viernes, 10 de diciembre de 2021

Corina se equivoca. No es acoso, simplemente quiere que le devuelva su dinero. Era un regalo sí, pero muy gordo y mientras persistiera el amor, o él creyera que persistía, lo que ahora está muy lejos de creer. Más bien se siente, allá en los Emiratos Unidos, el malo de la película, además del tonto, con todo su legado emborronado, hecho una porquería a última hora. Y así pensando al menos los 65 kilos si van de vuelta mal se ha de dar para no llenar de nuevo de amor el corazón y la bragueta. Además que él creía cada palabra que ella dijo cuando decía que lo quería, y él decía verdad cuando dijo cuánto quería al niño, al hijo adoptado como propio por su amor a ella. Cuántos días de barbacoa al sol se le han negado después, de tanto como se torció la cosa. Pero hubo amor, quién lo duda, amenazando el Rey con matarse incluso, eso cuentan, de un tiro por amor a ella y para que aprendan lo que es amor, del bueno, las cabezas cuadriculadas del CNI y la Casa del Rey. Solamente un amor verdadero merece arriesgarlo todo. Y vive dios que él estaba dispuesto a arriesgar corona, país y lo que hiciera falta.

Ahora le reprochan que quiera ese dinero, testigo del amor, obsequio de su corazón obsequioso, de vuelta. Que le haga algún reproche o amenaza más o menos velada. Está en su derecho, por el amor que siempre es condicional y por Qué diablos es el Rey! Ningún inglés coloradote, ridículo del té tendría que poder pedirle explicaciones, a menos que esté dispuesto a recibir por toda respuesta un Por qué no te callas.


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