viernes, 7 de septiembre de 2007

La esposa

Sobre los tejados se duerme la tarde.

Carbón y ramas secas - Manolo García



Se estrecha el lazo para encontrar culpables a lo que pasó con aquella niña. Nadie sabe aún si la mataron o la secuestraron al menos hasta hoy. Con los secuestros ocurre que son siempre por definición algo temporal, aunque algunos duren tanto como los de la cría aquella que pasó con su secuestrador 8 largos años antes de poder escapar en un descuido. O aquel tan desgarrador que mantuvo a Ortega Lara al borde de la muerte bajo una gran máquina industrial. Al salir Ortega Lara volvía de una tumba en la tierra y casi destruido por entero. En realidad lo peor de los secuestros fuera del trato que el sujeto reciba por supuesto, es la incertidumbre acerca de cuánto durará y si acabará en liberación o muerte. Lo peor es que le quita a la persona la libertad de decidir sobre su destino. Se convierte en marioneta para aquellos que la retienen y que dejan de considerarla persona supongo, para poder pegar ojo por las noches.

El caso es que la niña desapareció de su cuarto un día 3 de mayor mientras sus padres pasaban una apacible noche cenando entre amigos. Quien entró o los que lo hicieron, ignoraron a los dos hermanos que dormían a un paso y se la llevaron, se llama Madeleine o se llamaba si aún corrió peor suerte, lo están investigando en este instante. Dice el periódico que la policía va a procesar a la madre porque encuentran indicios sólidos de estar implicada en la probable muerte accidental de la pequeña.

Si esto fuera cierto nos encontramos ante un caso triste, extraordinario. Estamos hartos de leer en la prensa acerca de malos tratos a menores, en estos días se publica el caso de una cuidadora que mató a una niña a base de golpearle la cabeza. Obviamente estos casos difíciles de entender en seres racionales sino no son debidos a una ofuscación temporal no son tan raros. Hace algún tiempo nos comentaron otro de un notable ejecutivo español en Londres, que mató a su hija porque no le dejaba dormir, estresado por justificar todos los días el millón de euros que ganaba al año.

Pero este caso sería extraordinario por una razón. Ella, asesina accidental o no recibe la cobertura del marido. Se alinea con ella para denunciar el secuestro en medio de una lealtad sin fisuras. Conocedor con toda seguridad del destino de la niña si esta hubiera resultado muerta para desgracia de ambos.

Algunos matrimonios recién estrenada la paternidad se andan preguntando, medio de broma medio en serio, acerca de a quién se quiere más, a la propia pareja o a los hijos de ambos. Y se contestan con una respuesta que vale nada más para hoy. Mañana podría haber cambiado.

En este caso la respuesta del marido no admite lugar a dudas. Él la eligió a ella para pasar la vida entera por encima de cualquier otra consideración. Todo lo demás ocupa un lugar secundario. Si en la vida hay que escoger una compañía para el viaje él lo hizo de veras. Lágrimas en privado para salir incólumes. Ya lo dice Manolo García en una canción, y las canciones son pedazos de vida entretenidos con música:

Nadie te querrá tanto como yo.

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