domingo, 28 de octubre de 2007

La derrota

No creo en el jamás.

Juanes



Digo yo que el tal Jimenez Losantos debe tener cuidado de no morderse la lengua. Que como se la muerda se envenena. Y la verdad es que el tipo es un charlatán de aúpa. Claro que ha tenido suerte y alguien le puso un micrófono delante y ya no es capaz de pasar sin él, suerte porque lleva toda la pinta de ser de esos que de no tener el micro caminaría por la calle hablando solo, en perpetuo combate con sus demonios interiores.

Lo peor es que ha escogido malos enemigos, a quien se le ocurre. Haciendo campaña por ocupar unas cuantas portadas en contra del rey, que es tan bueno o malo como cualquier otro rey. Porque el problema, si lo hay, no está en Juan Carlos, esa persona en particular. Está si acaso en la figura en si misma, que fulmina toda aquella idea tan hermosa, pura teoría, de que todos somos iguales y ninguno es más que otro.

Claro que esa es la mayor mentira. No somos iguales. La naturaleza nos hace distintos. Y sí, por distintos se da que hay unos mejores que otros. Y eso puede parecer injusto porque tal vez lo sea. Cada uno carga con sus propias limitaciones.

Leo que los Latin Kings han jurado venganza sobre Sergi Xavier, el macarra del tren. Otra vez la vida es una tómbola. El verdugo se hace víctima y la víctima, de algún modo, verdugo.

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