miércoles, 31 de enero de 2007

Don gato

El día 9 de Febrero me cojo una autocar con destino a la ciudad. No voy a una ciudad cualquiera, voy a la ciudad por antonomasia, al centro mismo del país. Llego a Madrid como un chico de provincias. Para empaparme del ambiente madrileño, de su "gran cantidad de todo" y dispuesto a subir allí al metro como si lo hiciera por primera vez.

Voy a la casa de Jordi que marcha a su vez, coincidencias de agenda, a Milán o a Suiza, no sé bien. Es una cuestión que no quedó del todo clara pese a nuestras continuas charlas por teléfono. Puede que primero a un sitio y luego al otro.

He quedado allí con Sestea que dará esquinazo a sus libros por un par de días. Tenemos planeada la salida y la vuelta desde hace un tiempo, semana y media a lo más. Yo tengo ya comprado el billete en avión que me devuelva a Santander para volver desde allí a casa, todo el domingo por la tarde.

La vuelta en autobús se me suele hacer cuesta arriba, son demasiadas horas incluso para un espíritu tan abotargado como el mío. De esta manera habré llegado antes incluso de haber cogido la postura en el asiento.


No existe más que un problemilla. No demasiado grande. Negro, eso sí, negro como el carbón. Tiene 4 patas y malas pulgas sin tener una sola. Se llama Morfeo y es un gato del tamaño de un perro mediano. Es decir, es un gato grande.

A mí la verdad es que ese gato me tiene algo asustado. Aún recuerdo como atacaba con las uñas como navajas mis zapatucos al pasarle cerca. Claro que en esos días Jordi o Diana, su novia, tomaban parte por nosotros y le reñían. Aunque sospecho que el animal no les hacía mucho caso.

A mí me parece una pantera negra más que un gato. Hasta el punto de que he llegado cavilar la opción de rechazar la oferta del techo que nos ofrecen por no convivir con el gato a solas, o casi a solas. Ya lo tengo pensado, cuando haya que ponerle la comida, que supongo que será una forma de ganárnoslo, me haré acompañar de Sestea para que si al bicho le dieran las ganas de atacar haya al menos dos objetivos. Es decir, un 50% de posibilidades menos de ser yo el objeto de sus ataques felinos. Bueno, quizá aún menos. Los animales son suficientemente listos, incluso los más furiosos, como para saber medir a sus oponentes por el tamaño. Y quieras que no quieras Sestea es poquita cosa. No más de metrito y medio desde el suelo hasta el pelo, linda sin par, eso es cierto; como una Dulcinea de bolsillo.

Por otro lado ambos tenemos pensado no pasar por la casa más que para dormir, y por suerte la habitación da puerta con puerta con la de la calle. Así que puedo lanzarme desde una a la otra de un salto, yo primero para cogerlo de improviso. Igual por hacer la gracia nada más entrar la cierro. Sestea quedaría entre dos aguas. Y yo como la ficha de parchís en el centro del tablero.


De algún modo sé que esos días nos sentiremos como los ñus que cruzan el río por la periferia. Los expuestos. Algunos caerán y otros no.

Espero que salvo las inevitables tensiones por salvar nuestro pellejo, todo lo demás, finde en Madrid completo, lo compense. ¿Viviremos para contarlo?

lunes, 29 de enero de 2007

Desde este punto

... todo es horizonte.

Voces

Llamo el otro día a un móvil Orange y me salta una voz femenina, lo que es cojonudo, así para empezar. Es verdad de la buena que uno quisiera oír una voz femenina cada vez que marque un número de teléfono. Los hombres tendríamos que tener el teléfono solamente para marcar los númeritos en el teclado. Algunos lo hacemos. A lo que me refiero es que tendríamos que dejar que fueran ellas las que contestaran siempre. En verdad los hombres preferimos que nos contesten ellas. Pero resulta que la voz es una voz de lata, no que de la lata, es una voz enlatada, una voz de robot femenina. La misma voz para todas las llamadas. Una voz que advierte que el teléfono marcado se halla apagado o fuera de cobertura. Es un contestador gratuito y con la voz femenina pero de lata. Que sea gratuito no es cosa de poca importancia, muchos usuarios de telefonía se ponen el dichoso contestador activo y creen que así son más fashion, con ellos las compañías se frotan las manos. Porque hizo gasto el que llamaba y porque el dueño del contestador tendrá que devolverla.

Aquella voz decía además que si quiero recibir un mensaje cuando el móvil esté activo debo marcar "uno". Es decir, dejas un espía escondido en la línea para que te sople cuando el teléfono vuelve a dar cobertura. Yo por supuesto no puse un espía a nadie, pero me quedé con el final del mensajete de aquella voz, tan turbadora. Decía que el coste del mensaje es de 15 céntimos y, para que no haya equívocos, aclara que esto es un coste por minuto.

Y he aquí que le encontré el fallo al operador. Tan acostumbrados a exponer sus tarifas "por minuto" que se les coló en el texto a recitar por la robot cuando no tocaba. ¿O es que para enviar un mensaje de texto se llevan más de un minuto? Igual es que los mensajes de móvil de Orange son como un trailer saliendo de un garaje. Van despacio, despacio, pa facturar.


Pero lo mejor ocurrió, creo que anteayer. Me llama un número de aquí, asturiano por el prefijo. Descuelgo el teléfono fijo y oigo una voz, robótica perdida.

Venía a decir que si me interesa Internet tienen el producto que andaba esperando, o algo de ese tenor. Además no satisfechos por darme un producto tan bueno me ofrecían, parece que regalado, un ordenador. Ni más ni menos.

La oferta era tentadora, que a nadie le quepa duda. Y estuve tan cerca... solamente tenía que pulsar el "uno" que es el número mágico para aceptar lo que sea (que suele ser algo bueno). Quizá un día en las bodas se pregunte:

¿Quieres casarte con Fulanita? - responde "uno" si estás de acuerdo-aclara el sacerdote.
Y tú: uno.
¿en la pobreza?
y tú, callao. Porque en la pobreza uno se casa solamente si el amor es tan fuerte que pobreza o riqueza dan lo mismo.
¿en la riqueza?
Uno.

Estuve cerca de aceptar. Pero era una voz de varón. Y eso era un chasco imperdonable. Será porque ellas nos gustan más.

La cosa es que sin comerlo ni beberlo le encontré un fallo a un gran operador y uno, subjetivo y cierto a otra empresa que no se sabe muy bien si no estará cometiendo algún tipo de fraude en su marketing timofónico. No lo pude saber porque la voz quedó atrapada en que pulsara el uno, si es que necesitaba el servicio. No llegué a saber quién se escondía tras esa voz. Pero sus cantos de sireno me sedujeron más bien poco. Puesto a poner un robot a tus órdenes debieras saber escogerle el género, o al menos cribar las llamadas. Que a malas te encuentras con alguien tan caprichoso como yo.

Tengo una vista excepcional para encontrar el defecto menor y sin embargo en estos días he perdido el cordón del pantalón del pijama. Debe estar por aquí, en algún lado. No pudo ir muy lejos.

sábado, 27 de enero de 2007

Quizá

la muerte no sea más que un rincón silencioso y polvoriento;
pero amar es cruzar las nubes en avioneta con el viento columpiando tu bufanda.

viernes, 26 de enero de 2007

Visto lo visto

... no hay mejor modo de acabar una línea que con punto y aparte.

miércoles, 24 de enero de 2007

Un sitio para nadie

Coincidí el otro día con mi amigo Iván en el Messenger. Ocurrió que no le vi lllegar porque el programa no te avisa cuando escoges el estado de no disponible. La cuestión es que éste me interpeló para decirme, sin previo aviso, sin saludo de entrada siquiera, un parrafazo de esos que se estilan tanto en esos mails odiosos que hay quien hace habituales ; algo del estilo:

si envías este texto a 12 personas se te cumplirán todos los deseos y la persona que quieres te vendrá a besar la boca (o algo por el estilo, aunque ahora que lo pienso un poco, creo que la condición de distribuirlo te lo contaban al final, cuando te han dorado la píldora con las mil recompensas de hacer correr el texto-bazofia por Internet).

Por supuesto, por si no te convencen las mil bondades para enviarlo, que van desde la dicha del amor hasta llenarte el bolsillo, terminan asegurando que de no hacerlo se te vendrán encima aún más calamidades. Vamos que no darás abasto a recoger tostadas que cayeron por el lado de la mantequilla. Garantizarte tanto infortunio tendría que terminar de convencerte. Vamos que si te quedaste en el "consí, consá" terminarás lanzando el dichoso mensaje hasta a la gente con la que llevas años sin hablarte.

No sé bien qué se gana con todo ese juego. No sé si es un modo de llegar a más gente y quizá hacer más amigos (o más enemigos si estos mensajes gustan tan poco como me gustan a mí). Yo particularmente por no leer no leo ni los reenviados si no están personalizados al menos en sus comienzos, con un Anado por aquí o por allá, con el nombre de pila que me pusieron mis padres, o algún otro detalle que valga al menos para fijar la vista sin que uno se sienta parte de una cadena de montaje, en la que no se es más que un eslabón, por lo que se ve, anodino pero imprescindible.

Pero estos ingenios que te auguran tanto éxito si sigues la corriente son especialmente enojosos. Con menos sentido incluso que leer el zodíaco. Porque al menos en estas otras predicciones siempre podrás agarrarte a una frase en particular, que harás tuya, en la que te verás retratado.

Lógicamente a este amigo mío le puse una respuesta que no pudo ver en ese momento porque ya estaba desconectado, pero esa respuesta le esperará pacientemente hasta su nueva conexión, está en el frigorifico congelada; ya digo que no se me advirtió de su entrada ni de su arrebatada intervención, venía a decirle que en el futuro se ahorre enviarme esas invitaciones, esa cama redonda de mensajes hacia todos lados como una metralleta. Cedo mi sitio en la cadena afortunada a cualquiera que quiere ir en mi lugar. Que son niñerías incluso para alguien tan inmaduro como yo.

Digo que ahora me vendrán encima los mil desastres del mensaje ignorado voluntariamente. Para empezar he oído en la radio que mañana y el viernes va a hacer más frío que el que llevamos sentido en esta semana invernal. Con lo bien que nos sentaba el traje de la primavera temprana y he venido a romperlo por no hacer caso.

Quizá aún esté a tiempo.

martes, 23 de enero de 2007

Un martes marrón

A veces hago cosas y no son demasiado normales. En mi descargo diré que esta mañana estaba escuchando mi pequeño MP3, y eso es algo disperso, con la cabeza llena de música que es lo mismo que decir de cuerpo despierto y con la mente sonámbula. El caso es que me puse un poco del café que hice ayer o anteayer, uso una cafetera eléctrica y suelo hacer mucho café para recurrir a él entre semana, y un poco de leche que guardo en el frigorífico, como todo hijo de vecino. La cosa es que cuando pitó el microondas saqué la taza y me fui hasta el armario del azucar. La cogí y eché un par de cucharadas, acto seguido y sin darme cuenta, eso es obvio, cogí el Nescafé que no se llama Nescafé porque es marca la pava, ¿hay que contarlo todo? El café soluble del Día que es más barato y del mismo color, y eché dos cucharadas más. Quién conozca mi bis cómica comprenderá el careto que se me puso al instante, que es el mismo que suelo ofrecer siempre, sin distinguir al interlocutor, un poco confundido y otro poco anonadado. Ahí estaba, mezclandose el café de cafetera, la mayor parte de la taza, el poquito de leche y el café soluble que se disuelve tan rápido...

Por supuesto aquello sabía a rayos y no pude acabarmelo. Lo eché por el desagüe del grifo de la cocina, el mismo que abierto arroja con tan poca presión el agua.

Al llegar al trabajo narré mi despiste, incidiendo sobre todo en la coartada de los cascos en los oídos, la música sonando y lo intempestivo de la hora. Pero lo curioso es que según lo cuento ya me lanzaba con el paragüas hacia el perchero donde colgamos los abrigos... vamos que soy un caso. En mi caso los despistes se dan la mano, los enlazo como Tarzán con las lianas, uno tras otro.

Por eso quizá yo deba plantearme para este año ser mucho mejor de lo que soy. Es algo común entre los humanos proponer nuevos propósitos para el año que empieza. Podría dejar de fumar, por ejemplo, eso es muy común. Lo malo es que yo no fumo, quizá podría empezar...

Hay quien apunta esos propósitos en una hojita, y vuelve a ella, si es capaz de encontrarla transcurrido el año. Entonces se da cuenta de que no cumplió casi nada de lo recogido, o no cumplió nada. Al principio porque tenía todo el año para hacerlo, luego porque se le olvidó que debía hacerlo, o porque después ya no quiso. De manera que esas hojas, como las olas de San Juan se quedan nada más como deseos más o menos sentidos e insatisfechos para siempre.

Yo debería proponerme ser un poquito mejor. No mejor persona de lo que soy, de eso no creo que nadie tenga queja, y si alguien la tiene, sabrá que todo aquello se debió a un gran, fabuloso malentendido. Bueno, en verdad sospecho que soy bueno, no es que nadie me lo haya dicho, por norma general nadie me suele decir nada bueno sobre mí, y quiero creer que es por timidez o rabia, no porque no lo haya. Tal vez mi propósito tendría que ser lograr reducir las veces en que parezco Mr. Bean.

Procurar no buscar nunca algo que tenga en las manos.

lunes, 22 de enero de 2007

Lluvias

Han regresado las lluvias. Y quizá por eso o quizá por otras cosas mi ánimo cayó en picado esta mañana. Estaba mi alegría plomiza y pesada, de no levantar cabeza.

Si me detengo a analizar esa tristeza repentina, de día nublado, me doy cuenta de que no ha sido una tristeza desesperada, sino una suave, soñolienta, como leer un periódico repleto de calamidades recién levantado. Abrir los ojos al día con la mente en blanco para llenarla a seis columnas de actos violentos, enfermos y muertos. Amaneces para darte cuenta de que casi todo alrededor vale tan poco que sería mejor seguir dormido. Y no hay ni siquiera desesperanza porque los sueños tengan tan poco que ver con lo real.

Tiene que ver en mi tristeza de hoy la soledad de mi rostro asomado a un teléfono móvil de tercera generación para dar las buenas noches. Es mi rostro y sonríe al rostro asomado a la diminuta pantalla. La tecnología pone las sonrisas con mil kilómetros de distancia para que las veas.

Sonreía ayer, pero con el frío de la mañana aquella sonrisa se vuelve motivo de tristeza. Como es triste la risa de un payaso que se sentara siempre sin que hubiera silla. Y el día olvida el efecto climático para devolvernos al invierno más duro. Gracias que en el granizo de esta tarde algo dentro, el alma quizá, refulge, remonta mirando en la ventana, asimilando que llegó el frío y lo hizo para quedarse.

domingo, 21 de enero de 2007

Vestidos

Leo que una turba allá en México le hizo pagar un robo a un fulano con su propia muerte. Que es una medida drástica y exaltada. Tras propinarle una fenomenal paliza, participaron alrededor de 100 personas distintas, digo yo que propinando golpes por turnos, todo el mundo sabe que nadie puede arremolinar alrededor 100 personas ni midiendo estirado el cuerpo 4 largos metros, además es lógico suponer que el sujeto de tantos golpes había de tardar poco en tomar la postura de defensa que toman los bebés durmiendo de costado, el caso es que terminaron colgándole por si aún le habitaba un aliento de vida, para rematarlo.

Yo por aquí he descubierto como parecerme más y más a David Beckham. Y cuando digo que ya sé parecerme un poco a él, quiero decir que ya sé como hacer para irme pareciendo a uno de esos módelos de pasarela que van vistiendo a la última, y que aspiran en realidad a parecerse todos ellos a los propios maniquíes de escaparate, de proporciones perfectas, hombros, brazos, piernas y esa mirada de concentración inquebrantable.

Alguien dirá si seré tan intrépido como para compartir ese descubrimiento en este rinconcito mío. Si no tendré más vista y terminaré vendiéndolo a algún guaperas que aspire a ocupar el corazón de Jennifer Aniston o más de andar por casa de Mar Flores. Pues sí.

Si uno quiere parecer uno de esos, no tiene más que llevar encima cuánta más ropa mejor. Es así de sencillo. Por supuesto si esa ropa es de marca mucho mejor, la impresión se fija mucho más rápido. Vamos que si caminas por la calle con una americana blanca, con un jersey de pico debajo, por el que asoma una camisa con el cuello, al menos de diseño, y aún por debajo pero a la vista una camiseta interior de marca, entonces eres un clon de la elegancia de David Beckham aunque no tengas ni puñetera idea de como lanzar las faltas. No te ha de preocupar ese detalle, eso con entrenamiento se aprende, y después de todo tampoco parece que el chaval en la actualidad sepa bien donde está siquiera la portería, ni como pegarle. Luego mezclas todo eso con unos vaqueros gastados, pero no rotos, eso solamente queda reservado a Beckham y sólo a él en exclusiva, andarás hecho un dandi. Vamos que te mirarán más que si vistieras un sombrero de la reina de Inglaterra.


Evidentemente llegar a esta conclusión era muy fácil. Todos estos modelos llevan toda esa ropa porque de lo que se trata en el fondo es de dar impresión de opulencia, por eso si las cosas son de marca mucho mejor, y que se pueda descubrir a poco que se investigue, por eso si eres capaz de volcarte el armario encima, toda tu ropa al tiempo, entonces pensarán que eres rico y que serás, con poco que te sonría la suerte, hasta famoso.

viernes, 19 de enero de 2007

Sin noticias

Espacio mis intervenciones y lo hago porque a estas horas, en que puedo, me he quedado hueco.

Para que no se me confundan los días unos con otros, para que no parezcan el mismo, sin ser malos, marcho mañana a Santander. Alguno dirá que las vidas tienen un tanto de reiteración, aunque sea la natural que da un sol nuevo cada mañana, tiene razón. Por eso hemos de hacer de algunos, días extraordinarios. O quizá basta con tapar un ojo cada día para que las cosas nos parezcan distintas. Pues si en la vida no somos meros espectadores de lo que nos rodea, al menos si debemos exigirnos observar lo cotidiano desde otros ojos, como recorrer infinitas veces un mismo paisaje centrando la atención en los pequeños detalles que hacen distinta cada vuelta, precisamente por renunciar a una visión panorámica. Pues lo vasto, detalle a detalle, puede ser eterno.

Allí me pasearé con la sombra pegada a los zapatos nadie fue nunca tan leal a cambio de tan poco, dicen que el efecto climático nos dejará sin invierno, los flamencos andan desorientados poniendo huevos a destiempo, vivimos sin noticias de las nubes, yo creo que llegarán todas al tiempo y nos ahogaremos en agua. O tal vez ya no llueva nunca más y tengamos que bebernos los océanos. Yo empezaré por el cubo de agua que pierde el teléfono de mi ducha. Sospecho que emerge por allí agua desde el núcleo del planeta.

Y si después de comer en esa gran ciudad, Santander a tiempo completo, se tercia un cine, habrá que elegir película...

martes, 16 de enero de 2007

Olvidos

Se tocarían, se abrazarían, se enredarían y se olvidarían ellas y él del mundo, jugando y festejando el estar juntos.

Lituma en los Andes. Mario Vargas Llosa.



Estuve este sábado en Oviedo, y otro rato en Gijón. Quedé con el Xuac que amenaza con iniciar el también, con más de 6 años de retraso, un weblog similar a este. Dice que parezco un tipo de asociación de consumidores, enloquecido por las reclamaciones supongo. Y es verdad, soy un índice al techo y la voz presta que protesta. Soy de naturaleza protestón, importa poco, en el fondo, quien tenga o no la razón. Creo que nada hice mejor en la vida que quejarme.

Me llevó el chaval a un sitio muy "pixin". De esos en los que te recogen las miguitas de pan de la mesa con una bandejita, yo diría que de plata. En esos sitios uno no sabe bien como ponerse, al menos alguien como yo, que me manejo a mis anchas entre fritangas o en el McDonalds (al que no voy nada de nada).



Creo que fue la mañana de ayer, estaba poniéndome los zapatos y se me ocurrieron al menos un par de cosas para tratar aquí. Simplemente una frase a la que poder sacar punta. En realidad eran dos ideas bastante jugosas. Yo creo que brillantes, impropias de mí. Pero luego las he olvidado. Sé que era algo con mucho meollo, mucho más que mis batallas contra las teleoperadoras. Creo que hablaba de la vida, del destino, qué se yo. Se me han olvidado del todo.

Intento hacer memoria, las tengo en la punta de una lengua que no es mi lengua. Creo que la cabeza que las pensó ya no es mi cabeza.

jueves, 11 de enero de 2007

Escuetamente

El día 9 me entregaron mi móvil nuevo. El Samsung que quisieron cobrarme. Así que he renovado con Orange, me dan un terminal 3G y un montón de promociones. Seguiría, pero toy molío...

martes, 9 de enero de 2007

La corriente

Si un pie ciego bajo la mesa aterriza sobre el botón naranja de la regleta, si el botón al ser desactivado apaga el ordenador, el monitor, los altavoces... entonces el pie es mi pie, el ordenador, mi ordenador, y yo el sorprendido que mira hacia todos lados diciendo ¡pero qué ha ocurrido! Si todo se apaga sin que lo quiera nadie, es señal inequívoca de que ando cerca, puede que al acecho. Tienen mis pies todo el espacio libre bajo la mesa para ir de aquí a allá sin peligro, pero tienen un radar y siempre dan en el clavo. Sin un ¿he sido yo? de Steve Urkel, sin un "yo no he sido" de Bart Simpson. Sucede a veces...

lunes, 8 de enero de 2007

El pescado

Hace poco me contaba un paisano que es amigo mío que había estado pachucho. Algo tomó de pescado que le sentó como un rayo. Hasta el punto de que se fue renqueante hasta Urgencias y de pocas no tienen que salir a recogerlo en la calle. Dice que no veía la hora de llegar, que le flaqueaban las piernas y tuvo que apoyarse en la pared junto a la puerta.

Esto, contado así no dice gran cosa. En verdad a todos podemos intoxicarnos, algunos más que otros, yo particularmente con bastante probabilidad. Pues si nunca fui un Arguiñano aún se comenta en Dooyoo la maestría de mi receta de Spaghetti a la carbonara, claro que yo soy maestro de un solo plato, a lo más de dos, no quiero resultar, a estas alturas, innecesariamente modesto. Lo que ocurre, es que no me pongo. Estoy lo mismo en la cocina que Goya peleado con las pinturas, negándose a entrar en un cuarto si hay un lienzo. Por eso he hecho del microondas mi mejor amigo, desde el café de la mañana, si es que no me falta nada para hacerlo, hasta la tarde en que me calienta las partículas de agua de cualquier producto que introduzca. Y lo calienta todo, que conste, sin dejar el centro frío. Aunque ahora, y esto es novedad, también me arriesgo a encender el horno. Es más lento, pero uno se ahorra tener que quitarle el envoltorio de plata a los canelones o a la lasaña :D.

Decía que no me complico demasiado en la cocina, ya sé, ya sé que tendría que hacerlo. Que obrando así estoy desaprovechando un don, pero es que cocinar para mí solo... ;)

Pero no quisiera desviarme un ápice de lo que venía contando (esto es que no quiero desviarme más). Este amigo mío es un paisanón mayor que viene todas las mañanas. El caso es que siempre me cuenta cosas, pero yo solamente le entiendo algunas. Habla demasiado seguido y yo me cansé de pedirle que me repitiera lo que no entendía. Habla muy bajo y muy mezclado. Él parece un entrañable caso perdido y yo no quiero parecer más tonto de lo que ya soy, vengo siendo. Pero lo mejor de todo es que toda aquella historia del pescado, poco menos que envenenado, se la entendí entera, y eso que no paró de reírse en ningún momento.

Supongo que todo depende de la forma de afrontar las cosas. Por poco se muere y se tronchaba.

F(r)icción VI


¿Qué le ocurre maestro? Lleva unos días que no sale de si mismo.
¿Qué le aflige que se ha quedado mudo? ¿Qué hay que no conociera ya por sus libros?
¿Por qué esa cara de muerto en vida?

No me diga que a su edad se ha ido a enamorar. Nunca es tarde ¿verdad? Y después maestro, ¿qué ocurrirá?

¿Dónde se va el amor? Unas veces al cariño y la ternura. O quizá el cariño y la ternura son el amor mismo. Otras al resentimiento y al rencor. Pregunta por la calle, mira a la gente directamente a los ojos, escucha atento lo que quieran contar, fíjate en los que callan, hay formas de entenderlos, quizá por como miran. Hay un mundo más allá de los libros, sal y busca; o sal y espera, vendrá a tu encuentro ¿o vino ya?

Creí que aquello era una historia de amor, lo creí los primeros 300 días, que debe ser el tiempo mínimo que se debe dar a toda oportunidad de amar. Convencido de que el amor sobrevive a la distancia y al tiempo. Era lo nuestro algo de película. Vivido como si fuéramos el centro mismo del universo.

Hoy creo que todo fue una historia de desamor. La agonía lenta de toda esperanza. La caída libre desde la altura.

Tal vez sea ahora más sabio, tal vez solamente esté más triste. Ningún fracaso es peor que los del corazón. Para todo lo demás encontrará a qué aferrarse. El desamor solamente se cura amando.

El maestro lo mira, parece que reparara en él en ese instante. Como si recién lo descubriera. Entonces abre la boca:

- No sé que me dices. De ayer a hoy me he quedado sordo.

jueves, 4 de enero de 2007

Portabilidades

Esta mañana en el descanso del café hice la portabilidad a Vodafone y escogí un móvil cualquiera el Motorola L7, extremadamente fino y grande.

Por la tarde recibí un mensaje de esta operadora para advertirme de que se habían iniciado los trámites y que la portabilidad se haría efectiva el 15 de Enero. Unos minutos más tarde recibo un nuevo mensaje, esta vez de Orange, ofreciendo el oro y el moro, como se suele decir.

En cuánto le vieron las orejas al lobo supieron que esto es un asunto serio, que este cliente que dijo que se iría se va de verdad, que estoy sobre el felpudo de los de rojo, que mi firma dice que no me cobrarán más lo poco que me cobran, que no soy de esos otros que se quejan por quejarse y que aguantan carros y carretas, como se suele decir.

Me han ofrecido 4 móviles, entre ellos el Samsung Z230 que quisieron regalarme para luego querer cobrarme. Ya escribí sobre esto y no me repetiré de nuevo, que bastante lo hago ya sobre otras cosas. También me dan un 40% de descuento en las facturas de los próximos 6 meses, un 50% de descuento en los 5 números frecuentes de otras operadoras que quiera escoger y me activan gratuitamente la promoción de "Una y no más" que creo que vienen cobrando a 6 o a 9 euros por alta, no sé bien, y me la mantienen hasta Septiembre, es decir solamente pagaré la primera llamada del día a móviles Orange, y del resto nada más la conexión. Y eso que apenas abrí la boca.

La cosa es si sabrán cumplir con lo prometido, si lo harán esta vez. Yo creo en las personas y confiaré una vez más. He cancelado la portabilidad y me he dicho, "tan contento estabas con ellos y solamente querías renovar el móvil". Quizá ahora sepan mantener lo que te han ofrecido por teléfono. Tendré que darles una oportunidad.

Todos hemos necesitado de segundas oportunidades en la vida.



Parece que terminaré renovándolo y que por poco no me terminan ingresando dinero. ¡Madre mía con el poco gasto que hago! Sospecho que sienten pánico a perder clientes. Tanta competencia nos ha dado valor. Hoy me acostaré sintiéndome importante. Único en un mundo de números de teléfono.

miércoles, 3 de enero de 2007

Lu

Vengo de visitar a Bosco, nada más por ver lo bien que lo cuenta. Leía un fragmento sobre un beso robado y me vino a la memoria una situación del pasado. Cuando apenas era un chavalín. Cuando compartía clase con una chavalita a la que mi amigo Pablo, que entonces era amigo mío de los de uña y carne, y yo mismo decidimos llamar en un momento dado LU. Como las galletas, no me digas por qué. Solamente sé que aquello nos permitía hablar de ella teniéndola a dos pasos, sin que ella sospechara.

La cuestión es que aquella chavalita que tenía unos hermosísimos ojos verdes no nos hizo ningún caso nunca. Y este nunca es un nunca definitivo. Pero a mí me regaló dos momentos tan definitivamente inolvidables que hoy tras un montón de años, aún recuerdo. Aunque ahora ya no importen, supusieron en su momento un gran motivo de alegría, y un recodo de esperanza en el camino, al que volver simplemente con el recuerdo. El primero fue con ocasión de haberle dejado un relato mío, triste como pocos, desesperado por falta de esperanza, pero no en el amor, que yo no sabía lo que era, sino por la enfermedad, que tampoco conocía pero que podía llegar a imaginar. Al devolverme aquellas hojas en un descanso entre dos clases comprobé que había algo escrito en la parte inferior a lápiz. Solamente dos palabras. "Es sublime".

Y yo vi el cielo ante mis ojos.



El segundo momento llegó inopinadamente, cuando se me acercó en otro momento para decirme que iba siempre muy desaliñado, y se puso a ordenarme el cuello de la camisa. Yo solamente pude reír un poco, sin saber qué decir.

Dos momentos únicos en un desierto de dos o tres años. ¿Fue acaso amor? ¿O fue mero entretenimiento?

¿Dónde quedó todo aquello?


Estamos hechos de pasado, nada más.

martes, 2 de enero de 2007

La peluca y los ojos rojos

He recibido visita y me han hecho fotos. No sé si he salido en alguna realmente bien, lo que es seguro es que he salido muy gracioso. Tengo una gran facilidad para poner caretos y eso da mucho juego delante de cualquier cámara, si es que estoy por la labor...

Lo que es seguro es que he salido con los ojos rojos, y es evidente que no los tengo rojos de natural, a la vista está por la foto superior que son verdes, y mi piel de un rosa intenso :D
así que si tengo los ojos rojos en las instantáneas es por culpa de la cámara, o quizá ocurre que la cámara además de poder percibir las vibraciones de la pantalla, del televisor o del monitor, igual da, es capaz de obtener un retrato del fondo de ojo de cada uno. Como el mejor oculista.

Claro que se trata de eso. Del reflejo del flash en el fondo irrigado de los ojos. Por eso nos salen los ojos rojos y por eso hay editores de fotos para remediarlo. Por la curiosidad de alguno apuntaré que es más común este defecto, ¿por qué es un defecto de la foto mostrar lo que no hay? ¿o es un defecto del ojo no encontrar lo que existe aunque no se vea? Es más común decía en las fotos con poca iluminación, porque las pupilas entonces están más dilatadas y la radiografía es, por tanto, mayor. Precisamente por esa razón los fabricantes de cámaras ofrecieron la reducción de ojos rojos como una opción al hacer la foto, es muy sencillo, varios flashes seguidos para disminuir en el momento de la captura, el tamaño de la pupila. No es, desde luego, un remedio infalible.

Digo que me han visitado y he pasado la Nochevieja riéndome mucho y bailando (si es que a lo que hago se le puede llamar así, soy generosísimo). Yo no soy un gran fan de los fines de año. Antes quizá sí, ahora les doy poca importancia. Pero eso no es óbice para que me eche unas risas y pose peluca en ristre, en blanco y negro por favor, para evitar que se me vea el fondo de los ojos. Pudoroso que es uno.

Por cierto, foto con cámara nueva. Una Exilim Z7, estupenda. Con tantos megapixeles que haciendo zoom puedo llegar al fondo de mi alma.

Conste que los 4 nos pusimos la peluca, faltaría más

Feliz 2007

de corazón te lo digo.