lunes, 15 de octubre de 2012

El Wassap

Como quien no quiere la cosa. 

Sin ti, sin mí - Ricardo Arjona









Sestea se ha puesto el Wassap hace poco. Ha aprovechado para ponerlo en un Nokia táctil bastante bueno que abandonó hace tiempo porque lo colgaba con la orejilla. Sin embargo el anterior terminó enfermo del famoso efecto memoria que hacía que sin cable durara menos que una cartera tirada en mitad de la acera. Defecto del litio o qué se yo que ya no debe tener ninguno de los nuevos, según cuentan al alimón comerciales
 y manuales de instrucciones. La cosa es que este asunto de los mensajes gratis lo acogió con obvio entusiasmo, si bien tras un efervescente comienzo fue usándolo cada vez menos. Yo, que soy zorro al acecho de razones, y sino me las invento, había venido detectando un alarmante falta de precisión en las palabrejas. Solamente mis habilidades para la resolución de jeroglíficos me permitía entender el sentido de sus mensajes. De hecho se lo dije textualmente. - Hija, escribes cada vez peor. Yo creo que el primer día se te entendía más- afirmé ufanamente, al verme al fin dueño de una verdad incontestable. Ella lo achacó sin asomo de duda al hecho de que las teclas en un chisme de estos táctiles están juntas y apretujadas, en lo que no podría estar más de acuerdo, por eso yo gasto una blackberry que tiene cada tecla donde tiene que estar y para siempre. Sin embargo al final la razón fue más prosaica. Y la culpa la tuvo el texto predictivo.

Ella quería hablarme en castellano, que es lo único que yo entiendo, y el aparato se empeñaba en buscarle sucedáneos del francés...

En conclusión vigila el idioma de tu smartphone inteligente u obligarás a que los demás aprendamos idiomas nuevos. Como yo, que obligadamente ya casi chapurreo unas gotas de francés. Con la manía que nos tienen gracias a Nadal.

Y yo que no me olvido de cómo nos volcaban la fruta...

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