martes, 20 de mayo de 2008

Metamorfosis

Yo vengo del hoyo.

El hoyo - Manu Chao



He estado viendo en un canal local una feria de ganado por la fiesta de San Isidro en Cantabria . Y lo he seguido con gran interés porque me he vuelto muy rural. ¡Qué hasta me apetecería tener unas vaquitas y pasar los días haciendo quesos!

Así me pasa que ahora entro en los grandes supermercados, en la red de los Mercadona, que están ya ramificados hacia todas partes, como Paco Martínez Soria de visita a la capital. Que me falta echar miguitas de pan para no perderme.

Será que la gente de los pueblos me parece más franca, como que va más de cara. O tal vez es que en las ciudades la gente anda muy ocupada asida del reloj y las prisas por llegar para volver.

Nadie conoce a nadie. Se vive rodeado de fantasmas.

Hoy comentaba con un paisano acerca de Luis Aragonés, el sabio de Hortaleza que ha montado en cólera porque Casillas y Ramos no han acudido a la jornada de convivencia de los seleccionados para la Eurocopa.

Yo nunca vi un camelo mayor que este del seleccionador y la selección de notables. Recuerdo, por cierto el primer grupo de noticias que fundé, precursor del que luego vendría en "Aunque nadie nos lea", se llamaba "El foro notable" si no recuerdo mal. Entonces yo creo que escuchaba más a los otros, más que ahora que vengo y escribo para escucharme a mi mismo dentro de unos años.

Decía que no hay engañifa tal como todo esto del seleccionador y la selección española, ilusionante de nuevo en victorias que hagan justicia a nuestro fútbol sin igual. Resulta que Raúl, del que llevo escrito largamente en este espacio y muy poco a favor, ha hecho la mejor temporada de las últimas cinco, pero ahora Aragonés no lo convoca entre los 23 artistas del balón que deben defender nuestro honor patrio en los verdes campos de Austria y Suiza. Lo hacía cuando el muchacho era una sombra del que ha sido esta temporada, pero no lo hace ahora y simula naturalidad tras su decisión, como si nadie tuviera derecho a preguntarse acerca del por qué no. Sin tener la valentía de explicar las razones del destierro actual cuando en otra época era un fijo a pesar de ser un lastre. Será que hemos de fiarnos de su sabiduría tantas veces acreditada. Pues si no inventó el fútbol fue porque alguien nació antes que sino de qué. Probablemente ahora se llamaría Aragonesgol o Pecheralpie, o tal y tal.

Lo cierto es que si Aragonés tuviera un poco de dignidad habría dimitido tras el asunto aquel de llamar negro de mierda a Henry, y si no tuvo la dignidad suficiente tuvo que llegar quien está por encima para ponerlo de patitas en la calle. Después de todo en el fútbol no hay lugar para dramas, siempre habrá alguien que quiera confiar en ti de nuevo. Porque a rey muerto, rey puesto y la ilusión es la zanahoria ante el hocico del burro, que va siempre en pos de ella sin llegarla a alcanzar nunca.

Pero uno puede perdonar el fracaso. ¿Quién no fracasa? ¿Quién de todos no ha fracasado aún? ¿Quién está convencido de no fracasar de ahora en adelante?

El fracaso es común y está tan extendido que no hay un día en que no se fracase en algo. Aunque sea apenas en una minucia. ¡Es tan difícil alcanzar alguna perfección en algo! ¡Si la perfección no existe siquiera como idea! Depende de las personas y cada una con la que hables dirá algo distinto.

La vida es un camino que rara vez se da en plano, más bien es una sucesión de montes y simas, de manera que uno puede tener la completa seguridad de que a la bonanza actual le habrá de llegar su fin de algún modo, como a la tristeza le habrá de llegar la alegría por un fenómeno que hará mirar distinto lo que nos rodea.

Perdonemos el fracaso porque el hombre que fracasa está vivo. ¿Pero dejaremos incólume al que nos avergüenza sin razón ante todos? ¿Perdonaremos al que traiciona la confianza concedida no estando a la altura ni siquiera en mínimos de educación personal?

Si no quieres dar la conferencia de prensa no acudes ante los micros y se acabó. Te pagan muy bien por poco más que por eso, pero tú eres muy libre de lanzar órdagos frente a quien sea. Al fin tú mejor que nadie sabrás que te estás jugando exactamente, si es que hay algo en juego.

Aragonés convoca a 5 muchachos que nunca han vestido la prestigiosa elástica nacional, y uno se pregunta para qué sirvieron los amistosos previos si no dieron lugar a que fueran llamados. Entonces reparas en el detalle, Luis dedicó uno de los amistosos a homenajear a Albelda en su desencuentro con Koeman. Para recordarle que nunca caminará solo, que Aragonés es amigo de sus amigos, porque sabe más por viejo que por diablo, que hoy por ti, mañana por mí.

Así que Albelda tomó la manija del centro del campo, aunque ese muchacho no sea capaz de dar un pase en condiciones a tres metros de distancia, y Aragonés lo tuvo jugando no porque quiera hacer probaturas tácticas para preparar torneo alguno, sino simplemente para hacer caja y dar minutos a un muchacho que por aquel entonces prácticamente ni siquiera se entrenaba. Ambos sabían que no iría a la Eurocopa, pero daba igual. ¿Quién piensa en ello?

He ahí la clave de todo. La raíz del camelo de los amistosos que no sirven para preparar nada en absoluto porque no tienen ninguna razón de ser. Como no tienen ninguna razón los entrenos de la selección nacional ni las convivencias. Aragonés no tiene nada que enseñarles. ¿O acaso le explicará a Casillas como debe blocar un balón? ¿O le dirá a Marchena como dar una patada? ¿O a Villa como marcar? ¿O a Torres como celebrarlo?

Tal vez se aproxime cansinamente al balón para pegarle directamente a la barrera, que es una silueta en madera como una sucesión de cocineros de los que anuncian el menú diario fuera de los bares y luego le explique a Xavi que hay que lanzarla así justamente, pero por encima, o por debajo claro, porque puede que la barrera de carne y hueso salte al unísono, cosa que no hará nunca una barrera inanimada. Y Xavi tome nota de como lanzar por si acaso entra en partido oficial. No vayan a estas alturas a cogerle por la pechera, o se le aproximen casi hasta el beso, mezclando alientos de chicle y de caverna prehistórica.

Puede que algo esté cambiando. Esta vez sí, la prensa deportiva me ha abierto los ojos. No he podido mantenerme al margen de tan sugerentes titulares. He empezado a calentar motores pensando en nuestros éxitos futuros. Lo noto a flor de piel, la ilusión me traspasa los poros.

¡Ah no! Dejé la calefacción puesta.

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