viernes, 29 de octubre de 2010

Los Kirchner

Tu vudú ya pincha en hueso.

Tiramisú de limón - Joaquín Sabina



Se ha muerto el marido de los Kirchner y se ha echado el país entero a la calle. Con lo listos que son los argentinos, con lo bien que hablan, con lo mucho que subyuga su discurso, y resulta que sin que lo esperáramos ahora también se nos han hecho sorprendentes. A mí siempre me ha parecido que una democracia en la que el hijo sucede al padre es una democracia bastante enferma (Bush después de Bush), del mismo modo pienso cuando a un hermano le sigue otro hermano (Polonia) y a un marido su propia mujer. Pero eso no es lo peor, sino el propósito ahora irrealizable de volver a suceder a la mujer como si no hubiera nadie más en todo el país. Primero yo, luego tú, y otra vez yo (que en este caso es primero nosotros, luego nosotros y después nosotros de nuevo).

Sin embargo Néstor Kirchner debía ser bueno pues no se explica la consternación del país en los noticiarios. Toda esa gente sufriendo su pérdida, casi como que no importara lo mucho que se forrara desde la poltrona del poder. Nos lo cuentan como si no fuera nada, tampoco parece que a nadie le importe. Nadie en el mundo quiere tener de líder a un muerto de hambre, con lo que si multiplica exponencialmente su dinero y posesiones no hay nada que reprochar. Después de todo a esta gente se la contrata para ACTUAR y no para quedarse de brazos cruzados. Y actuar obliga en todos los campos sin excluir ninguno. Además iba a ser el próximo presidente justo después de que cesara la esposa, para seguir gobernando juntos. Una bici tándem con dos fuerzas motoras.

Esto, que a mí no termina de parecerme bien, tiene sus ventajas. En las fotos de campaña que vas a utilizar para empapelar la ciudad pones en primer plano, de cintura para arriba, al candidato que se presente, y por detrás, como presentándolo, con la mano sobre el hombro al que queda en la recámara. Luego un pasito hacia delante, un pasito hacia detrás y arreglas la de la siguiente legislatura. De forma que en media docena de disparos y sin necesidad de venir otro día tienes echa las campañas de la próxima década. A lo más cambiar las chaquetas para que transcurridos unos años a la gente no le parezca estar en medio de una repetición incesante.

Yo ignoro las cualidades del fulano. Casi no las quiero saber. Hoy tengo un día de esos a ras de suelo. Si bien me ha llamado la atención una imagen de esas enormes que se utilizan en campaña, no se sabe muy bien con qué dinero, ni de quién. Una de esas que se ponen a las entradas de las ciudades para anunciar el candidato por turno. En ella Néstor Kirchner en primer plano. Tenía la misma cara, la misma nariz, las mismas arrugas al sonreír... era él, cualquiera lo reconocería.

Eso sí, con el estrabismo bien curado. Que el Photoshop logra lo que no la cirugía.

¿Hay algo malo en ello?

Que se lo digan a Ana García Obregon. Para mí que aún hace posados...

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