martes, 16 de octubre de 2007

El capricho

Me compré ayer utilizando este medio un Ipod Nano de los nuevos.

Me lo compré de 8Gb porque el Zen Nano Plus de 1Gb se me ha quedado pequeño. Ya no me deja meter ni una canción nueva sin borrar antes alguna otra. Ha llegado a su tope. Nada parecido a las discotecas o los conciertos que dicen ser de aforo limitado y sin embargo siempre hay espacio para alguien más si nos apretujamos un poco. O los autobuses de línea regular, que vas con el pelo enganchado a las puertas mientras un codo se clava en el esternón. Mejor el tuyo que el de otro. Cada parada te dices que aquí no baja nadie, y que no puede ser muy conforme al código de circulación transitar de esa manera, pero al conductor se la trae al pairo, grita que pasemos "p´atrás" porque hay un rincón donde nadie pisa a nadie. A él le da igual, va ancho en su asiento mullido, el muelle lo mueve de aquí a allá como un reloj basculante. No repara en que de chocar aquello se convertirá en una explosión de naranjas rotas.

Por supuesto que el capricho pudo ser el de 4Gb, pero sería cuestión de tiempo que lo llenara porque ya dije alguna vez que la música es una de mis debilidades. La horchata es la otra.

Así que mejor cogerlo con capacidad suficiente para que a la larga algunas canciones se me puedan hacer prescindibles. Pude comprar el Ipod en el FNAC, pero a través de la tienda de Apple logro que me graben el nombre en el reverso. Yo hubiera preferido una frase elocuente, pero no di con ninguna.

Compré el (RED) y por el mismo precio participo en una campaña de envío de medicamentos para combatir el SIDA en África.

Lo malo será si el chisme me sale malo. No sé como me defenderé en lo relativo a la garantía. Cuando uno no tiene a quien reclamar se termina reclamando la torpeza frente al espejo. Algo leí de 90 días, pero me parece poco tiempo. Será que les tienen programado el fallo. En cualquier caso yo soy de los que, al que hace 91, se encuentra con que aquello lanza guiños pero no enciende. Que por fallarme me fallan hasta las pastillas de jabón.

Se admiten apuestas.

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