miércoles, 2 de septiembre de 2009

La suicida y la adicción

Si la luna no es de queso.

Sin ti sin mí - Ricardo Arjona



Leo que a un ucraniano que paseaba le cayó una suicida encima y lo mató. Ella se estaba tirando de un octavo piso y se lo encontró de camino hacia el suelo. En fin, cosas que pasan. En esta vida que vale tan poca cosa. Tan cerquita estamos de la muerte, tan fácil llegamos para partir tan fácilmente. Y lo peor del caso es que ambos ni siquiera se conocían, ¡si quizá era la primera vez que aquel paisano pisaba esa calle! ¡Si puede ser que fuera nuevo en Barcelona o en España! Vamos a España de vacaciones, que hay sol, buena comida y como dice Usain Bolt chicas bien majas. Deja que por aquí acortamos, llegamos dondequiera que sea, mucho más rápido.

No se habrían visto nunca, no se habían tenido incluso animadversión alguna, no me pidas que hable mal de él, que mi boca está sellada, aunque los amigos y familiares de él se la vayan a tomar a ella para siempre. Y no les falta razón para maldecirla mil veces. ¡Mira antes de cruzar la calle!

En este caso se puede decir sin temor a equivocarse que lo ocurrido es una gran putada, aunque lo diga pidiendo perdón por el exabrupto, es así ni más ni menos. Lo mismo que a uno le caiga un rayo encima que una fulana viviendo una vida de mierda, lástima de marido y lástima de hija. Lástima que estemos tan cerca para que los actos de otros nos afecten tanto. Lástima de estar tan lejos.

Leo que Laura Alonso se lo montaba sexualmente con el ex-novio una vez que ambos dejaban a sus respectivas parejas bien arropados en la cama. Era una relación digamos que basada en el sexo ¿me quieres sólo por mi cuerpo? que no debía ser suficientemente bueno con sus parejas oficiales, que vivían ignorantes de los trajines secretos de los ex-enamorados.

Cuentan que el amor como fenómeno de enamoramiento dura alrededor de 3 años. Luego uno descubre que la pareja tiene gases también y el hechizo de vivir libre de imperfecciones se volatiliza. Algo así le ocurrió a una hispana en Florida, que no sabiendo como cortar la relación con su novio encargó a un compañero que le arreglara darle pasaporte por 200 dólares. Cien primero y cien con el trabajito hecho.

La gente está pirada del todo. A mí me gusta el anuncio del monigote que no puede dejar de fumar y se le queda el paquete de tabaco pegado a la manuca de muñecote. Hace palanca el hombre con un tenedor y no hay forma de quitarse el paquete de las manos, por la maldita nicotina.

Me mondo cuando cree haberlo quitado y descubre con un quejido de ninot que solamente le pasó de una manopla a la otra. Ahí está ante sus ojos asombrados de hombrón de paja.

Pero luego se pone unos parches que le invaden el cerebro y lo vuelven independiente del cigarro, no sé si capaz de mantenerse lejos de matarse o matar a otros, pero sí lo bastante ufano junto a la papelera donde reposa el Ducados, como Armstrong en los tiempos en que para ganar el Tour iba por el mundo mirando al vecino por encima del hombro. Sabe dios si deseando meterse entre sus sábanas.

Complejos los delfines y los humanos. Todo lo demás es fácil.

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