martes, 26 de mayo de 2009

Mayor

Convierte el aire en gas natural.

Lucha de gigantes - Antonio Vega



Tengo un huevo de cosas que contar. Pero ahora vive conmigo Sestea y no tengo tiempo pa sentarme delante del portátil sin parecer un loco, raro, por esto de escribir.

Ocurre sin embargo, que no podía dejar pasar la oportunidad de hablar de Mayor Oreja, aprovechando además que ha ido a la tintorería a recoger un vestidete. Sestea digo, no Mayor, que debe estar haciendo la digestión de haber parecido tan antiguo y tan pasado de rosca en el debate de ayer.

Vaya por delante que estoy profundamente en contra de que se acaben las deducciones por compras de vivienda para las rentas mayores de 24.000 euros, que no son rentas de gente rica, sino de la clase media más corriente y moliente en estos tiempos de euro exagerado al final de la factura. Pues no digo, además, que yo vaya a salir a tanto al final de año, ¿pero y los próximos 5?, ¿o 15?, ¿o 30?

Así que estaba yo pensando en mandar a Zapatitos a tomar el aire fresco, por ver si se le airean las cejas y empieza a sentir el miedo escénico de estar frente a todos y con el culo al aire. Porque si bien la clase política, tan falta de clase, me resulta bastante repugnante, aún más cuando sus medidas podrán perjudicarme en mi futuro más esperanzado.

Claro que para abrirme los ojos el PP se quita la careta, o se la pone, y cuando estoy más cerca de Rajoy, como si fuera su niña electoral, más se empeñan en demostrarme la distancia entre nosotros. Pues a mí no me da igual que Camps pague sus trajes con raciones secretas de cohecho, que los valencianos le van a perdonar, piensan en Génova, porque les da igual que se haya ahorrado 30.000 euros en vestir su quijotesco cuerpo, habida cuenta de cómo está el patio de las corruptelas.

Pero es que esos manejos a mí sí me importan. Y no concibo que Rajoy grite a los cuatro vientos que apoya a Camps, ahora simplemente Paco, y que todos los que enredan en su contra son unos torquemadas sin corazón pero con ojos para ver que nadie da nada por nada.

Nos están preparando ración y media de candidato a presidente sin darse cuenta de que va camino del patíbulo. Es la inconsecuencia de la política.


Por si fuera poco ayer ceno con Mayor Oreja, que pudo ser presidente de gobierno si la veleta de Aznar le hubiera favorecido. De hecho parece que Mayor se hubiera quedado anclado en el tiempo, no porque siga exactamente igual que entonces, que los años nos pasan por encima a todos, sino porque parece un hombre salido de un arcón. Sigue siendo el mismo que fue siempre, vive aún en 1996 cuando él mismo y el país parecían otra cosa.

Con un discurso trasnochado, descascarillado y lánguido como una mañana con noticias de la muerte. Aparece ante nosotros como un alma en pena buscando en el cofre del abuelo, que es su cofre, antiguas medallas.

Viéndolo me doy cuenta de la distancia exacta. Y me digo que no sé hacia donde echaré mi voto. Abre las manos para que salga volando.

Tengo hasta el 7 para decidirlo.

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