domingo, 17 de mayo de 2009

Los pitos

Una entrada i una sortida.

El camí - Gossos



Hay gentes que se ofenden porque en un estadio otras gentes se dedican a pitar el himno de la nación, o peor aún, a pitar a su cabeza visible, al Rey Juan Carlos cuando entra en el palco, en ayunas.

Estas gentes no se dan cuenta de que lo que hace grande una democracia es precisamente que detalles como estos puedan darse. Que los que no están de acuerdo con ellos puedan manifestarse. Y habría sido una lección magistral de normalidad democrática si Televisión Española hubiera dado aquellos pitos en directo, sin meter la tijera a los altavoces, en vivo y en directo.

Pues el mérito mayor sería haber sabido de antemano lo que iba a suceder y sin embargo presentarlo ante el espectador como demostración palpable de la diversidad ideológica de este país plural, tan lleno de patios vecinales.

Algunos no se dan cuenta de que nada retrata tan bien el estado de la nación como escuchar la conformidad o disconformidad de sus ciudadanos. España es el paisano que se lleva la mano al pecho cuando suena el himno y también el que silba porque no le gusta lo que escucha.

Viene faltando tolerancia en un sentido y en otro.


Aunque ahí va otra lección: la de la afición del Athletic en la derrota.

Le decía a un amigo del Athletic en la tarde misma del partido, que a ver si esa noche cenábamos bien (me entendió perfectamente). Tras el partido él comentaba que la cena bien, pero el postre fatal.

Más bien al contrario.

La cena regular, el postre exquisito.

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