domingo, 25 de octubre de 2009

Tomasin y Millet

Si disparan por fuera y te matan por dentro.

Llegaremos a tiempo - Rosana



Al Tomasin lo mataron en la puerta del penal del Dueso cuando se preparaba para entrar, tres días tarde. Y era un grandísimo hijo de puta.


A Millet lo encarcelan porque siendo jefe del cotarro en el Palau de la Música n pudo menos que desviar unos cuantos fondos a su bolsillo además de pagar con el dinero del Palau y del Orfeo Catalá, como buen padre, la boda de sus hijas.

¿Quién no haría tal cosa si hay amor?

Es como lo de Aznar. ¿Qué resulta chocante lo de la boda en el Escorial para su hija que no era princesa más que de su casa? Más chocante ha de ser que siendo decididamente fea encontrara a alguien más feo (y más chanchullero por lo que se está viendo). Pues no es para tanto. Aznar tenía y tiene desde su fundación de obtusos los contactos apropiados... y que diablos ¡estaba sacando a España del rincón de la historia!

Pero Aznar, salvo que algún día logremos sentarlo ante el Tribunal Internacional de la Haya por delitos contra la humanidad por las masacres que tuteló con sus dos amigos, es hasta hoy persona sin tacha, todo lo más un bigotito venido a menos, y unos abdominales de Schwarzenegger.

Al tal Millet lo pescaron haciendo mal las cuentas que no es lo mismo a hacer las cuentas de la lechera que hacemos algunos para ver donde nos metemos y de donde nos salimos. Él por jefe tenía barra libre y se cogió para él lo más grande. Que luego devolvió para que los mismos que antes lo respetaban por persona, que supongo formada y culta, no lo metieran en la cárcel. Pero resulta ahora que los 3 millones que Millet devolvía no es todo lo que había "furtado". Que son más de 20 millones oiga, los años hacen que uno olvide lo mucho hurtado, pero es natural, una cosa por allá, otra pagada con esta tarjeta, es imposible saber a ciencia cierta que tocaba pagar desde donde. Había una confusión entre las cuentas. Todas parecían las suyas, todas las del Palau. Pero es que los números siguen sin salirnos y usted ha vivido a todo tren haciendo y deshaciendo.

Y a la vejez viruelas. ¿No es usted un poco mayor? ¿Qué hay de la experiencia? ¿Para qué le sirvió? ¿Qué extrajo de la vida entera?

Cabeza alta que aún creerá que puede dar unas cuántas lecciones.


Fuera de lo obvio en las diferencias entre Tomasín y Millet subyace en ambos casos algo sórdido. Pues si bien el primero era un loco peligroso, irascible y asesino, el segundo era un ladrón de pajarita en cuello, respetable y sinvergüenza. Ambos pudieron, ya no hacer el bien que resulta de sermón parroquial, pero si al menos hacer lo correcto en la disyuntiva de escoger y ambos prefirieron que no. El uno porque se calentaba y se llevaba a cualquiera por delante, el segundo porque aprovechaba su posición para no conformarse (pese a lo mucho que esa posición le daba). Pero el uno era un pobre hombre al que no había que tener consideración ninguna, al que con toda seguridad cualquier redención era dar manifiestamente algo injusto, mientras el otro sigue haciéndose respetar pese a estar demostrado que tenía cuentas en Suiza y 1,8 millones de euros en una caja de seguridad. Empapelada por dentro de billetes Bin Laden. Esos que las personas corrientes no sabrían acertar el color.

Pero el juez sigue viéndole la pajarita al cuello. Le ve las canas, la educación y las cuidadas maneras. Confía en la palabra dada porque la da un señor. De los que dan la mano para cerrar los tratos.

Así que lo deja libre, en tanto juntamos las pistas y las pruebas.

Que no es un mindundi. Es Felix Millet. ¡Cuidado! Un señor.

Con Tomasín se hizo una suerte de justicia, al decir de los familiares de sus víctimas. Con Millet veremos.

Yo creo que en breve hará lo de Pepe, el del Popular.

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