jueves, 6 de noviembre de 2014

Casi que no

Hice un solo desafinado.

Tiramisu de limón - Joaquín Sabina


-Oye mira, que casi que no.

Esto literalmente es lo que pueden llegar a decir en cualquier momento alguno de nuestros rutilantes políticos o esos famosillos a los que la mala suerte les ha jugado una mala pasada.

-Pero tendrá que entrar en la cárcel, hay una sentencia de uno para que lo haga.

-Ya,  si será verdad, pero mira,  estoy pensando que casi que no. Hoy no me levanté con el ánimo de ingresar. El bocadillo aquel que se comía Javier de la Rosa no tiene tan buena pinta.

En otro tiempo a la cárcel se iba con grilletes,  ahora es como ir al teatro,  sólo si te apetece. Si hasta tiene glamour haber coqueteado con la justicia en esos dimes y diretes, con sentencias y contra sentencias, con recursos y amparos. Aunque solamente para estos casos de guante blanco,  ese dinerillo que casualmente estaba sobrando al tiempo que a ti te faltaba para ese capricho que de otro modo no te permitirías. Ese fraude que te pide el cuerpo y que es pecatta minuta comparado con el tamaño mismo del universo.

En verdad que tener recursos pendientes en la magistratura da un caché, porque se percibe esa dualidad entre lo bueno y lo malo pero además al condenado se le añade un plus de inteligencia que probablemente no tenga y que de repente se le supone. Y si no al menos se le añade otra suposición igualmente ventajosa,  la de una vida social elitista,  en la que se trata con gente bien lista, tiburones que saben de papeles para no pagar tanto como toca o directamente no pagar nada,  que es mejor. De una forma u otra al talento natural que dio la justa fama hay que añadirle esto otro que endulza como azúcar sobre leche condensada.

Con lo bien que canta, piquito de oro, y encima es una maga de las finanzas. O la conclusión B, fíjate que no todo es cantar, menuda cohorte de asesores que se gasta para tratar lo de "la pela", para si los quisiera entre los 77 que tenía Zapatero o Rajoy (aunque Rajoy no protestará demasiado de los que tiene).

Así estoy yo de impactado, que la voz de la Pantoja me suena de una hondura insospechada. De repente su cascada figura me ha ganado en matices que rebosan de la música para llegar más allá. Y lo mismo te digo de Ana Torroja,  que buen hacer en todos los niveles.  Los vocales y los de la cartera. Hasta un ser que presumíamos inocuo y hasta angelical en su redondez como Montserrat Caballé ha tenido sus discretos manejos para distraer un jornal a la Hacienda pública,  que ya la pagamos si eso los que tenemos nómina y pereza para convencer a quien corresponda de que nuestros ingresos ordenadamente y por transferencia a las islas Caimán.

La última moda de nuestros famosos, incluyo en el calificativo a nuestros servidores públicos es pedir tiempo mientras el papeleo se resuelve. El paradigma es Urdanga que vive en unas vacaciones perpetuas,  vamos como siempre desde que dejó el balonmano (si es que hacer un deporte profesional puede considerarse un trabajo) claro que antes aún tenía asiento vacío en la cúpula de Telefónica y en no se cuántas otras grandes empresas del Reino. El fulano se dedica a recorrer mundo mientras aquí el fiscal y el juez se tiran los trastos a la cabeza. Pero él es un caso entre mil.

Ahora la justicia en el último término te da un plazo para ingresar en la cárcel, para que vayas cerrando los temas pendientes,  destrucción de pruebas fundamentalmente, o adelantes o atrases esa cena con los jerifaltes del país pues igual te coge en los días de excursión a Alcalá Meco. Leo que a Núñez, ex del Barca le dicen que quizá tenga que entrar en 10 días, puede que por otros 10. Pues allí se entra por una puerta y se sale por la otra. Es cosa de no alargarse mucho. Que se lo digan a Jaume Matas, que salía el otro día con el periódico bajo el brazo como si tal cosa. Y con una apostura nueva, resueltamente más atractivo.

Ganancia que se da en el discutible caso de que el afortunado llegue siquiera a entrar. La última moda es pedir la suspensión de la entrada entretanto el gobierno resuelve el indulto. Lo que es el sumum de la pillería bien entendida. La jugada maestra que hará que Rajoy bizquee con asombro en el consejo de ministros dónde se conceda. La audacia hay que recompensarla siempre.

A mí me falta inteligencia para intentar manejos tan ingeniosos que puedan llevarme así suavemente al intríngulis judicial,  aunque sé que mis amigos y conocidos se verían de repente sorprendidos y en el fondo admirados del nuevo prisma que tal cosa me aportaría.

Lo malo es que yo soy pintor de brocha gorda. Más propicio a reyerta de tráfico.

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