qué tal se te da la cocina Agneli? Me falta todo lo indispensable, hasta la voluntad me falta.


Pero al momento la cosa cambia. Este Agneli se nos ha convertido en una veleta capaz de variar el sentido de sus pasos según sopla el aire, dice que Girona es mejor que encontrarse conmigo. ¿Qué tienes en Girona que es más bonito que esto? O quizá esta vez tengo razón (ésta nada más) y esos encuentros se tienen que planificar un poco, pues la ilusión es un globo que se llena con facilidad. Solamente hay que querer. Aquí sobra espacio y siempre hay un friegue pendiente. ¿Quién coge la vez? (Yo sigo esperando).

Supongo que hay muchos días y yo voy a estar aquí tanto tiempo como quieran contar conmigo.

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