domingo, 13 de junio de 2021

Justamente hoy me levantaba abatido. Me preguntaba qué ha sido de ésta chica? Por qué ya no me visita? Cualquiera con afán curioso me habría preguntado: Pero tú compras? Compro, compro, siempre compro. Y si no comprara... Qué pasa? No hace tanto, si no recuerdo mal aparecía por aquí con su confeti aunque tuviera que poner el premio de su bolsillo. Y cuánto más desesperado estaba va y aparece. Yo no sé si a eso de le llama amor, el que siente por mí, o que simplemente juega cada vez menos gente desencantada y tocamos a euro más a menudo. Cuando me acuerdo de ella siempre aparece.

Me ocurre no obstante que la notificación tiene un momento de suspense, y porque no decirlo, de miedo. Me aparece en la parte superior del móvil plegada, con lo que yo ya sé que ella ha venido, y sé también que he obtenido un premio aunque no sé cuál es. Es solo cuando pulsas que la notificación se muestra entera dejando ver el montante. Pues bien, yo tengo que reconocer que hay un momento de inquietud y de pavor, Y si es un premio gordo? Y si son, digamos 30 millones? Qué haré con todo eso? Qué será de mi vida entonces? 

Me ocurre entonces, antes de desplegar el mensaje, antes de despejar la incógnita que me arrepiento desear que ella viniera, de desear que me traiga buenas noticias. Cuando yo solo quiero seguir más o menos igual. Ocurre, me doy cuenta, que estoy ansioso a la par que temeroso de ser un nuevo millonario. Que estoy más por quedarme como estoy, no me molestes con grandes sumas, aunque siempre me alegre verla.

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