miércoles, 17 de noviembre de 2021

He acabado Los vencejos llamando a su autor Fill de puta, pido perdón, ya se que es poco propio de mí, inapropiado para cualquiera, pero es que uno se pone a esto de leer para pasar un buen rato, no para ahogar sollozos, cuestionar la vida, la tuya también, y sentir que hay poco más gratificante en el camino que el amor o mansedumbre de tu mascota. Yo quiero que los muertos me duelan tanto como el que encontraré en mi siguiente libro, Asesinato en el Orient Express. Los que desaparecen en la segunda página, no mucho más allá. No puedo sentirme afortunado de tener conmigo a los míos si me duelen tanto los que no tienen más vida que en el papel. Desde luego tengo empatía para regalar, sensibilidad a flor de piel, lástima que no sirva para gran cosa. Si de algo estoy seguro es de no haber nacido para sufrir.

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