martes, 13 de mayo de 2008

Tómbola

La vida es una tómbola y arriba y arriba.

La vida tómbola - Manu Chao



La vida es una tómbola. De esto no hay duda. Unas veces un poco más arriba y otras abajo del todo. Aunque siempre se puede bajar más. Ya lo dicen los agoreros de Mafre, que quieren meter el miedo en el cuerpo con sus anuncios, si algo puede salir mal, saldrá mal. Pero no es un buen mensaje, porque si contratas con ellos y te puede tocar el comercial que no se entera de nada, te tocará, o el que no le gusta su trabajo, o el que es incompetente redomado y tú con el coche descapotable paralizado entre la lluvia torrencial mientras el te aclara que la grúa más próxima circula en este instante a doscientos kilómetros y que ha pinchado, o que tu seguro cubre mogollón de cosas con una excepción. Eso mismo que te ha pasado, qué tino tienes mi niño, ni hecho adrede.

Sin embargo la vida es una tómbola. Y como tal debe ser afrontada. Como las tómbolas de feria con todos esos premios colgados y tan visibles que uno se dice que se han de ganar bien fácil.

- Yo quiero el jamón así sea del pleistoceno... ¿o es cartón piedra?
- Pues yo la muñeca chochona o el piolin de tamaño natural.
- ¡Pero si Piolín era un pajarete bien pequeño!
- Pues el Super Piolín extra grande, que no veo el día en que se abran las costuras y se me llene la casa de minúsculas bolitas blancas como de corcho.

Pero luego sacan tropecientos números para jugar, y te los dan gratis del montón malo cuando cruzas por delante y te dices que la vida es una tómbola de emociones, que se trata nada más de jugar. Lo de menos es si funcionará o no aquella radio sin marca, probablemente sea como los libros de pega que muestran algunos en sus bibliotecas, como el bigote de Pajares o su pistola.

Estamos para jugar por jugar.


Si al final el número no importa, su idoneidad se basa en el resultado. En la vida las experiencias nos valen por como acaban. Después de todo el pasado por pasado no importa, no mueve molino, es el pan para hoy y el hambre para mañana, cuando del pan no queda ni el recuerdo serviría el recuerdo de tan poco que porque no olvidarlo.

Que se lo digan a Roca, que dormía con un oso polar disecado guardándole el cuarto y ahora mira la noche a través del patio por los barrotes del ventanuco. Aunque no sé bien si ya está libre, que todo puede ser.

Son malas rachas nada más. Mira al poli de Coslada. Tenían una red de extorsión sobre las prostitutas y sobre los clubs de alterne. Que los cobros se hacían en machacantes o en especie, según las ganas de pagar o cobrar.

Nada menos que treinta policias metidos en el embrollo, creo que es un tercio de todos los policias de Coslada, el bloque se hacían llamar. Seguro que tenían hasta carné de socio. Hoy están "apatrullando" las calles como Torrente y al siguiente dando explicaciones de un dinero de más en la cuenta y de un polvo de menos en casa. Con perdón.

Ahora arriba, ahora abajo.

Menos mal que la justicia mete mano.

Y cuando la justicia entra va arrastrando la toga, no es cosa de risa.

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