viernes, 23 de octubre de 2009

La Letizia

Minha la rica.

Minha Galera - Manu Chao



Esto de vivir en un reino es como de cuento de hadas. Más que para nadie para la familia real. Yo tengo demostrado más bien poco aprecio por tal familia, que me parece de una estirpe de neuronas contadas y bastante cara dura.

¿Por que acaso soy yo el único en ver que eso de que todos los hombres son iguales ante la ley es mentira? Y no lo digo por el caso de los políticos y demás aves nocturnas, que tienen sus propias leyes y sus propias formas de funcionar, que son y deben ser ajenas al saber y juicio de los pobres mortales. Hablo de la persona inviolable del rey, que no puede ser procesado así cometa tantos delitos como le de a su real apetecer. ¿Pero cómo va a cometer delito alguno quien vive de prestado y no le falta de nada?

Pues es verdad. Sin embargo sigue rechinando que en siglo XXI, cuando queda tan lejos lo de viajar a la luna, y hasta Irán parece tirar cohetes no nucleares que nosotros mantengamos a toda esta cohorte de parásitos vividores. Tan capaces de no hacer nada provechoso como de arremolinar a su alrededor parásitos de parecidas características, y que ansían ser contados entre ellos. Y en cada una de sus fantasmagóricas apariciones paraliza la ciudad entera y traen a los GEO para que se aposten en terrados y balcones para mirar con sus miras telescópicas cualquier posible amenaza. ¡Si así no nos resultan cercanos ni nada! Dejad que se aproximen torpemente al pueblo, así como si fueran a dar la mano a los de las primeras filas. Que de cerca resultan doblemente entrañables y podemos conocer las marcas fashion del mercado que buscaremos a buen precio en el top manta. Como lo vive, con gozo la gente desocupada que quiere asomarse al cuento de sangre azul. Ya no hay histeria como con los cantantes y actores, pero es que hasta los más conservones entienden la diferencia entre hacer méritos para algo y no hacerlos.

Cuantas veces la campechanía del rey es falta de luces, pero el eufemismo le va al pelo. Mientras nos cuentan que le van las mujeres y el vino, ¡cómo buen español! Y que abate en Rusia de cuando en cuando unos osos más grande que él y su hijo juntos. A los que las malas lenguas dicen que les han servido un bocado de narcóticos para que los animales resulten más sencillos de ser disparados... Que si sale con la moto campechano por los campos españoles para sentir el gozo del viento en la cara, quizá sin hacer parada y carrera para un whisky en uno de nuestros paradores de gusto exquisito. Por no hablar de las disputas internacionales en las que nuestro rey interviene mostrando el coraje del español medio-campechano para revelarse ante la injusticia. ¿Por qué no te callas? Le suelta al presidente de Venezuela y en el reino los derechones baten palmas en favor del rey que sabe saltarse el protocolo en los momentos en que a España le conviene. Lo malo es que quizá otra vez al rey no nos lo invitan. Porque fuera como aquí se entiende que es figura meramente decorativa y de molestar lo menos posible, para lo que se exige discreción y compostura.

Ahí anda Urdangarín, de gran directivo mientras cría los hijos repeinados de la infanta. Que los hacen directivos de Telefónica que quiere hacer un resurgir en USA y por eso ficha al ex-jugador de balonmano, que sabe meter goles por la escuadra. Lástima que para conseguir una cosa haya que provocar otra. Pues la infanta habrá tenido que dejar en suspenso hasta recuperar el cargo dentro de unos años, su infatigable labor en La Caixa, a cargo de relaciones internacionales de la Obra Social, relaciones con ONG´s o alguna de estos departamentos hasta arriba de trabajo y de horas extra. Que digo que los resultados económicos de La Caixa van a desmoronarse a poco que corra como la pólvora que ha causado baja en plantilla. Porque uno puede tener la pensión en la Caixa, pero sólo si sabe que su cuenta y la de la infanta son vecinas de patio, que ambas empiezan y terminan con un número. Por no hablar de los ecos en la esfera internacional, convendría tener presente la baja a la hora de meterse a apostar por ellos en el IBEX.

Y que decir de la otra infanta. Elena, que le va el esquí lo mismo que al resto de la familia, pero a esta además le van los caballos. Y monta como una amazona. Se casó con Marichalar, pero la cosa no fue bien. Parece que el muchacho no era tan sano como aseguran los de su gimnasio, y el marichalazo que le dio bien podría venir determinado por excesos con drogas que dejan en muy mal lugar en caso de control anti-doping. En cualquier caso Marichalar no perdió ni una de sus cualidades y lo podemos encontrar en los consejos directivos de un buen puñado de empresas que se benefician de sus prudentes puntos de vista. Y la infanta compuesta y sin novio por ahora, ... algún pico que se diera con algún amigo tal vez, pero nada serio. Al decir del Hola al menos.

Y ahí por fin la Letizia, que según el dicho popular se tiraba a todo bicho-pata y que fue medrando como un animalico salvaje hasta alcanzar la cima, que es ir de la mano de Felipe, que se está convirtiendo en su padre, a ojos vista. Y cuando digo ir no digo ir como una bendita allá donde le señale el fulano, sino con mando en plaza. Mandando andar y mandando callar.

Primero sedujo a un profesor que es algo así como conseguir sí o sí lo que se le mete entre las cejas. Se casó con él, pero no resultó a la postre su príncipe azul, así que se dedicó no sé si antes o después a viajar a latino américa donde iba de salto en salto de cama. O eso cuentan fuentes informadas. Luego lo de la tele, donde se mostraba tan bella como es, que no seré yo quien diga lo contrario si yo mismo hubiera podido ser seducido por ella a poco que el destino nos hubiera sido menos favorable. Pero en los tiempos remotos de la tele se mostraba más dicharachera por aquello de leer noticias trágicas en el pronter, aunque menos perfecta y anoréxica. Pero ¡tendrá los pies en suelo por venir de donde viene! Y tanto, los viste Moschino. Y las ropas todas de marca buena, no se vayan a creer los gabachos que tenemos que envidiarles algo por lo de la Bruni. ¡La nuestra tiene mejor culo! Y que joyas, y que trajes, y que bien apañada como una muñequita preparadita para reinar desde anteayer. Y por si no fuera poco lo que traía a la monarquía además se nos operó la nariz para resultar la perfecta reina de los españolitos porque parece que aquella desviación nasal, que le daba la personalidad entera, le impedía respirar con normalidad, según la portavocía de la Casa Real. Lo mismo da si es verdad o no. Menos auténtica pero más de pasarela. Sí señor.

Luego de la tele vino lo conocido. Se ligó al príncipe que miraba embobado los informativos mientras le decía a Sofía lo muy guapa que era y lo bien que daba en la tele, y lo profesional...

Y a dar continuidad al cuento, por supuesto. Hijos que nacen repeinados y con nombres rimbombantes. ¡Con que facilidad los hacen! Que aseguren el futuro del país.


Ya mostré mi sonrojo al saber que este país, Estado tan sólo para tantos, caótico donde los haya, siniestro muchas veces, dedicaba 9 millones de euros para que la familia real se sostuviera razonablemente viva y con constantes vitales estables.

Es la partida para los tiempos de crisis. A estos el IVA no les quita el sueño.

Tenemos un regalo de futuro.

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