viernes, 15 de junio de 2012

Un nuevo gobierno

A las flores de un día.
 
Aves de paso - Joaquín Sabina



Alguno ya sabrá que desde este espacio procuro dar respuesta a los misterios de la ciencia en primer término, poner foco en oscuridades que diría alguien aún más pedante que yo mismo, y en los tiempos actuales, que son los últimos, aclaro, busco dar solución a los problemas cotidianos, que no son haberme quedado sin detergente para poner una lavadora, sino la crisis económica y la más variada sinvergonzonería en toda esfera política, judicial y social. El otro día yo mismo adelantaba mi ingenio hablando de desmantelar el ejercito y demás medidas ahorrativas, aunque no sé hasta que punto no estamos ya en un punto sin retorno, pues esta mañana lei que la deuda soberana es el 79% del PIB, que yo no sé lo que es, pero me suena muy mal.

De manera que yo no sé si mis medidas para reflotar la economía han de dar sus frutos, por lo menos a corto plazo, pero como mis ansias de depurar responsabilidades, QUE YO SI LAS TENGO, me han llevado a proponer un nuevo invento para acabar con la más o menos solapada corrupción que se alberga en las poltronas del poder político. Y ésta medida, pensada, no podía sino tener como epicentro, ¿alguien adivina? A Rafa Nadal.

Para qué queremos otro embajador ni político, ¿lo hay más honrado que él? Que si nada más apuntó un posible fraude a la Hacienda con no se qué empresa radicada en el País Vasco y fue llamarle la atención sobre ello para llevarla raudo y veloz, a Mallorca, aunque en la gestión tuviera que hacer frente a impuestos de lo más insospechados. No solamente pagó sino que casi pidió perdón compungidamente. Con lo fácil que sería para él tener su fortuna en algún paraíso fiscal, y ahí lo tienes abonando como el que más, por todos los que no lo hacen... Pero es que Nadal es un un buen ejemplo de como ser (y su hermana también aunque por razones distintas), sin ir más lejos, hoy leo que además de jugar al tenis como lo hace ¿hay que explicarlo?, resulta que también besa genial. En resumidas cuentas. Nadal 2, Rajoy 0.

La cosa quedaría así. ¿Qué este país necesita algo? ¿Recapitalizarse? ¿Un fondo de rescate de un millón de millones (de euros)? Que los pida Nadal, y si alguien osa responder que no... Desafío de tenis (o de besos).

Y no digo que Nadal deba enfrentarse en pista a la Merkel, que ha de hacer en chandal una pinta muy poco seria. Que ella envíe a quien le salga del Bundestag. Nosotros tranquis. ¿A Becker? No el viejo pelirrojo, el otro. Pues a Becker. A Kolsraiber o como diablos  se escriba, pues a ese mismo. Va a dar igual. Somanta para uno y para otro. Que jueguen juntos en pista de dobles...

Y así con todos. Una era nueva, gobernando el mundo con el permiso de Serbia. A cada petición una satisfacción. Buffé libre para España, que pida nada más por esta boquita. Que pida Nadal. Y a quien nos tosa, rosco.

Así que salgamos de esta inmovilidad en que nos hemos afincado. Tomemos las calles y llenemos los tablones de campaña electoral con Nadal posando sonriente, mordiendo a la prima de riesgo (o besándola). Con ganas de salir al rescate.

Su país lo necesita.


Por cierto, marcho esta tarde a la capi del reino. Si alguien pasara por la frente del Congreso de los Diputados, hogar de esos grandísimos... currantes, quizá me reconozca. Seré el tipo que los está aplaudiendo desde mitad de la acera.

La policía no nos deja acercarnos más. Por si se nos pega algo.

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