domingo, 4 de febrero de 2007

Euromillones

Hay un sorteo del Euromillón o un eurobote en los próximos días. Parece que se repartirán 100 millones de euros entre los premiados, que no sé si serán muchos o pocos. Estos premios son como una pirámide invertida, cuánto más arriba se pueden satisfacer más necesidades. Vamos que en la cúspide no hay Maslow que se quejara. La perfección personal está al caer si hay un piso, que digo un piso, un castillo en Andorra, a pie de pistas (nevadas).

Esta mañana pensaba la posibilidad de que me tocara a mí ese premio, bueno la parte mayor del premio, pongamos que 80 millones. Y cavilando sobre ello llegué a una conclusión que no deja de ser sorprendente. Imagina la conversación por teléfono tras saber cierto que soy yo el ganador del fortunón. En esas que los del bote llaman para aclarar ciertos flecos del traspaso (del dinero).

-Oiga, le llamo solamente para decirle que igual no son 80 millones como le ponía a usted en la máquina digital del lotero. Con unos ajustes que le detallaría si son de su interés, aunque ya le digo que son algo enrevesados de entender, la cosa se le quedaría en 79 millonazos.

Y yo pensando que qué pereza escuchar esos ajustes, y más si son tan complejos. Vamos que abro la boca para decir:

-Bueno, déjese de milongas. 79 me van bien. ¿Y eso pa cuando?

Alguien al leer mi respuesta quizá piense que resulto un punto ansioso por hacerme con el botín. Pues no. De ansioso nada. Conviene no obstante darse cuenta de la facilidad con que renuncio a un millón de euros. Vamos, que le dedico al tema apenas unos segundos mal contados. Que perder el millón me aburre soberanamente, que me importa muy, muy poco.

Así que en conclusión soy muy capaz de dejar perder un millón de euros sin tirarme del bigote (que no tengo). No me llevan los diablos por estos temas pueriles del dinero. Vete tú a saber si no se lo andará quedando el fulano del teléfono, que esperaba al menos tenerlo que sudar un poco más, largándome logaritmos y raíces cuadradas de un número de 7 cifras.

Es mucho más fácil. Regalo ese millón a quien lo quiera reclamar. No lo necesito para nada.

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