domingo, 27 de septiembre de 2009

Impuestos

Es más fácil entrar que aprender a salir.

Que me arrastre el viento - Fito y los fitipaldis



Zapatero, que es un lince, y sino él, sí su equipo en el consejo de ministros, ¡jo, con José Blanco a la cabeza! o tal vez los 77 asesores que lo acompañan ¿es posible tal cosa en tiempo de bonanza? ¿es posible en tiempo de crisis?

Lo malo de Zapatero no es que sea zoquete como el que más, lo que explicaría tanto asesor por metro cuadrado, es una falsa impresión, un error al transmitir su imagen y semejanzas, como los 420 euros de ayuda para los que acaban de dejar de trabajar, que luego fue enmendado convenientemente en medio del revuelo y la incertidumbre. Estaba planificado así, desde enero desde el principio, pero no se nos dejó acabar, o fue el micro que no dio todo lo que tenía que dar, se dejó la explicación en el alero, sin asomar del todo a la opinión pública.

A Zapatero se le ocurren todas las ideas brillantes que despacha el ejecutivo, pero luego una vez ingeniadas necesita del respaldo de sus asesores, que están sacados de entre la muchedumbre jubilosa que asiste a sus mitines, por una cuestión nada más que de falta de confianza. Los asesores, lo mejor de cada casa a tenor de como nos luce el pelo, están ahí para decir a todo que sí.

Zapatero no es un inútil redomado, nada más deja esa impresión porque la cámara no premia su fotogenia una vez comienza a mover los labios y los brazos expresivamente. Así que tras dar bastantes bandazos ha ido a tropezar con la tecla. La que no le supo señalar el ex-ministro Pedro Solbes antes de salir corriendo del hemiciclo, que ni asiento quería compartir ya con sus camaradas ¡qué solos nos has dejado Pedrito, con la confianza que te teníamos! Yo me habría dejado naufragar sin remedio solo por saber que alguien con apariencia de afable genio despistado me dice que no, que me fíe más de él que de los indicios, no como Aznar, que daba y da esa impresión de ser despreciable salido de un cuento en el que aglutina los papeles de feo y de malo (el tonto es Bush). Y claro, si Solbes marcha y le deja los mandos de la nave a un novicio zapatero, incapaz de arreglar sus propias suelas, es fácil que la nave se atranque primero y se hunda después.

En esas estamos, con la promesa de salida de la crisis, que debe ser cierta, no porque haya nada que lo indique salvo quizá la recuperación de la bolsa española, que recupera por estar más pendiente de las economías del entorno que por la suya propia. Así que tenemos que congratularnos efusivamente, dándonos las manos y abrazos con los cercanos como cuando el cura dice que nos demos la paz con los de alrededor, aunque sin pasarse que la gripe A duerme agazapada en las líneas del futuro que se dibujan en la palma de tu vecino. Invento según algunos de las farmacéuticas para resarcirse de millonarias inversiones en otras gripes como la aviar que pasaron sin pena ni gloria y sin provocar apenas muertos. ¿En manos de quién estamos? No me resisto, alguien sabe ...¿quién nos pone la pierna encima?

Pero aún podemos mirarnos regocijados en los planes que Zapatero ha encontrado para detener la sangría a la que lleva sometiendo a las arcas públicas ¡cada cartel del Plan E costaba más de 2000 euros y nos llenaron todas las esquinas! Total para nada. Pues vale que hasta ahora ha dado muchas puntadas sin hilo. Vamos que ha derrochado a manos llenas como si fuera el tío más inepto del país, pero ya ha encontrado la solución a los problemas. ¿Y cuál es? ¿Qué se le ha ocurrido a nuestro geniecillo de espasmos musculares?

De cajón, si las cuentas públicas se vacían en medio del descontrol más absoluto la receta es sencilla. Las volvemos a llenar. Una palada de billetes y todo arreglado. Luego podemos seguir deshaciendo. ¿Y cómo en tiempo de crisis?Aún más fácil. Se suben los impuestos y santas pascuas. ¿Y es ésto lo más razonable? ¿Subir el IVA que graba todos los productos ahora que la gente está en paro y los que ganan algo ganan menos? Claro que sí. Palabra de Zapatero y del gobierno que lo respalda (y de los grupos políticos que a cambio de chanchullos diversos terminaran apoyando tales presupuestos).

Yo tengo una teoría que comprende a todos los políticos que alcanzan el poder, y no es como pudiera parecer fácilmente que se descubren de una incompetencia sin igual, sino que terminan intentando parecerse lo más posible a su muñeco de fieltro y algodón. Al muñeco que los imita en diálogos mucho más ingeniosos de lo que a ellos se les ocurriría.

Si hasta es natural. A mí me parece irreprochable.

Si yo tuviera que escoger entre ambos para sentarlos en la poltrona de la dirección estatal mi decisión no dejaría resquicio para la duda.

Me quedo con el de trapo, me cae siempre, invariablemente, más simpático.

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