viernes, 13 de noviembre de 2020

"SÓLO encontré una verdad en la vida, hijo, y eras tú. Sólo encontré una verdad en la vida y la he perdido. Vivo de llorarte en la noche con lágrimas que queman la oscuridad. Soldadito rubio que mandaba en el mundo, te perdí para siempre. Tus ojos cuajaban el azul del cielo. Tu pelo doraba la calidad del día. Lo que queda después de ti, hijo, es un universo fluctuante, sin consistencia, como dicen que es Júpiter, una vaguedad nauseabunda de veranos e inviernos, una promiscuidad de sol y sexo, de tiempo y muerte, a través de todo lo cual vago solamente porque desconozco el gesto que hay que hacer para morirse. Si no, haría ese gesto y nada más."

Mortal y Rosa - Francisco Umbral.

A Umbral le leía yo en sus columnas de El Mundo. Escribía lo suficientemente bien como para que me interesara, incluso no estando de acuerdo con él. Pero no le conocía más que su arranque furioso aquella vez en la tele cuando iba para hablar de su libro. Vídeo que todavía hoy circula por Internet para pitorreo de su personaje tan estirado, con una Mercedes Milá todavía joven y a la que le da la risa.

Hoy acabo Mortal y Rosa y descubro un Umbral insospechado. Doliente y que duele. Quizá porque con un niño de dos años me puedo poner en su lugar, y su dolor sería el mismo dolor que yo tendría si me hubiera de faltar. Y su amor por él no es menor que el que yo siento por Pablo. Y es que descubro en Umbral a un ser cegado de amor por Pincho. El niño que le llevó a descubrir quién era realmente Francisco Umbral, o por mejor decir Francisco Pérez Martínez. Un hombre a la postre viviendo la devastación de una vida por muchos años. Como de prórroga y ya sobrando.

"HIJO, un día vi un pato en el agua. Quería habértelo contado. Hacía sol, estábamos en el campo, y el pato estaba allí, al sol, en el agua. Era blanco y no muy grande, ¿sabes? Nada más eso, hijo. Sé que es importante para ti. Para mí también. Te escribo, hijo, desde otra muerte que no es la tuya. Desde mi muerte. Porque lo más desolador es que ni en la muerte nos encontraremos. Cada cual se queda en su muerte, para siempre. La muerte es distancia, sólo distancia. Y sólo de mí puedes vivir ahora, de tanto como en mí habitaste, hijo. Y sólo de ti puedo vivir. Sólo está vivo de mí lo que está vivo de ti: el recuerdo. Sólo vivo, estando vivo, en lo que tú vives, estando muerto."

Mortal y Rosa - Francisco Umbral.

Umbral moría en 2007, y con él se extinguió una prosa sublime, sin parangón, y una increíble capacidad de amar. Por haber amado.

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