domingo, 29 de abril de 2007

El sueldazo

Por fin se ha desvelado el sueldo de Rajoy. Estuvo jugando a no decirlo, quizá por timidez o quizá porque en el fondo le parece mucho para lo que hace. No soy yo quien tiene que opinar. Después de todo la mayor parte se la paga puntualmente el Partido Popular, así que prefiero que sea algún militante de los de recibo mensual en cuenta, quien enjuicie si hay dinero para pagar tarea tan valiente, no olvidemos que da la cara por Zaplana y Acebes, y estar bajo ese paraguas tiene mérito indudable.

Se desveló la cantidad en una distendida reunión en Lleida que debe ser tierra de gente rica, de la que no se lleva las manos a la cabeza por un millón de los de antes. No debió coincidir entonces con una pensionista de 300 euros al mes, y le dio entonces menos apuro. Sobremesa con habanos y whisky añejo propicia jugosas confesiones.

Él mismo reconocía que se quedó cortado en su día. ¿Cómo reconocerlo públicamente ante aquella mujer? Dijo un "bastante más" que es algo etéreo, como una nube. Que no compromete a nadie ni a nadie ofende, aunque diera la impresión de quererlo callar porque convenía. Lo supo arreglar después bajando donde los mortales para decir que mira la cuenta a final de mes. Supongo que por ver como quedó tras todos los cargos. Lo que ocurre es que en ese instante en que se reconocía someramente preocupado por el saldo no debía imaginar que terminaría desvelando el montante de su sueldo, apenas unos días después, con lo que nos estaba filtrando una mentira, como un hilillo de plastilina que pudiera arruinar su propia credibilidad.

Y si fuera cierto que es de los que tiene que mirar la cuenta a finales, por ver como quedó, habrá que preguntarse en que oscuros manejos se mueve este hombre, pese a su apariencia de sacristán de ermita distante. En que puede gastar ese sueldazo, que es de los que sirven para que la media por español se dispare, que es cierto aún no lo dije, soy timido también, ronda los 8000 euros sin falta, cada mes.

Galera

No es plan para un sábado noche, ni para un viernes, ni siquiera para un lunes, pero ayer estuve viendo la tele y me encontré con María José Galera, aquella concursante de pelo apretado en el único Gran Hermano que seguí, que volvía a un plató de televisión por aquello de conseguir cuartos para la boda y habitaciones para el piso. En mi defensa admitiré también que llegué a ver Dolce Vita después de navegar entre los canales, y visionar casi totalmente "Matilda" una peli de una niña que mueve cosas con la mente; aunque admitirlo no sé si mejora o empeora las cosas.

¡Pero qué queréis que haga! Mis mochuelas, las asesoras-muchas-horas, marcharon cada una a su olivo. Una a su piso de Oviedo, creo. La otra, atención no te lo pierdas, a Valencia de puente, a ver a su media naranja que lleva cinto y pistola. Y allí habría ido con más motivo que ella por tener más personas que ver aunque me fueran a dar los mismos besos. Pero este lunes es un lunes laborable, descolocado en el universo de las fiestas. En Valencia saben bien como colocar las festividades varias con que adornan Abril. Lo hacen siempre reservando el lunes como una plaza de aparcamiento, y les quedan las semanas la mar de cortitas y los fines estupendamente longevos. Así convierten el domingo en otro sábado, dos seguidos; y el lunes en domingo de atardecer naranja.

Decía que haciendo zapping (figura ya en el diccionario) llegué a ver a la Galera, sentada en la silla. Ocupándolo todo, con el pelo recogido, camisa de hombre, abiertos los primeros botones, generoso escote y pantalón vaquero oscuro cubriendo sus piernas, auténticas autopistas. Guapísima esa mujer, mejorada por los años que llega para hacer las paces con Jorge Berrocal, el más célebre de los concursantes de aquel año por su frase desesperada: ¡Pero quién me pone la pierna encima! Una frase con la que nos sentimos identificados un país entero, ocurría no obstante que no sabíamos como decirlo, nunca se nos hubiera ocurrido, y llegó aquel chico más bien bobo para encontrar las palabras justas que nos impedían desarrollar todo nuestro potencial, individual y colectivo. Si ya sabíamos que alguien nos ponía la pierna encima, se trataba nomás de saber quién era.

Más allá de siete años quedan los 12 días que pasaron ambos como pareja, puede que de conveniencia, en aquella casa de encierro. Luego exprimieron la cosa todo lo que pudieron, por lo que se ve, con bolos veraniegos en que simulaban estar muy enamorados, aunque a las claras está que solamente simulaba ella, él lo estaba y casi seguro aún lo está.

No sería raro viendo a María José Galera, bellísima mujer, con la gracia de los sevillanos que deben ser los españoles que reciben más abrazos. Ella fue la que decidió acabar con la relación que le unía a Jorge y acabó al tiempo con él un poco. Pero Jorge no supo aceptarlo con deportividad, dar por bueno lo vivido y sentirse afortunado por haber probado el amor. Pecó de ambicioso, la quiso para él porque no podía querer a nadie tanto como la quiso a ella. Se cruzó en su vida y lo eclipsó para siempre.

En realidad no hay que culparlo demasiado, todo el mundo tiene derecho a aspirar a lo máximo. Aunque son pocos los que lo consiguen. Para Jorge, María José era lo mejor que podía hallar y sintió que la búsqueda había terminado. Pero hay mujeres que van por la vida haciendo daño aún sin quererlo, porque enfocan con su foco y luego siguen su camino. Como María José, que es mujer de esas que podría elegir hombre en una tómbola para que caminara dos pasos por detrás.

Ayer escenificaron el enésimo desencuentro de pareja rota. Invadidos por el rencor. Ella dispuesta a seguir hacia delante observando los destrozos, borrón y cuenta nueva. Él contando las bajas aún tras siete años en que ambos afilaron la lengua para herir. A Jorge pareciera que se detuvo el tiempo, sigue siendo el mismo tipo, con la misma cara, los mismos ojos, sangrando por la herida, preguntándose aún quién diablos le pone la pierna encima. A María José le tocan casi las campanas de boda, pero quién sabe si acertará por fin.



No es mal plan volver a encontrarse. Después de todo ambos recibieron un cheque que terminó de convencerlos. Y la fama dura porque la concurrencia está más dispuesta a recordar una cara del televisor que un desaguisado político. Pero de nuevo ante las cámaras volvemos todos 7 años atrás, cuando éramos más jóvenes y les observábamos crédulos perdidos en el amor. Lo malo es que puede ocurrir que a Jorge el cheque un día ya no lo convenza. Entonces habrá hecho borrón y cuenta nueva.

sábado, 28 de abril de 2007

Solamente tiempo

Creo que hoy tengo los pies en un jardín que creí que ya no pisaría. He vuelto por estas cosas que tiene la cabeza, misteriosas e intríncadas, impredecibles.

Quizá hoy esté todo el día un poco triste.


Tengo vuelo a Madrid en ida y vuelta para el fin de semana del 18 de Mayo. Esos días serán mejor, seguro. Compré el billete ayer mismo. Este fin de semana, aniversario de una fecha perdida, es un estanque sin cisnes.


Dice Ismael Serrano que el tiempo todas las batallas vence. La verdad es que no sé si las vence o las pierde todas. Quizá creemos en el momento que las vencimos y es el tiempo el que demuestra después que en realidad se perdieron. El resplandor del ganador será algo fugaz.

viernes, 27 de abril de 2007

Mossos

Cenaremos hoy con la paliza que le dieron los mossos a Rubén el día en que salió con mala pinta a la calle y se puso chulo. Con la sentencia de los guardias civiles de Roquetas que apalizaron hasta la muerta al señor Galdeano el día en que llegó drogado, bebido, y pidiendo protección frente a sus perseguidores.

Cree la jueza que habría muerto igual como producto de la ingesta, es por todos conocido que no es bueno mezclar, que si bebes no conduzcas. Después de todo la paliza de 7 hombres armados fue sólo una falta, nada grave. Me pareció oír esta mañana algo así como que un atentado moral. Tienen razón, le dejaron la moral bastante perjudicada a Jose Antonio.

El tal Rivas, el prometedor teniente a cargo del destacamento será expulsado de la Guardia Civil, le han condenado a una inhabilitación de tres años. Supongo que más adelante podrá volver.

Los otros, que no pisarán la cárcel ni de visita, seguirán del mismo modo desde bien dentro del cuerpo, con las mismas formas amables, que lo mismo te desencuadernan hasta la muerte que te apalizan para que cures los hematomas pensando en lo perra que fue la vida contigo. Y con ellos que tienen que enseñarte a hacer cruces sobre tu crisma.

A estos otros, los de hoy, pescados infraganti por los de asuntos internos les caerá algo leve. Después de todo ellos no mataron a nadie, y no usaron armas prohibidas, solamente unos cuantos puñetazos y patadas, nada que no se vea en un cuadrilátero de boxeo o en un partido de fútbol inglés, allá donde se permita el roce. Verdad que esas cámaras estaban allí porque se habían denunciado, sin fundamento, palizas similares anteriormente. Pero esas nadie las creería.

Y estas casi tampoco. Como son para no creerse estos jueces de sentencia con tiralíneas. Van arrastrando la toga y no se han dado cuenta.

lunes, 23 de abril de 2007

Y tiene nombre de mujer

Hay algo en mi carencia de atractivo que me hace atractivo para aquellas carentes de atractivo. Vienen de cuando en cuando un par de hermanas, algo desquiciadas ambas, y cuchichean a voces desde la fila de espera. Echan miradas que son sábanas del top manta.

La cuestión principal en el amor será, supongo, si se escoge aquello que se ama o por el contrario se ama, involuntariamente, sin más. Y siendo de una forma u otra, ¿cuánto dura el amor? Se va apagando acaso tras acumular decepciones en cascada como una presa que no diera abasto, o es la desilusión la que termina dando de bruces con un presente que no era. Quizá es algo que evapora como agua al fuego, o quizá queda latente hasta que las miradas vuelvan a cruzarse.

Nadie puede predecir el futuro. Yo congelaría el amor como a Walt Disney, que ya descongelará por si solo; que nunca me ocurra lo que cuenta Joaquín. Acodado en la barra de un bar, con una capazo de años sin recuerdos, con un cubata cargado y la mirada extraviada entre las botellas:

"... tiene nombre de mujer, como mi corazón, como tu olvido, los fugitivos del beber no tienen más amor que el que han perdido".

domingo, 22 de abril de 2007

Camera café

¿Pero quién es esa Sofía?

Pedazo bombón.

Tercer acto: Culebrón timofónico

No contarlo sería como levantarse de una peli emocionante sin ver el final, o peor aún que se levante el fulano que se sienta delante impidiéndonos ver el desenlace, la toma más importante de la película, de forma que cuando el cine entero está aullando de sorpresa ante ese cambio radical, sin cirugía, tú estás viendo lo descolgado que tiene el vaquero sobre su mustio trasero. Y por supuesto maldices su estampa, aullando a la salida mientras te cuentan que los pelos se ponían como escarpias. Hay guiones que son magia pura.

Lo digo sobretodo porque ya aburrí a propios y a extraños con mi desafío, éste sí, contra las operadoras de telefonía. Y sería tremendamente injusto que no contara el final, sobretodo cuando va a ser bueno, por lo que parece.

Ya comenté en su día, pero refresco ahora, que los contables de Timofónica decidieron añadirme una tarifa plana de telefonía que no pedí ni contraté. No contentos con cobrarme el mantenimiento de la línea, más o menos 15 euros mensuales, decidieron por si mismos y sin mi concurso que había que engordar algo esa factura. Por ejemplo con una tarifa plana que no podía usar por tener contratada otra con Wanandoo, ahora Orange. Conté (¿o contuve?) también que haciendo uso de los medios oportunos puse una reclamación vía telefónica al operador que resolvió anunciándome que la línea de teléfono funciona perfectamente. Que no hay incidencias reseñables. Vamos, que se debió perder mi reclamación antes que nadie la leyera. O tal vez es que leer esas cosas da tanta pereza que mejor se contesta cualquier otra cosa y se confía en que la providencia satisfaga. O que la razón de la reclamación se olvide, o que la pereza que muestran contagie de pereza para seguir reclamando.

Lo que pasa es que yo en esas cosas soy un poco pesado. En esas y en otras, conste. Así que terminé poniéndoles una reclamación ante Consumo, que son algo así como el Equipo A o el coche fantástico. Llegan en ayuda del infeliz, aunque tarden.

Transcurrieron varios meses hasta que recibí una carta escueta. Como haría Hannibal Smith que era hombre de palabra, aunque de pocas. Me decías algo así como que acusaban recibo de mi reclamación y que iniciaban los trámites o diligencias oportunas. Algo así fino pero firme y que sonaba educadamente belicoso.

Discurrió así en espera nada más un par de semanas y una feliz mañana me encuentro con que Telefónica que vio las orejas al lobo al fin, había ingresado en mi cuentecita 60 euros y un pico en céntimos. Más de lo que yo pedía en mi carta a Consumo. No sé si por remordimiento o como premio por no rendirme a primeras de cambio.

Debe ser que va a ser cierto aquello de quien la sigue la consigue. Desde luego no he vuelto a saber nada ni de unos ni de otros. Nada más la transferencia.

De Telefónica espero carta. La recibiré un día de estos, imagino. De Consumo no. Siempre actuó así el Equipo A. Siempre a la carrera. Marchaban en la furgoneta negra sin tiempo a que les dieras las gracias.

sábado, 21 de abril de 2007

Calma chicha

Estos de la Copa América llevan dos años remoloneando por Valencia. Haciendo mucho gimnasio y mucho salir a navegar picando aceitunas para irse a enterar ahora que en Valencia andan tan justos de viento como sobrados de solecito.

Acabo de ver unas imagenes del desafío español que ha venido a llamarse así aunque parezca, para un profano de la materia, todo lo contrario a un desafío. De hecho hoy es la quinta vez de seis convocatorias en que las regatas se han tenido que suspender, pero no veas el buen ánimo y talante del equipo español y por extensión, supongo, de todos los demás. Allí recogiendo las cosas en los barcos son todo risas y gafas de marca. Que hay que volver a llevar el mástil al garaje, pues se lleva y santas pascuas; y luego ¿hacen unas aceitunas en plan aperitivo y una caña?

Porque, no es por nada, pero a esta gente se la ve la mar de relajada, casi tanto como la mar, como el viento de esta calma chicha que tiene el levante, que es uno el sentarse en la tumbona y empezar la modorra con las primeras horas de la tarde. Vaya gusto el calorcito en la mejilla, parece que a uno lo acariciaran. Así está toda esta gente tan morenita, no de salir al mar, dejémoslo para los pescadores, sino de tumbarse tras zampar una paellita rica, que es otra cosa de la que andan sobrados en Valencia.

Quizá por eso esto de la Copa América no sirva para nada más que para que extranjeros de yate y competición internacional puedan probar la rica gastronomía de la región y cómo no su dulce horchata. Que es muy veraniega y fresquita aunque atracarse con ella pasa factura. Yo puedo jurarlo pues aún recuerdo el día en que me tuve que volver a casa doblado por la cintura, sin poder ponerme del todo recto.

Es verdad que hablaban de que se iban a general miles de puestos de trabajo. Pero mis corresponsales en la ciudad no me han nombrado nada ni parecido. Igual habida cuenta del éxito no han hecho falta. De hecho, parece que aquello ha quedado apartado como si fuera para gente de otro planeta. Si no la ciudad, al menos sí los ciudadanos de a pie le dan la espalda. Aquellos que, como Rajoy, miran la cuenta a fines de mes, aunque por más tiempo.


Parece que ahora nos llueven las críticas internacionales. Es muy posible que alguien les convenciera, hace unos años, de que en Valencia tenemos vientos huracanados, dispuestos tanto a hacer volar velas como a levantar faldas. Y ahora esta gente de Lacoste y polo ceñido han descubierto que las faldas se levantarán solo con el esfuerzo de cada uno y sin necesidad del concurso de todo el equipo, y en cuanto a las velas no hay viento que pudiera apagar una sola.

Así que este invento internacional con tantísimos años de historia que algunos a los que el sol recalentó el cerebro comparan con los juegos olímpicos está resultando un "full de Estambul". Vamos que les está quedando la cosa bastante pobre. Si querían viento habrían hecho mejor en traerlo al Cantábrico que se encabrita mucho más y con más razón, hasta en verano el agua enfría.

Y no hablemos del interés que genera el evento. Ya nos pueden intentar vender la moto, pero encontramos poca emoción en observar barquitos. Ocurriría que uno miraría con más paciencia si existiera posibilidad alguna de ver a alguien arrojar la papa por la borda. Pero esta gente lleva dando paseos emperifollados y con los naúticos puestos desde que tenían 7 años. Es más fácil que les siente mal un cubata. Y ni así...

viernes, 20 de abril de 2007

Mantén limpio y paga

Dice Fernando Alonso que nunca había sentido tanta potencia en el anuncio de una berlina Mercedes. Y sin embargo resulta que fines de semana alternos se sube a un fórmula 1 para ganar el título mundial.

Se subordina la verdad al ingenioso guión de los creativos de Mercedes, que tal vez no sepan que Alonso es piloto de fórmula 1, y que es por eso que sale, con apariencia renovada, en el dichoso anuncio. Yo diría que la verdad que pretenden transmitirnos tiene los pies de barro. Que se desmonta bien fácil.

Al menos nos quedará aquel de Telefónica en que un tipo dice que hasta las 2 él es el de la leche. Y pudiera parecer que esta frase no va a ningún lado, pero es un hallazgo televisivo. A la vista está que los compañeros no se terminan de caer bien, aunque sean tan organizados, les falta tiempo para delatar los turnos del café y los azucarillos. Cada uno una cosa y a las claras para que no haya reproches. Y ese subalterno lo tiene claro, incluso parece reinvindicarse, hasta las 2 es y será el de la leche.


Ojito al cartel. Para no perdérselo.

Encuentro en Llanes este cartel y hace que sobren las palabras. Primero te recomiendan los usos del buen ciudadano o ciudadano cívico para luego advertirte que llevar a cabo esas maneras ejemplares es exponerse a una multa de 300,51 euros. Menos mal que las vistas son tan bellas que nadie se detiene ante el cartelito, se entra a los acantilados para mirar el horizonte sin entretenerse en pormenores. Hacerlo sería lo mismo que hojear un libro de instrucciones bajo una lluvia de estrellas. Aunque también puede ser que estos asturianos, que son verde de prado, prefirieran pagar el dinero antes que ensuciar de basura lugares tan bellos.

Supongo que incongruencias como esta o similares provocan a la postre, allí en el lejano centro, que alguien como José Blanco llegue a cobrar, revelado por él sin pudor alguno, un sueldo cercano a 6000 euros mensuales. Y uno lo mira con aquellos ojos de topo deslumbrado, algo soñoliento aún y se dice si no tenía que ser éste el de la leche...

jueves, 19 de abril de 2007

Francotiradores

No te matará la bala, en si es inofensiva. Te matará la velocidad que lleva. Cuídate de estar en su camino.

Anado


Dice un compañero que lo tienen merecido. Que estos americanos tienen merecido todo lo que les suceda porque dice, todos ellos son una carnada.

A mi lo de la carnada me hace mucha gracia porque es una palabro que no conocía, y este compañero que es realmente expresivo lo usa indistintamente para referirse a personas de cualquier sexo o condición.

Por supuesto no voy a saltar yo ahora a defender a los americanos que se vanaglorian de sus libertades, tan pocas, y sus asociaciones del rifle y las balas. Aunque está claro que cuando uno se pone ante un folio en blanco debe tener ojo con lo que dice, porque las palabras las lleva el viento justo donde habita el olvido, y las letras escritas permanecen para que alguien pueda volverlas de cara. Así que yo no diré que me alegro, sería estúpido en realidad, a no ser que la muerte a la que nos hemos acostumbrado tanto haya hecho una costra que nos mantiene tan al margen, como para que la foto de ese muerto reciente, sonrisa ante la cámara como tú en tu foto de carnet, nos parezca que no es real, que simplemente no existió nunca, o peor aún que existió para morir el día que lo hizo y nada más.

El suceso retrata una sociedad enferma. Y por si fuera poco malo que la gente pueda acceder a las armas, fabricadas para matar lo que sea, con la facilidad de quien compra en el supermercado. Aún es peor porque esa gente, usted, yo, podríamos perder los papeles. Pues para perderlos vale cualquiera. Y seremos mucho más peligrosos con una pistola entre las manos. Probablemente la única diferencia entre esos maníacos tan sorprendentes sea, que en la antesala de sorprender a familia, amigos y conocidos perdieron toda templanza. Se tomaron las cosas a la tremenda. Y para tremendos ellos, que cuidan con mimo las armas sobre una mesa de madera en un domingo cualquiera al caer la tarde.

En realidad para alguien armado es bien fácil llevar a cabo una auténtica masacre. Parece que este chaval que mató a 32 de sus compañeros y profesores tuvo la ocurrencia de sellar las puertas para que el sonido de las balas no hiciera huir a nadie. Si le esperan atrapados mucho mejor. Después de todo él no podría salir a buscarlos al jardín. Allí sería abatido por la policía antes de dar dos pasos. Muerte contra muerte.

Por eso este chaval, se llame como se llame, al empezar a disparar sabía que se estaba suicidando. Y cuando hay tan poco que perder, uno se vuelve peligrosísimo.

Claro que a la hora de morir el muchacho prefiere elegir la bala que lo mate. Está aterrado por si es tiroteado a traición, por si no ve llegar la bala lo va a matar. Por si no es él quien decide el cuando. Por si muere acribillado, reventado al dolor.


Es probable que este fenómeno de muerte se repita. Que en unos meses aparezca otro fulano, aburrido de vivir instalado en la injusticia por ser demasiado tonto, listo, incomprendido, alto o bajo, y decida que él podría hacerlo mejor. Él podrá causar más bajas, que es la medida del fracaso absoluto. Vestirá su mejor camuflaje y saldrá a la calle convencido de su valía:

que muera si desfallezco.

miércoles, 18 de abril de 2007

Expectativas

¿Cómo se puede tener nostalgia de lo que no ocurrió?

Nadie siente más que yo arrebatos punzantes de nostalgia, sucede a veces, por lo que pudo ser y no fue, por lo que era una expectativa, un abanico de posibilidades que el tiempo redujo a un puñado de recuerdos, prueba inequívoca de que se le pudo sacar mayor partido. Hoy recordaba que un día se escogió ese pueblo, Albuñol, antes de saber que estaba mal asfaltado y que no tenía casi nada de nada, por estar relativamente cerca de una estación de esquí.

Luego llegaron algunos años, y después una puerta que cerró a cal y canto. Ayer, hoy... Será de muchas formas, pero ya nunca será allí.


Se puede sentir nostalgia de la juventud cuando se es joven aún, y nostalgia de una sonrisa de alegría plena. De júbilo que bebe en una felicidad que es de verdad. Quizá esa alegría fuera lo más hermoso.

lunes, 16 de abril de 2007

Con nada que contar

¿Se acuerdan de esas veces en que me he dejado caer por aquí para no contar nada? Coincide con las veces en que pierden la paciencia conmigo más fácilmente. Será porque soy capaz de poner líneas de texto plano, auténtico encefalograma de mi cerebro. Hoy además tengo una cierta pesadez en las cejas, como si tuvieran más peso. No me refiero a los pelos en si, como es obvio, sino a algo que se ocultara debajo. El cráneo por supuesto. Puede ser que se me esté desarrollando por debajo de la piel como la mandíbula del velocista que se puso hasta las cejas de fármacos dopantes. El peso es una V entre las cejas, como un fardo lanzado a un pozo, y cuanto más cae, más cierran las pestañas.

Creo que la culpa la tiene la luminosidad de esta pantalla. Demasiado ordenador para un día tan bonito. A veces resulta cansino, como jugar al ajedrez contra Deep Blue. Mañana prometo salir a dar un paseo. Acercarme hasta la asesoría de mis nuevas amistades para ver que se cuentan. Les tengo dicho que tienen que hacerse la VISA oro porque es muy brillante. Y creo que por no oírme igual se la terminan haciendo ;).

Con lo cómodo que es llevar tarjeta para pagar las cosas y sin embargo algunos paisanos prefieren andar con perras en el bolsillo. Yo creo que es por no enfrentarse al cajero automático. Creen que se harán un lío con la pantalla y los botones.

El día que empieces a funcionar con ella te dirás cómo no lo hiciste antes.

La Pascua verde

Santillana, Ribadesella, Llanes, son verdes

domingo, 15 de abril de 2007

En abril

Me arrimo y vengo con la puerta entornada, casi a oscuras. Me mece la música de este espacio que siempre tuvo entrañas de melancolía, como de mirada hacia el pasado. Como de posible que se volvió imposible, gracias a mí.

Se puede querer de muchas formas, desesperadamente y sin esperanza, como el dolor de un punzón enhebrando la carne, y se puede querer calmadamente, en la quietud de una tarde cualquiera al fresco, sin sillas vacías.

Lo esencial será saber si hay fin para el amor. Si esto acaba o empieza cada día. Y si uno quiere escapar... ¿encontrará el modo?

En la recompensa va la condena, me temo. En la felicidad, la tristeza.

sábado, 14 de abril de 2007

Secuestrante

Toy preparando unas lentejas con premeditación y alevosía. Es decir hice la compra hoy sabiendo cierto que las terminaría preparando a lo largo del día, pero no como suelo hacer para la comida más inmediata, en ese momento la de hoy a medio día. Sino para mañana y si puede ser, para pasado.

Me separo del fuego porque no puedo dejar de mencionar que he debido equivocar el frasco de lentejas, pues las que me he traido, que son de las pardinas a tenor de la etiqueta, llevan una buena dosis de secuestrante: E-385. Y esto es un fallo gordo porque yo me tenía por un fan acérrimo de las de bote con antisecuestrante. Es decir que no es solo que no quiera que lleven secuestrante, sino que soy de los que quieren antisecuestrante para que cojan más sabor o que pierdan algo del que tienen.

Ya conté en su día mi "affaire" con las del bote de antisecuestrante, y aquellas me salieron tan ricas como las de Arguiñano. Lo malo es que he leído la etiqueta para llevarme el planchazo después de haber volcado bote y medio sobre la cazuela. Así que el E-385 se me ha juntado ya al agua y me veo incapaz del todo de lograr distinguirlo, a ojos vista, del resto de frescos ingredientes con que enriquezco el plato. Vamos que retirarlo a estas alturas es más difícil que encontrar pepitas de oro en el antiguo cauce del río Túria (que no perdiera una deportista haciendo footing). Y eso que para esta ocasión tuve la audacia de comprar al vacío un cacho grande de panceta, tres chorizos y una morcilla, ingredientes "arrejuntaos" para preparar fabada y no lentejas. Pero con la fabada no me atrevo (todavía).

Malo será que no tenga que tomarlas mañana como hacen los niños con los jarabes amargos, secuestrante infinito tenías que ser invisible; pinza en la nariz y todo para dentro. ¿Dije que llevan antioxidante? Si no me mata el uno lo hará el otro.

viernes, 13 de abril de 2007

Presuntos

Enciendo la tele y me encuentro a un portavoz de la policía muy repeinado. A mí me parecía el mismísimo Bustamente de uniforme.

El caso es que el hombre detalla no sé que agresión a una licenciada en derecho y ya lanzado ante los micrófonos dice aquello de "las presuntas personas que han atacado" y es que no hay nada seguro. No hay presuntos culpables todavía, ya llegarán, asegúremonos antes de que el ataque haya sido realizado por personas y no por animales o peor aún, por extraterrestres.

No nos confíemos, antepongamos un presunto a cada palabra. Será como caminar sobre las aguas. No nos vayamos a mojar.

valenciacf

Leo el Marca y descubro que en el mundo del fútbol no está todo inventado. Ni mucho menos. Es como un anuncio de esos: ¿has conducido un coche desnudo? A todos nos quedan cosas por hacer. Y en el fútbol después de hoy, alguna menos.

Me quedó grabada la insistencia de hace años por anticipar la llegada de Valdano para entrenar al Valencia. El hombre, que es un mago de las palabras, les dijo por activa y pasiva que no, que ese equipo no era el suyo. Que el propio sería el resultante de un verano de fichajes y descartes, pero tanto insistieron que tuvo que tomar las riendas del equipo a mitad de temporada, y no recuerdo si lo hizo del todo o bien o mal. Ocurrió que tras el desgaste de ese fin de temporada llego el comienzo de la siguiente. Un par de derrotas y al argentino lo destituyen. Llevaban tres jornadas nada más, ni siquiera pudo contar con Romario... Tres jornadas del primer año de contrato. Demasiada paciencia para presidente y directivos. Había que cambiar aunque fuera una sangría económica, dinamita para la sensatez.

Entonces esta gente del fútbol, que hace las cosas de cualquier modo y le quedan de cualquier manera quedó definitivamente retratada. Son un especímen aparte. Dueños de un modo muy particular de equivocarse, nunca importa.


Por supuesto después ha habido tantos casos sencillamente espeluznantes que sería imposible intentar recordarlos todos. Ocurre como con las víctimas de una guerra, son sencillamente incontables, no se pueden saber a ciencia cierta. Probablemente el número de tropelías futbolísticas y el número de muertos cambian a cada minuto. Y de unos y de otros no hay responsables directos. Si los hay están en una nebulosa que no alcanza el sol. A salvo de ser vistos.

Pero la última merece una mención especial. En el Valencia son unos linces como ha quedado demostrado tantas veces. Ya en su día decidieron dar a Carboni la secretaría técnica y sería una buena idea si no tuviera que convivir en el club con el entrenador que lo jubiló cuando él se veía muy válido para jugar, y así se hartó de confesárselo a la prensa, aún en activo. Claro, poner de jefe a un subalterno para que tenga mando por encima de su antiguo jefe es una medida de gran inteligencia. Los resultados no se hicieron esperar, se dedican uno y otro a hacerse la vida imposible, y mientras tanto el presidente apaga fuegos. En realidad en el fondo da lo mismo. El Valencia le pertenece, puede hacer con él lo que le venga en gana. Pero ya digo que la última es aún mejor, de enmarcar. Ayala se hartó de pedir un nuevo contrato, Carboni que había sido su compañero se opuso (aunque él tuvo ficha hasta los 39 años) y el argentino terminó fichando por el Villarreal. Resentido y saliendo por la puerta de atrás de un club que ayudó a hace grande. Nadie va a descubrir a estas alturas Roberto Fabián Ayala; es rápido, seguro, un fiera con los codos y salta más que nadie. Pero a alguno le parece tan bueno ahora que ha decidido que es casi mejor no dejarle marchar. Ocurre sin embargo que Ayala tiene ya un contrato firmado, antes no, ahora sí, con el Villarreal. Pues nada, ¿cuál es su claúsula de rescisión? ¿6 millones de euros?, ¿1000 millones de los de antes? Parece asequible. Los pagamos y en paz.

O sea que el Valencia va a pagar esa pasta por un jugador que todavía entrena con el Valencia (lo iba a hacer hasta junio), que viste el mismo chandal que sus compañeros y que sigue usando su taquilla de siempre. Pudo renovarle antes pero ahora tendrán que pagar una cláusula que no tenía porque era propio y no de otro equipo, además de tenerle que mejorar lo que iba a cobrar en el Villarreal. Supongo que no le renovaban por tener 34 años ¿cuántos tendrá ahora? Si el fin justifica los medios, no importa cuáles se empleen. Cuáles son las paradas hasta el destino último.


Para el Villarreal un negocio redondo. Para Ayala un chiste del que se debe estar riendo todavía. Para el Valencia cosas del fútbol nada más. Para un soci de pipas y bufanda una vergüenza, y para un profano de este circo la demostración palpable de que en el fútbol no está todo inventado. Hagan lo que hagan conseguirán sorprendernos. Esta gente juega al Monopoly con billetes morados.

martes, 10 de abril de 2007

De clausura

Miraba el otro día el programa documental "Callejeros". En el primero una dentadura extranjera mostraba "pedazo" chaletes. De gente muy rica y aburrida de gastar. Con todo tipo de detalles. Hasta una tele plana inmensa saliendo de la tierra incorrupta del jardín para que uno la pueda ver aparecer, desplegando velas, de medio cuerpo en la piscina, eso sí se acierta con el botón adecuado del mando a distancia. Aunque supongo que a este, al mando, se le gastarán las pilas como a todos. Mucha sofisticación y mucho grifo de oro para observar la mandíbula de uno deformada y las arrugas que no cure la Corporación Dermoestética con alguno de sus tratamientos casi milagrosos y muy caros.

Después como contraposición nos dieron otro documental, de monjas. Las cámaras traspasaban el umbral de un antiguo convento en el que viven rezando y haciendo labores de hostelería, no sé si en competencia desleal, a mí me da que sí, un puñado de monjitas de las que se escabullen ante la cámara y de las que revolotean todo el tiempo a su alrededor. Una doña les pedía kilo y medio de rosquillas o alguna otra exquisitez y tras cogerlas preguntaba, perdida la fuerza en la voz, ¿cuánto debo? Y del otro lado del torno un gorjeo en euros. Porque las monjas aún recluidas están al tanto de la vida y de lo que viene sucediendo.

Por eso uno se pregunta si una mañana alguna de ellas no se preguntará si es que acaso algo están haciendo mal, pues tanto rezo nos sirvió hasta hoy para bien poco. Aunque es bien cierto que no quiero ni pensar cómo serían las cosas sin ellos ¿verdad?

Al verlas uno valora la calma y la paciencia de esas vidas sosegadas y le parece que todas las vidas debieran tener un tiempo vivido de aquel modo. Nace la querencia de pasar una temporada como hacen ellas hasta que uno se da cuenta de que la vida de uno tiene bastante de espartano y de clausura.

Tanto que tras oír de sus salidas para el médico y otros quehaceres mundanos terminé pensando si estas monjas nuestras no se estarán relajando. Quedando la impresión de que antes estas cosas de un encierro se hacían con mayor rigor.

Lo más curioso de todo fue oír a una de las monjas decir que de los tres votos allí se cumple, textualmente, "sobre todo" el de pobreza. Joer que sorpresa cuando los otros dos son el de obediencia y el de castidad. Es seguro que estas mujeres piadosas cumplen a rajatabla el voto de pobreza, aunque no daba la impresión de que pasaran hambre. Pues quizá por la vida sedentaria que da ir de la celda a la capilla y de allí al comedor estaban todas más bien rellenitas. Vamos que sus hábitos daban para cubrir una mesa de billar holgadamente. O tal vez es que los dulces que preparaban día sí, día no, están tan ricos como parecen.

Llamativa resulta la confesión a media voz de una de ellas que al poco casi afirma que mérito el de los misioneros, "ellos sí...". Supo recular lo suficiente para no quedar en mal lugar ni dejar en mal lugar a sus correligionarias. Había algo de desencanto tal vez.

Echaban la vista atrás y recordaban como un mérito que colgar de la solapa el año en que entraron por aquella puerta. En 1965 apuntaba una. Aún antes aquella otra tan mayor y achacosa. Vamos que el pasado desde aquel muro es una cesta llena de años, revueltos unos con otros frente al recuerdo y el olvido.

Una joven sudaméricana contaba como le vino el arrebato vocacional. Y cómo dolió y duele haber dejado de ver a los suyos por dedicar su vida a Dios. Otra mayor, de anchas gafas de pasta, pasadas a todas luces de moda, relataba de un novio que había tenido y al que parece que dejó allá por los años 60. Supongo que para no saber nada más de él como no supo él nunca más de ella. Y no fue la única, parece que más de una tenía a gala contar, sin entrar en pormenores, sus andanzas románticas de años mozos e intempestivos.

¡Qué difícil acertar! Sustraerse a las decisiones que cambian la vida o a aquellas que pudieron cambiarla. Cuántas veces habrán imaginado una vida distinta de haber seguido algún otro camino. ¿Pudo ocurrir? ¿Pudo ser diferente a como fue al fin?

Y lo peor es que corrido el tiempo, con tantos años clausuradas tras la puerta de fríos cerrojos llega la tele, para mostrarlas aún a riesgo de que cualquier pimpollo de tres al cuarto, se diga que estas monjas se nos están relajando.

Al gris un trazo rojo lo maravilla.

jueves, 5 de abril de 2007

Tendrás que recordarlo

Se le encharcan las pupilas, se le incendia la mirada...


Cuento algunas novedades que atañen a mi vida. En los últimos tiempos he encontrado a dos chiquitas que tienen la deferencia de sacarme a pasear de cuando en cuando. Dos veces hemos salido de copas. Viven en la otra parte de un pueblo dividido en dos por un puentecillo. Pudiera parecer que no hay vida al otro lado, pero la hay. Apenas nos mezclamos con aquellos, pero están ahí, inmersos en la oscuridad y por lo que observé son y se comportan como una gran familia. Soy yo el forastero, el que llega de fuera, como Cristóbal Colón contando que encontró Tierra. Quizá todos estemos hechos de la misma pasta. Esa explicación bastaría.

Por otro lado. mañana madrugo para buscar en la estación de Santander a Sestea, que viene a verme para quedarse hasta el lunes. Ayer discutimos, parecíamos alejados hasta lo irreconciliable. Dos puntos alejándose del centro de un mapa. Pero entonces ella dijo que estas cosas las hace por amor. ¿Cuántos sacrificios merecen la pena?

El amor lo puede todo.

Valerón

Conste que no estoy muy encima el tema. Conste por tanto que tal vez un día nos sorprenda volviendo al fútbol para seguir siendo tan bueno como ha sido. Pero la gravedad de la lesión y su edad me hace pensar que no va a ser así. Hablo de Valerón, ese jugador sin fuerza en el cuerpo, que parece una hoja de árbol, y capaz de inventar el mejor fútbol posible.

Porque ocurre que nos pasamos la vida mirándonos el ombligo. Buscando entre los medallistas de lo que sea a los que son de nuestra bandera. Así hemos podido ver recientemente a Gema Mengual ponerse hasta arriba de medallas, y hemos creído que todas eran de oro, pero no. ¿Acaso quedó desierto el oro? No, lo ganaron otras, las rusas por ejemplo, pero nadie de los que se alojan en este país tecnicolor pudo ver sus coreografía, porque las teles no las dieron, nos recreamos en nuestra actuación que sin ser mala, no fue la mejor de todas. Y en el ideario popular quedará que Gema Mengual es junto con sus acólitas compañeras, desconocidas todas para el gran público, la mejor del mundo en el agua.

Por eso querría romper una lanza desde aquí en favor de Juan Carlos Valerón, que es un canario de plumas amarillas, cantor y liberado por el fútbol, porque fue uno de los mejores medios que pudimos encontrar en la verde pradera. Tan bueno como el mejor Zidane, que queda tan lejos.

A Valerón le ocurrió lo contrario. Recibió menos aplausos que los que su fútbol merecía. Y lo hizo todo en silencio, arrimado de mucho en mucho a un micrófono para desvelar su condición de dibujo animado con una voz aguda como de flauta.

Al Valerón futbolista, que se ha acabado, no le faltaba nada. Quizá haberse llamado "Vandenjongenban" para tenerlo todo.

martes, 3 de abril de 2007

Peter

Van concluyendo los mundiales de natación y cualquiera que sea asiduo visitante sabrá ya que este deporte, a este nivel, no me es del todo extraño ;).

No me llamo Anado Uni por nada. Aunque las últimas veces que tuve las agallas de desafiar el frío de la tarde para irme hasta la piscina sostuve una pugna realmente dura contra mis propias falanges de los pies. Sospecho que los deditos no están preparados para la potencia de mis brazadas y se rebelan dando la impresión de que unos montarán a otros como en una orgía submarina, pero es solo una impresión. Lo más que hacen es encogerse como si pudieran agarrar el agua, claro que no llegan a retraerse demasiado, lo suficiente para acalambrarme a mitad de largo.

De hecho he llegado a pensar en cambiarme el nombre de Anado por un más apropiado Aflote. Pero eso es otro cantar.

Yo preferiría llamarme Pieter Van den Hoogenband. ¡Qué nombre! Con ese nombre lo de menos son las marcas. ¡Qué más dará llegar el último de los peores si uno se llama así! Yo creo que a mi padre le falló la inspiración al escogerme un nombre en la pila batismal. Sería porque no caí dentro como Obélix en la marmita de poción mágica. De hecho creo que todo el mundo tendría que tener derecho a llamarse como quisiera. Yo me decido por Pieter Van den Hoogenband. ¿Verdad que impresiona?

En realidad si uno lo piensa el nombre de Peter es un nombre común y hasta anodino. Es el nombre de Spiderman cuando viste de paisano. Cuando no escala paredes ni recibe mamporros en la resolución de sus desventuras. Por eso lo grande de este nombre es el apellido.

Uno dice que se llama Peter y no recibe ni una mirada. Imagina a un niño en su pupitre en la inmensidad de una clase. Ahora bien, cuidado si a ese nombre lo acompaña ese apellido sonoro y rimbombante, que debe leerse algo así como:

"Vandenjongenbannnn"

tortículis en los compañeros por descubrir al héroe. De repente ha caído el traje de calle y se precipita el titán.


Algunos dirán que además este individuo, afortunado por poseer "El Nombre" es además un deportista excepcional, aunque aparentemente peor que ese americano, tan entrenado: Michael Phelps. 7 medallas de oro en la piscina. La diferencia está en que Phelps leído así, el nombre tal cuál no impone nada. Los americanos no han sabido llamar a sus ídolos con nombres bien escogidos. Les ocurre como con los presidentes... Nadará muy rápido pero nadie se giraría para buscar a Michael Phelps en la consulta del dentista. De hecho en Australia también lo hacen mejor. Le llaman a su esperanza, no ya para estos mundiales sino quizá para los próximos: Grant Jackett. Otro nombre estupendo. Porque si a uno le llaman Grant será porque es capaz de grandes cosas. Aunque fuera un hombre gris esperando en un paso de peatones. Aunque hasta hoy no las haya conseguido.

Puede ser que Michael Phelps nade mucho más que estas dos joyas fonéticas, pero tiene el nombre de uno de aquellos chicos que repartía el periódico en bicicleta lanzándolo contra las puertas. "Estás muy fuerte chaval, pero eres un poquito tonto".

Uno escucha: Pieter Van den Hoogenband e imagina cuanto menos un director de orquesta. Si yo oigo que compite alguien con ese nombre me sobran el resto de las calles.

lunes, 2 de abril de 2007

El número

Me dice Sestea que cuando sale de fiesta, algunos tipos la abordan para hablar con ella. Yo le digo que tal vez sea que quieran confirmar que es una persona y no una figurita de Roscón de Reyes o una sopresa de huevo Kinder.

Me cuenta que le dicen mucho que se parece a Penélope Cruz, a una Penélope de bolsillo apunto yo. Le piden el teléfono, le dicen: "¿Te vas a ir sin dármelo? Puede que nunca vuelva a verte."

Y ella les responde que sí, y marcha sin dar su número a nadie.

Yo le digo entonces que si no me hubiera conocido y fuera yo el que se lo pidiera, correría ella a escribirlo con sangre si hiciera falta. Ella ríe. Sabe que no soy de los que piden teléfonos. Y a mí me queda la pena de quererselo pedir, por ser ella, y no poderlo hacer,

por ser ella.

domingo, 1 de abril de 2007

Chao

Próxima estación ESPERANZA.

Final de trayecto.

Próxima estación;

Avenida de la PAZ.



Manu Chao y el metro de Madrid.