lunes, 28 de mayo de 2012

Ya pago yo

Sin dirección, ni alpiste ni papeles.

Pájaros de Portugal - Joaquín Sabina



No comprar una vivienda, y no tener dónde caerme muerto, me ha llevado a tener que devolverle mañana un auténtico pastón a nuestra querida Hacienda Pública. Y yo lo voy a hacer con una condición o dos, que mi dinero sirva para mantener a Bankia en nuestras vidas, o que se dedique para el pago de los distintos viajes, suites y comilonas regadas por buen vino, de nuestro ínclito presidente del Tribunal Supremo. Alguien dirá que podría hacer la de Urdangarín y no pagar. Quizá lo resolviera abriendo cuenta en el Caja Madrid de las Islas Caimán, o mezclando los párrafos de los mil papeles que tendría que tener ordenados, usando no sé cuántos hombres de paja que actúen de testaferro, que prometan lo que les pida, en fin, manejos diversos de ingeniería fiscal del siglo XXI, mirándome en el espejo del Fabra de Castellón a quién le tocó la loto varias veces, por ser tan listo... Pero eso sería tanto como aparentar una cierta desconfianza de nuestros gestores. Démosles el dinero. A estos políticos nuestros, la crema, son lo mejor de cada casa. Hay algo que me impide defraudar, ni siquiera un céntimo de euro. Quizá sea el temor de no pegar ojo por las noches en un remuerde constante, quizá que suene mi teléfono cualquier madrugada porque Hacienda me ha descubierto. ¿Podrá llevarme el coche hasta la misma puerta del juzgado para evitarme a los fotógrafos? Yo soy de los que pagan, aunque me deba dar a la vez algún capricho. ¿Qué será, será? Esto último, todavía no lo sé.

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