Diario de un YouTuber - 9/01/15

  9 de Enero. Ayer terminé la campaña que tenía en vigor para YouTube. Si te preguntas ¿quién paga YouTube? La respuesta es yo. La inicié el 5 de diciembre y la cerré ayer con resultados decepcionantes. Tengo 31 suscriptores y alrededor de la mitad son amigos, a los que convenció de aquello de seguirme que soy buena gente, no los vídeos. ¿Pero les gustó alguno? Puede ser...

Yo tenía claro que para llegar a la gente quizá había que rascarse el bolsillo. ¿de qué sirven los vídeos si nadie los mira? ¿para qué si los engulle un sistema que tiene mil millones de vídeos? Después de todo yo no hago si no ponerlos al final de la fila, donde no hay ojos que los vean. Y los ojos que vieron, campaña mediante, no quedaron nada convencidos, los votantes a favor y en contra quedaron más o menos a la par. Varias miles de reproducciones para pescar un puñado de suscriptores, mi agradecimiento a todos ellos, y un reparto casi equitativo de “likes“ y "dislikes“. Es lógico pensar que amigos y suscriptores no votaron en contra, ellos están a favor de obra. Pero si esa otra marabunta de desconocidos en su mayor parte silenciosos, encontró a unos pocos que pensaban y expresaban algo parecido a "tus vídeos apestan". Probablemente.

Sin embargo, ocurre que soy de los que no se dan por vencidos, por no hablar que esto hoy por hoy me entretiene, de manera que seguiré subiendo lo que me venga en gana. Y dejaré mis vídeos cómo legado, como toda herencia por no poder dejar nada mejor.

Ahora bien, gratis. Sin gastar un chavo más. Como dice Anado en mis vídeos, no compres aquello que no puedas pagar. Y a él la vida le ha enseñado al menos tanto como a mí.



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