lunes, 10 de noviembre de 2014

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Las habitaciones ventiladas.

Agua pasada - Joaquín Sabina

Yo soy más nacionalista catalán que español. Soy vasco, con eso lo digo todo. Lo que pasa, lo que me pasa, es que también soy nacionalista veneciano, neoyorquino y sobre todo de París.

A mí querer la tierra, hablar el idioma propio y sentirse todos para uno, y uno para todos, me parece estupendo. No hay nadie con más apego a la familia, las tradiciones y las pequeñas cosas que dan sentido a la vida. Sin embargo el caso de Catalunya me llama la atención. Pues yo entiendo que uno prefiera a los gobernantes más próximos que a los de más lejos, que son injustos con uno y con todo lo que uno quiere, que por si fuera poco, además son unos mangantes. Vamos que casi no discutiría con un votante del PNV que aboga por la independencia,  después de todo Ardanza o Ibarretxe se fueron con lo puesto, quizá con menos pelo. Da la impresión, desde fuera,  que llegaron pobres y se fueron igual. Que es lo mismo que se puede decir de Atutxa (por Arzalluz ya no pondría la mano en el fuego) ,  pero a día de hoy no les conozco corrupción alguna. Lo harían mejor o peor pero no metieron mano a la saca.

Cae por su propio peso que el PSOE robó todo lo que pudo de los fondos reservados en su día, y luego de tantos otros sitios como ha podido, últimamente en Andalucía que es una comunidad sin paro ni problemas. Evidentemente el PP ha mangado igualmente al máximo nivel. ¿Quién querría tener a cualquiera de estos al timón de la nave?

Pero es que va y resulta que los gobernantes de Catalunya han robado tanto o más. Están en la Champions League del choriceo. Con el padre del nacionalismo,  el insigne Jordi Pujol que ha hecho multimillonaria a su familia engañando a los que no sabían nada, la plebe, y probablemente haciendo partícipes, aquí hay para todos, a los que por su posición o influencia estaban obligados a saber. Los gobernantes de Catalunya son como los del resto del Estado, un cero en honradez.

Encima yo tengo la sospecha de que en verdad no se trata sino de marear el pueblo,  que se agita con la bandera de lo propio frente a lo ajeno. Pero ayer vi a Ana Pastor en su programa "El objetivo", cuánto te quiero, y entrevistaba a Oriol Junqueras, que por lo que tengo sabido es todo lo que no es Artur Mas. Conecta con el pueblo,  es auténtico y se conoce hasta los más recónditos lugares de la madre tierra catalana. Es de nuestra especie, uno más de nosotros. Sin embargo ayer Ana, te quiero, ¿te lo he dicho ya? , le preguntaba que iba a hacer si conseguía la independencia y él contestaba,  poniéndose medallas por contestar, otros no lo hacen, que dejaría de hacer todo lo que hace el gobierno del Estado, dar cantidad de dinero a las hidroeléctricas. Lo malo es que, hasta donde yo sé hacer y dejar de hacer no es lo mismo. ¿Qué moneda tendrá el nuevo Estado catalán desvinculado de España y por ende de Europa? No se sabe bien,  no se sabe porque no hay planes a la vista,  más allá de marear, de agitar la bandera y sacar a la gente a la calle para que se vea la fuerza del pueblo (harto como es natural de la corrupción y de un trato que ha calado como injusto).

Yo tengo la peregrina teoría de que no hay planes más allá que tensar la cuerda tanto como se pueda, no porque se pretenda salir de ningún lado. Artur Mas leí que no gusta demasiado, y Oriol será muy buen hombre, campechano como el que más, pero se necesita algo más que campechanismo y buenas intenciones para salir de donde amenazan con meter a Catalunya. Al contrario, con la larga experiencia que tenemos, el campechanismo yo lo asemejo a la cortedad mental. Y es peligroso salir de noche de la mano de un tonto.

Yo ya dije mi peregrina teoría de que lo que se persigue en realidad es nada más que tener una nueva fuerza para volver a negociar lo que tienes tú, Estado opresor, y lo que quiero yo, que tengo al soberano pueblo catalán detrás. Aunque sea algo más del 50 por cien. Llegados a este punto, tras tanta diada y tanto que hemos hecho, mucho tendrás que ceder para contentarnos. La Hacienda Pública que te llevaste muy lejos, a Madrid y que puede tocar las pelotas a un expresidente tantos años después. Porque estas cosas se tienen mejor bajo control, dejemos las revisiones de muestras de congelador para el Tour de Francia. Lo de veras importante es quedar a salvo, que no venga nadie a pedir explicaciones. Y eso se garantiza si yo soy EL TODO.

A mí me encantan muchos sitios. Adoro viajar. Soy si quieres,  así me considero, un ciudadano universal. Creo que ha sido puro azar nacer en Bilbao, lo que fue una suerte porque es claro que es el mejor sitio para nacer. Fue una suerte,  en cualquier caso,  hacerlo en el primer mundo, en África habría durado un suspiro y me habría llevado el ébola o una insolación. Pero en pleno siglo XXI yo soy más de levantar fronteras a ponerlas. Yo abogo por Europa antes que por España. Soy del mundo (todavía) y lo observo globalmente.

Temo los manejos torticeros, se den donde se den.

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