martes, 27 de febrero de 2007

El divorcio

A veces las historias me quedaron sin un final. Las empecé y se me evaporaron las ganas o quizá simplemente olvidé que estaban a medias. Encontré otra historia que empezar u otro entretenimiento mejor. En realidad es casi mejor empezar las historias que acabarlas. Al empezar todo puede ser. Las posibilidades son infinitas. Corrido el relato se parece a un pasillo, las propias hechuras le dieron la forma y por mantener la coherencia se terminó sacrificando libertad. Aunque siempre se pudo dejar una puerta contra una tapia. Un camino bifurcado hacia la nada.


EL DIVORCIO

El divorcio es una forma indiscutible de fracaso. El que se divorcia fracasa. Fracasa en el matrimonio que no salió bien. El divorcio es una forma de hacer público que el enlace no era idóneo, o al menos, que la paciencia de aguantar al otro se acabó. Donjuno se divorció, por muchas razones, aunque a nosotros, los que lo rodeamos, sólo no llegaron algunas. Un buen matrimonio es un filtro muy fino, donde poco o nada se sabe, los problemas surgen y se solucionan a veces, pero quedan dentro, se tratan con discreción.
A Donjuno se le quitaron las ganas de casarse cuando dijo el sí o poco después. Hasta ese momento, había vivido cada etapa lógica de la soltería, el noviazgo corto o largo según con quien, nunca demasiado tiempo hasta que conoció a Maná, con ella se le vio feliz y perpetuó ese estado de amor largamente, justo hasta que dio el sí o algo después. Con Maná estuvo saliendo varios años, y dejó de lado sus conquistas para centrarse en ella como un sacrificio irremediable por amor. Y es que Donjuno tenía un éxito considerable con el sexo femenino, sabia jugar a ese difícil juego que es conseguir enamorar, porque unía a sus hábiles estrategias, la paciencia y el atractivo que nosotros, los demás le envidiamos. Pero la ilusión se le evaporó cuando se vio casado ante tanta gente, cuando comprobó en los rostros felices del resto que por comparación él se sentía indiferente. Miró aquellas faces abotonadas hasta el cuello, aquellos vestidos largos que sonreían, y aquellos ojos que centelleaban lagrimosos de emoción. Y cayó en la cuenta de su estado recién estrenado al mirar el rostro de una de aquellas que había sido su novia. Y miró a sus amigas y a las desconocidas que habían sido invitadas por su, ya esposa, y sintió que se merecía un rato con ellas. Que les debía una oportunidad, que se la debía a si mismo. Donjuno quiso ser soltero cuando se casó, cuando más feliz estaba su Maná, su familia y amigos. Y aquel día se le sobrevino un humor de mil diablos, que todos disculpamos con razones equivocadas.


27 de Febrero del 2000

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