viernes, 18 de junio de 2021

Desde ayer estoy vacunado, y me han puesto la buena, así que me siento como las de los anuncios de las cremas, que yo lo valgo. No es baladí está impresión, quisiera haberme merecido está vacuna, que no vengan luego a arrepentirse, que yo no soy gran cosa y por lo que leí la Pfizer anda entre 25 y 30€. A mí más habría bastado incluso con la AstraZeneca, que vale 6 veces menos y provoca trombos 6 veces más. Me habría válido incluso a sabiendas de que no podrían ponerme la segunda dosis, por falta de vacunas y me habría dejado convencer de que siendo así lo mejor o menos malo es como de joven mezclar. Una de cada o firma aquí. Habría seguido pensando que eso resulta chapucero a más no poder, pero quién soy yo para quejarme, siendo tan poca cosa. Lo que hagan con uno estará bien hecho, y si es Pfizer por dos veces intentaré estar a la altura, ser mejor persona todavía y vivir muchos años para que haya merecido la pena. Mis dosis no serán, por nada del mundo, dos tiradas a la basura.

Hoy tengo el brazo dolorido. Cómo si me hubieran estado pegando golpes donde la aguja. Pero es normal, lo pone en el papel. Yo creo que a mí quién me salvó es Pablo. Sus costipados me hicieron inmune. Enfermar con él fue entrenar para vivir.

Hoy me doy cuenta de lo difícil que es acertar la Primitiva, aunque juegue cada semana, mucho más probable una trombosis y quedarse en el sitio. Aunque fuera por bien.

No hay comentarios: