viernes, 18 de septiembre de 2009

La infanta que no estaba

Ya lo tengo todo controlado.

Antes de que cuente diez - Fito y los fitipaldis



Vaya corte, va Obama y saluda durante una cena ante dos mil invitados a la infanta Cristina, desde el atril de oradores nada menos, y resulta que ella no está allí. Está invitada pero no llegó.

Ella está haciendo como que hace algo en Washington, y está primordialmente por acompañar a Urdangarín que hace como que hace para Telefónica en su vertiente más internacional. ¿Y qué puede ser aparte de dar una buenísima educación a sus hijos de mil nombres y apellidos? Dar balonazos a los directivos que se pongan sobresueldos excesivos supongo, ¿qué otra cosa puede ser?

Y esta muy bien que así sea, que por aquellos lares está muy mal visto que los peces gordos se pongan bonus y extras para quebrar con sus manejos las empresas que luego el gobierno rescata con los millones que sisa a los contribuyentes, bastante satisfechos de ver que su dinero patrocina algo más que guerras y escudos anti-misiles.

Pero resulta que la infanta Cristina y Urdangarín no estaban entre los comensales, la apretada agenda de la realeza resulta tan estresante que asistir a tantas comidas y cenas requiere de una glotonería que una persona corriente no es capaz de soportar, es por ello que para contarse entre estos hay que ser de una pasta especial. De los que leen a duras penas, por ejemplo.

Ve a saber que cosa de gran importancia tenían que hacer los infantados, tener más hijos quizá, para faltar a una invitación del otrora hombre más poderoso del planeta, que ahora debe estar camino de ser el presidente de China o tal vez el de la Corea de los misiles, que son cohetes con afán destructivo.

Así que ahora que logramos un avance impensable hace unos meses, que el presidente de los USA no nos tenga en la lista negra, gracias a la imagen de Nadal sobretodo, va y le damos plantón y lo dejamos como si fuera un Bush (tonto) perdido citando una butaca vacía.

Fallo gordo de la diplomacia, menos mal que Obama tiene la inteligencia que a Zapatero le falta ¿o acaso Sarkozy se atrevería a decir de él que es Bush (tonto)? Ni siquiera se atrevía a decirlo del propio Bush, y eso que lo era y mucho. Pero no lo hacía por otras razones que no vienen al caso, o tal vez si, por temor a ser invadido, conquistado y ocupado después.

Pero Obama a estas horas ya se habrá echado unas risas gracias a la anécdota. Igual nunca más nos dispensa tanta cortesía ni tanto detalle. Pero al fin y al cabo podemos pasar sin ello.

Es seguro que la infanta no sabía que la iban a nombrar. De ser así hubiera dejado la salida en yate para otro día, o la escapada a la nieve, o la compra en la milla de oro...

Después de todo esas cosas podían esperar un poco.

A tener tiempo libre, por ejemplo.

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