Matemática cuántica

Todo viene de dentro.

Por la boca vive el pez - Fito y los fitipaldis



He estado viendo esta tarde un documental de matemática cuántica, hablaban de superposiciones, de un gato que estaba vivo y muerto al mismo tiempo, de fotones, de la teoría de las dos ranuras y acerca de lo utilísima que será la física cuántica para el futuro cuando logremos conseguir, por fin, ordenadores cuánticos en lugar de los artefactos actuales, que casi no pueden hacer nada, cuánticamente hablando, y que son una bazofia de gentes retrasadas.

La verdad es que estoy algo enfermo, he pasado el finde con gripe y diría que con fiebre, aunque no puse el termómetro para comprobar algo tan empíricamente comprobable, y solamente puedo hablar de un malestar general, falta de fuerza y ciertos calores y fríos alternos, como dos fotones disociados a 12 metros de distancia y que siguen comportándose igual que si estuvieran juntos, como dos amantes.

No digo que el documental que he visto no fuera interesante, cierto que me deja en mal lugar, pues no les he entendido nada a Einstein y compañía, que son legión de cabezas cuadradas, claro que en mi descargo alegaré la falta de fuerzas antes mencionada y la muy probable confusión mental a la que conduce cualquier gripe que se precie.

Creo que no hay nada más confuso ni intrincado que esta historia de física cuántica. Además no ayuda que utilicen un hombre vestido de gato dentro de una caja, ni ayudan todos esos bailarines en segundo plano por detrás de la cabeza del sabihondo de turno. No me dan mucha impresión de veracidad, aunque estoy dispuesto a jurar que el más tonto de ellos da 180 en los test de inteligencia.

Lo cierto es que me ha quedado un poso de estar presentando una engañifa. ¡Diablos si ni siquiera salían ya ni fórmulas matemáticas! Nos cuentan la milonga de la física cuántica aunque no tienen los instrumentos todavía que la podrían medir en condiciones (y condicionar por medir).

Supongo que esas divagaciones que han conseguido un par de grados más de temperatura corporal en mi cuerpo (y que tendría que ser estudiado consiguientemente, como efecto colateral de la física cuántica) han logrado a la par crear cierto dolor residente en alguna zona de mi cerebro infra-utilizado. ¡Cuánto saben y yo tan poco!

No somos nadie comparados con esos genios del concepto y del estudio. Que quieren hallar la factorización de un número de 400 dígitos para saber que dos de 200 dieron lugar a aquel.

Creo que esta gente nace y muere sin salir del laboratorio. O dan conferencias en sitios a los que no se me dejaría entrar.

Pero ¿por qué hacer eso con sus vidas? Si es persona tan notable...

Con lo simple que se ha de ser para ser presidente de gobierno en cualquier país. Mira al gordito que va a heredar la jefatura de Corea del Norte, todas las chinitas llorando emocionadas en el acto de los tanques, con todas esas coreografías de 100.000 hombres y mujeres. Menuda vida le queda al chaval, va a pasar hambre el tío...

O mira a nuestro Zapatero, que quiebra el país a cambio de haber llevado al mundo un mensaje de buena voluntad; "la alianza de las civilizaciones".

Un día contaré que me creí siempre de izquierdas, puedo jurarlo y ahora me sorprendo como alguien que no censura la pena capital. Aunque Zapatero diga, con un mohín blando, que el universo será mejor el día en que no se mate a nadie, así sea el demonio, que está por todas partes. Aunque de eso quizá hablé otro día.

Hoy quería hablar de esa gente preparada que hace fórmulas matemáticas imposibles. Y que hablan de conceptos que no puedes tocar ni oler. Que podrían ser presidente de gobierno, por listos como Obama, y que prefieren explicar sus hallazgos en documentales de gente disfrazada y juegos de luces.

Y total para nada. Tan tonto, tan tonto soy que ni con esas lo entiendo.